Hecho de barro y fabricado con una impresora 3D: el germen del edificio del futuro est¨¢ en una monta?a de Barcelona
Todav¨ªa es un prototipo, pero en pocos a?os podr¨ªa ser realidad: la primera construcci¨®n del proyecto espa?ol TOVA se levant¨® en siete semanas con mano de obra exigua, materiales de cercan¨ªa y huella de carbono casi nula
Para Edouard Cabay resulta evidente que la arquitectura contempor¨¢nea est¨¢ en deuda con el planeta. ¡°Durante d¨¦cadas se ha construido con una cierta impunidad, como si no hubiese un ma?ana¡±, cuenta este arquitecto belga residente en Barcelona, uno de los responsables del proyecto TOVA. ¡°Pero la hora de asumir responsabilidades hace tiempo que ha llegado, no podemos postergarla¡±.
Cabay es de los que piensan que los edificios del futuro ser¨¢n sostenibles o no ser¨¢n, que reducir de manera dr¨¢stica la huella de carbono que generan se ha convertido ya, m¨¢s que en un imperativo ¨¦tico y ecol¨®gico, en una cuesti¨®n de supervivencia a corto plazo. De ah¨ª que, en su papel de investigador y docente en el Instituto de Arquitectura Avanzada de Catalu?a (IAAC), Cabay lleve ya siete a?os trabajando en un proyecto de innovaci¨®n cuyo fruto m¨¢s reciente es TOVA, el primer edificio hecho con tierra y una impresora 3D que se construye en Espa?a.
TOVA se escribe en may¨²sculas para darle a su nombre un cierto aire tecnol¨®gico, seg¨²n explica Cabay, pero no pretende ser el acr¨®nimo de nada. Se trata de una palabra com¨²n (significa blanda en catal¨¢n) sugerida por uno de los alumnos que han participado en el proyecto y viene a ser una broma privada sobre la supuesta falta de consistencia del material que le sirve de base, aunque Cabay quiere dejar claro que la tierra resulta ¡°mucho m¨¢s s¨®lida, menos precaria y m¨¢s apta para construir de lo que la gente cree¡±.
Otra arquitectura es posible
TOVA no es una vivienda al uso, pero podr¨ªa serlo. De momento, es ¡°un experimento, un prototipo¡±, pero la tecnolog¨ªa en la que se basa podr¨ªa utilizarse para construcciones mucho m¨¢s complejas y ambiciosas. Este humilde y coqueto ensayo habitacional de apenas cinco metros cuadrados se construy¨® en siete semanas, con mano de obra muy exigua (en esencia, un peque?o grupo de alumnos de arquitectura y sus profesores), materiales de cercan¨ªa, cero residuos y una huella de carbono ¡°casi nula¡±.
Se construy¨®, en palabras de Cabay, para demostrar que un edificio de estas caracter¨ªsticas no era ¡°una simple posibilidad te¨®rica, sino algo que hoy por hoy puede hacerse ya con plenas garant¨ªas¡±. Haberlo construido tiene, adem¨¢s, otro par de ventajas: ¡°Podemos ense?arlo, para convencer as¨ª al resto del mundo de su viabilidad, y podemos observarlo para comprobar c¨®mo funciona en la pr¨¢ctica¡±.
La cita con Cabay es en plena monta?a, en un hermoso y fragante rinc¨®n del macizo de Collserola, muy cerca del barrio barcelon¨¦s de Horta. Aqu¨ª, en los terrenos de una antigua mas¨ªa erigida en 1888 sobre los restos de un palacete de mediados del siglo XII, propiedad en su d¨ªa de los condes de Barcelona, tiene su sede Valldaura Labs, residencia universitaria y laboratorio de ideas del IAAC. Cabay nos pasea brevemente por las instalaciones, donde un grupo de una docena de estudiantes comparte termos de caf¨¦ y trabaja con sus port¨¢tiles en grandes mesas comunitarias de madera. A continuaci¨®n, el anfitri¨®n invita a dar un corto paseo entre pinos j¨®venes, robles y encinas hacia el claro de bosque en que se encuentra TOVA.
Constr¨²yelo y vendr¨¢n
De camino, explica que el proyecto de construcci¨®n en 3D surgi¨® de uno de los talleres impulsados por Vicente Guallart, antiguo arquitecto jefe del Ayuntamiento de Barcelona, fundador del IAAC y director de Valldaura Labs. El propio Cabay y otro de los investigadores del Instituto, Alexandre Dubor, asumieron la coordinaci¨®n de este programa experimental, al que han contribuido ya varias generaciones de alumnos de posgrado, en su mayor¨ªa extranjeros que acuden a completar su formaci¨®n en Barcelona.
