¡°Hice que fuese dif¨ªcil contratarme¡±: Michelle Pfeiffer, la actriz cuyo regreso Hollywood siempre espera
Tras acumular premios y ¨¦xitos durante los ochenta y los noventa, la actriz decidi¨® darse largos descansos del cine para disfrutar de su familia lejos de la industria. Este viernes vuelve a la pantalla con ¡®Ant-Man y la Avispa: Quantuman¨ªa¡¯
Hay un v¨ªdeo con m¨¢s de tres d¨¦cadas de antig¨¹edad que cada cierto tiempo reaparece en las redes sociales y las revoluciona. Acumula, solo en este tuit, seis millones de reproducciones.
Reminder: Michelle Pfeiffer whipped the heads off those four mannequins IN ONE TAKE to thunderous applause from the Batman Returns crew! pic.twitter.com/wVqyH4qw6A
— Jarett Wieselman (@JarettSays) February 19, 2021
En ¨¦l, Michelle Pfeiffer (California, 64 a?os) maneja el l¨¢tigo en Batman vuelve (Tim Burton, 1992) sin cromas ni m¨¢s efectos especiales que su destreza y arranca la cabeza a cuatro maniqu¨ªes en una sola toma antes de recibir un aplauso de todo el equipo. Su viralidad demuestra dos cosas. Primero, lo intensamente que la actriz se prepar¨® para un papel que le lleg¨® de rebote, pues Annette Bening era la elegida por Burton para interpretar a Catwoman, pero renunci¨® en el ¨²ltimo minuto tras quedarse embarazada. Y segundo, el impacto que sigue teniendo Michelle Pfeiffer a pesar de lo espor¨¢dicos que han sido sus papeles en los ¨²ltimos a?os.
¡°?Lo he visto! Es una locura, ?verdad? Es como si este personaje tuviera siete vidas. No hace m¨¢s que volver, celebr¨® la actriz cuando le preguntaron por el clip. Recuerda perfectamente aquel momento. ¡°Fue divertido. Me sent¨ª muy satisfecha conmigo misma, porque era algo que mi doble no pod¨ªa hacer y yo s¨ª¡±. Mientras mantiene la puerta abierta a volver a interpretar el papel en el futuro, esta semana vuelve a enfundarse en otro traje de hero¨ªna, el de la Avispa original, Janet Van Dyne, en Ant-Man y la Avispa: Quantuman¨ªa, de nuevo al lado de Paul Rudd, Michael Douglas y Evangeline Lily. La actriz de Perdidos se deshace en elogios hacia su madre en la pantalla. ¡°No solo es la mujer m¨¢s hermosa que haya caminado por el planeta Tierra, adem¨¢s es encantadora¡±. Es el tipo de reacci¨®n entusiasta que suele despertar. Kate Capshaw, su ¨ªntima amiga desde hace m¨¢s de 40 a?os, afirma que cada vez que la ve necesita unos minutos para reponerse de su belleza.
Su presencia en la pel¨ªcula de Marvel era un sue?o del director Peyton Reed. Lo ten¨ªa tan claro que para la primera entrega de la saga, en la que el personaje tan s¨®lo aparec¨ªa brevemente y enmascarada, contrat¨® a una actriz que se parec¨ªa a ella. Que Reed pudiese cumplir finalmente su sue?o fue una loter¨ªa. Pfeiffer es tan famosa por sus interpretaciones como por los papeles rechazados: dijo no a Pretty woman, Instinto b¨¢sico, El silencio de los corderos, Bugsy y Thelma y Louise, la ¨²nica negativa de la que se arrepiente.
La actriz lleva desde el 2000 entrando y saliendo del cine a su antojo y sum¨¢ndose s¨®lo a proyectos que le suponen alg¨²n tipo de reto o le permiten trabajar con gente que le gusta. Tiene poco que demostrar. Su carrera es prodigiosa en variedad y calidad. Ha hecho drama, comedia, musical, thrillers y cine de ¨¦poca, ha sido malvada de Disney y superhero¨ªna en Marvel y DC, sus pel¨ªculas han recaudado m¨¢s de 7.000 millones de d¨®lares en taquilla y acumula ocho nominaciones a los Globo de Oro (seis de ellas consecutivas), y tres a los Oscar.
Fue la verdadera deidad cinematogr¨¢fica de los ochenta y noventa. Puede que Meryl Streep se llevase todos los premios, pero Pfeiffer acaparaba las portadas. La mayor¨ªa no la ha olvidado. Paul Rudd cuenta que cuando todas las estrellas de las distintas sagas se reunieron en el apote¨®sico final de Vengadores: Endgame (y eso incluye media docena de ganadores del Oscar), nadie despert¨® tanto entusiasmo como ella. ¡°Mientras desfil¨¢bamos pude escuchar como Mark Ruffalo le dec¨ªa a Chris Hemsworth: ?Dios, es Michelle Pfeiffer!¡±.
