¡°Nadie ha vuelto nunca de la tele¡±: por qu¨¦ en Espa?a la fama cat¨®dica puede ser una condena
La televisi¨®n en Espa?a supone un destino de no retorno para las exestrellas de cine y una dudosa denominaci¨®n de origen para quienes aspiran a serlo
Dos historias. Una, la de Simon Rex, hace dos de?cadas modelo, presentador de MTV, rapero de medio pelo y secundario de comedias olvidadas. Este mayo estrena Red Rocket, de Sean Baker, uno de los autores ma?s aclamados del indie de EE UU gracias a pel¨ªculas como Tangerine o The Florida Project. Salvando las distancias, es como si Carla Simo?n rodase una peli?cula con Dinio Garci?a. Por su asombrosa interpretacio?n, Rex ha ganado premios tan prestigiosos como el de la Asociacio?n de cri?ticos de Los A?ngeles o el Independent Spirit.
La otra historia la contaba Miriam Di?az-Aroca a Jordi E?vole en su programa del pasado 27 de marzo: conocida como chica Hermida, presentadora de Cajo?n desastre o Un, dos, tres, habi?a debutado con Pedro Almodo?var en Tacones lejanos (1991) y aparecido en la oscarizada Belle E?poque (1994). Entonces estaba convencida de que le esperaba un futuro en el cine. Pero el tele?fono no sono?. Dos an?os despue?s, volvi?a a la televisio?n: La casa de los li?os, cinco an?os, 101 episodios. ¡°Con lo preparada que estaba...¡±, lamentaba.
Un proverbio de Hollywood asegura que da igual de do?nde vengas. En Espan?a de d¨®nde vengas puede convertirse en casi lo ¨²nico que importa. Resulta improbable que aqui? se den resurrecciones como la de Simon Rex en Red Rocket o John Travolta en Pulp Fiction (1994) o Mickey Rourke en El luchador (2008). Aqu¨ª no hay un Tarantino o un Aronofsky dispuesto a reinventar a Toni Cant¨®, a Miguel Bos¨¦ o a Joselito. Y peor a¨²n lo tienen las mujeres con una imagen sexual. Ahora mismo Pamela Anderson est¨¢ protagonizando el musical Chicago en Broadway. En la noche de estreno del debut cinematogra?fico de Mar Flores, Resultado final (1997), de Juan Antonio Bardem, alguien escribio? puta en el cartel de un cine de la Gran Vi?a.
Sergio Barreda, representante de actrices como Di?az-Aroca, Anna Allen o Melanie Olivares, explica que a menudo se topa con ese prejuicio: ¡°Muchas veces veo papeles que podr¨ªa hacer una de mis actrices perfectamente, pero ni siquiera acceden a hacerle la prueba. En Espa?a somos muy del jaja, de re¨ªrnos, pero luego la broma va seguida de una cancelaci¨®n. Y no me refiero a una cancelaci¨®n p¨²blica, sino una m¨¢s sutil: la del tel¨¦fono que no suena¡±, lamenta. Segu?n la periodista de televisio?n Mariola Cubells, el pu?blico espan?ol tiende a ser ¡°ma?s prejuicioso y ma?s remilgado con lo que se hace aqui?. Aceptamos de buen grado historias de fuera que si se hicieran aqui? degollari?amos al creador, desde los biopics hasta las peli?culas de Lady Gaga¡±. Lydia Bosch revel¨® el a?o pasado a El Confidencial que que, aunque le encantaba la tele, tuvo que dejarla para intentar que la tomasen en serio como actriz. Bosch empez¨® su carrera en el cine a principios de los ochenta. Apareci¨® en ¨¦xitos de cr¨ªtica como Jarrapellejos, El disputado voto del se?or Cayo o Mi hermano del alma. En 1990 entreg¨® el Goya a la mejor pel¨ªcula y al a?o siguiente present¨® la ceremonia. Pero a nivel popular era conocida, al igual que Miriam D¨ªaz-Aroca, como una ¡°chica Hermida¡±, una ¡°chica Un, dos, tres¡± y, por poco, no la apelaron ¡°chica Emilio Arag¨®n¡± cuando present¨® El juego de la oca en 1993.
