Jonathan Anderson: ¡°Estamos en un momento en que los aromas necesitan ser singulares y evocar algo directamente¡±
Tomates, guisantes, marihuana. El director creativo de Loewe explica por qu¨¦ toda la inspiraci¨®n de su nueva colecci¨®n de aromas dom¨¦sticos se puede encontrar en un huerto
Es conocida la pasi¨®n de los brita?nicos por sus jardines y el campo. Existen historias extraordinarias, como la que ocupo? en sus u?ltimos an?os de vida al cineasta Derek Jarman en su Prospect Cottage, donde filmo? The garden. O el collage de peli?culas ano?nimas que recoge el escoce?s Paul Wright en Arcadia, una belli?sima indagacio?n en la relacio?n del Reino Unido con su tierra. Un asunto transversal, casi de identidad nacional, cuyas particularidades explican muchas de las claves de la original coleccio?n de perfumes dome?sticos que el disen?ador Jonathan Anderson ha creado para Loewe y en la que se decanta por una gama olfativa bastante inso?lita de 11 esencias inspiradas, entre otras plantas, flores y frutos, en las hojas de tomate, el cilantro, el ore?gano, la flor de guisante, la remolacha o el ca?n?amo.
El reto no era fa?cil al tratarse de concentrados tan pegados a la tierra, pero gracias al trabajo durante ma?s de un an?o de la perfumista Nuria Cruelles, Anderson ha logrado una li?nea dome?stica para amantes ¨Co al menos simpatizantes¨C de los neohuertos. La inspiracio?n y muchos de los secretos de la coleccio?n los encontraron, adema?s de en la propia naturaleza, en tratados de bota?nica histo?ricos o en investigaciones de corte ma?s arti?stico, como la que emprendio? la brita?nica Anna Atkins en el siglo XIX para su fundacional libro fotogra?fico sobre plantas British Algae: Cyanotype impressions o el trabajo del impresor, editor y foto?grafo japone?s Kazuma Ogawa, pionero tambie?n en documentar flores y plantas de su pai?s.
¡°Buscaba los olores crudos que te encuentras a lo largo del di?a. Por ejemplo, cuando vas a una tienda de verduras y huele a materia orga?nica¡±, explica Anderson sobre el proyecto vi?a audios de WhatsApp. ¡°Persegui?a esa sencillez, algo capaz de borrar tanto ruido. Estamos en un momento en el que los aromas necesitan ser singulares, ser capaces de evocar algo directamente¡±. En su caso, esa evocacio?n apela a la nostalgia y a sus ori?genes. ¡°He querido hacer algo que me devolviese a mi infancia, al invernadero de mis abuelos, para redescubrir la naturaleza y sus esencias ma?s puras¡±, explica sobre una coleccio?n para la que tambie?n ha contado con el trabajo del foto?grafo Erwan Frotin, encargado de ilustrar las coloridas cajas del packaging y la campan?a.
Un disen?o para la casa que se remata con una serie de cera?micas de colores verde, rosa, negro, rojo o amarillo como estilizados contenedores para las velas o para el difusor de esencias. Como no podi?a ser menos en el trabajo de este conocido coleccionista de cera?mica, el objeto en si? esconde una historia. Anderson, que de nin?o guardaba los animales de cera?mica que veni?an en las galletas ¨Cuna coleccio?n que su madre au?n conserva en su casa del norte de Irlanda como el primer fetiche de un adicto a los mercadillos y las subastas de objetos¨C, se impuso cuando entro? de director creativo de Loewe en 2013 potenciar una de sus mayores pasiones y reivindicar, adema?s de la artesani?a popular, movimientos como el del Arts and Crafts brita?nico y figuras como William Morris, creador textil y de muebles que lidero? este movimiento de finales del XIX.
Asi? que para su propia coleccio?n de velas y difusores, Anderson no podi?a conformarse con un mero vaso de cristal y la inspiracio?n, segu?n cuenta, le llego? de una taza griega del siglo V a.C. ¡°La compre? en una subasta hace ya muchos an?os. En realidad no colecciono cera?mica griega, pero es uno de esos objetos tan antiguos que parecen hechos ayer. Para mi? es una de esas piezas que demuestran la atemporalidad de la cera?mica¡±.
El disen?ador asegura que desde que en primavera empezo? la pandemia y, como le ha ocurrido a muchos, su percepcio?n de su propia casa ya no es la misma de antes. En lugar de redecorar, e?l ha optado por simplificar su espacio. ¡°He aprovechado para despojarme de mucho. Creo que los objetos tienen ma?s espacio ahora¡±. Al preguntarle por la casa de sus suen?os, la respuesta resulta escueta: ¡°Mi suen?o seri?a vivir en un cubo blanco con solo un cuadro de un maestro antiguo¡±. Mientras le llega esa utopi?a minimalista, Anderson tira de olfato: utiliza su vela de Marihuana en la cocina, ¡°porque siento que es relajante¡±, y el perfume de Hojas de Tomate en la sala de estar.
Esta u?ltima tiene, como toda la coleccio?n, una conexio?n directa con sus propios cultivos en el invernadero victoriano de su casa. ¡°Tengo tomates, berenjenas y otras cosas que no soportan las heladas. Tambie?n tengo una seleccio?n de orqui?deas, perfumadas y no. Cuando entro en mi invernadero me gui?an los olores. Con el calor del verano se potencia el aroma de las hojas de tomate. Cuando las acabas de regar, emanan un olor muy fuerte y muy agradable¡±.
Dentro de la coleccio?n Loewe Home Scents, la fragancia de marihuana es una de las ma?s sorprendentes: sus frescos matices logran transmitir aquella calma que Anderson menciona. Pero ningu?n efecto ma?s alla?. Segu?n el disen?ador, no hay conexio?n entre Marihuana, la fragancia, y la coleccio?n ca?psula dedicada al escultor Ken Price, cuyos trabajos con la cera?mica esta?n enraizados en la cultura lise?rgica de los sesenta en Estados Unidos. ¡°En realidad no fumo marihuana, no se trata de eso. Pero me gusta su olor. Cuando, por ejemplo, voy a A?msterdam para investigar, me impresiona esa combinacio?n del paisaje de la propia ciudad con el concepto de las naturalezas muertas de la pintura holandesa y el olor de la hoja misma. Es un olor fuerte, orga?nico y medicinal. Un olor a humedad que me resulta muy sensual¡±.
Amante de las notas a cedro y ale?rgico a todo lo que huela a electricidad quemada (¡°no hay nada peor que un olor hecho por el hombre¡±), Anderson ha logrado una coleccio?n que permite viajar por las fantasi?as buco?licas de una cultura que mima el verde. Salvando todas las distancias, ha compuesto un jardi?n mental emparentado con esa quimera que Derek Jarman logro? sacar adelante en su caban?a de Dungeness, en la Costa de Kent. La aventura de un inso?lito jardi?n que, gracias a un hombre de profundas convicciones ecolo?gicas, se erigio? frente a una central nuclear para recordar co?mo a trave?s de las plantas se puede doblegar hasta el lugar ma?s inho?spito. Ese ruido que esta coleccio?n de esencias y velas a su manera tambie?n quiere silenciar.
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