Un Versalles con esteroides: la desmesurada mansi¨®n en California de 145.000 metros cuadrados, 280 millones y su propia cuenta de Instagram
El dise?ador alem¨¢n Philipp Plein compr¨® en 2014 unas tierras en Bel Air que pertenecieron a Howard Hughes y lleva casi una d¨¦cada construy¨¦ndose la casa de sus sue?os. Y sus sue?os no son peque?os
Las cuentas de Instagram dedicadas a narrar piedra a piedra la renovaci¨®n de una vivienda son un fen¨®meno al alza. Cualquier usuario puede seguir la ampliaci¨®n de una casa en los Costwolds, ver c¨®mo decora su propio hogar la interiorista jefe de Soho House o c¨®mo cobra vida un hotel setentero en el centro de San Juan de Puerto Rico y opinar desde el sof¨¢ si las baldosas escogidas son un acierto o un espanto. Pero la cuenta Chateau Falconview es otra cosa. All¨ª, el dise?ador de moda Philipp Plein va explicando c¨®mo evoluciona su obra magna, el gran proyecto de su vida, la mansi¨®n de Bel Air que est¨¢ levantando en unas tierras que pertenecieron a Howard Hughes, que ¨¦l compr¨® en 2014 y que lleva casi una d¨¦cada renovando. El terreno, de unas 14,5 hect¨¢reas (145.000 metros cuadrados), le cost¨® 280 millones de euros y qui¨¦n sabe lo que se habr¨¢ gastado cuando termine la casa, que tendr¨¢ un total de 3.700 metros cuadrados habitables.
Si la casa de invitados, ya completada, es como un Petit Trianon ¡ªel coqueto refugio de Mar¨ªa Antonieta¡ª encaramado en las colinas, la principal, situada en lo m¨¢s alto, es un delirio palaciego: columnas neocl¨¢sicas (el estilo arquitect¨®nico favorito de Donald Trump y de los amantes del orden marcial), molduras versallescas, papel pintado a mano con las letras de las ¨®peras de Mozart manuscritas, una sala de videojuegos laminada en oro, una escalera principal inspirada en La bella y la bestia, muchos candelabros y una ba?era importada de Portugal con forma de diamante fractal que la web Highsnobiety describi¨® ¡°como si un Tesla Cybertruck se hubiera follado a un spa¡±.
Aunque ya tiene instaladas las gigantescas ventanas italianas hechas a medida en el comedor principal (que tiene techos como de catedral g¨®tica de nueve metros de altura); colocada una escultura de una especie de Mazinger Zeta en el vest¨ªbulo e instalado el ajedrez gigante en la terraza de la casa de invitados (las piezas, del tama?o de un bolillo urbano, est¨¢n hechas de m¨¢rmol y llevan LEDs por si a los invitados les da por jugar una partida de ajedrez gigante a medianoche), a Plein todav¨ªa le quedan unos meses de obra. De momento, ya le ha sacado partido, y no solo porque aprovech¨® unos neones en el tejado para declarar su amor a su novia, Lucia Bartoli, y madre de su beb¨¦, llamado Rocket Halo Ocean. Tambi¨¦n porque esa casa le sirve a Plein para pagarse a s¨ª mismo el anuncio m¨¢s caro del mundo.
En sus entrevistas, a Plein le gusta subrayar su car¨¢cter excesivo y a la vez venderse como outsider de la moda. El chico de Munich que triunf¨® haciendo chaquetas de cuero con cristales Swarovski y ahora tiene 250 tiendas en todo el mundo. En abril de 2020, es decir, en el primer mes de la pandemia, cuando el mundo se replegaba y era casi obligatorio empezar cada correo electr¨®nico y cada art¨ªculo no relacionado con el coronavirus con una disculpa (¡°perd¨®n por venir aqu¨ª a hablar de moda/interiorismo/cualquier otra cosa¡±), ¨¦l lanzaba su primer perfume masculino, cuyo frasco tiene forma de tarjeta black y huele, seg¨²n dijo, a ¡°deseo, dinero, energ¨ªa y m¨²sculos¡±. O sea, ¡°la encarnaci¨®n del hombre Philipp Plein¡±, seg¨²n dijo a Vogue Man. Para vender la idea de una marca ostentosa, basada en una barroquizaci¨®n de los cl¨¢sicos de la moda urbana, nada mejor que una casa que incluye esculturas gigantes de m¨¢rmol de estilo revival michelangelo a las que se han aplicado tatuajes. El personaje y la marca est¨¢n tan interrelacionados que el empresario suele postear sobre los avances de la casa en la cuenta oficial de Philipp Plein. Ya ha celebrado un desfile de su marca Billionaire all¨ª y ha fotografiado una campa?a de Philipp Plein con Megan Fox y Steven Klein en la casa de invitados.
