¡°?Quieres tocar como ¨¦l? Te romper¨¢s una mano¡±: 20 a?os de la muerte de Johnny Ramone, el guitarrista que cambi¨® el rock??
C¨¦lebre por su actitud malencarada o la mala relaci¨®n con el cantante, al que quit¨® la novia, el m¨²sico fue el tercero de los Ramones en desaparecer en tres a?os. Aunque apenas firm¨® canciones, dirigi¨® al grupo con mano de hierro
La segunda leyenda m¨¢s extendida sobre el guitarrista Johnny Ramone (de nombre real John William Cummings, Nueva York, fallecido en 2004 a los 55 a?os) es que el Ku Klux Klan lo simbolizaba a ¨¦l en una de las grandes canciones de su banda, The KKK Took My Baby Away. La tesis, que propag¨® el manager de los Ramones en el documental End Of The Century (2003), giraba en torno al terremoto vivido en el seno del grupo a principios de los ochenta, cuando Linda Daniele dej¨® a su novio, el vocalista Joey, para casarse con Johnny. Aunque las relaciones nunca se recondujeron, el conflicto no acab¨® con los Ramones. Johnny tem¨ªa una espantada del cantante, pero, supuestamente, el agraviado se cobr¨® su venganza por otra v¨ªa, mediante la letra de una canci¨®n donde se burlaba de la ideolog¨ªa derechista de su compa?ero ¨Cotro punto de fricci¨®n¨C y relataba la abducci¨®n de su amada por el grupo supremacista blanco.
La an¨¦cdota sigue repiti¨¦ndose, a pesar de que el bater¨ªa Marky Ramone y el hermano de Joey, Mickey Leigh, la han desmentido. El tri¨¢ngulo sucedi¨®, si bien, seg¨²n ellos, en esa canci¨®n Joey hablaba de otra decepci¨®n previa: su romance frustrado con una mujer afroamericana cuyo paradero desconoc¨ªa. Pero el mito que m¨¢s persigui¨® y enerv¨® durante toda su vida a Johnny Ramone fue el de la pobreza de la propuesta musical de los Ramones. ¡°Bien pronto, algunos cr¨ªticos que no sab¨ªan c¨®mo denigrarnos nos etiquetaron como la banda de los tres acordes. Pero muchas de nuestras canciones, incluso de la ¨²ltima ¨¦poca, tienen m¨¢s de tres acordes¡±, se defend¨ªa en su autobiograf¨ªa p¨®stuma, Commando (2012). Fallecido hace 20 a?os de un c¨¢ncer de pr¨®stata, Johnny fue el tercer miembro en morir en un corto per¨ªodo (Joey lo hizo en 2001 y Dee Dee, el bajista, en 2002) y apenas empez¨® a ver la fiebre de las camisetas y la incre¨ªble popularidad tard¨ªa de la banda, que entre 1974 y 1996 no fue comercialmente importante en EE UU.
Citado con frecuencia en listas de mejores guitarristas de la historia, para pasmo de los devotos del virtuosismo, Johnny Ramone desarroll¨® un estilo simple pero imbatible, basado en acordes con cejilla rasgados a velocidad fren¨¦tica hacia abajo. A duras penas pod¨ªa completar un solo, pero los m¨¢s avezados antebrazos derechos tambi¨¦n podr¨ªan verse en apuros siguiendo su t¨¦cnica en directo. ¡°No creo que hubiera un precedente. A los que cre¨ªan que cualquier guitarrista decente pod¨ªa tocar como Johnny, recuerdo que una vez un periodista les respondi¨®: ¡®?Ah, s¨ª? Int¨¦ntalo t¨²'. La mayor¨ªa se romper¨ªan una mano¡±, afirma, preguntado por ICON, el escritor y presentador de radio Carl Cafarelli, autor de Gabba Gabba Hey! A Conversation With The Ramones (2023), donde recopila una serie de entrevistas que realiz¨® con el grupo en 1994, por su vig¨¦simo aniversario. ¡°Apuesto a que Eddie Van Halen no podr¨ªa tocar as¨ª. ?No durante una hora!¡±, ratific¨® el ingeniero de sonido Ed Stasium al periodista Jim Bessman en Ramones: An American Band (1993).
Cafarelli pone el ejemplo de Clem Burke, percusionista de Blondie, que entr¨® en la banda en los ochenta y dur¨® dos conciertos, aunque fuera, para el periodista musical, ¡°un excelente bater¨ªa¡±. ¡°Una vez Johnny o Dee Dee dijeron que los Ramones tocaban al nivel de habilidad que ten¨ªan. Resulta que no era tan f¨¢cil¡±.
