Un calvario p¨²blico y en directo: c¨®mo Demi Lovato hizo de su sufrimiento su mejor marca
A sus 30 a?os y a punto de publicar un disco de rock, la exestrella Disney se ha convertido en una de las celebridades favoritas del p¨²blico gracias a su desgarradora honestidad en redes y apariciones p¨²blicas
El pr¨®ximo 15 de septiembre se edita Revamped, el tercero de los ¨¢lbumes ¡°p¨®stumos¡± de Demi Lovato (Albuquerque, Nuevo M¨¦xico, 30 a?os). Decimos p¨®stumos porque son posteriores (este y los dos que le preceden, Dancing with the Devil¡ and the Art of Starting Over y Holy Fvck) a lo que la propia artista describe como su ¡°muerte y resurrecci¨®n¡±, es decir, la sobredosis de opi¨¢ceos que sufri¨® en su residencia de Hollywood Hills el 24 de julio de 2018, hace ahora cinco a?os.
En ese dram¨¢tico trance, Lovato padeci¨® un infarto y tres embolias y a¨²n arrastra secuelas como una ceguera parcial que la incapacita para conducir autom¨®viles. Lo cuenta en Dancing with the Devil, una docuserie de seis cap¨ªtulos estrenada en YouTube hace dos a?os y que ahora mismo supera los 16 millones de visualizaciones. Es, probablemente, el m¨¢s turbio y descarnado documental sobre las flaquezas, desventuras y tragedias de una mujer c¨¦lebre que se ha producido en los ¨²ltimos a?os.
Revamped, el ¨¢lbum que trae a Lovato de vuelta, no va a ofrecer temas nuevos. Es una simple traducci¨®n a su reci¨¦n estrenada sensibilidad roquera de diez de los temas m¨¢s emblem¨¢ticos del repertorio de la estadounidense, empezando por Sorry Not Sorry, que ha sido acelerada hasta el delirio y cuenta con la guitarra trapera y narc¨®tica del ex Guns N¡¯ Roses Slash, su nuevo c¨®mplice creativo. Los fans han tenido ya la oportunidad de escuchar tres de las canciones, el ya citado, Heart Attack y Cool for the Summer, y los est¨¢n acogiendo con previsible entusiasmo.
Los lovatics, una de las tribus m¨¢s fundamentalistas e incondicionales del fandom mundial, est¨¢n dispuestos a comprar cualquier cosa que su becerro de oro les venda. Creen en ella, se sienten retribuidos por la desnortada franqueza con que les habla de su vida. Se entusiasman con sus ¨¦xitos. Sufren como madres con sus desenga?os amorosos, sus problemas de equilibrio emocional y sus adicciones.
Como explica Scottie Andrews en un art¨ªculo en CNN, este n¨²cleo duro de seguidores contumaces se ha acostumbrado a considerar trascendentes y genuinas incluso sus declaraciones ¡°de apariencia m¨¢s vacua¡±, como los recientes vaivenes de Lovato con la percepci¨®n de su tendencia sexual e identidad de g¨¦nero, que han hecho correr r¨ªos de tinta: tras definirse de manera sucesiva como bisexual, pansexual y queer, pidi¨® en 2021 que se refiriesen a ella como persona no binaria (con el ingl¨¦s they en lugar del pronombre femenino she). Hace unos meses opt¨® por volver a los pronombres femeninos. La raz¨®n de esta pirueta es, seg¨²n declar¨® en el podcast Spout, que est¨¢ ¡°reconectando¡± con su lado femenino, admitiendo que el baile de pronombres pueda resultar un tanto ¡°confuso¡±.
Qui¨¦reme, aunque te duela
Hay una an¨¦cdota poco divulgada que ilustra a la perfecci¨®n la peculiar manera en que Demi Lovato se relaciona con sus fans desde que irrumpi¨® en la constelaci¨®n pop siendo a¨²n una ni?a. En septiembre de 2016, un seguidor de 17 a?os llamado Vladimir Serbanescu public¨® en Twitter un dibujo que representaba a la cantante y actriz como una sensual sirena, con pechos grandes y cintura angosta. En pocas horas, la imagen cosech¨® 3.500 ¡®me gustas¡¯ y un centenar largo de comentarios elogiosos por parte de los lovatics. Vladimir agradec¨ªa las alabanzas con entusiasmo. Pronto se le congelar¨ªa la sonrisa.