En los primeros posts que hizo anunciando su proyecto, Plein se esforz¨® en subrayar la historia de la casa, sobre todo la conexi¨®n con Howard Hughes, el millonario buscavidas al que Scorsese retrat¨® en El aviador. Productor, ingeniero, piloto y fundador del estudio de cine RKO, Hughes fue un nombre casi mitol¨®gico en el Hollywood cl¨¢sico hasta entrados los setenta (¨¦l produjo Atrapado por su pasado), y solo con las mujeres con las que tuvo romances ya se podr¨ªan programar ocho o nueve ciclos de filmoteca: se le atribuyen affaires con Bette Davis, Yvonne De Carlo, Ava Gardner, Ginger Rogers, Hedy Lamarr, Janet Leigh, Joan Crawford, Gene Tierney, Joan Fontaine, Katharine Hepburn, Olivia de Havilland, Jean Harlow, Jane Russell y algunas m¨¢s.
Sin embargo, Hughes no vivi¨® en ese enclave de Bel Air, solo era due?o de las tierras.
Aun as¨ª, el Chateau Falconview (ch?teau vista de halc¨®n) se inscribe claramente en una tradici¨®n, la del delirio californiano: las casas absolutamente excesivas y fuera de toda l¨®gica que se hicieron a su medida personajes como William Randolph Hearst o Michael Jackson. El magnate de la prensa levant¨® a una hora de San Francisco su Castillo Hearst, que ahora se puede visitar como atracci¨®n tur¨ªstica. Cuatro edificios forman el conjunto Hearst, que cuenta con 177 habitaciones, ninguna tan espectacular como la llamada Piscina de Neptuno. El castillo lleg¨® a tener su propio zoo de animales ex¨®ticos, igual que el famoso Rancho Neverland del Rey del Pop tuvo un parque de atracciones.
En la cuenta de Instagram, los comentarios suelen ser entusiastas. Si Plein cuelga un render de los futuros interiores de la casa principal con el texto ¡°trabajando con mis arquitectos italianos¡±, los seguidores de Chateau Falconview contestan con muchos emojis de fueguitos y ojos de coraz¨®n y comentarios del tipo ¡°ojal¨¢ vivir en Los ?ngeles y ser la persona que te hace la mudanza¡±. Una seguidora le pregunt¨® si habr¨ªa piscina (vaya pregunta) y Plein contest¨®, usando solo may¨²sculas, que habr¨¢ un club de playa privado llamado The Swan. Perd¨®n, THE SWAN.
En prensa, sin embargo, se reportan los excesos y se cuestiona el gusto de la casa. High Snobiety titul¨® La mansi¨®n de 200 millones de d¨®lares de Philipp Plein es aun m¨¢s hortera que la de Drake. Y varias revistas y blogs se han recreado en los detalles. Es una pr¨¢ctica habitual cuando se revelan detalles de las casas de los famosos y tiene toda la l¨®gica del schadenfreude: ya que no podemos pagarlas, pas¨¦moslo bien al menos criticando lo feas que son. El arquitecto Jaume Prat hablaba recientemente de eso en un texto titulado Influencers arquitectos. ¡°Helen Lindes y Rudy Fern¨¢ndez, Sergio Ramos y Pilar Rubio, Ibai Llanos carecen de esa extracci¨®n social [de la de Ludwig Wittgenstein y otros clientes tradicionales de la arquitectura que se estudia en las escuelas]. Tambi¨¦n carecen de sus gustos est¨¦ticos. Esto, y no otra cosa es lo que se les reprocha: no han mamado, no han interiorizado, no han comulgado con los gustos que impone el privilegio que han conseguido. No se les ha perdonado. Como tampoco se les perdona que muchos de estos privilegios hayan sido conseguidos por puro y simple trueque¡±. El texto tambi¨¦n habla de c¨®mo los famosos que se hacen estas casas invisibilizan al arquitecto que firma la obra y se consideran ellos mismos autores.
Consideraciones sobre el gusto al margen, a lo que s¨ª es probable que se enfrente Plein, al igual que mucho otros millonarios californianos, es al draught shaming, a que les saquen los colores por saltarse la normativa en torno al agua de riego en un estado que vive una sequ¨ªa hist¨®rica. Ya les ha pasado a Kevin Hart, Sylvester Stallone, Kourtney Kardashian y otros famosos cuyo uso de agua excede en mucho al permitido. Y esas 14,5 hect¨¢reas de vegetaci¨®n no se riegan solas.
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