La ¡°masculinizaci¨®n facial¡± llega a Espa?a: ?qu¨¦ ha pasado para que los hombres quieran parecer m¨¢s ¡°hombres¡±?
La publicidad y las redes sociales perpet¨²an rasgos faciales ¨Cmand¨ªbula cuadrada, p¨®mulos angulosos¨C hist¨®ricamente asociados a la masculinidad. Ahora, una intervenci¨®n promete d¨¢rtelos de un golpe
2020 ha sido el a?o en el que hemos dejado de ver a los dem¨¢s y nos hemos visto demasiado a nosotros mismos. Es el a?o en que vivimos mir¨¢ndonos a trav¨¦s de una pantalla con colegas de trabajo o amigos (Zoom fue la aplicaci¨®n m¨¢s descargada para Apple) y descubrimos que nuestro rostro no era exactamente como el que nos devolv¨ªa el espejo (ese retrato que tenemos familiarizado de nosotros mismos siempre ha estado invertido) o con el selfi (que repetimos y perfeccionamos hasta que el de la pantalla es nuestra mejor versi¨®n). En una sociedad en la que trabajamos en zoom y ligamos en Tinder, nos hemos visto c¨®mo nuestro capital social se reduce a una cara dentro de un marco. Y, al parecer, hay muchos a los que esa cara no les gusta.
¡°Ahora que trabajamos tanto en casa y hay tantas videoconferencias estamos recibiendo a muchos varones de mediana edad que se notan avejentados, no se ven bien en la pantalla y acuden a la consulta para mejorar y preguntarnos c¨®mo se pueden ver m¨¢s frescos¡±. Lo dice la cirujana maxilofacial Gema P¨¦rez Sevilla, una instituci¨®n en la est¨¦tica madrile?a. Y la intervenci¨®n que est¨¢ causando sensaci¨®n y ya se anuncia hasta en las marquesinas del metro de las grandes ciudades espa?olas se llama ¡°masculinizaci¨®n facial¡±. El New York Magazine dio la primera se?al de aviso con un reportaje de portada en 2019 que contaba c¨®mo algunos hombres se estaban sometiendo a todo tipo de tratamientos faciales para ligar. Especialmente, al proceso de masculinizaci¨®n facial del que ahora tanto se habla en Espa?a.
?En qu¨¦ consiste? B¨¢sicamente, en tratar tres zonas del rostro del hombre, seg¨²n explica la doctora Sevilla. ¡°Una es el p¨®mulo, que no debe ser redondo sino alargado y rectangular, para que haga la cara angulosa. La otra es la mand¨ªbula: buscamos que sea cuadrada, as¨ª que ponemos relleno en la zona posterior para marcar el ¨¢ngulo y que el resultado sea recto y definido. La ¨²ltima es el ment¨®n, para hacerlo prominente, ya que un ment¨®n retra¨ªdo siempre ha sido propio de rostros menos masculinos¡±. Todo ello mediante ¨¢cido hialur¨®nico en densidades muy altas. El resultado es una cara que se parece m¨¢s a esas que hist¨®ricamente han encajado en los c¨¢nones de masculinidad y reinado desde los carteles de las pel¨ªculas estadounidenses, desde Rock Hudson hasta Ben Affleck, de Tom Cruise a Robert Pattinson. Como si los populares filtros de Instagram que endurecen y embellecen las facciones hubiesen sido adaptados a la realidad. Seg¨²n algunos, los m¨²sculos faciales se pueden trabajar masticando a diario cosas muy duras (en ingl¨¦s llaman a la pr¨¢ctica chewing, o sea, ¡°mascar¡±). Otros han inventado y comercializado indescriptibles aparatos para ellos (atenci¨®n al spot que Cristiano Ronaldo protagoniz¨® Jap¨®n, al final de este p¨¢rrafo). Dicen que as¨ª la mand¨ªbula se endurece y muscula. La medicina opina lo contrario. ¡°La cara no se puede muscular¡±, confirma la doctora, ¡°as¨ª que muchos hombres buscan en su rostro el mismo efecto que el gimnasio tiene en su cuerpo, pero con tratamientos de medicina est¨¦tica¡±.