Nacido en una familia de inmigrantes en Estados Unidos en 1948 (su padre era irland¨¦s y su madre, de origen polaco-ucraniano), Johnny Ramone es recordado, m¨¢s all¨¢ de sus tensiones con Joey o sus posiciones ultraconservadoras, por haber forjado el sonido que marc¨® el punk estadounidense posterior, as¨ª como el rock alternativo, el noise o el thrash metal. Tambi¨¦n por la disciplina militar que impuso al grupo, cuya contundente puesta en escena dise?¨® junto al bater¨ªa original, Tommy, analizando horas de grabaciones. Los avasalladores directos de la banda, que pod¨ªa desplegar una treintena de canciones en poco m¨¢s de 40 minutos, eran rigurosamente cronometrados, como confirm¨® Joe Strummer, l¨ªder de The Clash, en el documental de 2003, donde contaba que el guitarrista le iba actualizando sobre los descensos en su minutero.
¡°Una de las lecciones que aprend¨ª de ellos es que debes darle tu siguiente canci¨®n al p¨²blico y d¨¢rsela ahora. ?La gente est¨¢ ocupada!¡±, dec¨ªa Strummer. ¡°Johnny ten¨ªa una visi¨®n despiadada de c¨®mo hacer las cosas. Apuesto a que era un jefe brutal, que gritaba en los ensayos. Era espect¨¢culo en el mejor sentido y todo ten¨ªa que estar bien. Nos ense?aron a no hacer el tonto en el escenario¡±. En su autobiograf¨ªa, Johnny Ramone confesaba que el motivo de que enlazaran una canci¨®n y otra a gran velocidad era m¨¢s pedestre: en sus primeros conciertos, se peleaban discutiendo cu¨¢l quer¨ªan tocar despu¨¦s, as¨ª que de corrido no hab¨ªa espacio para debates.
El amigo estupendo
El periodista argentino Marcelo Gobello coincide en el papel esencial de Johnny para que los Ramones existiesen tal y como los conocemos. ¡°Fue quien manej¨® el destino de la banda, sobre todo tras la marcha de Tommy. Todos eran bastante dif¨ªciles de manejar, Joey con su trastorno obsesivo compulsivo, Dee Dee con las drogas, Marky con su alcoholismo¡ Con su mirada organizativa, fij¨® esa disciplina f¨¦rrea y mantuvo a la banda fiel a sus principios¡±, explica a ICON. Gobello se gan¨® en la ¨²ltima d¨¦cada del grupo la confianza de sus miembros y fue quien recibi¨®, tras un concierto en Mar del Plata en 1994, la exclusiva mundial de su disoluci¨®n en boca de Johnny, historia que recoge en el libro Los Ramones: Demasiado duros para morir (2007, reeditado por BoyJah Publishing en 2023): ¡°Me dispon¨ªa a conversar con Marky cuando Johnny se acerc¨® a m¨ª, me salud¨®, y me dijo que estaba listo para una entrevista. Yo no sal¨ªa de mi asombro, ya que Johnny era bastante reacio a ellas¡±.
¡°?l me busc¨® y me dijo: ¡®te quiero contar algo¡¯, ya lo ten¨ªa pensado de antes¡±, rememora Gobello. ¡°Y me dijo que iba a ser su ¨²ltimo a?o, que quer¨ªa parar antes de dejar de ser buenos y no poder brindar a la gente todo lo que le estaban brindando. Quer¨ªa retirarse como los boxeadores, en un momento alto, en vez de terminar en una decadencia. Me qued¨¦ triste, anonadado, pero fue un orgullo que me eligiera¡±. ?Por qu¨¦ cree que lo eligi¨®? ¡°Me manifest¨® que yo ve¨ªa y entend¨ªa el sustrato de los Ramones, mucho m¨¢s que una banda de tres acordes. Fueron m¨¢s interesantes de lo que se piensa. En ellos estaban los sesenta, los Stooges, los Yardbirds¡ No se suele conectar a los Ramones con Led Zeppelin, pero Johnny sac¨® el c¨¦lebre sonido de su Mosrite [guitarra vinculada a la m¨²sica surf] imitando el riff de Jimmy Page en Communication Breakdown¡±.
Antes de su reconocimiento en Estados Unidos, Ramones vivi¨® su momento Beatles en Argentina. ¡°Se desat¨® una locura, llenaban estadios varias noches seguidas¡±, dice Gobello. ¡°Es m¨¢s de estudio sociol¨®gico, pero aqu¨ª los rockeros aprecian mucho la autenticidad. La gente conect¨® porque ve¨ªan que eran como ellos. Todo el mundo adoraba a los Ramones¡±.
