¡°Un retorno a la tradici¨®n antes impensable¡±: C¨®mo la aristocracia ha reconquistado la escena p¨²blica espa?ola
Copan portadas de moda, anuncian hamburguesas, encadenan libros... Los ¡®cayetanos¡¯ han recuperado una relevancia cultural en Espa?a, pa¨ªs con 2.824 t¨ªtulos nobiliarios, in¨¦dita en d¨¦cadas


La pompa aristocr¨¢tica, los rimbombantes t¨ªtulos nobiliarios plagados de art¨ªculos gramaticales, el aroma a?ejo de la larga tradici¨®n... Puede resultar m¨¢s bien anacr¨®nico en el mundo contempor¨¢neo, uno que prefiere los ¨¢ticos cuquis en los centros urbanos a las casas solariegas y el desarrollo de las ¨²ltimas aplicaciones tecnol¨®gicas a la gesti¨®n de enormes fincas latifundistas y a la conservaci¨®n de longevas reliquias familiares, por citar algunos t¨®picos del g¨¦nero. Un mundo que dice ser meritocr¨¢tico (aunque no lo consiga), en el que preocupa la desigualdad creciente, sobre todo si esa desigualdad viene de cuna. Sin embargo, ahora la aristocracia, ¨²ltimamente confinada al espacio de las revistas del coraz¨®n y a los libros de historia, parece volver a tomar relevancia en otros sectores de la escena p¨²blica por diferentes motivos.
¡°En la sociedad actual la aristocracia sigue siendo un valor en alza¡±, opina el arist¨®crata disidente I?igo Ram¨ªrez de Haro, marqu¨¦s de Cazaza en ?frica, que en su reciente libro La mala sangre (Ediciones B) hace una cr¨ªtica despiadada a su familia, la Casa Bornos, y a su estamento en general. ¡°La mayor¨ªa ni son empresarios influyentes, ni artistas de ¨¦xito, algunos no aportan nada a la sociedad y quieren vivir de herencia y nostalgia, pero siguen copando el inter¨¦s del p¨²blico. Que est¨¦n de moda tiene que ver con un retorno a los valores tradicionales que hace unos a?os era impensable¡±, dice el marqu¨¦s.
Los motivos m¨¢s graves de la actual visibilidad de los nobles tienen que ver con la implicaci¨®n de Luis Medina, marqu¨¦s de Villalba, hijo del duque de Feria y de Naty Abascal, en un esc¨¢ndalo por cobrar millones en comisiones al mediar en la compra de mascarillas durante la pandemia, enriqueci¨¦ndose mientras la ciudadan¨ªa mor¨ªa por cientos a diario. El partido Podemos ha propuesto una reforma en el C¨®digo Penal para que sea posible retirar los t¨ªtulos nobiliarios a aquellos arist¨®cratas que no tengan un comportamiento ejemplar.
¡°La aristocracia se basa en la antig¨¹edad y en la virtud¡±, asegura Ignacio Atienza, director del m¨¢ster de Historia Moderna de la Universidad Aut¨®noma de Madrid y autor del libro Nobleza obliga, de pr¨®xima aparici¨®n (asegura que el estudio de la aristocracia tambi¨¦n tiene mucho tir¨®n en las facultades universitarias, donde abundan las tesis doctorales sobre el tema). En aras de preservar esa virtud, no ser¨ªa descabellado desposeer de su t¨ªtulo a los nobles cuyo comportamiento no sea ejemplar, como propone la formaci¨®n pol¨ªtica. ¡°El problema fundamental¡±, a?ade el profesor, ¡°es que la ¨²nica persona que puede otorgar o quitar estos t¨ªtulos es el Rey. El Gobierno, por el momento, no puede dar t¨ªtulos ni quitarlos¡±. Un ejemplo: en 2015 Felipe VI revoc¨® el t¨ªtulo de duquesa de Palma a la infanta Cristina, culminando el alejamiento de su hermana cuando estaba imputada por el caso Noos, por el que su marido, I?aki Urdangarin, fue encarcelado.
?Aristocracia en el siglo XXI?
La aristocracia espa?ola tal y como la conocemos surgi¨® en la Edad Media, cuando los reyes otorgaban t¨ªtulos y terru?os en gratitud a colaboradores que les ayudaban a guerrear. De hecho, el rey es muchas veces un primus inter pares, uno de los nobles que tiene autoridad sobre los dem¨¢s. ¡°En la ¨¦poca moderna [hasta el siglo XVIII] los nobles ya no tienen tanto que ver con lo militar como con el asesoramiento, el consejo o financiaci¨®n de los reyes¡±, matiza Atienza. Eran los que estaban cerca, los que les ayudaban o les hac¨ªan favores. En ambos casos, se trataba de sociedades basadas en los privilegios, muchos de ellos de cuna, un modelo social que perdi¨® vigencia, seg¨²n los libros de Historia, durante las revoluciones burguesas y liberales, como la Revoluci¨®n Francesa, los cuales propon¨ªan sociedades basadas en la igualdad de los ciudadanos (y no en privilegios), como las que ahora habitamos. Sin embargo, la aristocracia ha mostrado una notable pericia para sobrevivir, al menos en algunos lugares.
¡°En realidad, en Espa?a la aristocracia nunca fue derrotada, sino que hizo una alianza con la burgues¨ªa, normalmente a trav¨¦s de matrimonios¡±, prosigue Atienza. Pone como prueba el vigor de casas como la de Alba o la de Medinaceli (a la que pertenece Luis Medina). Hoy en d¨ªa, pese a todo, la aristocracia es un colectivo heterog¨¦neo en el que se pueden encontrar muchas tipolog¨ªas humanas: conservadores o progresistas, orgullosos o indiferentes, trabajadores o rentistas, m¨¢s o menos cultos y educados. Todos sin privilegios reales.
