Vuelos con millones de rosas a bordo: ?de d¨®nde vienen las flores que se venden en Espa?a?
Menos del 10% de los casi seis millones de rosas que se vendieron en Catalu?a el pasado 23 de abril eran aut¨®ctonas. El resto eran, en su mayor¨ªa, flores colombianas y ecuatorianas
Las rosas vienen de muy lejos. Saadi, rapsoda de la Persia medieval, las describ¨ªa como cuerpos celestes ca¨ªdos a la tierra, copos de nieve gal¨¢ctica que la sangre de los ruise?ores ti?¨® de rojo. Pero, por mucho que la poes¨ªa les atribuya un origen sideral, hoy sabemos, gracias al registro f¨®sil, que el arbusto espinoso que produce esta peculiar flor brot¨® por vez primera en las mesetas del centro de Asia hace millones de a?os. De all¨ª se extendi¨® por casi todo el hemisferio norte y se viene cultivando en lugares como China desde hace 5.000 a?os.
Sirios, egipcios, babilonios, romanos y griegos rindieron culto a la que la poeta Safo llam¨® el fruto fragante, la reina de las flores. Su introducci¨®n en jardines privados de Occidente, como flor arom¨¢tica y medicinal, se atribuye a Carlomagno, y fue en Europa donde se generaliz¨® el cruce entre variedades aut¨®ctonas y for¨¢neas (la rosa china, la damascena, la lutea de Asia Menor), silvestres y cultivadas, que dio origen a la industria contempor¨¢nea de la rosa.
En la actualidad, la rosa cortada que languidece espl¨¦ndidamente en nuestros jarrones sigue viniendo, por lo general, de muy lejos. Menos del 10% de los cerca de seis millones de rosas que se vendieron en Catalu?a el pasado 23 de abril, d¨ªa de Sant Jordi, eran aut¨®ctonas. El resto eran, en su mayor¨ªa, flores colombianas y ecuatorianas.
De este par de potencias florales de Am¨¦rica Latina proceden las Freedom, la variante de moda, flores de corola grande, con tallos de entre 40 y 80 cent¨ªmetros, alrededor de 40 p¨¦talos, color brillante y aroma intenso y dulce. Sus ¨²nicas competidoras de consideraci¨®n, una vez relegada la rosa nacional (del Maresme, la Tarragona litoral o Valencia), son las Grand Prix y Red Naomi procedentes de los Pa¨ªses Bajos y las cada vez m¨¢s frecuentes rosas keniatas y et¨ªopes.
Flores de otro mundo
Aunque se trata de un mercado vol¨¢til, que ha experimentado fluctuaciones importantes en los ¨²ltimos a?os, las Freedom rojas procedentes de los altiplanos de la zona ecuatorial resultan ahora mismo un producto de exportaci¨®n imbatible. Bob Sechler, corresponsal en Colombia del Wall Street Journal, describe ¡°el tortuoso proceso¡± que lleva a una flor colombiana, de la meseta antioque?a, la sabana de Bogot¨¢ o el Valle del Cauca, a un jarr¨®n de Estados Unidos o la Europa Comunitaria.
La flor crece en suelo h¨²medo y f¨¦rtil, siempre a m¨¢s de 1.800 metros de altura, en las m¨¢s de 7.000 hect¨¢reas de floriculturas con las que cuenta el pa¨ªs. Una vez cortada, se clasifica en funci¨®n de la longitud de su tallo y se transporta al cuarto fr¨ªo, el almac¨¦n acondicionado en que se realiza el control de calidad, se forman los ramos y se proporciona a la flor agua y nutrientes antes de embalarla. De ah¨ª, las rosas se disponen en cajas de hasta 30 unidades y empiezan un largo periplo, con frecuencia en compa?¨ªa de claveles, hortensias, alstroemerias, lirios, pompones y crisantemos. Camiones con c¨¢maras frigor¨ªficas las trasladan del altiplano al Aeropuerto Internacional de El Dorado, en Bogot¨¢, y de ah¨ª viajan a sus destinos finales, en vuelos operados por LAN Cargo Colombia, filial de LATAM Airlines Group, o por compa?¨ªas estadounidenses y europeas como Iberia, con su servicio IAG Cargo. En grandes ocasiones, como San Valent¨ªn, el d¨ªa de la Madre o, en menor medida, Sant Jordi, las flores llegan a suponer m¨¢s del 90% de la carga de las aeronaves.
