El ¡®tiktoker¡¯ Na¨ªm Darrechi tiene un problema, pero no el que ¨¦l cree
¡°No puedo, me cuesta mucho con cond¨®n. Entonces nunca lo utilizo¡±. Las declaraciones de este ¨ªdolo de las redes sociales preocupan no solo por sus propias acciones, sino por el mensaje que lanzan a sus 27 millones de seguidores


Desde hace apenas unas horas Na¨ªm Darrechi ha alcanzado un nivel de fama a¨²n mayor que el que le hab¨ªan otorgado sus 26 millones de seguidores en Tiktok. Todo ha ocurrido por obra y gracia de sus declaraciones durante una entrevista en el programa del influencer Mostopapi. Si Mostopapi, Na¨ªm Darrechi e incluso TikTok son t¨¦rminos que se le escapan, no se preocupe, que lo que viene ahora seguro que le trae alg¨²n recuerdo conocido.
En la entrevista, el sujeto en cuesti¨®n comentaba al hilo de sus relaciones sexuales: ¡°No puedo, me cuesta mucho con cond¨®n. Entonces nunca lo utilizo, hasta que un d¨ªa dije: ¡®Es raro no haber dejado embarazada a ninguna as¨ª despu¨¦s de tantos a?os, as¨ª que voy a acabar dentro siempre sin ning¨²n tipo de problema, y nunca ha pasado nada, y yo estoy empezando a pensar que tengo un problema¡±.
Darrechi, efectivamente, tiene un problema, pero no el que ¨¦l cree. Cuando Mostopapi ¨Centre risas¨C le pregunta si ninguna de las chicas con las que se ha acostado le dicen nada por eyacular en su interior, la respuesta de Darrechi es a¨²n m¨¢s alarmante: miente, les dice que se ha operado y que no puede dejarlas embarazadas.
Caben dos hip¨®tesis frente a estas declaraciones, ninguna es halag¨¹e?a. La primera es que Darrechi haya mentido en general, que presuma de enga?ar a mujeres poni¨¦ndolas en riesgo de embarazo y de problemas de salud sexual ¨C¨¦l solo contempla un posible embarazo, no una ETS¨C aunque no sea cierto. Para ello, es necesario contrastar con ellas. La segunda es que lo haya hecho de verdad.
Mientras debatimos sobre la desaparici¨®n del delito de abuso y la unificaci¨®n de los delitos sexuales dentro del t¨¦rmino agresi¨®n ¨Cuno de los cambios m¨¢s importantes que propone la ley del solo s¨ª es s¨ª¨C y damos vueltas alrededor del populismo punitivo, las declaraciones de Darrechi caen como una bomba. Primero, porque vienen a refutar esa ilusi¨®n que se?ala que la juventud le otorga a las nuevas generaciones una carta de consciencia que nosotros no tuvimos. Un chaval, nacido en 2002, con toda la informaci¨®n sexual a la que los que fuimos adolescentes antes de internet no tuvimos acceso, presume de abusar sexualmente de mujeres (con la nueva reforma legal, insistimos, su delito pasar¨ªa de ser considerado abuso a ser considerado agresi¨®n).
Segundo, porque pone en entredicho la educaci¨®n sexual a la que tienen acceso los chicos, qu¨¦ clase de formaci¨®n reciben al respecto quienes tienen todo ese acceso, pero siguen comport¨¢ndose igual que muchos de los que cre¨ªan en la infalibilidad del m¨¦todo Ogino con la misma fe que en la del Papa. Y tercero, porque probablemente ni siquiera se trate de una cuesti¨®n de educaci¨®n sexual, sino de una cuesti¨®n de educaci¨®n a secas, de respeto. En sus declaraciones Darrechi deja claro que conoce al menos parte del riesgo al que somete a las chicas con las que mantiene relaciones sexuales, pero le da exacta y escalofriantemente igual. Tanto como para jactarse de ello.
