Berto Romero: ¡°No hay nada malo en quedarse en la zona de confort. Nuestros padres se esforzaron para que estuvie?semos co?modos¡±
El c¨®mico catal¨¢n estrena hoy ¡®El consultorio de Berto¡¯, que compagina con el programa cultural ¡®Ovejas el¨¦ctricas¡¯ y con dos firmes promesas: no verse nunca por televisi¨®n y no creerse gracioso
Berto Romero (Manresa, 49 an?os) guarda en la cartuchera una de esas ane?cdotas que garantizan el e?xito instanta?neo en casi cualquier conversacio?n. Si alguien le pregunta (y, al parecer, le ocurre con frecuencia) a que? edad se recuerda haciendo humor por primera vez, e?l responde imperte?rrito que fue ¡°con cinco o seis an?os, en una tienda de ultramarinos al lado de casa¡±. Su madre le habi?a enviado a comprar ¡°cien gramos de queso en lonchas muy finas¡±. El tendero, hombre meto?dico, intento? seguir las instrucciones al pie de la letra, pero se paso? de frenada. Y Berto le dijo, sin la menor pretensio?n humori?stica: ¡°Mi madre me lo ha pedido cortado, no rallado¡±.
Los adultos presentes en la tienda se troncharon con la ocurrencia de aquel pipiolo que a duras penas se elevaba un par de palmos sobre el suelo. Y e?l descubrio? que la risa ajena era un ba?lsamo para sus oi?dos. ¡°Me dieron caramelos y me fui de alli? en un estado de extran?a euforia. Sobre todo, porque me di cuenta por vez primera de que teni?a un superpoder, la capacidad de hacer bien algo que la gente apreciaba¡±.
Pero todo gran poder implica una gran responsabilidad. En el caso de Berto, la bendita servidumbre es que lleva toda una vida persiguiendo, solo o en compan?i?a de otros, una gratificacio?n tan escurridiza como es la risa ajena. Lo que hoy describe como su particular historia de origen de superhe?roe tuvo continuacio?n inmediata: ¡°Muy pronto empece? a dibujar co?mics con pretensiones humori?sticas. Esa costumbre de nin?o raro y un poco inquietante tal vez sea lo que me hace concebir, au?n ahora, el humor como un esfuerzo solitario. Yo dibujaba y redibujaba mis vin?etas, da?ndole vueltas al chiste, cocina?ndolo a fuego lento en mi habitacio?n. Y luego, cuando juzgaba que ya estaba listo, se lo ensen?aba a los mayores para comprobar si les haci?a rei?r. Ma?s au?n, queri?a ver co?mo, cua?ndo y do?nde se rei?an y si su reaccio?n era o no la que yo habi?a previsto¡±.
Aquellos primeros pasos estaban muy en deuda, segu?n recuerda, con su primer he?roe, Iba?n?ez, el mago del humor can?i?: ¡°Siempre hay que inspirarse en los mejores. Si yo fuese carpintero, seguiri?a los pasos de Jesucristo¡±. El caso es que pronto tuvo claro que el del chiste puede ser un negocio ingrato, que exige introspeccio?n, punteri?a o mucho callo y, adema?s, no siempre da re?ditos: ¡°Me sigue desconcertando y frustrando un poco que la gente no se ri?a cuando yo quiero y que, en cambio, el humor brote a veces, por sorpresa, donde menos lo espero. Es como si me fallase la intuicio?n, como si no acabase de entender el oficio. Pero he acabado aceptando que la risa es libre¡±.
Guiado por su experiencia personal, Berto opina que el humorista muy rara vez es un gran intuitivo formado en la escuela de la vida: ¡°Pongamos que hay co?micos de dos tipos: los que se sienten graciosos y los que no. Yo pertenezco al segundo grupo, que diri?a que es el mayoritario. El co?mico agrandado, que confi?a en si? mismo, le dedica menos trabajo, porque cuenta con que su don natural se manifieste y todo fluya. Los obreros del humor, los que nunca damos por supuesto que se van a rei?r con nosotros, suplimos esa falta de autoconfianza con mucho trabajo¡±.
