Stussy contra Trump: ?son unas zapatillas de 400 d¨®lares con la T del expresidente ¡°el ¨²ltimo clavo¡± para la cultura ¡®sneaker¡¯?
La reacci¨®n de Shawn Stussy, considerado uno de los padres de la moda urbana, a la idea de Donald Trump de vender por casi 400 euros unas zapatillas color oro con la bandera estadounidense se convierte casi en el comunicado oficial de una subcultura... ?en su ocaso?
¡°La cultura sneaker se ha acabado oficialmente¡±. Con esta frase, Shawn Stussy, fundador de St¨¹ssy y considerado uno de los padres de la moda urbana, reaccionaba esta semana en Instagram a la noticia de la edici¨®n limitada de zapatillas lanzadas por Donald Trump. El expresidente de EE UU, de nuevo candidato a la Casa Blanca este a?o, ha lanzado ...
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¡°La cultura sneaker se ha acabado oficialmente¡±. Con esta frase, Shawn Stussy, fundador de St¨¹ssy y considerado uno de los padres de la moda urbana, reaccionaba esta semana en Instagram a la noticia de la edici¨®n limitada de zapatillas lanzadas por Donald Trump. El expresidente de EE UU, de nuevo candidato a la Casa Blanca este a?o, ha lanzado su propia marca llamada Trump Sneakers, mediante la cual que ofrece a sus seguidores varios modelos de calzado, adem¨¢s de un perfume, una colonia y llaveros con su cara sobre el dibujo de un superh¨¦roe.
Unas de esas zapatillas, las mencionadas por Stussy, reciben el nombre de Never Surrender (¡°nunca te rindas¡±) y es modelo de ca?a alta, con una silueta muy similar a las Air Jordan 1, en tono dorado y con adornos en la parte superior a modo de la bandera estadounidense, con unas tachuelas a modo de estrellas. El lanzamiento, limitado a 1.000 pares a 399 d¨®lares (unos 368 euros) ya se anuncia en la web de la marca como agotado. Consideraciones est¨¦ticas aparte, para alguien como Stussy, que no solo fue testigo sino que ayud¨® a crear una est¨¦tica pensada para aquellos que se situaban en los m¨¢rgenes de la sociedad, es la gota que ha colmado el vaso.
La declaraci¨®n del californiano, que a principios de los noventa convirti¨® su pasi¨®n por el surf en una marca de ropa que acabar¨ªa siendo capital en la cultura skateboard y la comunidad hip hop, no es la ¨²nica que apunta hacia el mismo sitio. Desde hace un tiempo, la frase se repite como un mantra entre aficionados a las zapatillas. La saturaci¨®n de ediciones limitadas, que propici¨® un mercado de reventa global, lleva a?os provocando las reacciones de aficionados de todo el mundo que ven en la fiebre por llevar modelos inaccesibles a la mayor¨ªa como el s¨ªntoma definitivo de una moda cada vez m¨¢s vac¨ªa que se aleja de sus or¨ªgenes. En otro post, el propio Stussy aclaraba su postura: ¡°Las zapatillas no han muerto, sino la cultura a la que hago referencia. Es esa apariencia de congreso de ventas que veo en las fotos en mi tel¨¦fono, con tipos apilando cajas de zapatillas que intercambian por fajos de billetes y que se han convertido en objetos comerciales, una manera de orde?ar la vaca¡ La cultura sneaker con la que crec¨ª era cualquier cosa menos eso¡±.
De la subcultura al supermercado
La postura de Stussy es la de la vieja guardia, la de los pioneros que comenzaron impulsando unas est¨¦ticas que apenas exist¨ªan, a finales de los setenta y principios de los ochenta, y que se basaban en una serie de intereses entonces residuales. ?l comenz¨® fabricando tablas de surf en California, y m¨¢s tarde vendiendo camisetas con un logo que se ha convertido en una de las insignias m¨¢s reverenciadas de la moda urbana, hasta desprenderse de su propia marca, que a¨²n hoy cuenta con 25 tiendas propias en todo el mundo (incluida una en Madrid), a mediados de los noventa. Un camino que tambi¨¦n nos habla de como una subcultura creada en los m¨¢rgenes ha acabado por convertirse en una industria gigantesca, valorada en 140.000 millones de euros en 2022 seg¨²n un informe de la web especializada The Business of Fashion.
