¡°Una f¨¢brica de longanizas musicales¡±: as¨ª es el negocio millonario tras las canciones de ascensor
Todo el mundo las ha escuchado, aunque no las recuerde: las versiones ¡®bossa nova¡¯ de grandes ¨¦xitos musicales invaden los restaurantes, las oficinas, los ascensores y los programas de televisi¨®n, ?pero de d¨®nde salen, d¨®nde se producen y qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de esta idea que lleva lustros arrasando?
Se habr¨¢ dado cuenta. A no ser que haya pasado los ¨²ltimos a?os escondido en el desierto o perdido en la monta?a. Hay una banda sonora universal que acecha siempre, a la vez y en todas partes. Y no es el reguet¨®n: hablamos de las versiones de himnos del pop y del rock, interpretadas por voces mel¨ªfluas y con tenue instrumentaci¨®n seudojazz o con aires bossa nova. Una pandemia de m¨²sica supuestamente elegante, altamente corrosiva y con inusual capacidad de propagaci¨®n que no solo se ha adue?ado de los caf¨¦s, los restaurantes y los afterworks. Tambi¨¦n de series, anuncios y programas de m¨¢xima audiencia, en parte gracias a fen¨®menos como Mi casa es la tuya, el cortijo televisivo de Bert¨ªn Osborne.
Su origen y su autor¨ªa son, en la mayor¨ªa de los casos, un misterio: muchas de estas versiones brasile?istas las ejecutan grupos y solistas fantasma. Obtienen millones de escuchas en Spotify y est¨¢n respaldadas por sellos especializados, convirtiendo Espa?a en una sucursal liofilizada de la playa de Ipanema. ¡°Lo puedo entender¡±, admite Diego A. Manrique, el hist¨®rico cr¨ªtico musical. ¡°Cuando se habla de la revoluci¨®n musical de los a?os sesenta, se piensa en The Beatles, aunque hubo una segunda, la bossa nova, que no era tan vistosa pero penetr¨® en todos los pa¨ªses del mundo. Y, en su vertiente instrumental, se col¨® en los hoteles, en los clubes y en los restaurantes, porque no era m¨²sica rebelde¡±.
Para Manrique, el germen de este fen¨®meno est¨¢ en la disquera argentina Music Brokers, que a principios del milenio empez¨® a publicar los recopilatorios Bossa n¡¯ y Jazz and, en los que a los cancioneros de Ramones, Madonna, Rihanna, Bob Marley, Adele o Guns N¡¯ Roses se les aplica el correspondiente barniz bossanovista o smooth jazz. No ha sido posible contactar con Music Brokers, pero Manrique adivina: ¡°Deben de tener un equipo amplio de instrumentistas y cantantes, a los cuales bautizan con nombres inventados para dar la sensaci¨®n de que son muchos los que participan¡±, explica el periodista. ¡°Aunque la creatividad aqu¨ª estaba en las portadas, que dec¨ªan muy claramente: ¡®Estos son discos para follar¡¯. Casi todos ten¨ªan car¨¢tulas similares: el pubis de una chica en bikini o con un vaquero recortado, seg¨²n el estilo musical. El acierto, entre comillas, era venderlo como un producto er¨®tico y sofisticado, y darle un sonido m¨¢s contempor¨¢neo que los elep¨¦s de los sesenta o setenta¡±.
Tambi¨¦n se?ala la treta de inventarse toda una escena de rock con aroma de bossa nova, ¡°cuando no exist¨ªa tal movimiento, sino que es cosa de unos t¨ªos muy listos. Es un enga?o maravilloso que funcion¨®. Son discos que me hacen gracia. No puedo negar que en la radio he puesto alguno. Es que dan la impresi¨®n de que no est¨¢s escuchando versiones realizadas de forma mercenaria, sino que es un proyecto art¨ªstico con entidad, cuando en realidad es una f¨¢brica de longanizas musicales¡±.
Charlie S¨¢nchez fue director general de DRO desde 2000 hasta 2007 y presidente de Warner Music Spain de 2007 a 2020. Son las discogr¨¢ficas que en 2005 comenzaron a licenciar en Espa?a las compilaciones de Music Brokers, entonces a¨²n con sede en Argentina (m¨¢s tarde se mud¨® a EE UU). S¨¢nchez cuenta c¨®mo, con la devaluaci¨®n del peso en el pa¨ªs sudamericano, grandes m¨²sicos locales se vieron trabajando en precario. ¡°Muchos se sumaron a estos proyectos, que t¨¦cnicamente son supercorrectos. E incluso hay genialidades¡±, argumenta en conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°Atreverse a llevar a la bossa nova las canciones de The Rolling Stones es tremendo, por eso lo publicamos¡±.