Profesional de la risa desde que dio sus primeros pasos en la radio, hace 25 an?os, Romero cree que en cualquier momento se puede secar la fuente de la que manan los chistes: ¡°No se? si es angustia vital, pesimismo o el si?ndrome del impostor, pero es asi? como lo vivo. Siento que mi hardware humori?stico de base no sera? suficiente si no sigo invirtiendo en software. Y me alegro de vivirlo asi?, porque eso me impide relajarme en exceso¡±.
Estos di?as, el humorista multiformato presenta un nuevo espacio de humor televisivo, El consultorio de Berto, que se estrena el 20 de mayo en Movistar Plus+. Es la puesta al di?a, ¡°corregida y aumentada¡±, de una fo?rmula que ya empezo? a trabajar hace alrededor de una de?cada, primero en Buenafuente y poco despue?s en El programa de Berto y en Late motiv. En esencia, es Berto haciendo de Berto, interactuando con su audiencia desde una premisa tan sencilla como difi?cil de ejecutar con el aplomo y maestri?a de las que e?l es capaz: ofrecer respuestas delirantes a un amplio surtido de preguntas absurdas. Berto, en uno de sus patios de juego preferentes. En el centro de su zona de confort: ¡°Que conste en acta que yo hago mucho por no acomodarme¡±, responde e?l. ¡°Me paso la vida explorando nuevas fo?rmulas, como la serie El otro lado [un thriller paranormal entre la comedia y el terror estrenado en enero] o mi nuevo espacio cultural en Televisio?n Espan?ola, Ovejas ele?ctricas. Pero tambie?n pienso que insistir en aquello que se te da bien resulta sensato y hasta inteligente. No hay nada malo en quedarse en la zona de confort. El confort es estupendo. Nuestros padres se esforzaron para que estuvie?semos co?modos. Y la de El consultorio de Berto es una fo?rmula a la que me adapto muy bien y a la que me gusta volver de vez en cuando, porque siempre hay un margen de mejora, siempre hay maneras ma?s creativas, innovadoras y divertidas de enfocarla. Y en eso estamos¡±.
Hacer un consultorio no resulta fa?cil: ¡°Hay una tarea de lectura y criba de las preguntas recibidas y luego un trabajo muy serio de desarrollo de mono?logos. Porque lo que me esta?n dando las consultas viene a ser un mi?nimo pie para que yo escriba pequen?as ficciones humori?sticas que sorprendan y, a la vez, vengan a cuento¡±. Esta vez, no va a estar su co?mplice ma?s notorio, Andreu Buenafuente, ¡°porque ya no se trata de la seccio?n de un colaborador que interactu?a con un presentador, sino de un programa independiente que lanzamos en formato de comedia stand up¡±.
En cierto sentido, Romero concibe El consultorio de Berto como un espacio de orientacio?n ¡°posmoderna¡±: ¡°No persigue la originalidad absoluta, pero si? hay una voluntad de combinar de manera creativa lo ya existente. Me deci?a un buen amigo, el escritor y guionista Carlo Padial, que, en el actual contexto de avalancha de contenidos audiovisuales de todo tipo, la persecucio?n de la originalidad a ultranza ni siquiera es un valor en las modernas industrias culturales, aunque no por ello hay que renunciar a la diferencia, la personalidad y los matices. Puede ser, segu?n te la tomes, una idea esperanzadora o desasosegante¡±.
Entre las consultas recibidas en su nuevo consultorio, Berto ha encontrado ¡°verdaderos destellos de ingenio y mucha consulta marrana, consecuencia de lo mucho que me prodigo en el marraneo y lo que disfruta mi pu?blico paga?ndome con la misma moneda¡±. E?l insiste, pese a todo, ¡°que las preguntas son, sobre todo, perchas de las que yo me cuelgo. No puedo pretender que sean mis seguidores los que me resuelvan el programa con sus ocurrencias. El humor queda a mi cargo, es mi negociado¡±. Aclara, adema?s, que no se trata de un especta?culo de improvisacio?n o de humor interactivo en directo: ¡°Esta? muy guionizado, y asi? es como quiero que sea. Si? es cierto que, al partir de consultas de la audiencia, crea una cierta ilusio?n de interactividad que me parece muy contempora?nea, muy de esta era del yo en que todos queremos tener nuestro propio canal y aspiramos a que nuestra opinio?n se escuche y sea tenida en cuenta. Pero es eso, una ilusio?n. La sustancia del programa esta? en mis guiones. No es en absoluto esclavo de la direccio?n que quiera darle el pu?blico¡±.
