Cara a cara con Adeline de Monseignat, la artista cuya obra es ¡°misteriosa¡± para la cr¨ªtica
Las esculturas de la monegasca a menudo adoptan formas redondeadas y circulares que evocan un simbolismo herm¨¦tico y ancestral, como inquietantes deidades abstractas olvidadas bajo la arena
El d¨ªa en que Adeline de Monseignat (M¨®naco, 35 a?os) se enamor¨® de la escultura comprendi¨® tambi¨¦n que dedicarse a ella no iba a ser tan sencillo como hab¨ªa pensado. ¡°Estaba disfrutando de una residencia art¨ªstica en Toscana y me llevaron a visitar las canteras de Carrara¡±, recuerda. ¡°Fue una experiencia incre¨ªble estar all¨ª, en las tripas de la monta?a, con toda esa roca expuesta. Supe que quer¨ªa trabajar con piedra, pero tambi¨¦n me di cuenta de que un trozo de m¨¢rmol es algo tan precioso que no puedes carg¨¢rtelo sin m¨¢s. Tienes que planificar antes¡±.
La artista monegasca hab¨ªa estudiado pintura en Londres hasta darse cuenta de que aquel lenguaje se le quedaba corto. ¡°Por mucho que mejorara mi t¨¦cnica, no era lo m¨ªo. No era mi forma de comunicar¡±, explica. Pasarse a la escultura, sin embargo, no era tan sencillo. Requer¨ªa t¨¦cnica, maestros, piedra y espacio. Y todo eso la llev¨® a M¨¦xico. ¡°Deb¨ªa de ser 2015, fui a una reuni¨®n del Royal College of Sculptors en Londres y estaba charlando con mis colegas cuando se me ocurri¨® decir que buscaba alguien que me ense?ase a tallar la piedra. Y un tipo levant¨® la mano y dijo que su madre era escultora en M¨¦xico, y que seguro que estar¨ªa encantada de recibirme en su estudio durante alg¨²n tiempo y ense?arme su oficio. Era la propuesta perfecta en el momento adecuado. Acept¨¦, claro¡±.
Aquel colega voluntarioso es hoy el marido de Adeline de Monseignat, y la t¨¦cnica que aprendi¨® en M¨¦xico fue el detonante definitivo para una obra pl¨¢stica que la cr¨ªtica suele calificar como ¡°misteriosa¡±. ¡°Me interesa esa idea de algo que genera incertidumbre, est¨¦ vivo o no, y que suscita una cierta tensi¨®n inc¨®moda. Me pareci¨® muy interesante, y me esforc¨¦ en dar a mi obra el aspecto de algo vivo¡±.
De Monseignat conversa por videollamada desde su casa en Ciudad de M¨¦xico. En los ¨²ltimos a?os su taller ha estado en Studio Block M74, un espacio colaborativo cofundado junto a su marido, el escultor Pablo de Laborde Lascaris. Ahora est¨¢ ultimando su mudanza a un taller propio adaptado a una producci¨®n creciente. Sus esculturas a menudo adoptan formas redondeadas y circulares que evocan un simbolismo herm¨¦tico y ancestral, como inquietantes deidades abstractas olvidadas bajo la arena. ¡°Cuando empec¨¦ a esculpir fue como romper el cascar¨®n del huevo. Y, curiosamente, esa figura, la de la c¨¢scara de huevo, es un s¨ªmbolo recurrente en mi obra ya desde mi ¨¦poca como pintora¡±, afirma. ¡°Siempre me han interesado nociones como la maternidad, la multiplicidad, la fertilidad, la abundancia, incluso antes de ser madre. Pero no hace falta ser madre para entender esos temas, porque es el origen de todo lo que somos. Me interesan los or¨ªgenes. Cuando tengo que poner nombre a una obra, siempre acudo a la etimolog¨ªa¡±.
Ahora la vida de Monseignat se ha visto naturalmente influida por la maternidad. ¡°Tener un hijo es una experiencia muy carnal, en el sentido literal. Cuando das a luz, los m¨¦dicos te recomiendan practicar el piel con piel con el beb¨¦. Y fue una experiencia alucinante. Es lo que m¨¢s ha influido en mi obra, porque es justo as¨ª como quiero que mis esculturas interact¨²en entre ellas. De repente me he encontrado haciendo esculturas para otras esculturas, y lo que me interesa es el punto de encuentro entre ambas, el espacio intermedio y la zona de sombra que generan. Es escultura de piel con piel¡±.
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