Hay excepciones. Muy de vez en cuando surge alguna extravagancia metanarrativa, como Isabel Pantoja en Yo soy esa (1990), un e?xito de taquilla por el morbo de ver a la viuda de Espan?a besando a otro hombre (Jose? Coronado). Luego esta? el caso de Bele?n Rueda, una chica Emilio Arago?n: en 2004 Alejandro Amena?bar le dio el papel coprotagonista de Mar adentro. Si suscito? dudas, las acallo? con El orfanato (2007). Ahi? ya era una estrella de cine. Podi?a bajar a la tele cuando quisiera.
Pero, advierte Cubells, ¡°nadie ha vuelto de la tele¡±. Asi? de unidireccional es el ascensor de la fara?ndula espan?ola: de arriba a la televisio?n. En parte, producto de los salvajes noventa cuando, con las privadas, muchos mileniales conocieron a los ma?s emblema?ticos literatos (Cela, Umbral) a trave?s de exabruptos y a las estrellas de cine cla?sicas (Carmen Sevilla, Sara Montiel) en su mutacio?n final: sen?oras que hablaban de ovejitas o se casaban con hombres m¨¢s j¨®venes.
¡°La televisio?n de los noventa era muy iconoclasta y no hizo justicia a esas estrellas. Las ridiculizo?¡±, lamenta Cubells. ¡°La tele fagocitaba todo lo que tocaba, no se preocupaba de contar a esas artistas. No supo sacar lo mejor de ellas, sus habilidades, su talento¡±. Seg¨²n la periodista, esa tele ¡°manch¨®¡± el legado de algunas estrellas y ninguna se recuper¨®. ¡°Se quedaron metidas en la far¨¢ndula m¨¢s cutre, menos hermosa, menos art¨ªstica. El p¨²blico las miraba mal. Andr¨¦s Pajares pod¨ªa haber tenido una vida actoral mejor, pero nadie se lo tomaba en serio despu¨¦s de haberse sometido al rid¨ªculo¡±. Una vez convertidas en memes, antes siquiera de que existiera ese t¨¦rmino, nadie iba a ofrecer a esas estrellas un papel en una pel¨ªcula seria. Ni siquiera alguna s¨¢tira autoconsciente que jugase con su propia celebridad.
A la falta de imaginacio?n de la industria hay que an?adir la de sentido del humor de algunas de sus estrellas: Almodo?var le ofrecio? a Lola Flores el papel de princesa Toraya en Laberinto de pasiones (1982) y la Faraona lo rechazo? porque no estaba escrito a su medida. En el especial navide?o de Samantha Hudson la cantante Marta S¨¢nchez ten¨ªa un rol importante en la trama, pero solo aparec¨ªa de espaldas interpretada por una doble: cabe suponer que S¨¢nchez rechaz¨® la oferta de unirse a la broma.
Al pu?blico tambie?n se le achaca poca imaginacio?n. David Trueba recuerda, frustrado, que nadie mostraba intere?s en ?Que? fue de Jorge Sanz? (2010), serie donde el actor debi?a interpretar a una versio?n sati?rica de si? mismo como exgala?n en horas bajas. ¡°Todas las cadenas lo rechazaban. La u?nica opcio?n era acudir a las generalistas y sus ejecutivos teni?an una visio?n muy tradicional¡±, sen?ala. ¡°Me deci?an que si?, que muy diverida, pero que eso no se podi?a hacer en Espan?a porque nadie lo iba a entender. Asi? que decidi? grabar dos capi?tulos por mi cuenta. Se los ensen?e? a Miguel Salvat [entonces responsable de ficcio?n de Canal+, y hoy en HBO Max] y ahi? si?,me compro? el proyecto. La gente no tiene imaginacio?n para ver a alguien haciendo algo distinto a lo que le ha convertido en famoso. Se sorprenden viendo a Pajares en ?Ay Carmela! (1990), cuando e?l siempre ha sido un gran actor y ya se vei?a en las peli?culas de Ozores¡±, reflexiona Trueba. Pajares gano? el Goya ese an?o. Luego volvio? a la tele.