St¨¹ssy fue una de las primeras formas en establecer una identidad basada primero en una comunidad, la del surf, que m¨¢s tarde se extendi¨® al skateboard y que fue adoptada por el hip hop como una de sus se?as de identidad. En un momento, los primeros ochenta, en el que todos estos movimientos eran minoritarios, ganaron una credibilidad que, m¨¢s tarde, se convertir¨ªa en negocio. Otro caso paradigm¨¢tico de ese auge tiene precisamente su origen en la marca St¨¹ssy: durante un breve periodo de tiempos, un joven James Jebbia se asoci¨® con Shawn Stussy a principios de los noventa, justo antes de crear su propia firma, destinada a cambiar el rumbo de la moda urbana: Supreme.
Jebbia, que tambi¨¦n se hab¨ªa formado en otra subcultura, la del skateboarding, cre¨® su propia marca y tienda en 1994, un local en la calle Lafayette de Nueva York que se convertir¨ªa en un punto m¨ªtico para los que buscaban una credibilidad callejera que se separaba del resto de la moda del momento. Conocida por su exclusividad, que se asemejaba a un c¨ªrculo cerrado de iniciados, en Supreme se fragu¨® la imagen de la firma de moda urbana definitiva. Pero su evoluci¨®n tambi¨¦n explica el devenir del sector. A medida que crec¨ªa el inter¨¦s por todo lo que surg¨ªa de las calles, su marca comenz¨® a crecer, mientras que su pol¨ªtica de unidades limitadas alent¨® un mercado de reventa. Las colaboraciones con otras marcas se hicieron cada vez m¨¢s habituales, llegando a su punto m¨¢ximo con una uni¨®n con Louis Vuitton que desat¨® una locura por conseguir alguna de su colecci¨®n c¨¢psula. Solo tres a?os m¨¢s tarde, Jebbia vend¨ªa la compa?¨ªa a la empresa VF Corporation, que posee otras firmas como Timberland, Vans o The North Face.
La idea por tanto, de que la cultura sneaker y, por extensi¨®n, toda la moda urbana ha muerto no es ni mucho menos nueva. ¡°He visto a un hombre de 50 a?os encima de un boosted board [un monopat¨ªn con motor] y con unas zapatillas Travis Scott Air Jordan 1 en Times Square. La cultura sneaker est¨¢ oficialmente muerta¡±, escribi¨® en X (entonces todav¨ªa Twitter) Matthew Welty, productor de la web especializada Complex y conductor de varios podcasts sobre zapatillas.
Como tantas otras veces en la moda, as¨ª como en la m¨²sica o cualquier otra representaci¨®n que pasa de minoritaria a masiva, el acceso generalizado a cualquiera que sea capaz de pagarlo acab¨® con el desencanto de aquellos que comenzaron lo que en un principio era m¨¢s un movimiento que una moda.
Las zapatillas de Trump, sin embargo, parecen un paso m¨¢s all¨¢. ¡°Es el ¨²ltimo clavo en el ata¨²d¡±, dec¨ªa Stussy en su publicaci¨®n, para m¨¢s tarde asumir una paradoja. ¡°Alguien me comentaba con un desagradable fervor que los mismos tipos que venden pilas de zapatillas tambi¨¦n llevan sudaderas de St¨¹ssy. Exacto, eso es a lo que me refiero. La cultura que varios de nosotros comenzamos se ha convertido exactamente en eso de lo que no quer¨ªamos formar parte cuando nos est¨¢bamos abriendo camino¡±. Lo que nadie, ni el propio Stussy habr¨ªa adivinado, es que ser¨ªa Donald Trump el que sellase el deceso definitivo de una manera de entender la moda desde el orgullo de la diferencia.
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