Aunque el escritor latinoamericano ten¨ªa, en ese momento, m¨¢s amistad con Joey que con Johnny, el cine de serie B fue clave para el deshielo. ¡°Le gustaban las pel¨ªculas m¨¢s cutres que te puedas imaginar. Yo le recomend¨¦ una llamada Sangre en el faro [1960], le encant¨® y conectamos a partir de ah¨ª¡±. Tras retirarse, el guitarrista plane¨® dirigir pel¨ªculas de terror de bajo presupuesto, aunque nunca lo materializ¨®, y trab¨® amistad con personajes como Rob Zombie o Nicolas Cage, que hizo finalizar el chiflado remake de The Wicker Man de 2006 con la dedicatoria ¡°Para Johnny Ramone¡±.
Su libro Commando incluy¨® un ap¨¦ndice titulado ¡°Lo mejor de todos los tiempos seg¨²n Johnny Ramone¡±, donde, adem¨¢s de listas de las pel¨ªculas de terror y ciencia ficci¨®n preferidas del m¨²sico, aparec¨ªan ordenados sus miembros del Partido Republicano favoritos (Ronald Reagan, al que describe como ¡°mejor presidente de mi vida¡±, es el primero), jugadores de b¨¦isbol o libros de consulta sobre Elvis. En otra secci¨®n, evaluaba cada ¨¢lbum de los Ramones: no pon¨ªa suspensos y, de 14, cinco le parec¨ªan sobresalientes.
Carl Cafarelli, que este a?o ha publicado The Greatest Record Ever Made! (Vol. 1), libro sobre las mejores canciones de la historia donde incluye Sheena Is A Punk Rocker y Blitzkrieg Bop, recuerda: ¡°Se qued¨® impactado cuando le dije que me gustaba Something To Believe In [una rareza lenta de la banda]. Su respuesta fue: ¡®??Que te gusta qu¨¦?!¡¯. Parec¨ªa alguien muy curioso y sorprendentemente agradable. Fue simp¨¢tico conmigo. He o¨ªdo relatos cre¨ªbles de lo dif¨ªcil e irritable (o peor) que pod¨ªa ser, pero no se corresponden con mi experiencia¡±. El periodista confirma que la hostilidad entre el m¨²sico y Joey era evidente, mientras Gobello, en las cr¨®nicas entre bastidores de su libro, describe que ten¨ªan camerinos distintos. Las tiranteces duraron hasta el final: en su ¨²ltima entrevista, para Rolling Stone, Johnny cont¨® que no acudi¨® al funeral de Joey pensando en que, a la inversa, tampoco querr¨ªa que ¨¦l fuese al suyo.
¡°Todas estas cosas me pesaban por nuestros fans, a los que imaginaba que no les har¨ªa gracia saber que los de su banda favorita se despreciaban¡±, lamentaba el guitarrista en su libro p¨®stumo. Gobello contrapone: ¡°Me pareci¨® muy conmovedor cuando Johnny, ya con Joey enfermo, dijo que nunca volver¨ªa a subirse a un escenario con el nombre Ramones. M¨¢s all¨¢ de los problemas que tuvieran, Joey era su cantante. Y ambos amaban a los Ramones sobre todas las cosas¡±. Los dos fueron los ¨²nicos miembros constantes del grupo, desde su fundaci¨®n en 1974, de la que ahora se cumple medio siglo, hasta su ¨²ltimo concierto en 1996.
En un acceso amargo, Johnny Ramone le cont¨® al periodista Charles M. Young en aquella charla final, publicada un mes despu¨¦s de su fallecimiento, que nunca disfrut¨® del proyecto de su vida: ¡°Deber¨ªa haber sido muy divertido. Pero no s¨¦ cu¨¢ndo lo fue. No nos dec¨ªamos nada antes de los conciertos. Nos sent¨¢bamos y, cuando llegaba la hora, sal¨ªamos al escenario. Si todo iba como ten¨ªa que ir, me sent¨ªa bien. Si no, me molestaba. Sab¨ªa que algunos de nuestros discos no eran muy all¨¢ y eso me pon¨ªa enfermo. En nuestra ¨²ltima gira dudaba de que nos fueran a echar de menos. Cre¨ª que nos olvidar¨ªan¡±.
20 a?os despu¨¦s, la viuda de Johnny y el hermano de Joey han recogido las rencillas de sus difuntos y pelean en los tribunales por la marca Ramones. Marky, el superviviente de mayor duraci¨®n (aunque no miembro original), contin¨²a paseando su repertorio y cosechando pol¨¦micas, como la cancelaci¨®n de un concierto en Italia por la presencia de una bandera de Palestina. Como una esencia a la que se regresa cuando se duda, Blink-182 se han disfrazado de ellos para su disco de reuni¨®n, Sum 41 ha contado con CJ Ramone (bajista de 1989 a 1996) para un videoclip de su despedida y grupos decanos como The Offspring rescatan versiones en sus giras actuales. La desaparici¨®n f¨ªsica de sus miembros y la perdurabilidad de su m¨²sica prueba que los Ramones siempre fueron mucho m¨¢s que su factor humano.
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