Las condiciones concretas en que se involucr¨® Cabay resultan curiosas: ¡°Hace unos a?os, como ejercicio te¨®rico y pr¨¢ctico, decid¨ª hacerme cargo de la reforma de mi propia casa. Yo trabajaba en Cloud 9, un estudio de vocaci¨®n muy tecnol¨®gica con sede en Barcelona, y estaba empezando a familiarizarme con las posibilidades que ofrecen las impresoras 3D. El IAAC ten¨ªa una de aquellas m¨¢quinas, y gracias a su pol¨ªtica de porosidad creativa y puertas abiertas, pude utilizarla para dise?ar y fabricar pieza a pieza, de manera artesanal, el mobiliario de mi cocina¡±.
De aquella experiencia naci¨® ¡°una intensa relaci¨®n de amistad con varios miembros del Instituto y, sobre todo, una voluntad de seguir explorando juntos esta tecnolog¨ªa tan prometedora¡±. Con el tiempo, Cabay pas¨® a ser director de una de las l¨ªneas de investigaci¨®n del IAAC, un think tank acad¨¦mico que describe como ¡°joven y muy inquieto¡± y que ya por entonces ofrec¨ªa proyectos relacionados con el dise?o urbano de vanguardia, la construcci¨®n en madera o la arquitectura robotizada.
En ese contexto, entre profesores y alumnos, empez¨® a madurar una idea revolucionaria: ¡°Hace siete a?os ya exist¨ªan edificios de hormig¨®n impresos en 3D, pero nos parec¨ªa que eso era incurrir de nuevo en los errores de siempre, poniendo una novedad tecnol¨®gica al servicio de la arquitectura industrializada, estandarizada y poco sostenible¡±. ?Por qu¨¦ no proponer una alternativa m¨¢s audaz y compasiva con el entorno?
La respuesta, para Cabay y su equipo, est¨¢ en la arquitectura popular y ancestral y en materiales en gran medida incomprendidos y denostados como la arcilla, el adobe, la arena, el barro. Materiales a los que la impresi¨®n 3D puede otorgar una segunda juventud, potenciando sus virtudes y paliando sus defectos. ?l considera que se trata de ¡°una idea sencilla y po¨¦tica, ya que permite recuperar y reinventar tradiciones arquitect¨®nicas antiqu¨ªsimas y mucho m¨¢s sostenibles que las actuales y hacer que resulten perfectamente viables en el siglo XXI¡±. Para Cabay, ¡°resulta evidente que la tierra, como material de construcci¨®n, no resulta tan resistente como el hormig¨®n y tiene un mantenimiento bastante m¨¢s complejo¡±. Sin embargo, ¡°si incluimos en la ecuaci¨®n su baj¨ªsimo (o nulo) precio y su muy moderada huella energ¨¦tica¡±, pasa a ser ¡°una alternativa m¨¢s que interesante y que apenas se ha utilizado en el ¨²ltimo siglo¡±.
Lo viejo y lo nuevo
Ya en el claro de bosque, frente a TOVA, la futurista caba?a de barro impreso que ha dise?ado junto a sus colegas y alumnos, el arquitecto a?ade que la idea de aunar ¡°tecnolog¨ªa nov¨ªsima y materiales baratos, sostenibles y con arraigo¡± resulta a¨²n incipiente, pero espera que se popularice pronto y que cada vez m¨¢s estudios e instituciones acad¨¦micas se interesen por ella. ¡°Cuando empezamos¡±, nos explica, ¡°los ¨²nicos que hac¨ªan algo parecido eran un artista estadounidense muy innovador, Ronald Rael, y su socia, la arquitecta Virginia San Fratello. Luego entramos en contacto con una empresa italiana, WASP, que fabrica impresoras modulares 3D para la construcci¨®n. Pronto se convirtieron en nuestros proveedores de tecnolog¨ªa y socios creativos. Nos ceden su material a cambio de que compartamos conocimientos y experiencias¡±.
Frente a TOVA, a unos 20 metros, cubierta por una discreta lona, est¨¢ la Crane WASP, la impresora con que se ha realizado el proyecto, ¡°una m¨¢quina modular ajustable de ocho por ocho y unos cuatro metros de altura que cuenta con tres motores¡±. Todos los materiales utilizados en el proceso de construcci¨®n se han extra¨ªdo del suelo que rodea a TOVA.
¡°Es un proceso muy sencillo¡±, explica Cabay. ¡°Cogemos la tierra, la filtramos pas¨¢ndola por un tambor para cribar las piedras, dejamos que se seque, la mezclamos con agua y fibra natural procedente de las plantas del entorno y, en cuanto obtenemos una pasta de la consistencia adecuada, la introducimos en la impresora¡±. La m¨¢quina tiene unos par¨¢metros de impresi¨®n ajustables, ¡°l¨ªneas de c¨®digo muy simples y muy precisas¡±, y a partir de ellos crea piezas con una determinada forma que se van reuniendo y ensamblando.
