¡°Hedonista, radical y golfo¡±: Gilbert Shelton, el ¡®hippie¡¯ que recal¨® en Barcelona y hoy triunfa en televisi¨®n
La serie ¡®Freak Brothers¡¯, inspirada en los comics de Gilbert Shelton, tendr¨¢ una segunda temporada y revive el legado de este h¨¦roe de la contracultura del San Francisco de los sesenta
Si hay una an¨¦cdota que define bien a Gilbert Shelton (Houston, Texas, 81 a?os) son los denodados esfuerzos que realiz¨® durante a?os para evitar que le enviasen a la guerra de Vietnam. Shelton era te¨®ricamente reclutable desde que cumpli¨® la mayor¨ªa de edad, pero sorte¨® ese riesgo matricul¨¢ndose de forma sucesiva en una serie de cursos de posgrado universitario, en Nueva York, Cleveland y su Texas natal, para obtener pr¨®rrogas de estudios. Apenas acud¨ªa a clase, se estaba dedicando ya al per...
Si hay una an¨¦cdota que define bien a Gilbert Shelton (Houston, Texas, 81 a?os) son los denodados esfuerzos que realiz¨® durante a?os para evitar que le enviasen a la guerra de Vietnam. Shelton era te¨®ricamente reclutable desde que cumpli¨® la mayor¨ªa de edad, pero sorte¨® ese riesgo matricul¨¢ndose de forma sucesiva en una serie de cursos de posgrado universitario, en Nueva York, Cleveland y su Texas natal, para obtener pr¨®rrogas de estudios. Apenas acud¨ªa a clase, se estaba dedicando ya al periodismo subversivo y la historieta, pero su estatus oficial de estudiante le manten¨ªa alejado del ej¨¦rcito.
Agotadas todas las pr¨®rrogas, solicit¨® por fin una exenci¨®n por motivos de la salud. Al tribunal m¨¦dico que juzg¨® su caso le dijo, sencillamente, que era un hippie, que llevaba varios a?os consumiendo drogas psicod¨¦licas y que cre¨ªa que ese h¨¢bito le hab¨ªa causado trastornos mentales graves. Le declararon no apto sin hacerle m¨¢s preguntas. Tras recurrir a todo tipo de estratagemas y supercher¨ªas, fue un acto de sinceridad a la desesperada lo que le salv¨® el pellejo.
Porque Shelton, seg¨²n confesaba a?os despu¨¦s en un acto de homenaje que le dedic¨® el Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona no hubiese sobrevivido ¡°ni un cuarto de hora¡± en la jungla de Vietnam: ¡°Soy torpe, indolente, neur¨®tico, y hubiese acudido a esa locura ciego de marihuana y LSD. Mis propios compa?eros se hubiesen hartado de m¨ª y me hubiesen cortado degollado a la primera oportunidad¡±.
Los Freak Brothers viajan al futuro
Estos d¨ªas, Shelton, el hombre que se ahorr¨® una guerra gracias al consumo de drogas, vuelve a estar de actualidad debido a The Freak Brothers, una serie de animaci¨®n basada en su obra producida por el canal Tubi y que en Espa?a ha estrenado HBO Max. La primera temporada de la serie ha tenido ¨¦xito y sus creadores acaban de confirmar que se est¨¢ trabajando en una segunda, con estreno previsto para finales de este a?o.
Los Freak Brothers del t¨ªtulo son una entra?able pandilla basura, un cuarteto de supervivientes de la contracultura hippie m¨¢s t¨®xica, desastrada y cochambrosa que Shelton cre¨® en 1968 y que le acompa?aron hasta 1997. Aparecieron por vez primera en el flyer publicitario del estreno de un corto underground, The Texas Hippies March on the Capitol (Los hippies texanos asaltan el Capitolio), y pocos meses despu¨¦s se convert¨ªan en personajes secundarios en Feds n?Heads, una tira c¨®mica autoeditada por el propio Shelton.
Desde la fundaci¨®n, en 1969, de la editora y distribuidora de c¨®mic pirata Rip Off Press, los Freak Brothers dispusieron de serie propia (Los fabulosos Freak Brothers, en Espa?a) e incluso de un popular spin-off dedicado al m¨¢s descacharrante y c¨ªnico de sus personajes, Fat Freddy, un gato politoxic¨®mano y con tendencia a defecar en lugares inapropiados. La tira original era, por supuesto, un monumento a la incorrecci¨®n pol¨ªtica cuya filosof¨ªa se resume en una frase inolvidable, pronunciada por uno de sus personajes, y que Shelton suscrib¨ªa con fervor: ¡°Las drogas hacen que resulte soportable la falta de dinero, mientras que el dinero no hace soportable la falta de drogas¡±.
