La reconstrucci¨®n del templete del metro Gran V¨ªa: ?homenaje o pastiche?
La estaci¨®n madrile?a reabre a finales de julio, despu¨¦s de tres a?os en obras, con una nueva incorporaci¨®n: una estructura de granito que recrea la original que Antonio Palacios dise?¨® hace 100 a?os para servir de acceso a este metro
Justo cuando queda un mes para la reapertura de la estaci¨®n madrile?a de metro de Gran V¨ªa y del templete reconstruido que la corona, se derriban las hist¨®ricas cocheras de Cuatro Caminos para construir viviendas nuevas en su solar. Metro Madrid considera la resurrecci¨®n de esta arquitectura centenaria ¡°un homenaje¡±, aunque hay quien piensa que ¡°nada de eso¡±.
Un paseo por la madrile?a Gran V¨ªa hasta el cruce con la calle Montera permite comprobar estos d¨ªas que se encuentra muy avanzada la construcci¨®n de una flamante estructura de granito que recuerda a tiempos pasados. Es el templete, rematado con una gran marquesina de metal y vidrio, por el que pronto se acceder¨¢ a la estaci¨®n de metro de Gran V¨ªa. Y no se trata de una presencia nueva, sino de una especie de regreso. Porque lo que all¨ª estuvo entre 1920 y 1970 fue la construcci¨®n original dise?ada por el arquitecto gallego Antonio Palacios (autor de otros edificios ic¨®nicos cercanos como el C¨ªrculo de Bellas Artes, el Palacio de Comunicaciones o el Edificio de las Cari¨¢tides) para servir de acceso a un ascensor rodeado de una escalera de caracol que conectaba el nivel de la calle con la estaci¨®n subterr¨¢nea de metro. El templete se desmantel¨® en 1970 y sus piezas se transportaron hasta O Porri?o (Pontevedra), localidad natal de su autor, en cuyo parque Campo da Feira sigue hoy instalado. Lo que est¨¢ a punto de finalizarse en Madrid es una r¨¦plica exacta, con lo que la clonaci¨®n arquitect¨®nica permitir¨¢ el milagro de que existan de manera simult¨¢nea en nuestro pa¨ªs dos templetes de metro Gran V¨ªa de Antonio Palacios.
La estaci¨®n de metro de Gran V¨ªa es estrat¨¦gica por servir de confluencia a dos de las l¨ªneas m¨¢s concurridas del subterr¨¢neo (L1 y L5), por su ubicaci¨®n geogr¨¢fica en la capital y por la autoridad ic¨®nica de su entorno. Lleva cerrada desde agosto de 2018, cuando se iniciaron unas obras de ampliaci¨®n que se han demorado m¨¢s de lo esperado. Pero ya hay fecha para la reinauguraci¨®n. ¡°Ser¨¢ hacia el 20 o 25 de este mes de julio¡±, informa a ICON Design Carlos Zorita, responsable de Infraestructuras y Estaciones de Metro Madrid.
Sobre la decisi¨®n de reconstruir la obra de Palacios, expone: ¡°Pod¨ªamos haber optado por una soluci¨®n m¨¢s convencional para acoger los nuevos accesos, pero vimos la oportunidad de poner en valor un elemento que ya era ¨²nico cuando se construy¨® y durante los 50 a?os que estuvo en servicio. Ha sido una labor conjunta con el Ayuntamiento y Patrimonio, y es una manera de evocar a un gran arquitecto¡±.
?lvaro Bonet, de la asociaci¨®n privada sin ¨¢nimo de lucro Madrid Ciudadan¨ªa y Patrimonio (MCyP), dedicada a defender y salvaguardar el patrimonio hist¨®rico, art¨ªstico y natural de la Comunidad Aut¨®noma de Madrid, (que trat¨® sin ¨¦xito de impedir el derribo de las cocheras de Cuatro Caminos), tiene su propia opini¨®n: ¡°No es un homenaje a Palacios, sino una putada. Se ha hecho como todo en este pa¨ªs, sin estudios previos y con unos imprevistos que pod¨ªan haberse evitado¡±.
La Gran V¨ªa de Madrid se proyect¨® hacia mediados del siglo XIX, aunque no comenz¨® a acometerse hasta 1910. Su construcci¨®n supuso el derribo de los inmuebles que ocupaban aquellos solares para dar paso a un programa de edificios se?oriales m¨¢s o menos homog¨¦neo. Se fue ejecutando en distintos momentos, por tramos, lo que propicia que cada uno de ellos tenga distinta personalidad.
El primer tramo, entre las calles de Alcal¨¢ y Montera, se termin¨® en 1915 y despliega unas fachadas de estilo ecl¨¦ctico historicista, en ocasiones tendente a lo afrancesado. El segundo se cerr¨® en 1922 y llega hasta la plaza de Callao, y puede argumentarse que es el m¨¢s interesante gracias a edificios como el Carri¨®n de Luis Mart¨ªnez-Feduchi y Vicente Eced y Eced, el de Telef¨®nica de Ignacio C¨¢rdenas (que fue el primer rascacielos de Madrid) o el Palacio de la Prensa de Pedro Muguruza. El tercero, que finaliza en la plaza de Espa?a, termin¨® de construirse en 1932. El templete de Palacios se instal¨® justamente en el encuentro entre los dos primeros tramos.
