No diga ¡®Eso no lo podr¨ªa hacer una mujer¡¯, diga ¡®Eso no se hace¡¯
Cada ¨¦poca crea sus arquetipos y el de nuestros tiempos va camino de ser el hombre que conf¨ªa su destino a un viento a favor que ya no sopla y se da la casta?a de su vida contra el presente
Imaginen a este tipo y d¨ªganme qu¨¦ tal. Un americano popular, guaperas, hijo de m¨²sicos; conoce a una chica inglesa, se casa con ella, pactan afincarse en Inglaterra. Cuatro a?os y dos ni?os despu¨¦s, anuncian el divorcio. Solo entonces empiezan a o¨ªrse rumores de que a ella le gustaba mucho la fiesta; que quer¨ªa vivir su juventud; que no le gustaba estar en casa. Que no era buena madre. Muchos rumores, de golpe, iguales ¨Cella no es seria y ¨¦l s¨ª¨C, todos claramente vienen de ¨¦l. Al poco se entiende por qu¨¦, cuando ella le denuncia a la polic¨ªa porque ¨¦l no suelta los pasaportes de las ni?as: Se niega a que vuelvan a Inglaterra con la madre.
El tipo es Joe Jonas, integrante de aquel grupo de 2005 Jonas Brothers y uno de los pocos famosos cuya vida suena m¨¢s interesante si no revelas su nombre. Su divorcio se inici¨® el 1 de septiembre. La campa?a de desprestigio contra su ya exesposa, a los pocos d¨ªas. Las cr¨ªticas al cantante, a las pocas horas. La demanda se puso el 21 de septiembre y desde entonces la ola de rechazo hacia ¨¦l ha sido inevitable e irreversible. Ya quedaba mal cuando estaba parec¨ªa estar esgrimiendo su popularidad, su imagen de t¨ªo serio y un pu?ado de t¨®picos machistas para salir victorioso en el relato del divorcio. Qued¨® grotesco cuando se supo que quer¨ªa ese relato para quedarse con las ni?as. Gente m¨¢s famosa que ¨¦l le ha criticado, gente que ni le conoc¨ªa de antes se ha puesto en su contra y gente que deber¨ªa estar defendi¨¦ndolo le ha abandonado. No ha sabido medir bien su popularidad, dicen; no ha tenido en cuenta que su mujer, Sophie Turner, fue Sansa Stark en Juego de tronos y que seguramente caiga mejor a m¨¢s gente que ¨¦l (el Norte recuerda); no ha valorado que sus fans son, principalmente, mujeres mileniales que ya no van a cuestionar que otra mujer quiera ser libre en esta vida, eso quienes se crean el relato que ha ido colando Jonas en los tabloides; no ha recordado, como s¨ª han hecho tantas personas, que a Turner se la ha visto muy poco de fiesta y que ella misma se ha retratado en varias entrevistas como una persona casera y aburrida. Joe Jonas, en fin, no ha sabido darse cuenta que el planeta en el que vive es otro.
Cada ¨¦poca crea sus arquetipos. Durante la colonizaci¨®n se propag¨® la imagen del nativo violento por civilizar y cuando Estados Unidos esclavizaba a africanos, la idea del negro vago y desobediente. Ahora es casi imposible colar arquetipos tan interesados. S¨ª se mantiene el principio m¨¢s importante: el arquetipo que cala en la sociedad te demuestra qui¨¦n tiene la sarten por el mango. El arquetipo de la mujer que no puede ser buena madre porque quiere vivir su vida ya no cala. El del hombre que mide mal sus fuerzas, que conf¨ªa su destino a un viento a favor que ya no sopla y se da la casta?a de su vida contra el presente, sin embargo, s¨ª. Va camino de ser la ense?a de nuestros tiempos.
La de Joe Jonas es, en traducci¨®n libre, la historia de Luis Rubiales (Luis Rubiales debe estar at¨®nito de verse en el mismo saco que Joe Jonas) (?sabr¨¢ Luis Rubiales qui¨¦n es Joe Jonas?), la de Weinstein, la de Armie Hammer. La del t¨ªo que a¨²n cree que los cambios que se han abanderado en los ¨²ltimos diez a?os son m¨¢s te¨®ricos que reales, m¨¢s marginales de lo que suenan, que no ha visto que el ¡°eso si lo hiciera una mujer...¡± que dec¨ªan las feministas hace 20 a?os hoy es ¡°eso no se hace¡± y lo decimos todos.
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