Una historia oral de Hollywood: la verdad de los mitos y leyendas de la meca del cine
Un libro de casi mil p¨¢ginas recoge las entretelas de esta industria a trav¨¦s de las voces de sus protagonistas m¨ªticos, de Lilian Gish a Howard Hawks o Clint Eastwood
Hace 53 a?os, el American Film Institute arranc¨® el ambicioso proyecto de entrevistar al mayor n¨²mero posible de profesionales de Hollywood. El resultado de aquel empe?o es un archivo de tres mil charlas que ahora los expertos Jeanine Basinger y Sam Wasson han seleccionado y editado para construir una fabulosa historia oral que, adem¨¢s, coincide con el centenario del c¨¦lebre cartel de Hollywoodland, erigido en la colina de Monte Lee en 1923.
El libro es un tocho de casi mil p¨¢ginas titulado Hollywood: The Oral History. Fluye ligero y funciona como un gran coro afinado para desenmascarar t¨®picos y leyendas. Aunque hay ausencias de peso, como la de John Ford, la lista de nombres es abrumadora y pretende resolver esas lagunas con otras voces. Como si fuera la sobremesa de un gran banquete (a estas alturas, quiz¨¢ la comida que sigue a un funeral) los invitados intentan explicar qu¨¦ ha sido Hollywood. ¡°Trabajo¡±, dice el cl¨¢sico del cine Raoul Walsh. ¡°Esa es la historia real. ?Pero a qui¨¦n le interesa esa historia?¡±.
Un destino laboral para centenares de emigrantes europeos como Fritz Lang: ¡°Hu¨ª de mi hogar con 18 a?os. Cualquiera que quiera ser alguien deber¨ªa huir de su casa¡¡±, aconseja el director de Metr¨®polis, que, antes de escapar de la Alemania nazi, se hab¨ªa instalado en Par¨ªs para ser pintor. M¨¢s all¨¢ de Lang, el curr¨ªculo de los grandes directores fue variado: Leo McCarey recuerda su faceta de abogado; Walsh, la de actor y Howard Hawks y Frank Capra, sus tiempos como ingenieros.
Lilian Gish, esa gigante del cine mudo que logr¨® abrirse paso en el sonoro hasta su muerte, en los a?os noventa, recuerda la pel¨ªcula que dirigi¨® en los tiempos pioneros, cuando ten¨ªa veinte a?os, y c¨®mo entonces hab¨ªa muchas mujeres, incluida su hermana Dorothy, escribiendo y filmando.
El libro se detiene en puntos de inflexi¨®n hist¨®ricos, como el del llamado Nuevo Hollywood: ¡°?Sabes? De repente todo el mundo ten¨ªa 90 a?os¡±, afirma uno de sus protagonistas, George Lucas, que confiesa su devoci¨®n por Godard y la nouvelle vague antes de que asome el colmillo retorcido del escritor Gore Vidal: ¡°Hay que advertirlo: cada vez que un franc¨¦s tiene una teor¨ªa, esa teor¨ªa es incorrecta. Francia es una naci¨®n dedicada a las falsas hip¨®tesis¡±.
Hablando de su pel¨ªcula Husbands, John Cassavetes explica que su falta de inter¨¦s por el ¨¢ngulo de la c¨¢mara tambi¨¦n era una cuesti¨®n de estilo. ¡°Nunca le dije a Victor Kempe [director de fotograf¨ªa] que hiciera los primeros planos del bar. Lo hizo todo por su cuenta, yo lo ¨²nico que le dije fue: pon sentimiento¡±. El mundo adulto de Cassavetes se mezcla con el amigo imaginario de Steven Spielberg a los ocho a?os: ¡°Yo era un chico raro, no ten¨ªa casi amigos, pero ten¨ªa a mi peque?o amigo del espacio¡±.
A base de an¨¦cdotas personales, consejos y frases lapidarias, Basinger y Wasson componen un libro de ritmo tan ¨¢gil que hasta Clint Eastwood, el ideal del hombre reacio a la ch¨¢chara, parece dispuesto a la confesi¨®n final: ¡°No me gusta pensar en el futuro inmediato, pero s¨¦ que alg¨²n d¨ªa me mirar¨¦ en el espejo y dir¨¦: ¡®Clint, no tienes buen aspecto¡±. A sus 91 a?os, cuesta admitir el ocaso de uno de los ¨²ltimos cl¨¢sicos y de eso que a¨²n llamamos Hollywood.
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