Aunque cueste creerlo, nos asegura que improvisar no le entusiasma: ¡°Se? que se me puede dar muy bien, sobre todo si lo hago en compan?i?a de alguien con quien tengo tanta experiencia previa y tanta qui?mica como con Andreu [Buenafuente]. Pero el improvisador nato es e?l. Yo soy ma?s de humor convencional, con mi guion y mi hoja de ruta, con las bromas que me he cocinado en casa¡±.
En Ovejas ele?ctricas, su espacio televisivo de divulgacio?n sobre narrativa, estrenado a mediados de abril, Berto explora otro registro, el de actor/conductor de programa. ¡°En cierto sentido, me resulta tambie?n muy co?modo. Aqui? me cin?o a un guion ajeno, con mi?nimo espacio para la interpretacio?n. No es algo muy distinto a lo que he hecho en el cine, En El prego?n, Ocho apellidos catalanes o El mejor verano de mi vida¡±. Eso si?, le resulta chocante que se insista tanto en que se trata de televisio?n cultural, ¡°como si fuese una idea inso?lita, a estas alturas, cuando lo cierto es que la cultura puede ser un producto televisivo perfectamente viable. Si adema?s le an?ades su dosis de humor, puede llegar a un pu?blico mucho ma?s alla? del exclusivo reducto gafapasta. No olvidemos que sus responsables son los creadores de O?rbita Laika, un programa de divulgacio?n cienti?fica que lleva nueve an?os en antena. Si ha resistido todo este tiempo, sera? porque ha encontrado su pu?blico¡±.
Berto atribuye el escepticismo algo condescendiente con que ha sido acogido el programa en ciertos ci?rculos a que ¡°nos hemos vuelto muy ci?nicos y resabiados en todo: consumimos cultura, pero damos por supuesto que vivimos rodeados de ignorantes embrutecidos que no van a saber apreciarla. Incluso nuestra manera de despreciar el elitismo ajeno es elitista¡±.
Hablamos con Romero el di?a despue?s de que Ovejas ele?ctricas debute en antena. Como es costumbre en e?l, no lo ha visto: ¡°No es solo que hace ya casi 20 an?os que decidi? vivir sin televisio?n, o con la mi?nima televisio?n posible. Es que, adema?s, odio verme. Prefiero que me lo cuenten. Me dicen que el programa ha quedado bien, ha gustado y la cadena parece contenta. Es todo lo que necesito saber¡±.
Su participacio?n en Ovejas ele?ctricas no responde, segu?n nos cuenta, ¡°a ningu?n delirio de grandeza ni ningu?n plan maestro, no me desperte? un di?a, me mire? al espejo y me dije: Berto Romero, vas a trabajar a partir de ahora por que la televisio?n cultural en nuestro pai?s reciba un espaldarazo¡±. Todo fue mucho ma?s sencillo: ¡°Recibi? una llamada del productor, Jos¨¦ Antonio P¨¦rez Ledo, me explico? el concepto, capto? mi intere?s y me subi? a bordo sin cuestiona?rmelo mucho. A fin de cuentas, yo no veo programas de televisio?n desde 2006, ni siquiera aquellos en los que participo, pero me interesan casi todos lo formatos narrativos que se abordan en este programa. Veo series y peli?culas, leo novelas, ensayos y co?mic, juego a videojuegos. Todo eso es ficcio?n, el nicho de productos culturales que me interesa. Y de eso se habla en Ovejas ele?ctricas¡±.
E?l mismo ha ido aterrizando de manera gradual en ficciones cada vez ma?s complejas, de los guiones de sus especta?culos y espacios humori?sticos a los de sus dos series para Movistar Plus+, Mira lo que has hecho y El otro lado: ¡°Cambia el formato y, si quieres, la escala y el nivel de ambicio?n. Pero se conserva un hilo conductor, que para mi? es el humor. Cada vez ma?s, me siento como un creador y productor de ficciones humori?sticas, aunque no por eso voy a dejar de ponerme al servicio de proyectos de los dema?s, que es algo que tambie?n me interesa y estimula¡±. La constante sigue siendo la de siempre, la persecucio?n de la risa ajena. Esa droga (blanda) que no ha dejado de consumir desde que la probo? por primera vez en una charcuteri?a de barrio.
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