La burda estafa de una pintura de 600 euros que fue ¡°maquillada¡± para subastarse por 72.000
Para llevar a cabo el fraude bast¨® con realizar una serie de destrozos que le dieron a la tela un aspecto a?ejo que convenci¨® al comprador que puj¨® por ella en Deutsch Auctioneers. Pero este no es el ¨²nico acto de picaresca en el negocio del arte, los estafadores se benefician de un mercado con ¡°mucho dinero y poco criterio¡±
Qui¨¦n iba a decir que bastar¨ªa con envejecer artificialmente una pintura contempor¨¢nea para multiplicar su precio por m¨¢s de cien. Claro que hay que hacerlo a conciencia, con un cierto m¨¦todo y un alto grado de desfachatez.
El fraude en cuesti¨®n se consum¨® el pasado 21 de noviembre en la casa de subastas vienesa Deutsch Auctioneers y acaba de trascender gracias a un art¨ªculo de Simone Facchinetti en Il Giornale dell¡¯Arte. Bast¨®, en palabras de Facchinetti, con un ¡°astuto maquillaje¡± para que un lienzo m¨¢s bien trivial del pintor napolitano Donato Grieco, nacido en 1939, fuese atribuido de manera convincente al maestro del Barroco partenopeo Pacecco De Rosa (1607-1656), miembro del c¨ªrculo de artistas del valenciano Jos¨¦ Ribera, Lo Spagnoletto.
El precio estimado de la pieza, en la exigua horquilla de entre 900 y 1.800 euros, ya resultaba un tanto sospechoso. Como indica Facchinetti, ¡°?qui¨¦n puede estar dispuesto a desprenderse de una (presunta) obra maestra de un pintor consagrado a precio de saldo?¡±. Algunos de sus potenciales compradores dieron por supuesto que se tratar¨ªa del trabajo de un imitador o alg¨²n meritorio del taller de De Rosa, pero aun as¨ª pujaron por ella. Nadie cuestion¨® su antig¨¹edad y sus posibilidades de seguir revaloriz¨¢ndose a medio plazo.
Compra a ciegas
Al final, Scena di Mercatto, que as¨ª se titula este cuadro costumbrista de 115 por 178 cent¨ªmetros, recibi¨® varias ofertas y fue vendida por un importe final de 72.000 euros. El coleccionista an¨®nimo que adquiri¨® la pieza lo hizo, al parecer, sin conocerla y sin tener la posibilidad de verla, guiado exclusivamente por las im¨¢genes exhibidas online por la casa de subastas. Las mismas im¨¢genes que permitieron a un aficionado an¨®nimo comprobar que se trataba de la misma pieza que hab¨ªa sido vendida dos meses antes, el 17 de julio, por 650 euros.
La transformaci¨®n de un Grieco aut¨¦ntico, pero de escaso valor, en un falso De Rosa, hab¨ªa resultado muy sencilla. El autor de la supercher¨ªa se limit¨® a borrar cuidadosamente las dos firmas (una estaba en el margen inferior izquierdo de la pintura y la otra en el dorso), aplicar una capa de barniz amarillento y realizar una serie de peque?os destrozos quir¨²rgicos que acabaron de dar a la tela el aspecto a?ejo que buscaba. En este caso concreto, el comprador podr¨¢ devolver la obra y exigir un reembolso, dado que se ha demostrado que la atribuci¨®n de autor¨ªa era no solo err¨®nea, sino tambi¨¦n fraudulenta.
En opini¨®n del galerista y comisario art¨ªstico Lluci¨¤ Homs, ¡°el negocio de compra venta de arte apenas hab¨ªa evolucionado en el ¨²ltimo siglo y medio, pero la irrupci¨®n de las subastas virtuales y de los NFT, la variedad de arte digital asociado al auge de las criptomonedas, han transformado por completo las reglas del juego¡±. Para Homs, ¡°se han trastocado y diluido los criterios de valor que serv¨ªan de br¨²jula en el sector¡± al irrumpir ¡°una generaci¨®n de j¨®venes coleccionistas e inversores especulativos con mucho dinero y, a menudo, muy poco criterio¡±. Este nuevo perfil de comprador estar¨ªa ¡°inflando artificialmente esas subastas online convertidas casi en grandes espect¨¢culos televisivos¡±.
Beatriz Ordov¨¢s, directora de Arte Contempor¨¢neo en Iberia de Christie¡¯s, una de las principales casas de subastas del planeta, comparte, con matices, la opini¨®n de Homs. Desde su punto de vista, ya se estar¨ªa produciendo ¡°una criba¡± y se estar¨ªan recuperando ¡°los criterios de calidad¡±, pero el mercado no ha acabado de procesar el impacto de esa primavera especulativa del criptoarte, en 2021, en que, sin ir m¨¢s lejos, un collage de 5.000 im¨¢genes en formato NFT, obra del estadounidense Mike Winkelman, Beeple, ¡°se vendiese por m¨¢s de 69 millones de d¨®lares, una cantidad escandalosa, completamente fuera de mercado, y que solo se puede atribuir a un burbuja especulativa que ya ha remitido en gran medida, pero ha dejado una profunda huella¡±.
