La mansi¨®n neoyorquina del fil¨¢ntropo que se obsesion¨® con Espa?a se convierte en la galer¨ªa del futuro

Solo la galerista estadounidense Jeanne Greenberg Rotary (1967, San Luis, Misuri) es capaz de juntar en una misma sala al rapero Jay Z con la madrina de la performance Marina Abramovic, el director de cine de Jim Jarmush o el c¨¦lebre matrimonio de cr¨ªticos de arte de Jerry Saltz y Roberta Smith, adem¨¢s de una panda de actores de Hollywood, una larga lista de artistas consagrados, bailarines, galeristas y curadores de museos. La ins¨®lita reuni¨®n tuvo lugar en una calurosa tarde de julio de 2013 en la respetada galer¨ªa Pace de Nueva York.

El resultado fue el videoclip de su canci¨®n Baby Picasso, una oda al deseo de las celebrities por entrar en el coleccionismo, que se estren¨® en exclusiva en HBO. La pieza cosech¨® sonadas cr¨ªticas de los expertos, y hubo alguno que incluso lleg¨® a proclamar la muerte del arte performativo. Con esta acci¨®n, Greenberg se consagr¨® como la reina de los mash-ups est¨¦ticos entre los mundos de la moda, el entretenimiento y el arte.

La galerista acaba de ocupar la hist¨®rica mansi¨®n de la Quinta Avenida de Archer Milton Huntington, el multimillonario fil¨¢ntropo neoyorquino que se obsesion¨® con Espa?a y fund¨® en 1904 la The Hispanic Society of America (Sociedad Hisp¨¢nica de Am¨¦rica), conocida por albergar la colosal serie de pinturas Visi¨®n de Espa?a, de Joaqu¨ªn Sorolla, as¨ª como obras de Vel¨¢zquez, El Greco o Goya. A la vuelta de la esquina del Museo Guggenheim y a escasas manzanas del Metropolitan, ha trasladado la sede de los dos espacios de su galer¨ªa, Salon 94, que tiene en el Lower East Side.

¡°Abrimos con un mensaje de activismo y optimismo. Es un espacio para experimentar sobre las posibilidades del momento y discutir sobre el futuro¡±, asegura Greenberg a ICON Design. La galerista creci¨® en un hogar repleto de obras de Andy Warhol, Roy Liechstenstein o Ricard Serra, artistas que representaba su padre, el reconocido marchante Ronald Greenberg, del que hered¨® su buen ojo para el talento. Tambi¨¦n el ¨ªmpetu para emprender incluso en las peroes circuntanscias.

La historia de la mudanza comenz¨® hace tres a?os cuando su marido, el financiero Nicolas Streit Rohatyn, un ¨¢vido rastreador de edificios construidos entre 1900 y 1940, encontr¨® la propiedad a la venta y llam¨® a su mujer de inmediato. ¡°Necesitaba mucho trabajo pero enseguida me imagin¨¦ que los enormes espacios ser¨ªan galer¨ªas de arte y quise construirlas¡±, cuenta. No se lo pensaron mucho. Compraron la mansi¨®n y encargaron la reforma a otro amigo de la familia, el arquitecto Rafael Vi?oly (Montevideo, Uruguay, 1944).

¡°Me encontr¨¦ con unos amplios salones de gran altura. Algo inusual para el estilo residencial de la ¨¦poca. Pero pronto me di cuenta de su inter¨¦s. ?Era un antiguo lugar de juerga!¡±, explica Vi?oly por tel¨¦fono. En 1900, un joven Huntington recibi¨® una buena herencia de su padrastro, Collis P. Huntington, fundador de la Central Pacific Railroad, la constructora del primer ferrocarril transcontinental de EE UU. Con el dinero, compr¨® el n¨²mero 1083 de la Quinta Avenida, entre las calles 89 y 90. Y contrat¨® al arquitecto y dise?ador Ogden Codman Jr., un entusiasta del estilo franc¨¦s acad¨¦mico del siglo XVIII, muy de moda entre las grandes familias industriales de la ¨¦poca como los Rockefeller y los Vanderbilt.

Codman tuvo la idea de crear en la parcela posterior, con entrada en el n¨²mero 3 de la calle 89, un ala para exposiciones y entretenimiento, donde ha abierto sus puertas Salon 94. Entre sus viajes de ida y vuelta a Espa?a en busca de obras de arte, Huntington se separ¨® de su primera esposa y se cas¨® con la escultora Anna Hyatt, que instal¨® su estudio en la quinta planta del edificio. Hyatt cre¨® all¨ª la estatua de El Cid, un monumental bronce ecuestre, que a¨²n se encuentra en la entrada de la Sociedad Hisp¨¢nica, situada en la parte alta del oeste de Manhattan. En 1940, quince a?os antes de morir, Huntington don¨® la mansi¨®n a la Academia Nacional de Dise?o y el matrimonio, que no ten¨ªa hijos, se mud¨® a su residencia de Pelham Bay Park en el Bronx. Hyatt mantuvo un apartamento en la cuarta planta hasta que falleci¨® en 1973.

La renovaci¨®n de Vi?oly consisti¨® en ir quitando las capas a?adidas con el tiempo hasta descubrir los elementos originales, como los suelos de m¨¢rmol en espiga, los nichos que albergaban las esculturas y la rehabilitaci¨®n de fachada original de 1915. ¡°El resultado es un di¨¢logo entre el pasado y el presente¡±, comenta. Al atravesar las enormes puertas de madera de la entrada, r¨¦plica de las originales de Codman, lo primero que se ve son dos leones gigantes, obra de la escultora, pintora y cineasta francesa Niki de Saint Phalle (1930, Neuilly-sur-Seine), recubiertos de un mosaico de rocas, vidrio y baldosas. ¡°Quer¨ªamos comenzar el espect¨¢culo con una explosi¨®n¡±, explica Greenberg. Estos leones dan acceso a la exposici¨®n Joy Revolution (La revoluci¨®n de la alegr¨ªa) de esta artista, quien quiso revolucionar la escultura p¨²blica en los a?os sesenta.

El universo Greenberg est¨¢ por todas partes. El rastro lo dejan las piezas de j¨®venes dise?adores, una de las obsesiones de la galerista, repartidas por las estancias. Una l¨¢mpara del canadiense Philipe Malouin hecha para la ocasi¨®n cuelga del hueco de la escalera de caracol original, unos bancos de cuerda de nailon de colores del surcoreano Kwangho Lee reciben al visitante y las cer¨¢micas repletas de grietas de la japonesa Takuro Kuwata. Incluso contrat¨® a Haley Alexander Van Oosten, una perfumista californiana que ha presentado sus mezclas como piezas de arte, para crear un aroma que atraviesa la entrada y la escalera. ¡°No es una galer¨ªa normal¡±, resume Vi?oly. El descaro ha tomado el conservador Upper East Side.