Empezar con mal pie
Siempre tuvo claro que quer¨ªa ser una mujer independiente. A los 14 a?os minti¨® sobre su edad para conseguir trabajo de cajera en un supermercado, pero mientras cobraba unos melones se pregunt¨® si aquello era lo que quer¨ªa hacer el resto de su vida. Un d¨ªa, como record¨® en su cuenta de Instagram, se dijo: ¡°Por alg¨²n sitio hay que empezar¡± y se apunt¨® a Miss Orange County. Gan¨®, lleg¨® a participar en Miss California y all¨ª qued¨® sexta. No le interesaba la victoria, ten¨ªa un plan B: su peluquero le hab¨ªa contado que uno de los jurados era un agente que sol¨ªa fichar a las concursantes. Y la fich¨®. Sali¨® de all¨ª sin corona, pero con agente.
Los peque?os papeles empezaron a llegar y todos ten¨ªan una caracter¨ªstica: desde el gui¨®n su personaje se defin¨ªa como ¡°una bomba sexual¡±. ¡°?Y qu¨¦ pasa si la gente no piensa que soy sexy?¡± se preguntaba ella, seg¨²n confes¨® muchos a?os m¨¢s tarde. ¡°Voy a parecer una gilipollas¡±. Nadie lo pens¨®. Y ella se fij¨® una m¨¢xima: ¡°Cada vez que eleg¨ªa un papel, me aseguraba de que fuera algo un poco mejor que el anterior¡±.
Su falta de experiencia no fue un impedimento para que la contratasen como protagonista de Grease 2 al lado de Maxwell Caulfield, la estrella del culebr¨®n Los Colby. Probablemente una de las peores ideas de los ochenta y eso es mucho decir de la d¨¦cada en la que existieron pel¨ªculas como Howard, un nuevo h¨¦roe, sobre un pato extraterrestre. La onda expansiva del fracaso fue tal que tanto el director Brian de Palma como Al Pacino se negaron a contratarla para El precio del poder. Solo cedieron ante la insistencia del productor. Hoy una de las im¨¢genes m¨¢s recordadas de la pel¨ªcula es la de Pfeiffer bajando en un ascensor de cristal con su vestido lencero, protagonista de art¨ªculos como este de S Moda.
Cuando el ¨¦xito empez¨® a asomar lleg¨® el inevitable s¨ªndrome del impostor. ¡°No ven¨ªa de Juilliard [la prestigiosa escuela de arte neoyorquina]. Estaba aprendiendo a la vista de todos. As¨ª que siempre he tenido la sensaci¨®n de que un d¨ªa van a descubrir que realmente soy un fraude, que no s¨¦ lo que estoy haciendo¡±, confes¨® a Vanity Fair en 2017. Tambi¨¦n tuvo que enfrentarse a la parte que m¨¢s detesta de su trabajo: la prensa. Un castigo para una estrella que siempre ha tenido un fuerte sentido de la privacidad, tal vez porque conoce bien los peligros de su entorno. Poco despu¨¦s de instalarse en Hollywood estuvo a punto de ser abducida por la secta de los respiracionistas, un culto que afirma que se puede vivir de la luz solar. La salv¨® que en ese momento su primer marido, Peter Horton (el guap¨ªsimo profesor de literatura Gary Shepherd de Treinta y tantos) estaba preparando su papel en una pel¨ªcula sobre sectas y cada cosa que ¨¦l le contaba sobre su personaje le hac¨ªa ver que era exactamente lo que ella estaba viviendo.
Demasiado guapa para el mundo
Una de las razones de la persecuci¨®n a la que la somete la prensa es la obsesi¨®n por ese f¨ªsico que sigue dejando sin habla a sus amigos, algo que la incomoda. ¡°No s¨¦ si alguna vez me he sentido extraordinaria. S¨¦ que no lo soy. En todo caso, siempre he sentido que era convencionalmente guapa, lo cual es una ventaja en algunos aspectos y no en otros. Es una de esas cosas en las que est¨¢s jodido de cualquier manera¡±. Jonathan Demme, que la dirigi¨® en Casada con todos (1988), ahond¨® en ello en la revista Premiere tras su estreno. ¡°Creo que Michelle tiene un rostro tan sobrecogedor que la gente ha tendido a elegirla por su aspecto. Ha demostrado una enorme paciencia con quienes tendemos a centrarnos primero en lo guap¨ªsima que es.¡±
Su belleza hizo que muchos la menospreciaran, creyendo que ante s¨ª s¨®lo ten¨ªan una cara bonita. No tiene fama de ser una actriz f¨¢cil, lo que equivale en lenguaje de Hollywood a que no se limita a ser un florero. Tuvo sus m¨¢s y sus menos con el director Richard Donner en Lady Halc¨®n (1985), la deliciosa f¨¢bula medieval sobre un amor imposible. Pfeiffer no quer¨ªa ser ¨²nicamente una dama et¨¦rea que pena por su amado por los bosques envuelta en tules, as¨ª que el guion cambi¨® y hoy es una indiscutible obra de culto que signific¨® el primer pelda?o en la consolidaci¨®n como estrella de Pfeiffer.