Si nos atenemos al objetivo de preservar la homogeneidad estil¨ªstica del espacio urbano, la reconstrucci¨®n tiene sentido. As¨ª lo cree el propio ?lvaro Bonet. ¡°Desde ese punto de vista de conjunto, la acci¨®n est¨¢ justificada¡±, valora. ¡°El problema es c¨®mo la han tratado. Al margen de que sea una copia, su principal defecto es considerar que el templete es un objeto y no parte de un todo, lo que desvirt¨²a la operaci¨®n¡±. Asegura que, ya en 2018, MCyP advirti¨® por escrito a la Comunidad de Madrid que debajo se encontrar¨ªan elementos hist¨®ricos. Siempre seg¨²n Bonet, la respuesta fue que, seg¨²n sus informes, all¨ª no quedaba nada de lo original. ¡°Pero, efectivamente, el d¨ªa uno de la excavaci¨®n apareci¨® todo, y lo han demolido para hacer un gran vac¨ªo¡±.
Carlos Zorita confirma que en efecto se han retirado estos elementos, pero adem¨¢s explica a ICON Design que los restos de la escalera primigenia no fueron los ¨²nicos vestigios arqueol¨®gicos que aparecieron en la excavaci¨®n: ¡°El pozo de 1919 ya se retir¨® cuando en 1969 lleg¨® la l¨ªnea 5 y se crearon unos accesos nuevos, llev¨¢ndose por delante la parte m¨¢s superficial, mientras que la otra qued¨® soterrada, y esa es la que se acaba de descubrir. Pero tambi¨¦n se han encontrado otros elementos m¨¢s antiguos como las cimentaciones de los edificios que fueron expropiados para construir la Gran V¨ªa y que se derribaron. Hubo que retirarlos, pero se hizo de forma muy pausada. Esto supuso un tiempo de paralizaci¨®n de las obras¡±.
Zorita asegura que todo est¨¢ debidamente documentado en los correspondientes informes de an¨¢lisis arqueol¨®gico (ICON Design ha solicitado el acceso a dichos informes, pero la petici¨®n se ha denegado). Tambi¨¦n explica que los hallazgos m¨¢s relevantes quedar¨¢n expuestos al p¨²blico en la propia estaci¨®n de metro: ¡°Todo lo que ha aparecido se ha inventariado, y lo m¨¢s significativo lo pondremos en valor en un nivel intermedio de paso. Por ejemplo, se exhibir¨¢ un escudo cer¨¢mico de la infraestructura del pozo de los ascensores, tambi¨¦n distintos elementos constructivos como restos de pilares met¨¢licos, y objetos de la ¨¦poca como vasijas o monedas¡±.
?lvaro Bonet habr¨ªa sido partidario de otro tipo de operaci¨®n que conjugara la reconstrucci¨®n del templete perdido, la restauraci¨®n de los elementos hist¨®ricos hallados y la nueva construcci¨®n all¨ª donde hiciera falta. Pero tambi¨¦n exist¨ªan otras opciones. Una de ellas habr¨ªa sido convocar un concurso dirigido a estudios de arquitectura que aportaran nuevas ideas para el acceso a la estaci¨®n. Bonet no cree que esta fuera la soluci¨®n ¨®ptima: ¡°F¨ªjate en el acceso de metro de Sol, un ejemplo de dise?o inadecuado, aunque lo firme un buen arquitecto como Antonio Fern¨¢ndez Alba. As¨ª que una cosa nueva no tiene por qu¨¦ funcionar, mientras que sabemos que esto otro s¨ª lo hace¡±.
El acceso de la Puerta del Sol al que hace referencia, que contrasta en estilo y escala con la plaza en la que se ubica (ya problem¨¢tica por distintas razones), se erigi¨® entre fuertes cr¨ªticas en 2009. Esta marquesina de vidrio y metal que enfrenta dos c¨²pulas de gran tama?o parece tomar prestados rasgos de las estaciones del metro de Bilbao (all¨ª conocidos popularmente como fosteritos), un dise?o del arquitecto brit¨¢nico Norman Foster que la cr¨ªtica percibe como uno de los mejores trabajos del arquitecto brit¨¢nico en nuestro pa¨ªs.
¡°Hay que tener cuidado, porque reconstruir puede sustituir a restaurar y eso no es tolerable¡±, argumenta Victoria Soto Caba, profesora de Historia del Arte de la UNED y coautora de un manual para la asignatura de Patrimonio hist¨®rico art¨ªstico. ¡°Si reconstruyes un castillo medio derruido, por mucho estudio o mucha investigaci¨®n que realices, caer¨ªas en los falsos hist¨®ricos que promovi¨® Viollet-le-Duc¡±.