La serie de Tubi rebaja un tanto la dosis de demencia y transgresi¨®n de su referente original, pero parte de una premisa francamente divertida: las criaturas de Shelton fuman marihuana de una cepa m¨¢gica y dan un salto temporal de m¨¢s de 50 a?os, del San Francisco de finales de los sesenta a nuestros d¨ªas. Contra todo pron¨®stico, nuestra ¨¦poca no solo les desconcierta, sino que tambi¨¦n les intriga y les fascina, con lo que a partir del segundo cap¨ªtulo se esfuerzan por repetir la experiencia incubando una semilla de marihuana en el trasero de Freddy para ver si produce de nuevo la hierba prodigiosa.
Lisergia descafeinada
Emilio Bern¨¢rdez, director de La C¨²pula, la editorial que empez¨® a publicar en nuestro pa¨ªs las vi?etas de los Freak Brothers en 1979, solo ha visto el primer cap¨ªtulo de la serie de Tubi, que le parece ¡°una aproximaci¨®n algo edulcorada y descafeinada al mundo de Shelton¡±. Considera digno de elogio que hayan hecho ¡°una producci¨®n ambiciosa y con cierto empaque, contando, por ejemplo, con voces de actores famosos como Woody Harrelson¡±. Pero le decepciona que ¡°gran parte de la mala leche y el sentido del humor subversivo y marciano de los viejos Freak Brothers, los aut¨¦nticos, se haya quedado fuera¡±.
Al escritor y guionista de c¨®mic Hern¨¢n Migoya, que fue redactor jefe de El V¨ªbora, la revista de La C¨²pula que editaba a Shelton, le parece una excelente noticia que ¡°el autor estadounidense se est¨¦ forrando gracias a una de las modernas plataformas de ocio capitalista televisivo¡±. M¨¢s all¨¢ de ese acto de justicia un tanto tard¨ªo y del ¡°chute de revival retro que puede provocar un incremento de las ventas de sus c¨®mics¡±, Migoya considera que Shelton no necesita ni a Tubi, ni a HBO ni a nadie para que se reconozca su lugar en la cultura undeground contempor¨¢nea: ¡°As¨ª como Odio, de Peter Bagge, refleja los Estados Unidos de los noventa, en pleno auge de la est¨¦tica grunge, los Freak Brothers de Shelton reflejan el periodo hippie, de los sesenta en adelante¡±. Otra leyenda de la historieta subterr¨¢nea, Robert Crumb, buen amigo de Shelton, opt¨® por ¡°torpedear con iron¨ªa el haz el amor y no la guerra de aquella ¨¦poca¡±, pero la mirada de Gilbert est¨¢ del lado de esos amantes del flower power y del cannabis sin por ello dejar de ser gamberro, divertido y picar¨®n¡±.
Para Laura Sneddon, cr¨ªtica literaria del diario The Guardian, es muy dif¨ªcil que un producto audiovisual contempor¨¢neo haga justicia a Shelton, Crumb, Trina Robbins o ¡°cualquiera de esos gamberros generacionales del c¨®mic estadounidense que recogieron la herencia de la contracultura y la convirtieron en vi?etas¡±. Shelton era un ¡°hedonista, un radical y un golfo¡±, Crumb ¡°un neur¨®tico mortificado por el deseo sexual¡±, y Robbins, ¡°una poeta de lo grotesco y lo excesivo¡±. Pero los tres compart¨ªan ¡°un entusiasmo casi infantil por la provocaci¨®n y un odio intenso (y muy f¨¦rtil) a la censura y el conformismo¡±. El cr¨ªtico de arte Jonathan Jones se refer¨ªa a la generaci¨®n de Shelton como la de ¡°los artistas de la transgresi¨®n convertida en vi?etas¡± y se preguntaba, en un art¨ªculo magn¨ªfico, ¡°?en qu¨¦ momento el universo de los c¨®mics perdi¨® todo ese impulso revolucionario y se vivi¨® banal?¡±.
Houston, tenemos un fumeta
Antes de crear a Fat Freddy y sus casi siempre narcotizados compa?eros de piso, Gilbert Shelton fue un Freak Brother. Sus tiras se nutren, en gran medida, de sustancia autobiogr¨¢fica, recuerdos de su juventud en entornos tan estimulantes como el San Francisco del verano del amor, ese 1967 en que todo estaba por hacer y todo parec¨ªa posible.
Nacido en Houston, en el estado de Texas, en 1940, se entreg¨® a la vida bohemia desde muy joven, en sus estancias en las universidades de Lexington, Virginia, y Austin. Con apenas 20 a?os, mientras estudiaba Ciencias Sociales, empez¨® a publicar sus vi?etas en la revista universitaria de humor The Texas Rangers, que acabar¨ªa dirigiendo.
En Austin tuvo la oportunidad de conocer a personas tan fascinantes y tan poco recomendable como una cantante de blues en¨¦rgica, alcoh¨®lica y libre, Janis Joplin, cuyos pasos seguir¨ªa a?os despu¨¦s a esa meca contracultural que era por entonces San Francisco. Integrante tambi¨¦n del c¨ªrculo social de la banda californiana The Grateful Dead, el historietista lleg¨® a formar su propia banda de rock, The Gilbert Shelton Ensemble, y con ellos grab¨® temas de una desquiciada toxicidad vanguardista como If a Was a Hell¡¯s Angel (Si yo fuese un ¨¢ngel del infierno).
