?Qui¨¦n es Beeple, el artista que acaba de vender un archivo digital por 57 millones de euros?
Este dise?ador gr¨¢fico, que lleva 13 a?os generando una obra al d¨ªa y se ha creado un imaginario sat¨ªrico plagado de ¡®pikachus¡¯ y ¡®supermarios¡¯, se ha convertido en el tercer creador m¨¢s cotizado en vida, solo detr¨¢s de Hockney y Koons
Hace poco m¨¢s de una semana, el mundo del arte qued¨® sacudido por la muy publicitada venta de un NFT (una ¡°unidad no fungible¡±, un ¨ªtem digital ¨²nico) por 57 millones de euros, obra de un tal Beeple. Desde entonces los analistas tratan de asimilar la noticia y procesar qu¨¦ significa exactamente para una escena art¨ªstica acostumbrada a precios inveros¨ªmiles y alterada probablemente para siempre por la covid-19. Se ha dicho que a partir de ahora ser¨¢ mucho m¨¢s f¨¢cil el robo de obras y que la proliferaci¨®n de NFTs implica lo contrario a la democratizaci¨®n del arte que pretend¨ªan aportar. La revista decana del sector, Art Review, ha tratado de explicar por qu¨¦ el mundo del arte odia los NFT: un resumen podr¨ªa ser que restan poder a los intermediarios que deciden qu¨¦ es bueno y qu¨¦ no. Y muchos se han quedado atascados volviendo a intentar entender qu¨¦ es el blockchain (o cadena de bloques, un registro que sirve de garant¨ªa para criptodivisas como Bitcoin, Bitcoin Cash o Ethereum, y tambi¨¦n, en este caso, para los NFT).
En medio de esta escandalera, lo que hay tambi¨¦n es un artista al que pocos conoc¨ªan hasta el 11 de marzo y cuyo cambio de estatus y cotizaci¨®n no tiene precedente en la historia del arte, puesto que hasta esa fecha lo m¨¢ximo que hab¨ªa percibido por una de sus obras (impresas) eran 100 d¨®lares, unos 83 euros. Tras esta venta se convierte en el tercer artista vivo que ha vendido una pieza por m¨¢s valor, tras Jeff Koons y David Hockney. Por el precio de ¡®Everydays¡¯: los primeros 5.000 d¨ªas, el collage digital que subast¨® Christie¡¯s, uno puede hacerse con algo de Jasper Johns o con un Picasso peque?o.
?Qui¨¦n es Beeple y por qu¨¦ todos los artistas que obsesionan a los medios en el siglo XXI ¨Cpensamos en Banksy¨C tienen nombre como de robot aspiradora? ?Qu¨¦ pas¨® con los artistas con apellidos? En realidad, Beeple, un dise?ador gr¨¢fico de 39 a?os que vive en una zona residencial de Carolina del Norte con su mujer y sus dos hijos, se llama Mike Winklemann. Al contrario que Banksy, cuya identidad no se conoce, la cara de Beeple la puede ver cualquiera que ponga su nombre en Google. Otra cosa ser¨¢ que la recuerde o que sea capaz de reconocerle si se lo cruza en el supermercado. ¡°Dicen que me parezco a Bill Gates¡±, admiti¨® esta semana en el programa Planet Money de la NPR, la radio p¨²blica estadounidense. En The Art Newspaper lo comparaban con Mr. Rogers, el personaje de la televisi¨®n infantil al que ha interpretado Tom Hanks en la pel¨ªcula Un amigo extraordinario, un se?or pulcr¨ªsimo que iba siempre con chinos, c¨¢rdigan, camisa y zapatillas Vans de cordones. Es decir, Winklemann no ser¨ªa precisamente Grayson Perry. ¡°Mi mujer se encarga de los ni?os y yo paso una cantidad rid¨ªcula de tiempo sentado en el ordenador. Llevamos una vida aburrida t¨ªpica de los suburbios¡±, dijo en el mismo programa, en el que tambi¨¦n explic¨® que se puso ese mote, Beeple, por un juguete electr¨®nico de los ochenta que se parece a un Ewok.
En realidad, y a pesar de sus propios intentos por pintarse como un empoll¨®n y alguien totalmente ajeno al mundo de la celebridad, no se puede decir que fuera un total desconocido hasta el d¨ªa de la hist¨®rica subasta de su nifty, como ya empiezan a llamar a los NFT la gente que quiere dejar claro que sabe un poco m¨¢s que t¨² sobre este tema. Winklemann lleva a?os trabajando para estrellas como Ariana Grande, Justin Bieber, Nicki Minaj o Childish Gambino, generando material visual para sus conciertos. Cuando Shakira atraves¨® una pared de fuego el a?o pasado en el intermedio de la Superbowl, eso era obra de Beeple. Tambi¨¦n ha recibido encargos de Apple y de la agencia espacial de Elon Musk. Aunque no es todo eso lo que ha atra¨ªdo a dos millones de personas a su cuenta de Instagram, @beeple_crap (basura de Beeple), sino sus Everydays, las obras originales que cuelga a diario desde hace 13 a?os. Eso es, esencialmente, lo que ha vendido por 57 millones de euros, un collage que re¨²ne versiones microsc¨®picas de todos esos archivos jpg que ha ido colgando en sus redes (tambi¨¦n en su web).