Cabr¨ªa esperar que el p¨²blico joven, m¨¢s familiarizado con la fluidez entre la m¨²sica y el cine de las estrellas anglosajonas como Lady Gaga o Harry Styles, se mostrase menos prejuicioso. No es el caso. El anuncio el pasado febrero de que la cantante Aitana debutar¨¢ como actriz con una serie de Disney+, La ¨²ltima, hizo que ¡°intrusismo¡± fuese trending topic en Twitter. Dio igual: ayer mismo se anunci¨® que la actriz debutar¨¢ como protagonista en la comedia rom¨¢ntica de Netflix Tras la pared, que se est¨¢ rodando en Madrid.
¡°Yo creo que por un lado se debe a un factor social¡±, opina Trueba. ¡°Los latinos tenemos un enorme sentido del rid¨ªculo, somos incapaces de hacer humor sobre nosotros mismos. En Estados Unidos tienen muy arraigado el humor, como dicen ellos, self deprecating [autocr¨ªtico]. Aqu¨ª tenemos mucho humor para re¨ªrnos de otros, pero no de nosotros. Y yo creo que es por una cuesti¨®n social, de estatus. Por otra parte, considero que tenemos un concepto del ¨¦xito y del fracaso completamente equivocado. Mucha gente cree que ¨¦xito es hacer cosas que no quieres hacer por mucho dinero y el fracaso es hacer lo que te gusta por poco dinero¡±.
La capacidad de Sanz re¨ªrse de s¨ª mismo fue lo que, seg¨²n Trueba, atrajo a tantas estrellas a aparecer en la serie. El desfile inclu¨ªa a Santiago Segura, Lolita Flores, Juan Manuel de Prada o Pen¨¦lope Cruz. ¡°Los Javis me dijeron que lo ten¨ªan en mente cuando abordaron Paquita Salas¡±, explica el director.
Calvo y Ambrossi combinaron sus dos areneros favoritos, el descaro posmoderno del show business americano y las mujeres bien peinadas de la televisi¨®n espa?ola de los noventa, para darle una nueva vida a figuras como Lydia San Jos¨¦, Belinda Washington o Terelu Campos. El p¨²blico ha respondido y abraza el juego metanarrativo. En Veneno Paca la Pira?a, una mujer sin experiencia interpretativa, se interpreta a s¨ª misma. Y en el universo de Paquita Salas existen tanto Lydia Bosch (mencionada de pasada en la primera temporada) como Alicia Soller, un personaje de ficci¨®n interpretado por la propia Bosch en la tercera temporada. ¡°Los Javis viven su creaci¨®n sin prejuicios¡±, admira Cubells. ¡°Pero se tiene que saber hacer, porque si no, corres el riesgo de todo vale. Es una generaci¨®n nueva y eso es fundamental, porque tienen una mirada nueva¡±.
Incluso intentaron el triple salto mortal de reivindicar a Anna Allen. Pocas recuperaciones m¨¢s rotundas puede haber que la suya: un mon¨®logo mirando a c¨¢mara, en una serie de nicho que ve toda la industria audiovisual espa?ola, narrando su punto de vista respecto al esc¨¢ndalo que la convirti¨® en un meme en 2015, cuando se descubri¨® que hab¨ªa falsificado an¨¦cdotas y fotos respecto a su carrera en Hollywood. Allen, conocida por su papel en Cu¨¦ntame c¨®mo pas¨®, donde regres¨® en 2020 y contin¨²a hoy, habl¨® por primera vez sobre el asunto en S Moda justo despu¨¦s de su aparici¨®n en Paquita Salas, pero su recuperaci¨®n fue ef¨ªmera. Porque estas fastuosas resurrecciones corren el riesgo de quedarse en la an¨¦cdota. Eso tambi¨¦n ocurre en Hollywood.
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