En su periodo m¨¢s f¨¦rtil, escrib¨ªa art¨ªculos en la prensa alternativa, compon¨ªa canciones, dibujaba carteles y portadas de discos y, sobre todo, produc¨ªa vi?etas subversivas a un ritmo fren¨¦tico. Suyos son personajes como Wonder Wart-hog (en Espa?a, Superserdo), una parodia lis¨¦rgica y porcina de Superman, los m¨²sicos fracasados de Not Quite Dead y, por supuesto, el barbudo y desastrado intelectual Phineas T. Phreak y el resto de fabulosos Freak Brothers.
Una Barcelona a¨²n por estrenar
En 1981, Shelton se instal¨® en Espa?a con su esposa, la agente literaria Lora Fountain. Emilio Bern¨¢rdez tuvo trato asiduo con ¨¦l por entonces y lo recuerda como ¡°un tipo discreto, siempre correcto y s¨²per amable, pero m¨¢s bien introvertido, con tendencia a sentarse en su rinc¨®n y no dar su opini¨®n a menos que se la pidieses¡±. Le recuerda en los primeros salones de c¨®mic en aquella Espa?a efervescente pero a¨²n en tonos sepia, ¡°tardando una hora y pico en volver del ba?o, porque ya era una leyenda, los chavales se acercaban a ¨¦l para hacerse fotos, pedirle aut¨®grafos o darle la brasa y ¨¦l, sencillamente, era incapaz de decirle que no a nadie¡±.
En invierno de 1981, tras el asalto al Congreso de los Diputados del teniente coronel Tejero, ¡°El V¨ªbora edit¨® un ¡®especial golpe de estado¡¯, una de esas gamberradas que tanto nos divert¨ªan por entonces, y ah¨ª estuvo Shelton, apoyando a la joven democracia espa?ola con sus vi?etas¡±, recuerda Bern¨¢rdez.
Al artista estadounidense le encantaba Barcelona: ¡°Piensa que aterriz¨® en los a?os m¨¢s locos de la transici¨®n, y se encontr¨® con un pa¨ªs que estaba estrenando la libertad y en el que el rock, la psicodelia y el punk, los hippies y la nueva ola, aterrizaban todos a la vez, de manera que todas esas movidas contraculturales que a ¨¦l tanto le fascinaban y que en Estados Unidos eran ya un rollo algo viejuno aqu¨ª estaban en pleno apogeo¡±.
Para Crumb y Shelton, adem¨¢s, fue una grata sorpresa que ¡°hubiese una editorial espa?ola dispuesta a pagarles dignamente por su trabajo y a reeditar en condiciones su material m¨¢s antiguo: ellos estaban acostumbrados a que les pirateasen, sin m¨¢s, eran los gajes del oficio del c¨®mic underground¡±. A Shelton le divert¨ªa, en especial, ¡°que sus Freak Brothers se vendiesen aqu¨ª en quioscos normales, no en librer¨ªas underground de fumetas¡±.
En 1984, Lora y Gilbert se establecieron en Par¨ªs. ¡°Ah¨ª siguen¡±, cuenta Bern¨¢rdez, ¡°porque Barcelona, con todo ese punto de locura que ten¨ªa por entonces, les fascinaba, pero Par¨ªs es Par¨ªs¡±. Migoya recuerda las frecuentes visitas de un Shelton ya establecido en Francia a los salones de c¨®mic espa?oles. ¡°Respond¨ªa al estereotipo de texano pacifista, relajado y tranquilo. Liarse un porro junto a ¨¦l era una de las haza?as de obligado cumplimiento para cualquier fan local de los c¨®mics underground que se preciase¡±.
A Bern¨¢rdez le parece tan positivo como a Migoya que las industrias del entretenimiento estadounidense se est¨¦n acordando ahora de Shelton (adem¨¢s de la serie de Tubi, est¨¢ tambi¨¦n en marcha el proyecto de un espect¨¢culo de Broadway basado en los Freak Brothers), pero prefiere no hacerse ilusiones: ¡°Ser¨¢, en todo caso, una moda pasajera. Shelton es una leyenda, pero tambi¨¦n un autor relativamente marginal. Nosotros estamos realizando una edici¨®n integral restaurada de todo el material de los Freak Brothers. Vamos por el tercer volumen y est¨¢ siendo un trabajo casi arqueol¨®gico, porque Shelton apenas conserva originales y tenemos que trabajar a partir de material publicado y fotolitos. No se vender¨¢ mucho, pero nos hace una especial ilusi¨®n que la mejor edici¨®n de los Freak Brothers del mundo sea la nuestra. Las nuevas generaciones de aficionados al c¨®mic de nuestro pa¨ªs lo merecen. Y Shelton tambi¨¦n¡±.
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