Eso s¨ª, los valores de las sociedades democr¨¢ticas y capitalistas actuales son propios de la burgues¨ªa que hizo aquellas revoluciones, la cual cre¨® las democracias liberales y se aup¨® en el naciente sistema capitalista: la innovaci¨®n, el emprendimiento, la cultura del trabajo y del esfuerzo, todo eso que nos repiten por la tele. Recuerda al sue?o americano: no importa la extracci¨®n social, sino el talento y el sacrificio para llegar a triunfar. Los valores aristocr¨¢ticos, mientras, son pr¨¢cticamente opuestos: se valora la cuna, la tradici¨®n, la antig¨¹edad, el abolengo y hasta la ociosidad, lejos de los valores que configuran los relatos (aunque no siempre sean verdaderos) de las sociedades modernas.
A los arist¨®cratas, seg¨²n otro clich¨¦, tampoco les suelen gustar los nuevos ricos. Y dentro de la nobleza tambi¨¦n hay jerarqu¨ªa, y hasta desprecio: no es lo mismo la baja aristocracia que la alta aristocracia, no es lo mismo tener un t¨ªtulo otorgado por Carlos V que uno otorgado en el siglo XIX o, peor a¨²n, por Franco (que ni siquiera era rey); no es lo mismo ser duque, que marqu¨¦s, que conde, que bar¨®n. Lo m¨¢s importante: ser Grande de Espa?a. ?Qu¨¦ pintan todas estas jerarqu¨ªas en la sociedad actual? ?Qu¨¦ pinta la aristocracia? ¡°Podr¨ªamos decir que la aristocracia tiene poco que ver con la sociedad actual y que su papel en ella es pr¨¢cticamente inexistente¡±, asegura el profesor.
Aun as¨ª, en Espa?a hay 2.824 t¨ªtulos nobiliarios, seg¨²n el Consejo de la Grandeza de Espa?a (hay 418 Grandes de Espa?a) que hoy en d¨ªa son solo eso, t¨ªtulos, sin ning¨²n privilegio asociado. ¡°A mucha gente lo que le impresiona de la aristocracia es, simplemente, la desigualdad¡±, dice Ram¨ªrez de Haro, tratando de entender la fascinaci¨®n que los nobles causan sobre una parte de la poblaci¨®n, ¡°el hecho de que, hagas lo que hagas, nunca tendr¨¢s un t¨ªtulo nobiliario¡±.
Cayetanos y hamburguesas
Uno de los motivos m¨¢s curiosos del regreso de la aristocracia al candelero: una conocida cadena de hamburgueser¨ªas ha lanzado un anuncio en el que hace una s¨¢tira amable de este estamento, reuniendo a varios cayetanos para probar sus hamburguesas, que, seg¨²n la empresa, tambi¨¦n son aptas para los paladares m¨¢s exquisitos. ¡°Disfrutarlo, ?sabes?, como el pueblo llano¡±, dice uno de los personajes. Finalmente, las hamburguesas son aprobadas por el 98% de los nobles reunidos.
Cayetano es un t¨¦rmino de moda popularizado en una canci¨®n sat¨ªrica por el grupo Carolina Durante (¡±Todos mis amigos se llaman Cayetano / Zapatillas Pompeii, algunos tienen barco / Siempre tres botones desabrochados / Menudo pelazo, CEU San Pablo¡±). Se refiere a los pijos en general (un pijo puede provenir de cualquier estrato social), pero el nombre pertenece indudablemente al imaginario de la aristocracia: Cayetana Fitz-James Stuart y Silva fue la duquesa de Alba, la pol¨ªtica Cayetana ?lvarez de Toledo es marquesa de Casa Fuerte, Cayetano Mart¨ªnez de Irujo es duque de Arjona. Otra arist¨®crata en boga, joven como para considerarla de la generaci¨®n cayetana, es Victoria Federica de Marichalar y Borb¨®n, nieta de Juan Carlos I y Dama Divisera Hijadalgo del Ilustre Solar de Tejada: en una de sus ¨²ltimas apariciones saltaba a la coolness definitiva en un prolijo editorial de moda que ocupaba la portada de la revista Elle.
Uno de los cayetanos que aparecen en el citado anuncio de hamburguesas, el m¨¢s medi¨¢tico y locuaz, es Patricio Alvargonz¨¢lez Royo-Villanova, veintea?ero vinculado a la aristocracia (ser¨ªa heredero de los desaparecidos barones de Roma?¨¢) que ha creado al personaje humor¨ªstico Cayetano S¨¢enz de Betolaza en Instagram (@Cayetanosaenz) y que ha publicado recientemente la novela Conservados en champ¨¢n (Espasa), una descripci¨®n fr¨ªvola y delirante de este estamento que conoce de primera mano.
¡°La aristocracia me parece una pieza de museo, pero de un museo que me gusta visitar¡±, dice Alvargonz¨¢lez. Seg¨²n el joven autor, a los propios arist¨®cratas les gusta ser esnobs de cierta manera ir¨®nica, ri¨¦ndose de s¨ª mismos; y est¨¢ bastante de acuerdo con el retrato de la nobleza que Luis Garc¨ªa Berlanga hace en pel¨ªculas como La escopeta nacional (1978). Para el resto del mundo cree que la imagen de la aristocracia es diferente: ¡°A unos les gusta ver a la aristocracia en la prensa del coraz¨®n¡±, concluye, ¡°pero el resto del mundo piensa que es una cosa absurda¡±.
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