Que Darrechi tenga 26 millones de seguidores contribuye a la sensaci¨®n de impunidad del cantante e influencer. Y al terror de qu¨¦ mentes ¨Cy de qu¨¦ edades¨C se forman y forjan sus identidades escuchando qu¨¦. Ya sabemos que ¨ªdolos y groupies ha habido siempre, y podemos tirar de un anecdotario infinito. Por ejemplo, Kevin Richardson, de los Backstreet Boys recuerda en Show ¡®em what you¡¯re made of, el documental de 2015 sobre su grupo, que lo ¨²nico que sabe decir en alem¨¢n es ¡°Willst du mir einen blasen?¡±, cuya traducci¨®n es: ¡°?Quieres hacerme una mamada?¡±. Pero hay un salto enorme entre que una mujer (o un hombre) desee hacerle una felaci¨®n a su ¨ªdolo y que este la enga?e para mantener relaciones sexuales. El salto del consentimiento. Porque si mantienes relaciones sexuales enga?ada sobre las condiciones de las mismas, est¨¢n abusando de ti y explicar e insistir en esto tambi¨¦n es educaci¨®n sexual.
Adem¨¢s, bajando a la tierra, nadie ha necesitado ser un ¨ªdolo de masas ni pre ni post redes sociales, para no ponerse un cond¨®n cuando era necesario, o para quit¨¢rselo antes de tiempo. Todos lo hemos vivido mucho m¨¢s cerca de lo que nos gustar¨ªa reconocer. Tanto que ahora, como a todas esas pr¨¢cticas que venimos viendo de toda la vida, se le ha puesto un nombre en ingl¨¦s que pretenden que asumamos como propio, el stealthing. Tenemos precedentes legales en Espa?a de condenas por tal delito.
Y tambi¨¦n anglosaj¨®n es un ejemplo de ficci¨®n reciente que ha abordado estos asuntos. En ese tratado moderno sobre el consentimiento sexual que es I may destroy you, Michaela Coel mantiene relaciones sexuales con un chico encantador, un chico de esos que siempre saluda, va bien peinado, huele bien, ha ido a una buena universidad y tiene un buen trabajo. Y ese encanto se quita el preservativo sin avisar. Cuando al terminar, ella se percata, ¨¦l se escuda con un: ¡°?No te diste cuenta? Cre¨ª que te hab¨ªas dado cuenta¡±. La luz de gas, que tiene tanta vigencia hoy como cuando la sufr¨ªa Ingrid Bergman en la pel¨ªcula hom¨®nima de 1944.
Al final el resumen por parte de Darrechi es sencillo, familiar y aterrador: me molesta el cond¨®n m¨¢s que la posibilidad de dejarte embarazada sin que te enteres, me molesta el cond¨®n m¨¢s que la posibilidad de contagiarte una ETS, me molesta el cond¨®n m¨¢s incluso que la posibilidad de que me la contagies t¨² a m¨ª. Me molesta todo menos las responsabilidades de mis actos para con las otras, la sempiterna delegaci¨®n de la responsabilidad sexual en la mujer de toda la vida de Dios. O como dec¨ªa Selina Meyer en Veep: ¡°Si los hombres pudieran quedarse embarazados, se abortar¨ªa hasta en los cajeros¡±.
Podemos cuestionar si se?alar desde Twitter a individuos cuya culpabilidad a¨²n no ha sido probada, juez mediante, por parte de la ministra de igualdad son o no pertinentes cuando adem¨¢s son precisamente las instituciones las que no necesitan hacer exposici¨®n de los posibles delitos, sino ponerlos en conocimiento ¨Ccomo se ha hecho, de la autoridad pertinente, en este caso la fiscal¨ªa¨C pero esto no deja de ser una cuesti¨®n de orden secundario en este asunto.
A Darrechi hay que agradecerle, sin embargo, ser tan irresponsable como bocazas y encarnar ese viejo dicho policial que afirma que un gran n¨²mero de cr¨ªmenes se resuelven porque el culpable necesita presumir y los acaba contando en la barra de un bar. Ahora TikTok es la barra del bar, porque pueden cambiar los lugares, las plataformas, las circunstancias, pero hay comportamientos que no cambian, solo la manera que tenemos de sancionarlos y, sobre todo, de intentar prevenirlos.
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