Hasta aqu¨ª la teor¨ªa. ?Qu¨¦ hay de la pr¨¢ctica? ?Hay unas caras m¨¢s masculinas que otras? ¡°Eso depende mucho de la cultura¡±, explica desde Barcelona el psic¨®logo, escritor y youtuber Gabriel J. Mart¨ªn. ¡°No es lo mismo una cara masculina en un entorno mediterr¨¢neo, del norte de ?frica, del centro de ?frica, de Canad¨¢, de Per¨²¡ No hay un modelo de masculinidad universal, aunque quiz¨¢ en la era de la globalizaci¨®n el modelo occidental se ha extendido por todo el mundo¡±. Cuando preguntamos a Mart¨ªn si esta idea de masculinidad asociada a unos rasgos duros no perpet¨²a ideas antiguas y t¨®xicas, aclara que ¡°tenemos la costumbre de patologizarlo todo. ¡®Masculinidad t¨®xica¡¯ es aquella que perpet¨²a unas conductas perjudiciales para la propia persona o para las que est¨¢n a su alrededor¡±. Desde ese punto de vista, entiende el t¨¦rmino de masculinizaci¨®n como un mero ¡°reclamo publicitario para que todos entendamos lo que este tratamiento ofrece. A partir de ah¨ª, cada uno tendr¨¢ su propia idea de qu¨¦ es masculino o qu¨¦ no¡±.
Si no la tiene, hay cientos de influencers que, previo intercambio de favores con la cl¨ªnica correspondiente, est¨¢n dispuestos a recordarle que, por mucho que haya llovido desde Rock Hudson, su estructura ¨®sea permanece. ¡°Diego Matamoros (casi medio mill¨®n de seguidores en Instagram) prueba el perfilado de mand¨ªbula¡±, se puede leer en la web de una cl¨ªnica madrile?a. ¡°?Qu¨¦ tal te ves?¡±, pregunta la doctora al final de un v¨ªdeo que detalla el proceso. ¡°Me parece incre¨ªble, me encanta, me ha dado un rollo mucho m¨¢s masculino¡±, responde ¨¦l, espejo en mano. Otro influencer, Rodrigo Fuertes, con 350.000 seguidores en Instagram, se somete a la misma operaci¨®n en la web de otra cl¨ªnica. Explica en el v¨ªdeo su doctor mientras le pinta los bordes de la cara como un lienzo: ¡°En el hombre lo m¨¢s bonito es que el rostro sea una uve, somos m¨¢s cuadrados, es lo que queremos. Nunca hay que feminizar¡±. Cualquiera que los haya visto en televisi¨®n ¨Ctanto Diego como Rodrigo son figuras curtidas tanto en las redes sociales como en los plat¨®s de Mediaset¨C sabr¨¢ que tanto uno como otro ya ten¨ªan la mand¨ªbula prominente, los p¨®mulos marcados y el ment¨®n firme. Lo cual nos lleva a otro asunto que Gabriel J. Mart¨ªn saca a colaci¨®n.
¡°Ante el mundo de la medicina est¨¦tica creo que tenemos que ser consumidores cr¨ªticos. Muchas veces se nos venden soluciones para problemas que en realidad no tenemos. En el tema de la medicina est¨¦tica que hay demasiado medical mongering¡±. El t¨¦rmino ingl¨¦s medical mongering define la invenci¨®n de problemas que no tenemos para ofrecernos soluciones que no necesitamos. No siempre es el caso, claro. ¡°En la est¨¦tica facial existen dos tipos de paciente: los que acuden para mejorar su imagen y sentirse mejor con ellos mismos desde la libertad y sin complejos o los que quieren intentar resolver un problema psicol¨®gico con una soluci¨®n quir¨²rgica¡±, explica la doctora Sevilla. ¡°En ese sentido hay que estar muy atentos: un cambio f¨ªsico nunca soluciona un problema interno y a menudo debemos manejar expectativas y recomendar al paciente que acuda a otro tipo de especialista que pueda ayudarle mejor que nosotros¡±. ?Pero c¨®mo trazamos esa l¨ªnea que separa al paciente que solo quiere acabar con un peque?o complejo y el que, acuciado por problemas internos, pretende convertirse en otra persona? Responde Mart¨ªn: ¡°Cuando en lugar de buscar algo que destaque nuestra belleza o la armon¨ªa de nuestros rasgos o de nuestra personalidad, exigimos un borrado completo de lo que somos y la conversi¨®n en otro modelo ya hay un s¨ªntoma de que algo est¨¢ mal¡±.