Sechler destaca tambi¨¦n que ¡°cada vez son m¨¢s las flores frescas, empezando por los sufridos claveles, que viajan en barco¡±, zarpando de los puertos de Cartagena o Santa Marta con rumbo a lugares como Miami. Hablamos de traves¨ªas de entre una y tres semanas que, pese a todo, resultan rentables desde el punto de vista econ¨®mico e id¨®neas para mantener la cadena de fr¨ªo. Algo similar ocurre con las rosas producidas en Ecuador, en las m¨¢s de 80 floricultoras situadas en municipios como Latacunga, Cayambe o Carchi. Desde la serran¨ªa andina, los camiones refrigerados las transportan al Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre, en Tababela, cerca de Quito, y de all¨ª vuelan a un centenar de pa¨ªses, Espa?a entre ellos. La rosa local resiste a muy duras penas el empuje de esta cadena de producci¨®n y exportaci¨®n tan bien engrasada y con costes de producci¨®n muy inferiores a los de cualquier alternativa cultivada en Europa, los Estados Unidos o Canad¨¢, productores florales en declive. Pese a que recorren distancias de hasta 10.000 kil¨®metros para alcanzar su destino, las Freedom de Colombia y Ecuador se venden a precios m¨®dicos.
No hay color
Las rosas del Maresme conservaron hasta hace alrededor de 15 a?os una cuota de mercado cercana al 40%, pero el producto de proximidad, como explicaba en una entrevista reciente Toni Bertran, uno de los dos ¨²ltimos cultivadores que quedan en la comarca, ¡°ya no tiene nada que hacer contra la rosa for¨¢nea¡±. No es tanto una cuesti¨®n de calidad, en opini¨®n del agricultor, como de simple l¨®gica econ¨®mica.
Contra los cultivos extensivos en pa¨ªses de costes laborales bajos, poco se puede oponer. Los m¨¢rgenes comerciales se estrechan y la superficie dedicada a este cultivo mengua a?o tras a?o: ¡°Yo ten¨ªa 2,5 hect¨¢reas hace cuatro a?os y lo he reducido ya a 1,2¡å. En 2021 se produjeron para Sant Jordi apenas 100.000 unidades, por las 250.000 de 2018. Ni siquiera las restricciones a la importaci¨®n que trajo la pandemia han dado algo de aire al par de floricultores locales, el propio Bertran, en el municipio de Tei¨¤, y Flores Pones, en Santa Susanna: ¡°En el futuro, tambi¨¦n nosotros acabaremos dedicando esa superficie a otro cultivo¡±, reconoc¨ªa el ¨²ltimo de Filipinas de la rosa aut¨®ctona.
M¨¢s all¨¢ de la rosa, uno de los principales nichos en que Colombia y Ecuador han conseguido emerger como grandes potencias exportadoras a nivel mundial, el mercado de la flor fresca sigue teniendo un l¨ªder indiscutible, por mucho que se haya atenuado su hegemon¨ªa en los ¨²ltimos a?os. Hablamos, por supuesto, de los Pa¨ªses Bajos, que vienen dominando el cotarro desde que empezaron a hacer alquimia floral con la rosa damascena all¨¢ por el siglo XVI, por no hablar de sus celeb¨¦rrimos tulipanes.
Flores globales
Seg¨²n datos de The Observatory of Economic Complexity (OEC), el pa¨ªs del Benelux exporta flores cortadas por un valor de 5.170 millones anuales de d¨®lares anuales, lo que supone un 49,2% de las exportaciones mundiales. El par de potencias emergentes, Colombia y Ecuador, se conforman de momento con cuotas de un 16,5% y un 8,9% respetivamente, 1.730 millones de d¨®lares para los colombianos y 937 para los ecuatorianos. Sus rivales africanos se asoman al podio con incrementos muy sustanciales en los ¨²ltimos a?os: Kenia alcanza los 766 millones y Etiop¨ªa los 235.