Se refiere a Bossa n¡¯ Stones (2005), el primer artefacto brasile?ista de Music Brokers, donde ya aparec¨ªa la cantante argentina Karen Souza interpretando Wild Horses. Ella es una de las pocas artistas que ha triunfado en directo con este g¨¦nero, actuando en salas como la madrile?a Galileo Galilei o en festivales como el barcelon¨¦s Guitar BCN. La pampera hab¨ªa debutado poco antes en el recopilatorio Jazz And ¡®80s. ¡°Yo estaba muy metida en el lounge y el chill house¡±, recuerda por tel¨¦fono desde Buenos Aires. ¡°Me escucharon y me invitaron a cantar en plan jazz, algo que nunca hab¨ªa probado. Luego result¨® que mi versi¨®n de Do You Really Want To Hurt Me? [el ¨¦xito de Culture Club de 1982] fue la m¨¢s escuchada del disco. A partir de eso consegu¨ª armar una carrera personal¡±.
Souza se ha convertido en la voz latina de jazz m¨¢s reproducida del mundo (solo su adaptaci¨®n de Every Breath You Take, de The Police, acumula 70 millones de escuchas). ¡°Son grandes canciones que, en clave de rock, ser¨ªan un poco fuertes para un supermercado, y de alguna manera se revalorizan al devolverlas al presente con un ritmo distinto¡±, afirma Souza, que acaba de publicar Suddenly Lovers (2023), ya con composiciones originales que ella misma produce.
Seg¨²n Charlie S¨¢nchez, que ahora capitanea su propio sello de artistas emergentes, Metales Preciosos, la precursora de esto es Rita Lee, la cantante y fundadora de Os Mutantes, la banda tropicalista y psicod¨¦lica de los sesenta. En 2001 grab¨® Aqu¨ª, Ali, Em Qualquer Lugar, un ¨¢lbum de versiones de The Beatles, editado en una disquera brasile?a, cuyo CD llevaba una pegatina que pon¨ªa Bossa n¡¯ Beatles con el objetivo de hacerlo m¨¢s goloso para el gran p¨²blico. ¡°A ver qui¨¦n me dice que a m¨ª que Rita Lee no tiene autoridad para hacer esto. Ese disco es seminal¡±, argumenta. En su opini¨®n, otra de las influencias de este estilo es Jos¨¦ Padilla, uno de los inventores del chill out y el sonido balearic de los noventa. ¡°Un productor que en Espa?a nunca se ha valorado lo suficiente. Ellos dos son los padrinos incontestables de este g¨¦nero¡±, aduce.
¡°Nadie se lleva las manos a la cabeza por escuchar el Concierto de Aranjuez en la guitarra flamenca de Paco de Luc¨ªa¡±, alega el antiguo jefe de DRO. ¡°Lo estoy llevando al extremo, pero una vez que un repertorio se publica, es susceptible de diferentes interpretaciones. Es lo que se dice: ¡®Canci¨®n conocida, canci¨®n aplaudida¡±. S¨¢nchez reconoce que cuando trabajaba con Federico Scialabba, el presidente de Music Brokers, para editar en Espa?a sus primeros recopilatorios, la empresa bonaerense ya contaba con un cat¨¢logo de 15.000 composiciones. ¡°Es que ten¨ªan muchos equipos de producci¨®n¡±, recuerda. ¡°Es parecido a lo que pasaba con Motown o Stax, que sus m¨²sicos tocaban con multitud de artistas, ya fueran The Supremes o Marvin Gaye¡±.
Hubo un momento en el que esta confluencia entre rock y bossa nova fue recibida con los brazos abiertos en el ¨¢mbito indie. En 2004, el d¨²o parisiense Nouvelle Vague public¨® su debut hom¨®nimo en el sello independiente Peacefrog. Sus adaptaciones de temas punk, post punk y new wave (bandas como Undertones, The Clash o The Cure), donde contaban con cantantes invitadas como Camille, fueron lo m¨¢s en ciertos ambientes. ¡°Al principio fuimos una sorpresa, porque ¨¦ramos un conjunto de versiones pero tambi¨¦n un grupo alternativo que pod¨ªas ver en directo. No ¨¦ramos una cosa lounge¡±, comenta por videollamada Marc Collin, el ¨²nico miembro primigenio de Nouvelle Vague tras el fallecimiento en 2021 de su compa?ero Olivier Libaux. ¡°Todos cre¨ªan que era una idea brillante, aunque seguro que hubo quien pens¨® que este era un proyecto para escuchar en cocteler¨ªas, cuando la mayor parte de nuestra audiencia era fan de las bandas originales. Muchos nos agradec¨ªan que le hubi¨¦ramos dado una segunda vida a esas composiciones¡±.
En febrero, Nouvelle Vague public¨® su quinto ¨¢lbum, Should I Stay Or Should I Go?, en el que a?aden sintetizadores para deconstruir otros hitos de los ochenta. Collin recuerda c¨®mo ellos fueron pioneros en esta fusi¨®n. ¡°Creo que se me ocurri¨® en 2003. Les pregunt¨¦ a algunos amigos qu¨¦ les parec¨ªa la idea de hacer temas de Depeche Mode o Joy Division en plan bossa nova. Todos lo vieron con extra?eza. Aquello segu¨ªa rond¨¢ndome por la cabeza, as¨ª que junto a Olivier decidimos grabar cuatro canciones. Pronto nos dimos cuenta de que aquello era algo muy fresco¡±.
