C¨®mo la esquina de Grassy ha logrado sobrevivir a pesar de la falta de protecci¨®n
El local ubicado en el n¨²mero 1 de la Gran V¨ªa madrile?a resiste con orgullo en una ciudad que tiende a borrar su memoria. Recordamos el inicio de una joyer¨ªa que naci¨® m¨ªtica
El grandioso local de la joyer¨ªa Grassy de Madrid, situado en el n¨²mero 1 de la Gran V¨ªa, es un orgulloso buque que navega en solitario. Ubicado en la proa del edificio que Eladio Laredo Carranza construy¨® en 1916, es uno de los ¨²ltimos vestigios de una ciudad que lleva d¨¦cadas mutilando su patrimonio urbano. La falta de protecci¨®n de los viejos locales de la capital ha permitido destruirlos a capricho, pero la esquina de Grassy, que siempre ha mantenido su unidad sin traicionar su esencia, permite conocer una joya arquitect¨®nica de mitad del siglo pasado.
El espacio alberg¨® la cafeter¨ªa y sal¨®n de t¨¦ Sicilia Molinero hasta que en 1952 la planta de la calle y el s¨®tano pasaron a manos de Alexandre Grassy, que buscaba un lugar para atender a sus clientela m¨¢s exclusiva cercano a su relojer¨ªa del n¨²mero 29 de Gran V¨ªa. Grassy modific¨® la fachada con una marquesina que potenciaba la sensaci¨®n de barco. El granito verde se superpuso por delante de la original del edifico y se coloc¨® la luna de cristal del escaparate, de ocho metros, la mayor fabricada en Espa?a hasta entonces. Ese expositor sumado al vidrio curvo de la ic¨®nica rotonda, convirti¨® Grassy en un t¨®tem del lujo y la elegancia madrile?a.
Grassy funcionaba como pasaje entre las calles de Caballero de Gracia y Gran V¨ªa. All¨ª se colocaron las primeras puertas autom¨¢ticas de la ciudad. El arquitecto Manuel Ambr¨®s Escanellas llev¨® a cabo la reforma con sus tonos verdes, sus estucos a la italiana y sus elementos de lat¨®n.
En 1995 se emprendi¨® la reforma m¨¢s importante ¡°con el claro prop¨®sito de que no se notase¡±, recuerda Patricia Reznak, directora creativa de la firma y arquitecta, que junto a su colega G¨¢dor Carvajal ide¨® las piezas de ¨®nix translucido que ocupan hoy los antiguos escaparates de Caballero de Gracia. O la ¨²ltima, en 2019, a cargo de las arquitectas Roc¨ªo Rein y Queca Ortiz, que incluy¨® las vitrinas interiores de lat¨®n y el gran espejo que hoy marca el viejo acceso de Caballero de Gracia. Un espejo en el que se refleja el tr¨¢fico de una ciudad que no tiene mar pero s¨ª su barco surcando el asfalto.
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