Ante la expectaci¨®n generada, Lovato, que presume de administrar en persona sus redes sociales siempre que puede, irrumpi¨® para sentenciar que el dibujo le parec¨ªa ¡°bonito¡±, pero que aquel no era su cuerpo: ¡°?Es as¨ª como crees que deber¨ªan ser mis pechos?¡±. El tono de las intervenciones dio un casi instant¨¢neo giro de 180 grados. Los lovatics empezaron a acusar de Serbanescu de insensible, sexista y rijoso, de bastardear la imagen de Demi y convertirla en objeto de una fantas¨ªa masculina. El muchacho ensay¨® una t¨ªmida defensa: ¡°Siento que te haya molestado, pero quise representarte tal y como imagino a las sirenas, unas criaturas mitol¨®gicas¡±. Lovato continu¨®: ¡°Ya te he felicitado por el dibujo. Pero perm¨ªteme decirte lo ofensivo que me parece que alguien me represente con un cuerpo distinto porque el m¨ªo, en apariencia, no es lo bastante bueno¡±.
As¨ª es (o as¨ª se muestra en p¨²blico, muy especialmente en redes sociales) Demi Lovato. Expeditiva, directa, sincera. Cercana y emp¨¢tica cuando procede, beligerante y agresiva cuando considera que alguien ha cruzado la l¨ªnea. Observadora atenta, Lovato combate a brazo partido cualquier alarde (presunto o flagrante) de misoginia, habla de feminismo, aceptaci¨®n de los cuerpos y cultura queer, exhibe vulnerabilidad y las cicatrices de una biograf¨ªa accidentada que la ha asomado a infiernos como la bulimia, las autolesiones o el abuso de sustancias. Y los lovatics responden al un¨ªsono, con lealtad incondicional y fervor mesi¨¢nico, porque sienten que su ¨ªdolo se les entrega en cuerpo y alma, sin pretextos ni reservas.
Siempre fieles
No todas las comunidades fandom son as¨ª de devotas. Entre los smilers, los seguidores de Miley Cyrus, se tolera una cierta discrepancia: hay quien ama su m¨²sica y deplora su imagen de diva insurgente y descarriada. Entre los swifties, la tribu de Taylor Swift, hay una facci¨®n minoritaria pero muy activa, los gaylors, que insiste en sacarla del armario contra su voluntad y otra, los hetlors, que le exige que reafirme una y otra vez su heterosexualidad y desautorice con mayor contundencia a los primeros. Los barbz, el culto laico que rodea a Nicki Minaj, est¨¢n escindidos tambi¨¦n entre gais suspicaces y heterosexuales tirando a energ¨²menos. El grueso de los fans de Harry Potter viven instalados en la dicotom¨ªa: adoran los libros, pero desaprueban a su autora, J.K. Rowling, muy activa en su cuestionamiento de los avances en las leyes trans.
Nada de eso ocurre en territorio Lovato. A Demi se la reverencia, se la acepta y, sobre todo, se la acompa?a en sus continuas mutaciones. Sus fans m¨¢s veteranos, los que la siguen desde que protagoniz¨® la serie Camp Rock all¨¢ por 2008, cuando ten¨ªa apenas 15 a?os, empezaron secundando a una princesa Disney de origen latino, en la ¨®rbita de los Jonas Brothers, cat¨®lica practicante, orgullosa portadora del anillo de pureza que acreditaba su voluntad de llegar virgen al matrimonio.
Luego result¨® que aquella adolescente de aspecto angelical y con una voz de algo m¨¢s de cuatro octavas, aquel producto que parec¨ªa concebido para triunfar en el cintur¨®n b¨ªblico de los Estados Unidos, hab¨ªa sufrido una agresi¨®n sexual muy temprana (seg¨²n declar¨® en 2021, durante el rodaje de la pel¨ªcula citada, la que tanto contribuy¨® a encumbrarla), padec¨ªa bulimia nerviosa y llevaba bebiendo alcohol y fumando cannabis desde los 13 a?os. Poco despu¨¦s trascendi¨® tambi¨¦n que su relaci¨®n con el cantante de origen venezolano Wilmer Valderrama, 12 a?os mayor que Demi, hab¨ªa arrancado cuando ella era a¨²n menor de edad, coincidiendo con la ¨¦poca en que comenz¨® a consumir coca¨ªna.
Los cambios posteriores resultar¨ªan a¨²n m¨¢s abruptos. En 2010, con 18 a?os reci¨¦n cumplidos, ingresa por vez primera en una cl¨ªnica de rehabilitaci¨®n. Tal y como explica Josh Duboff en Harper¡¯s Bazaar, el detonante fue que ¡°agredi¨® en p¨²blico a una de sus bailarinas, Alex Welch, tras una madrugada de borrachera¡±. Sus terapeutas dictaminaron por entonces que su comportamiento compulsivo y err¨¢tico se deb¨ªa a un trastorno bipolar, diagn¨®stico que la propia Lovato asumi¨® durante a?os, pero con el que hoy discrepa, convencida de que lo que padece es en realidad un d¨¦ficit de atenci¨®n severo, adem¨¢s de las tambi¨¦n diagnosticadas ansiedad, depresi¨®n y esquizofrenia.