¡°Es normal que queramos vernos guapos¡±, prosigue el psic¨®logo, ¡°pero se convierte en un problema cuando no estamos satisfechos nunca con ning¨²n resultado y convertimos cada peque?a arruga y cada cana en un problema que subsanar y pretendemos mantener eternamente una imagen juvenil. Cuando queremos convertirnos en una persona distinta de la que somos¡±.
Seg¨²n la doctora, hay dos perfiles de pacientes que acuden a ella pidiendo esta intervenci¨®n. Por un lado, ¡°gente joven que cuida mucho su cuerpo: musculosos, definidos, pero que se ven con poco ment¨®n o mand¨ªbula y notan cierta falta de fuerza en su cara¡±. Por otro, ¡°hombres de entre cuarenta y sesenta a?os que se cuidan mucho y quieren mantener su belleza y su aire juvenil¡±. O sea, que los m¨¢s j¨®venes buscan unos rasgos que le fueron negados por la gen¨¦tica y los mayores unos que les fueron dados pero que la gravedad ha desdibujado. En todos los casos son gente de nivel social medio-alto, ¡°porque el tratamiento no es barato¡±, advierte la doctora. En diversas cl¨ªnicas la oferta suele partir de los 500 euros, un precio que se eleva seg¨²n la calidad de los materiales y la experiencia de las manos que los manejen. Sus resultados son inmediatos y su duraci¨®n, de entre 12 y 18 meses.
¡°Si este proceso est¨¢ teniendo tanto ¨¦xito es porque tiene cierto componente sexual¡±, explica la doctora. ¡°Igual que pasa con los pechos de las mujeres: una mujer se siente m¨¢s atractiva con un pecho grande y un var¨®n se siente m¨¢s atractivo con unos rasgos faciales m¨¢s duros y marcados¡±. El gran tab¨² sobre los tratamientos de est¨¦tica en los hombres empieza a caer. Si en la d¨¦cada de los 2000 la figura del metrosexual reivindic¨® la cosm¨¦tica masculina y en los 2010 el spornosexual envi¨® a millones de hombres al gimnasio y a las cl¨ªnicas de depilaci¨®n l¨¢ser, es posible que est¨¦ a punto de surgir otro t¨¦rmino que defina al hombre que se retoca los rasgos faciales de forma tan natural como hasta ahora lo han hecho las mujeres.
¡°En general, las mujeres han recibido muchas m¨¢s instrucciones que los hombres a lo largo de su educaci¨®n, especialmente en generaciones anteriores, para estar siempre bellas¡±, recuerda Gabriel J. Mart¨ªn. ¡°En algunas culturas que siguen siendo muy machistas las mujeres continuamente siguen recibiendo continuamente estos mensajes y que un hombre que haga algo que en su cultura se considere femenino va a ser tachado de maric¨®n o, por lo menos, se a a sospechar de su virilidad. Afortunadamente, esto est¨¢ cambiando poco a poco¡±. La igualdad ha llegado a las cl¨ªnicas de belleza. Y que la masculinizaci¨®n de un hombre pase por someterse a un tratamiento hist¨®ricamente ¨Ce injustamente¨C asociado solo a las mujeres no deja de tener una lectura ir¨®nica que recuerda a lo que cantaba Joe Jackson: ¡°De vez en cuando nos preguntamos cu¨¢les son los hombres de verdad¡±.
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