Puestos a identificar otros pa¨ªses con una capacidad exportadora rese?able, habr¨ªa que citar China, Malasia, Israel, Turqu¨ªa y Vietnam, todos con cuotas cercanas al 1%. Israel (incluida la Franja de Gaza, siempre que los campesinos palestinos no se ven obligados a utilizarlos como alimentos para sus ovejas) exporta unos muy cotizados claveles. Turqu¨ªa, ex¨®ticas rosas muy valoradas por los floristas neerlandeses. Vietnam, lirios, crisantemos, orqu¨ªdeas y una variedad de rosa que hace furor en Jap¨®n. China, aunque orienta el grueso de su enorme producci¨®n al mercado local y est¨¢ empezando a importar rosas, crisantemos, claveles y orqu¨ªdeas de lugares como Colombia, vende tambi¨¦n al mejor postor sus gerberas o lirios (adem¨¢s de sus flores artificiales, pero ese es otro tema). Malasia es una potencia menor en venta de orqu¨ªdeas, con alguna que otra variedad excepcional que alcanza precios fuera de ¨®rbita.
Espa?a, seg¨²n datos de Statista, vende flores cortadas en el mercado internacional por un valor de poco m¨¢s de 70 millones anuales, menos que Canad¨¢, pero m¨¢s que Alemania. ?Qu¨¦ exportamos? Claveles, nuestra flor con mayor proyecci¨®n, por un volumen de 13,6 millones anuales. Y, s¨ª, tambi¨¦n una parte de las rosas que cultivamos y que no dejan de perder pie en el mercado interno. ?Qui¨¦n nos las compra? Sobre todo, nuestros socios comunitarios: por este orden, franceses, neerlandeses y alemanes. Las exportaciones m¨¢s all¨¢ de la Uni¨®n Europea suponen menos del 10% del total. Es decir, que es muy improbable que una flor espa?ola viaje a otro continente.
Entre los principales importadores, la parte del le¨®n se la lleva Estados Unidos, destino del 20,3% de las flores que se venden en el mundo. Por detr¨¢s, la Rep¨²blica Federal Alemana (15,5%), Reino Unido (9,57%) y unos Pa¨ªses Bajos (9,54%) cuya voracidad floral los convierte en puerto franco de ida y vuelta. Espa?a consume alrededor del 1,03% de las flores que se exportan, m¨¢s que la Rep¨²blica de Irlanda, Ruman¨ªa, Finlandia o Noruega, pero mucho menos que Jap¨®n, Italia, Dinamarca, Polonia o la Rep¨²blica Checa.
En t¨¦rminos globales, el de la flor que viaja de un pa¨ªs a otro es un mercado en crecimiento, m¨¢s de un 24% entre 2020 y 2021. La flor cortada es ahora mismo el n¨²mero 344 de los productos m¨¢s exportados del mundo. A¨²n supone un modesto 0,0005% del comercio mundial. Pero sigue creciendo.
Las fuera de serie de la constelaci¨®n floral
Menci¨®n aparte merece el tambi¨¦n muy en auge mercado de flores raras. Hablamos de productos de lujo como la afamada orqu¨ªdea Oro que se produce en el Parque Nacional de Kinabalu, en Malasia, una pieza de orfebrer¨ªa floral que florece entre abril y mayo y poder llegar a tardar 15 a?os en florecer. Los ejemplares de esta rareza bot¨¢nica se subastan y superan muy a menudo los 5.000 euros.
De la Shenzen Nongke, orqu¨ªdea mutante creada por el ser humano, se han llegado a vender piezas de coleccionista a cantidades de seis cifras (200.000 d¨®lares en subasta celebrada en 2005 en Estados Unidos). La Juliet Rose, obra maestra del afamado horticultor Davis Austin, se considera la rosa m¨¢s perfecta del mundo y tiene un valor estimado de 13,5 millones de d¨®lares, 135.000 por cada uno de sus 100 exquisitos p¨¦talos. La flor de azafr¨¢n, la gloriosa asi¨¢tica o sudafricana, el lirio del valle y determinadas variedades de gardenias o hortensias pueden costar tambi¨¦n aut¨¦nticas fortunas. Y la flor de Kadupul, originaria de Sri Lanka, resulta tan rara y fr¨¢gil que ni siquiera se vende, a no ser que se trate de algunos de los contados ejemplares que est¨¢n empezando a cultivarse en los ¨²ltimos a?os en Centroam¨¦rica.
Comparados con esta nueva aristocracia floral, los tulipanes neerlandeses, responsables de la creaci¨®n de una burbuja especulativa que arruin¨® en el siglo XVII a centenares de familias europeas, resultan hoy en d¨ªa un objeto de consumo trivial, aunque algunos ejemplares muy concretos se sigan subastando por varios miles de euros. As¨ª que ya lo saben, la respuesta correcta cuando alguien les pregunte de d¨®nde vienen las flores es: ¡°Cada vez de m¨¢s lejos¡±
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