Cuando los Grammy hicieron callar a Frank Sinatra: historia del corte m¨¢s infame de la historia de los premios
El domingo se celebra la nueva edici¨®n de los premios de m¨²sica m¨¢s famosos del a?o. En 1994 se entreg¨® un galard¨®n de honor a ¡®La Voz¡¯ que fue cortado en la retransmisi¨®n, un error cuyas consecuencias a¨²n resuenan
La gala 36 de los premios Grammy, celebrada hace 30 a?os, es una perfecta c¨¢psula de su tiempo. Whitney Houston arras¨®, claro, con El guardaespaldas y ejecut¨® tres canciones seguidas de forma perfecta, estableciendo un peligroso precedente para el futuro: cada vez que no lo hac¨ªa as¨ª de perfecto, dec¨ªan que lo hac¨ªa mal. Gloria Estefan se convirti¨® en la primera mujer latina en cantar en espa?ol en la gala (antes lo hab¨ªa hecho Linda Rondstant, pero ella no era latina). U2 gan¨® el galard¨®n a mejor ¨¢lbum alternativo porque a¨²n exist¨ªa el t¨¦rmino alternativo entonces y se lo pod¨ªan dar a un disco que hab¨ªa vendido siete millones de copias. Pero la gala es recordada entre el p¨²blico de todo el mundo que estaba vi¨¦ndola en directo (solo en Estados Unidos fueron 24 millones de personas) por ser la noche en que hicieron callar a Frank Sinatra.
Sinatra era el gran homenajeado de la noche. A sus 79 a?os, el cantante estaba alej¨¢ndose de los escenarios, pero parad¨®jicamente acababa de publicar dos de sus ¨¢lbumes m¨¢s vendidos, Duets y Duets II, con los que allan¨® el camino para que posteriormente decenas de artistas en su oto?o profesional arrasasen en ventas con un truco tan vago como efectivo: repasar su cat¨¢logo con cantantes m¨¢s j¨®venes. Uno de ellos, Bono de U2 (con el que cantaba una versi¨®n de Under my skin), fue el encargado de presentar el Grammy Legend Awards, que se entregaba desde 1990 y antes hab¨ªan recibido Liza Minnelli, Johnny Cash, Michael Jackson o Aretha Franklin.
Cigarrito en mano, Bono dio un discurso que fue bien recibido y comenz¨® hablando de s¨ª mismo ¨D¡°A Frank Sinatra nunca le ha gustado el rock ni es muy admirador de los tipos que llevamos pendientes¡±¨D, para describir luego al homenajeado como ¡°el jefe de todos los jefes¡±. ¡°Un hombre m¨¢s fuerte que el Empire State, mejor conectado que las Torres Gemelas, tan reconocible como la Estatua de la Libertad y prueba viva de que Dios es cat¨®lico¡±.
Sinatra sali¨® al escenario de esmoquin, con pa?uelo rojo en el bolsillo de la americana, visiblemente emocionado. Entre el p¨²blico, aplaud¨ªan Liza Minnelli, Tony Bennet, Aretha Franklin y Sting. Con la voz entrecortada, el cantante explic¨® que ese aplauso es ¡°la mejor bienvenida¡± que le hab¨ªan dado nunca y que el galard¨®n le servir¨ªa para agarrarse a ¨¦l ¡°cuando el viento sople¡± y as¨ª no lo arrastre. Cuando el p¨²blico volvi¨® a aplaudir, ¨¦l brome¨®: ¡°Estos son m¨¢s aplausos de los que se llev¨® Dean [Martin] en toda su carrera¡±. Despu¨¦s, sigui¨® haciendo bromas a la altura de su leyenda: ¡°?Mucha sequ¨ªa ah¨ª dentro! [refiri¨¦ndose a la parte trasera del escenario]. Ni una sola persona se acerc¨® a ofrecerme un traguito¡±. Pidi¨® a su esposa, Barbara, que se levantase y le dijo: ¡°Te quiero. ?T¨² me quieres? Yo te quiero por dos¡±. Despu¨¦s se lament¨® de que no le hubieran puesto una orquesta para cantar y se congratul¨® de estar en Nueva York, ¡°la mejor ciudad del mundo entero¡±. Y entonces, un plano del p¨²blico, la cartela de los Grammy 1994, y paso a publicidad. Cuando la gala volvi¨® a los televisores, Frank Sinatra ya no estaba all¨ª.
No hab¨ªa redes sociales para que la gente pudiese ir en masa a preguntar qu¨¦ hab¨ªa sucedido ni quejarse etiquetando a la cadena, pero el corte fue tan brusco y el feo hacia una leyenda tan evidente, que la propia gala respondi¨®, se convirti¨® a la vez en generadora de conversaci¨®n y conversaci¨®n en s¨ª misma. El presentador de la gala, el hoy fallecido Garry Shandling, dijo: ¡°Antes de continuar, creo que estar¨¢n de acuerdo conmigo en que Frank Sinatra deber¨ªa haber podido terminar su discurso. Ha sido un triste error. Esto es televisi¨®n en directo y estoy seguro de que el se?or Sinatra se vengar¨¢ de nosotros cortando este programa en otro momento. As¨ª que demos otro aplauso al se?or Sinatra y sigamos adelante¡±.