¡°No me gustar¨ªa que nadie me viera en un aeropuerto mirando en mi m¨®vil una de mis propias obras¡±, ha dicho Winklemann, reconociendo el aspecto perturbador de algunos de los totems que se repiten en sus obras diarias: el Buzz Lightyear desnudo y sin genitales, el Kim Jong-un con pechos, el Pikachu daliniano o el Winnie the Pooh adicto al gimnasio. En realidad, su nivel de provocaci¨®n queda bastante por debajo de un Paul McCarthy o un Maurizio Cattelan, y su cr¨ªtica al sistema es bastante asumible ¨CTrump a horcajadas del Capitolio, amanuenses medievales construyendo un emoji, alguien practicando un cunnilingus a un pavo en Acci¨®n de Gracias¨C. Se ha dicho de ¨¦l que es como un vi?etista sat¨ªrico para la era digital.
Beeple colgaba todas estas obras, sus Everydays, para seguir con el reto que se marc¨® a s¨ª mismo, pero probablemente tambi¨¦n con la intenci¨®n de perfilar su marca personal para que le generara m¨¢s trabajo y mejor pagado en lo suyo. Sin embargo, el pasado octubre alguien le habl¨® de los NFT, esencialmente la manera de asegurarse de que un archivo digital es no intercambiable, que tiene una identidad propia y una posibilidad de autentificaci¨®n. ¡°Cuando por fin mir¨¦ lo que eran, pens¨¦: ¡®Qu¨¦ diablos, esto es una pasada¡¯. Me volv¨ª loco intentando entenderlo todo. Habl¨¦ con coleccionistas, con los consejeros delegados de estas plataformas, con los artistas en este espacio, con cualquiera que pudiera ayudarme a entender qu¨¦ estaba pasando¡±, explica en The Art Newspaper. Finalmente en diciembre puso a la venta 21 nifties ¨Cse venden por drops, como las marcas tipo Supreme sacan su ropa, en series limitadas que se ponen a la venta un d¨ªa concreto, para fomentar el coleccionismo¨C al precio simb¨®lico de un d¨®lar cada uno. Quienes los compraron, inmediatamente empezaron a revenderlos. En una semana, val¨ªan medio mill¨®n de d¨®lares en el mercado secundario, una porci¨®n de los cuales fueron directos al bolsillo de Winklemann. He ah¨ª una de las principales diferencias entre los NFT y las obras f¨ªsicas, y es que con los primeros, cada vez que cambian de manos, una parte del dinero va a parar al artista, al contrario que en el mercado del arte tradicional.
Esa venta le dio a Beeple la primera noci¨®n de su propio poder y tambi¨¦n sus primeros roces con la fama. Uno de sus compradores potenciales fue Sean Lennon. Lo sucedido llam¨® la atenci¨®n de Noah Davis, especialista en arte contempor¨¢neo de Christie¡¯s, quien le pidi¨® una pieza para subastar. Lo primero que le ofreci¨® fue un autorretrato de ¨¦l de ni?o en el que aparec¨ªan detr¨¢s varios de sus iconos m¨¢s reconocibles, incluidos Super Mario, Michel Jackson, Mickey Mouse y Buzz Lightyear. Davis le contest¨®: ¡°Genial, tu cerebro es terror¨ªfico, pero nuestro comprador tradicional no va a acercarse a esto¡±, y ah¨ª es cuando a Winklemann se le ocurri¨® la idea del mosaico digital. El joven especialista de Christie¡¯s que hab¨ªa convencido a sus jefes para probar suerte con esta cosa extra?a de los nifties debi¨® tener un gran d¨ªa en el trabajo. En diez minutos vio como la puja sub¨ªa de 100 d¨®lares a un mill¨®n y poco despu¨¦s se concret¨® esa venta hist¨®rica.
Ahora se sabe que los dos compradores son dos empresarios y activistas del mundo de la criptomoneda llamados Vignesh Sundaresan, alias Metakovan, y Anand Venkateswaran, alias Twobadour. Ambos son indios pero operan desde Singapur. El pasado jueves emitieron un comunicado explicando que lo que pretend¨ªan con esto era hacer una afirmaci¨®n antirracista. ¡°Nuestro objetivo era demostrar a los indios y a la gente de color que ellos tambi¨¦n pueden ser los due?os, que la criptomoneda tiene un efecto igualador entre Occidente y el resto del mundo y que el Sur global est¨¢ al alza¡±. La afirmaci¨®n llegaba despu¨¦s de que varios periodistas notasen precisamente algunos elementos problem¨¢ticos en la obra de Bleeper. Algunas de la piezas que forman el mosaico de Everydays se titulan cosas como ?Es divertido dibujar a gente negra! o Ni?o nerd gordo chino y sus amigos imaginarios. Ventakeswaran y Sundaresan insisten, sin embargo, en presentar su compra como un corrector para un mundo del arte que ven predominantemente blanco: ¡°Imag¨ªnate un inversor, un financiero, un patr¨®n de las artes. Diez de cada nueve veces, la paleta es monocroma. Al ganar la subasta de Beeple a?adimos un poco de caoba a ese esquema de color¡±.
En las entrevistas que ha concedido en los ¨²ltimos d¨ªas, Winklemann se muestra bastante encantado, como es de esperar, con su nueva fama. En The Art Newspaper, dijo: ¡°Beeple ha llegado para quedarse. Soy un hijoputa del mundo del arte¡±.
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