El arquitecto franc¨¦s Eug¨¨ne-Emmanuel Viollet-le-Duc emprendi¨® en el siglo XIX la tarea de terminar y reconstruir diversos monumentos medievales de su pa¨ªs (incluidas la catedral de Notre Dame o la Sainte-Chapelle) bajo un programa de exaltaci¨®n nacionalista y bas¨¢ndose en su principio de la unidad de estilo, para lo cual no ten¨ªa en cuenta c¨®mo fueron los edificios en su d¨ªa, sino c¨®mo en su opini¨®n deber¨ªan haber sido. A ¨¦l se opusieron las teor¨ªas del brit¨¢nico John Ruskin, quien destac¨® el valor de la ruina como fase final de la vida de una construcci¨®n y depositaria de memoria hist¨®rica. Desde aquella polarizaci¨®n ha pasado mucho tiempo y se han publicado muchas cartas y manifiestos, pero en general el falso hist¨®rico no suele convencer a arquitectos, te¨®ricos y restauradores.
Sin embargo, Bonet no lo considera aplicable a este caso: ¡°No creo que esta reconstrucci¨®n sea extempor¨¢nea. Del t¨¦rmino falso hist¨®rico se abusa mucho, y esto no lo es. Un castillo tipo Eurodisney s¨ª es un falso hist¨®rico. El Templo de Debod, por ejemplo, es un h¨ªbrido. No es un falso hist¨®rico como tal, aunque est¨¦ completado y reubicado, as¨ª que algo de falso s¨ª tiene porque resulta anacr¨®nico y fuera de sitio. Pero el nuevo templete est¨¢ m¨¢s o menos en su ubicaci¨®n anterior¡±.
Soto Caba, por su parte, se?ala que ¡°reconstruir no es una decisi¨®n ni buena ni mala, pero da la sensaci¨®n de que en Madrid se act¨²a como una se?ora caprichosa que cada dos meses cambia los muebles de sitio: ahora traemos un sof¨¢ aqu¨ª y la mesa para all¨¢¡±. Y aporta otros ejemplos: ¡°Tiene sentido que se reconstruyan edificios emblem¨¢ticos cuando hay terremoto o un ataque b¨¦lico. Pensemos en la destrucci¨®n de la ciudad siria de Palmira, o la de Alepo, que ha sido una p¨¦rdida incalculable. Tambi¨¦n hay una tradici¨®n importante en la reconstrucci¨®n de cascos hist¨®ricos bombardeados durante la Segunda Guerra Mundial, como el de Varsovia. La macrooperaci¨®n de la presa de Asu¨¢n oblig¨® a trasladar y reconstruir los templos de Abu Simbel. En Espa?a, nuevos embalses exigieron trasladar piedra a piedra diversas iglesias, como la gallega de Portomar¨ªn o la zamorana de San Pedro de la Nave. Pero esas son reubicaciones patrimoniales. Reconstruir edificios hist¨®ricos del pasado es una opci¨®n que da lugar a centros de interpretaci¨®n. Eso si no preferimos calificar algunas actuaciones directamente de horteradas, una especie de Walt Disney donde todo entra¡±.
El arquitecto y urbanista Pablo Mart¨ªnez, que acaba de participar en la Bienal de Arquitectura de Venecia con su estudio 300.000 Km/s, comenta: ¡°Hablando de Venecia, me viene la advertencia de Salvatore Settis [prestigioso arque¨®logo y profesor italiano] que nos recuerda que uno de los peligros que acechan la desaparici¨®n de la ciudad consiste en la p¨¦rdida de la memoria de los ciudadanos sobre ella. El patrimonio ayuda a vincularnos al lugar, a tejer el sentimiento de pertenencia frente a una ciudad ef¨ªmera de luces y movimientos. Y Cesare Brandi, origen de distintas escuelas de restauraci¨®n actuales, nos recuerda en su Teor¨ªa de la restauraci¨®n que aquello que restauramos no es la materia, sino la recreaci¨®n de la experiencia sobre ella¡±.
Mart¨ªnez reclama, ante todo, que se preste atenci¨®n a c¨®mo actuamos en la configuraci¨®n del espacio urbano. Y discute la legitimidad de ciertas nociones de lo monumental que aqu¨ª parecen concurrir. ¡°Copiar, restituir o rehacer sin interactuar sobre la obra, sin hacer de este proceso un momento de reflexi¨®n, solamente consigue situar en nuestras ciudades objetos ajenos a sus habitantes, unas monumentalidades falsas que estorban la vida contempor¨¢nea y disgregan las comunidades que debieran apuntalar. Restaurar no es reconstruir. Restaurar es aceptar el inevitable paso del tiempo y la necesidad de reflexionar sobre qu¨¦ queremos transmitir del pasado hacia el futuro¡±.
Por el momento, el primer templete de Antonio Palacios permanece en O Porri?o, ajeno a todas estas diatribas. ¡°Y all¨ª est¨¢ tan ricamente¡±, certifica Victoria Soto Caba. ¡°?Por favor, que no lo muevan!¡±.
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