Pero no ocurri¨®. Shandling present¨®, tras esta disculpa apresurada de la organizaci¨®n, a Billy Joel, que iba a interpretar River of dreams. En la canci¨®n original, tras un puente tras el segundo estribillo, la m¨²sica se detiene durante unos dos segundos antes de volver al estribillo y llegar a su final. La pausa se repiti¨® en la actuaci¨®n en directo en los Grammy, en la que Joel estaba acompa?ado en el escenario de un coro g¨®spel y m¨²sicos en directo. Pero no dur¨® dos segundos, sino 23, una eternidad para una gala de premios de escaleta milimetrada. Durante esos 23 segundos, Billy Joel mir¨® su reloj y exclam¨®, al micr¨®fono: ¡°?Tiempo valioso para la publicidad que se escapa! ?Tiempo valioso para la publicidad que se escapa! ?D¨®lares, d¨®lares, d¨®lares!¡±. El aplauso del auditorio entero y de los m¨²sicos que compart¨ªan escenario con ¨¦l fue un¨¢nime. Entendieron la broma. El desplante de los Grammy a Sinatra fue el trending topic de la noche dentro y fuera del Radio City Music Hall de Nueva York antes de que el trending topic se inventase.
La idea de Joel hablando con sus m¨²sicos entre bambalinas para cambiar esa parte de la canci¨®n en cuesti¨®n de minutos (el desplante a Sinatra y su actuaci¨®n iban muy pegados en la gala) y rehacer un show para incluir una protesta es demasiado buena para ser cierta¡ tanto, que no lo es. En una entrevista con el periodista Marc Allan ese mismo a?o, el cantante reconoci¨® que ¡°la idea estaba ah¨ª antes de que sucediera lo de Frank Sinatra. En los ensayos del d¨ªa anterior a los Grammy nos hab¨ªan pedido que reduj¨¦ramos la duraci¨®n de la canci¨®n para la televisi¨®n. Me dijeron: ¡®Nos gustar¨ªa que la acortaras 30 segundos¡¯. Les respond¨ª: ¡®?La nomin¨¢is a mejor canci¨®n del a?o y ahora me dec¨ªs que es demasiado larga?¡¯. Acept¨¦, ?esto es televisi¨®n! Hay que pensar con su mentalidad¡±. En la entrevista, Joel (que en febrero publicar¨¢ su primera canci¨®n rock, precisamente desde ese River of Dreams de 1994) se lamentaba del funcionamiento de los Grammy: ¡°?Por qu¨¦ no dan Grammy a artistas interesantes y menos conocidos? Porque los anunciantes no conocen sus nombres. Quieren premiar a artistas famosos para poder vender la publicidad muy cara¡±.
Sobre su protesta en directo, cuando detuvo la canci¨®n durante 23 segundos, Joel explicaba: ¡°Ya estaban nerviosos con esa pausa durante los ensayos. Hab¨ªamos eliminado partes del principio y del final, pero me parec¨ªa importante aferrarme a ese peque?o silencio en medio de la canci¨®n¡±. Pero tras el feo a Sinatra, no solo lo mantuvo, sino que le a?adi¨® 20 eternos segundos. ¡°Fue una especie de desaf¨ªo. ?Atreveos a interrumpirme a m¨ª tambi¨¦n en medio de mi canci¨®n, la que hab¨¦is nominado a canci¨®n del a?o, ¨¢lbum del a?o y mejor interpretaci¨®n vocal pop masculina del a?o! Creo que si tambi¨¦n me hubiesen cortado a m¨ª, se hubiesen pegado un tiro en el pie¡±.
El boicoteo de Billy Joel funcion¨®, de alguna manera: acab¨® teniendo 4:14 minutos para cantar su canci¨®n, una eternidad en los tiempos actuales. Justo eso, 4:14 minutos, era la duraci¨®n media de una canci¨®n pop de ¨¦xito en los noventa. En la d¨¦cada actual ha bajado a los 3:15. Joel tuvo m¨¢s tiempo para cantar River of Dreams que Sinatra para agradecer aquel premio a toda su carrera (cuatro minutos justos, ?apenas 20 segundos m¨¢s que los que dieron a Bono para presentarlo!). Los Grammy dieron al d¨ªa siguiente algo m¨¢s parecido a una excusa que a una disculpa. Mike Greene, entonces presidente de la organizaci¨®n, aclar¨® a Associated Press que el corte no fue decisi¨®n de los productores, sino de una asistente del se?or Sinatra, que pidi¨® a los productores que cortasen al artista. ¡°Se dieron cuenta de que se lo estaba pasando muy bien y temieron que se pasase hablando una hora¡±.
Las escaletas son milim¨¦tricas, pero los artistas (y sus equipos) son impredecibles. Las lecciones que suelen dejar las galas de premios televisadas es que, tras 70 a?os emiti¨¦ndolas (los Oscar de 1953 fueron los primeros emitidos por televisi¨®n), a¨²n nadie sabe muy bien c¨®mo hacer una perfecta. Sean los Grammy, los Oscar o los Goya, sus responsables saben que al d¨ªa siguiente caer¨¢ un chaparr¨®n de cr¨ªticas. La buena y la mala noticia es que probablemente no importa mucho: seg¨²n los datos de audiencia, las galas de premios interesan cada vez menos. Este a?o, por primera vez, los premios del Sindicato de actores (SAG Awards) se podr¨¢n ver a trav¨¦s de Netflix. Tal vez, ya sin anunciantes, los homenajeados podr¨¢n decir todo lo que quieran.
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