Sin pretenderlo, la pareja gala ciment¨® un tipo de nueva m¨²sica lounge, de m¨²sica de ascensor. ¡°Es verdad¡±, asume. ¡°Pero en esos momentos nadie quer¨ªa hacer versiones de los ochenta, porque no eran nada cool. De repente, la audiencia se dio cuenta de que aquellos temas, que pod¨ªan ser muy punk o muy electr¨®nicos, ten¨ªan grandes melod¨ªas. Es cierto que muchas de las cosas que salieron despu¨¦s son puros productos comerciales, no existe ning¨²n grupo detr¨¢s. Son solo playlists para hoteles. Es totalmente diferente de lo nuestro. No somos un producto de marketing. A veces me molesta un poco este boom, sobre todo cuando veo algo que est¨¢ demasiado inspirado en Nouvelle Vague¡±.
Quiz¨¢ el problema no sea el sonido, sino su actual ubicuidad. ¡°Yo cifro que estas versiones de rock con un barniz brasile?o llevan unos diez a?os dando la lata¡±, afirma Juan Laguna, director art¨ªstico de la sala Recoletos Jazz. Laguna lleva la programaci¨®n de este club consagrado a las delicatessen de jazz y flamenco, y en paralelo colabora como asesor musical de hosteler¨ªa: hasta el a?o pasado, llev¨® la direcci¨®n musical del Grupo Paraguas, due?o de conocidos restaurantes como Amaz¨®nico o Aarde, en Madrid. ¡°Este sonido se populariz¨® con el programa de Bert¨ªn Osborne. Era el horterismo jugado a lo grande, pero con pretensi¨®n de elegancia, que es el punto que tiene esta m¨²sica. Como el ritmo es de bossa nova y la melod¨ªa por lo general es buena, porque viene de un hit, parece algo sofisticado, cuando es una horterada en toda regla¡±.
Laguna abunda en el ¨¦xito de este sonido: ¡°Es una m¨²sica que tiene muy poca din¨¢mica. Las versiones de bossa nova est¨¢n concebidas para que la clientela hable sobre ellas y se sienta c¨®moda. No tratan de emocionar, porque lo que emociona es la melod¨ªa de la canci¨®n que ese oyente ya recuerda. La idea es que no molesten y que se puedan poner altas, porque tienen que acompa?ar al cliente, luchar contra su soledad, dar ambiente. En ese sentido est¨¢n perfectamente hechas, son maravillosas¡±. Existen empresas especializadas en crear estos hilos musicales, que se organizan seg¨²n el horario: comida, tardeo, cena o primera copa. ¡°Est¨¢ todo muy mecanizado¡±, explica Laguna. ¡°Lo esencial es que sean canciones muy planas: en el momento en el que hay cierto relieve, el cliente se siente inc¨®modo. Nada que ver con la bossa nova de los sesenta y setenta. Aquellas composiciones estaban concebidas para saborearlas, no para que ambientaran las alcachofas de tu plato¡±.
Estas versiones llegaron a su cumbre hace seis o siete a?os y todav¨ªa permanecen. Algo parecido a lo que sucedi¨® a principios de siglo con la invasi¨®n chilloutera de terrazas y chiringuitos. ¡°Ambas son m¨²sicas muy productivas¡±, a?ade Laguna. ¡°Generan muchos derechos porque se ponen en todos los lados: en ocasiones, un tema suena hasta diez veces al d¨ªa en el mismo restaurante. Y yo creo que a esto todav¨ªa le queda cuerda¡±. El omnipresente aroma brasileiro le genera a Laguna un punto morboso. ¡°Me provoca mucha curiosidad. ?Es que los cabrones lo hacen bien! Si a m¨ª, como profesional, me llama la atenci¨®n, imag¨ªnate a alguien que no lo es. ?Es que le va a gustar a la fuerza! Adem¨¢s, intelectualmente no te sientes un pardillo, porque reconoces lo que est¨¢ sonando. Por un lado, me pone cachondo imaginar qui¨¦n ha engendrado esto, pero por otro me parece un espanto que mata el alma de grandes composiciones¡±. Charlie S¨¢nchez, claro, no puede estar de acuerdo. ¡°No tendr¨¢ que estar tan mal cuando ha superado el paso del tiempo. Es sorprendente que suene m¨¢s que nunca. Ser¨¢ que nosotros en Warner no lo hicimos muy bien en aquel momento. O al rev¨¦s: lo hicimos tan bien que de aquel rescoldo ha prendido todo esto¡±.
Puedes seguir ICON en Facebook, X, Instagram,o suscribirte aqu¨ª a la Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.