El infierno era esto
Con semejante mochila a cuestas, y con una pol¨ªtica de comunicaci¨®n en la que pesaba a¨²n m¨¢s el oscurantismo y las medias verdades que la franqueza, Demi se asom¨® a un tr¨¢nsito a la madurez art¨ªstica (casi) tan triunfal como su etapa bajo el paraguas de Disney Channel. No pudo bajar el ritmo, como le recomendaban los m¨¦dicos tras sufrir su primer colapso de importancia, porque el ¨¦xito de su segundo ¨¢lbum, Here We Go Again (2009), le hab¨ªa permitido comprar una mansi¨®n de estilo mediterr¨¢neo en Los ?ngeles para su familia, pero le impuso, como contrapartida, una serie de onerosos peajes.
Convertida en una empresa, responsable del sustento de su madre, su padrastro y sus hermanas, Lovato sigui¨® lidiando como pudo con sus infiernos privados. Entre 2010 y 2012, seg¨²n admite ahora, continu¨® drog¨¢ndose con fruici¨®n, pero a escondidas. Luego vinieron a?os de relativa estabilidad y sobriedad matizada apenas por alguna que otra reca¨ªda puntual. Se sucedieron Unbroken, Demi, Confident y Tell Me You Love Me, ¨¢lbumes de ¨¦xito creciente y tratados con indulgencia por la cr¨ªtica. Fue jurado de The X Factor en la misma edici¨®n que Britney Spears, otra princesa Disney atrapada en una espiral destructiva.
En noviembre de 2017 aparc¨® su soul de amplio espectro para asomarse al pop latino con ?chame la culpa, su exitoso d¨²o con Luis Fonsi. Y en 2018 fue, finalmente, alcanzada por sus demonios y vivi¨® un a?o de pesadilla. En marzo, pocos d¨ªas despu¨¦s de que celebrase sus (supuestos) seis a?os sin consumir alcohol y drogas, Demi, ¡°desquiciada y asqueada¡± de s¨ª misma, seg¨²n cuenta en Dancing with the Devil, se encerr¨® en su mansi¨®n para beberse a solas una botella de vino tinto. Horas despu¨¦s, acab¨® en una fiesta privada en la que consumi¨® por vez primera ¡°metanfetamina mezclada con MDMA, coca¨ªna, marihuana, oxitocina y varios litros de alcohol¡±, un c¨®ctel que pudo ser letal.
La sobredosis que esquiv¨® esa noche se produjo cuatro meses despu¨¦s, provocada por la ingesta de fentanilo, un opioide sint¨¦tico hasta 50 veces m¨¢s fuerte que la hero¨ªna. Una de sus asistentes la encontr¨® tumbada en el suelo. Los param¨¦dicos acudieron a su residencia cuando la cantante estaba ¡°a cinco minutos escasos de la muerte¡± y consiguieron traerla de vuelta administr¨¢ndole naloxona con un espray nasal.
Cu¨¦ntamelo todo
Si conocemos todos estos detalles, incluso los m¨¢s escabrosos, es porque Lovato, en uno de esos ejercicios de transparencia que tanto encandilan a sus fans, los nuevos y los de siempre, ha optado por explicarlos en esa antolog¨ªa de la sordidez y la desgracia que es su docuserie. Y lo ha hecho siguiendo la sugerencia de su nuevo agente, Scooter Braun, al que contrat¨® muy poco despu¨¦s de recibir el alta tras su sobredosis.
Braun, neoyorquino de 42 a?os, ya hab¨ªa acudido al rescate de un par de convalecientes: la imagen de Justin Bieber y la carrera musical de Ariana Grande. Demi se puso en sus manos y asumi¨® con naturalidad el plan quinquenal que dise?¨® para ella. Primero, una larga pausa profesional para resta?ar heridas, recuperar el equilibrio y distanciarse de la imagen de toxicidad decadente asociada a haber sufrido una sobredosis de opi¨¢ceos a los 25 a?os. Despu¨¦s, cambio de direcci¨®n musical (el rock no ha muerto, lo dice Demi Lovato), actividad fren¨¦tica en redes y el uso sistem¨¢tico de la ¡°sinceridad¡± como estrategia.
Funcion¨®. Y lo hizo, en gran medida, porque Lovato conserva ese magn¨ªfico activo que siempre han sido para ella los lovatics, ese p¨²blico cautivo que sirve de n¨²cleo irradiador para su ¨¦xito planetario y que lleva acompa?¨¢ndola contra viento y marea desde que se convenci¨® de que Demi, con todas sus defectos y flaquezas, siempre le iba a decir la verdad. Es as¨ª como se construyen y consolidan los imperios en la era de la nueva fama.
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