El segundo fue el ¨¦xito fue Las brujas de Eastwick (1987), en la que combat¨ªa las artes demon¨ªacas de Jack Nicholson junto a Susan Sarandon y Cher. Con el siguiente trabajo, Casada con todos (1987) en el que cubierta con una peluca negra interpretaba a un ama de casa italiana, lleg¨® su primera nominaci¨®n al Globo de Oro. Los ochenta eran suyos. Al a?o siguiente logr¨® su primera nominaci¨®n al Oscar con Las amistades peligrosas (1988), al lado de Glenn Close, una casi debutante Uma Thurman y John Malcovich (el romance entre ambos en la vida real dinamit¨® el matrimonio del actor con la tambi¨¦n actriz Glenne Headly).
La siguiente ocasi¨®n en que estuvo a punto de hacerse con la estatuilla fue por Los fabulosos Baker Boys (1989). El plano cenital que la muestra vestida con un espectacular vestido rojo cantando sobre un piano de cola se convirti¨® en una imagen ic¨®nica. ¡°Lo que est¨¢ haciendo mientras interpreta esa canci¨®n no es simplemente cantar; es lo que Rita Hayworth hizo en Gilda y Marilyn Monroe hizo en Con faldas y a lo loco¡± escribi¨® entusiasmado el cr¨ªtico Roger Ebert.
Ya nadie cuestionaba su talento, pero tuvo que opacar su belleza para uno de esas decisiones de casting que inexplicablemente funcionan: interpretar a la acomplejada camarera de Frankie y Johnny (1991), un papel escrito y representado en teatro por Kathy Bates. Tambi¨¦n result¨® cre¨ªble como la sofisticada condesa Olenska en La edad de la inocencia (1993) o la inocente ama de casa sure?a que cruza el pa¨ªs para conocer a Kennedy en Por encima de todo (1992), que le dio su tercera nominaci¨®n al Oscar.
En los noventa, adem¨¢s de consolidar su estrellato, rompi¨® la taquilla con Batman vuelve (1992) y fund¨® la productora Via Rosa en la que produc¨ªa los papeles que le interesaban, como Mentes peligrosas (1995) y Un d¨ªa inolvidable (1996). Con el inicio del nuevo milenio y cuando todav¨ªa estaba en lo m¨¢s alto, se retir¨® para pasar m¨¢s tiempo con su familia.
Unas nuevas prioridades
¡°No quise dejar de trabajar, pero me volv¨ª muy exigente con mis requisitos¡±, explic¨®. ¡°?D¨®nde se graba? ?Cu¨¢nto dura el rodaje? ?Puedo llevar a los ni?os? Hice que fuese dif¨ªcil contratarme. Y me parece bien¡±. Su salida de Hollywood no fue traum¨¢tica. No dio un portazo como Debra Winger, harta de la falta de papeles. Tampoco se encontr¨® con el rechazo de la industria, como Meg Ryan. No sinti¨® que ya no hab¨ªa un sitio para ella, como Cameron Diaz. Simplemente, sus prioridades cambiaron.
En 1993 adopt¨® a una ni?a y meses despu¨¦s empez¨® una relaci¨®n con el productor de Ally McBeal y Big Little Lies, David E. Kelley, que dura ya 30 a?os. Se retiraron a un rancho en San Francisco y pudo disfrutar de la privacidad y de las cosas que verdaderamente le gustan, como pintar al ¨®leo y colocarse su cintur¨®n de herramientas para construir cosas. Ni siquiera fue consciente de que se hab¨ªa retirado hasta que sus hijos le preguntaron cu¨¢ndo pensaba volver a trabajar.
En los ¨²ltimos a?os sus incursiones en la gran pantalla se han convertido en peque?os acontecimientos y el envejecimiento, un tema recurrente en casi todos sus temidas entrevistas. ¡°Todo lo que realmente me importa es que sea capaz de envejecer con gracia y que nunca parezca una figura de cera de m¨ª misma¡±, confes¨® a People en 1999. Ya entonces, hace casi un cuarto de siglo, se le preguntaba por la edad.
Desde su vuelta s¨®lo hace lo que le apetece, ha alternado ¨¦xitos de taquilla (Asesinato en el Orient Express y las sagas de Mal¨¦fica o Ant-Man) con peque?as producciones independientes. Con French Exit consigui¨® en 2021 su ¨²ltima nominaci¨®n al Globo de Oro. Por el bien del cine y de los espectadores esperemos que a Michelle Pfeifer le queden muchas reapariciones.
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