La cuadratura del c¨ªrculo
El procedimiento no requiere ¡°transportar materiales desde almacenes o f¨¢bricas situadas a cientos de kil¨®metros, no hay que recurrir a complejas mezclas industriales ni procesos de fundido o vertido¡±. Todo se resuelve ¡°con un m¨ªnimo gasto energ¨¦tico, que adem¨¢s se podr¨ªa cubrir con placas voltaicas o alguna otra fuente de energ¨ªa renovable¡±. Y el resultado es un depurado ejemplo de arquitectura circular, que no produce residuos: ¡°El d¨ªa que el edificio sea destruido, no tendr¨¢ el menor impacto. Volver¨¢ al suelo del que vino, ni siquiera habr¨¢ que retirar sus restos¡±. La ¨²nica excepci¨®n son los geopol¨ªmeros reciclados de que han hecho uso en la capa inferior del edificio, un parte algo m¨¢s maciza de unos 30 cent¨ªmetros de altura cuya funci¨®n es que TOVA ¡°resista mejor la lluvia¡±.
Aunque se trata de un proyecto de arquitectura experimental y ef¨ªmera, sus responsables han decidido dejarla ah¨ª, en el claro de bosque, ¡°para comprobar c¨®mo se comporta, qu¨¦ tal filtra la humedad, cu¨¢l es su rendimiento t¨¦rmico a medida que se suceden las estaciones y llegan las lluvias del oto?o, el fr¨ªo del invierno o el intenso calor de los veranos mediterr¨¢neos¡±. Las conclusiones a las que lleguen servir¨¢n de base a ¡°futuras construcciones de tierra impresa mucho m¨¢s sofisticadas que esta¡±.
Cabay se muestra convencido de que ¡°TOVA cumple con las exigencias estructurales b¨¢sicas¡±. Es una vivienda s¨®lida ¡°en la que se podr¨ªa vivir de manera confortable, que resistir¨¢ la erosi¨®n y los cambios de temperatura de manera eficiente¡±. Otra cosa es si podr¨ªa obtener una c¨¦dula de habitabilidad, algo imposible, a d¨ªa de hoy (al menos en una ciudad como Barcelona), porque depende ¡°de criterios m¨¢s jur¨ªdicos y burocr¨¢ticos que estrictamente arquitect¨®nicos¡±.
¡°A m¨ª me encantar¨ªa vivir en una casa de estas caracter¨ªsticas¡±, afirma Cabay con convicci¨®n. ¡°Es m¨¢s, con Alexandre Dubor hemos comentado que ser¨ªa genial que alg¨²n ayuntamiento comprometido con la sostenibilidad diese luz verde a una experiencia piloto, pongamos que un peque?o barrio residencial perif¨¦rico de viviendas de tierra impresa. Yo me ofrecer¨ªa voluntario. Ser¨ªa genial establecer all¨ª una comunidad de ecologistas y arquitectos¡±.
Mientras algo as¨ª se concreta, en el IAAC consideran que construcciones como TOVA podr¨ªan ser tambi¨¦n una buena opci¨®n en situaciones de emergencia humanitaria: ¡°Lo hemos comentado con algunas ONG, que consideran que algo as¨ª, con materiales y mano de obra local y adaptadas a las caracter¨ªsticas de cada entorno concreto, ser¨ªa una alternativa viable a los barracones prefabricados de los campos de refugiados¡±. Estas ¨²ltimas instalaciones son precarias, poco sostenibles y eficientes desde el punto de vista energ¨¦tico y ¡°se deterioran muy deprisa, porque no dejan de ser construcciones ef¨ªmeras y en algunos casos han sido utilizadas a lo largo de periodos de hasta 10 a?os¡±.
Cuando Dubor y Cabay comentaban con su alumnado internacional esta posible aplicaci¨®n humanitaria de su experimento, algunos se mostraban esc¨¦pticos: ¡°?Vamos a mandar una gigantesca m¨¢quina de impresi¨®n 3D a un campo de refugiados?¡±. Para Cabay, puede sonar extra?o, pero tal vez resulte preferible a la pr¨¢ctica actual, que consiste en enviar ¡°cientos de enormes piezas modulares estandarizadas que se han montado previamente en f¨¢bricas o talleres a much¨ªsima distancia de su destino¡±.
El debate sigue abierto y solo el tiempo dir¨¢ cu¨¢l de las dos opciones acaba prevaleciendo, la tradicional o la rupturista. De momento, como recuerda Cabay, ah¨ª est¨¢ TOVA, la prueba palpable de que se pueden producir edificios as¨ª, eficientes y perfectamente funcionales en su modestia.
Como ocurre con todos los proyectos pioneros, TOVA tendr¨¢ sucesores que llegar¨¢n mucho m¨¢s lejos que ella: ¡°Es l¨®gico¡±, remata Cabay. ¡°La arquitectura es una disciplina tanto t¨¦cnica como human¨ªstica y necesita tiempo para hacer un uso ¨®ptimo de las innovaciones. Despu¨¦s de todo, el hormig¨®n no se convirti¨® en material b¨¢sico de la arquitectura contempor¨¢nea hasta que la generaci¨®n de Le Corbusier consigui¨® sacar todo el partido a su enorme potencial. Hoy en d¨ªa todo va mucho m¨¢s deprisa, pero tambi¨¦n la tierra impresa necesitar¨¢ algo de tiempo. Tal vez entre cinco y 10 a?os¡±.
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