Coge el dinero y corre
Comparado con las convulsiones sist¨¦micas que ha sufrido el mercado del arte en los ¨²ltimos a?os, el fraude del falso De Rosa podr¨ªa interpretarse como un efecto colateral menor de esa entrada de dinero fresco y esa p¨¦rdida, pasajera o no, de norte y de criterio. Pese a todo, resulta refrescante constatar que, en la era de Beeple y sus collages multimillonarios, sigue quedando un margen para la picaresca artesanal en el negocio del arte, como han demostrado recientemente otros actos de desverg¨¹enza a medio camino entre la transgresi¨®n conceptual y la simple estafa.
Es el caso de la escultura ¡°inmaterial¡± que el artista sardo Salvatore Garau vendi¨® por 15.000 euros en 2021. Para sus detractores, se trata de un rifif¨ª en toda regla, un robo de guante blanco, dado que Garau no ha vendido un concepto ni un esbozo, sino una obra supuestamente acabada que no se puede ver ni palpar, porque ni siquiera existe. Es decir, le habr¨ªa puesto precio ¡°a la nada¡±, llevando el minimalismo y el arte conceptual al m¨¢s fraudulento y desquiciado de los extremos.
Para el cr¨ªtico Eli Federman, ser¨ªa el equivalente (con coartada art¨ªstica) al de los desaprensivos que han intentado vender su alma en eBay: ¡°Por mucho que se trate de una transacci¨®n libre entre adultos, si te compran tu alma y t¨² no se la env¨ªas, pueden demandarte por incumplimiento de contrato¡±. Y eso, demandar a Garau, es precisamente lo que hizo otro artista, el estadunidense Tom Miller. Aunque el motivo de la acci¨®n judicial es que Miller exige que se le reconozca la paternidad de las esculturas inmateriales. Seg¨²n argumenta, el fue el primero en desarrollar el concepto y en (no) llevarlo a la pr¨¢ctica.
M¨¢s curioso a¨²n resulta el caso del dan¨¦s Jens Haaning, c¨¦lebre por su arte conceptual con contenido pol¨ªtico. El Kunsten Museum of Modern Art de Aalborg le envi¨® un anticipo de 84.000 euros para que realizase una actualizaci¨®n de una de sus obras performativas m¨¢s c¨¦lebres, un d¨ªptico que mostraba ampliaciones de dos extractos bancarios, el de un dan¨¦s medio y el de un inmigrante en Dinamarca. Haaning se tom¨® su tiempo, agot¨® todos los plazos pactados y acab¨® enviando al museo dos marcos vac¨ªos en los que hab¨ªa escrito un t¨ªtulo: Coge el dinero y corre.
Seg¨²n explicaba el artista, la obra, tal y como ¨¦l la concibi¨®, ha sido realizada: ¡°Consist¨ªa, sencillamente, en quedarme con su dinero¡±. As¨ª que invita a la instituci¨®n a exhibir los marcos vac¨ªos, contextualizarlos y dejar que sea el p¨²blico quien extraiga sus propias conclusiones. Lasse Andersson, director del museo, no se ha mostrado nada satisfecho con la soluci¨®n propuesta. Exige a Haaning que devuelva el anticipo, dado que la obra prevista no ha sido entregada, pero le autoriza a quedarse con una cantidad (940 euros) como retribuci¨®n razonable por su esfuerzo creativo.
Por ¨²ltimo, Zachary Small recoge en The New York Times la elaborada enga?ifa de que ha sido objeto el joven artista neoyorquino Zachary Ginsberg. Tras a?os exhibiendo su obra a trav¨¦s de su p¨¢gina web y su canal de Instagram sin obtener m¨¢s que ventas anecd¨®ticas, Ginsberg recibi¨® una oferta online de un supuesto coleccionista por un importe de 3.400 d¨®lares. El comprador se ofreci¨® a hacerle llegar un cheque e incluir en ¨¦l una cantidad extra en concepto de gastos de env¨ªo, dado que la obra deb¨ªa hacerse llegar a su destino a trav¨¦s de una intermediaria, una tal Lisa Shady, con domicilio postal en Fond du Lac, Wisconsin. Ginsberg envi¨® a Shady los 2.000 d¨®lares que, en teor¨ªa, iba a costar el transporte de la pieza. En cuanto intent¨® cobrar el cheque del comprador, descubri¨® que no ten¨ªa fondos.
Fond du Lac, por cierto, es la localidad de 46.000 habitantes en que naci¨® Beeple hace 42 a?os. Para que luego digan que los estafadores no tienen sentido del humor.
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