F¨²tbol, fotograf¨ªa y ahora cocina: la pol¨¦mica persigue a Brooklyn Beckham en todas sus profesiones
El primog¨¦nito de David y Victoria Beckham ha salido escaldado por sus pinitos como chef televisivo. No es la primera vez que se enfrenta a cr¨ªticas por su falta de preparaci¨®n
Brooklyn Beckham (Londres, 22 a?os) parece considerar que sabe hacer muchas cosas. Y al p¨²blico en general (y a veces algunos profesionales en particular) le gusta responderle que no es as¨ª. La ¨²ltima vez, por culpa de un programa de cocina con presupuesto astron¨®mico donde el primog¨¦nito de David y Victoria demuestra, arguyen sus cr¨ªticos, una total falta de talento para presentar y cocinar.
En el microcosmos de los ricos y famosos, la figura del chaval privilegiado que busca su lugar en el mundo es eterna, y parece multiplicarse cuanto mayor es el nivel de los padres. El caso de Brooklyn Beckham es notorio precisamente por su pedigr¨ª pop: naci¨® en Londres en 1999, hijo de David, la mayor estrella del f¨²tbol hasta la aparici¨®n de Cristiano Ronaldo, y de Victoria, exintegrante de Spice Girls, probablemente la mayor girl band de la historia, y dise?adora y empresaria de ¨¦xito. Sus padrinos de bautismo fueron Elton John, David Furnish y Liz Hurley y le dieron la bienvenida al mundo en una ceremonia que se celebr¨® en una capilla privada en la mansi¨®n de sus padres.
Su primer intento de carrera profesional fue el f¨²tbol, como mandaba la leyenda de su apellido. En noviembre de 2014 se anunci¨®, con gran pompa, que Brooklyn, de 15 a?os, hab¨ªa firmado un contrato con el Arsenal para jugar en la Liga sub-16. ¡°El Arsenal ha entendido que el joven tiene mucho potencial para convertirse en un gran talento y ha decidido proteger ese patrimonio¡±, afirm¨® una fuente del equipo en la prensa brit¨¢nica. ¡°Adem¨¢s, David Beckham tiene una excelente relaci¨®n con Wenger [manager del Arsenal], que se ha quedado impresionado con el talento, la actitud y las ganas de ganar de Brooklyn¡±. El sue?o dur¨® poco. En febrero de 2015 el Arsenal anunci¨® que no prolongar¨ªa la estancia de Brooklyn en su cantera.
Hab¨ªa dos posibles lecturas para este hecho. Una, un traspi¨¦s: el hijo del futbolista m¨¢s popular de Inglaterra fracasa en el f¨²tbol. Otra, un triunfo: el hijo del futbolista m¨¢s popular de Inglaterra se declara libre y no quiere seguir los pasos de su padre. De hecho, justo en ese momento, empieza a seguir los de su madre, quien tras abandonar las Spice Girls y publicar un ¨¢lbum en solitario de ¨¦xito tibio decidi¨® apostar por la moda. En marzo de ese mismo 2015, cuando acababa de cumplir 16 a?os, el titular ¡°Brooklyn Beckham debuta como futbolista¡± pas¨® a ser ¡°Brooklyn Beckham debuta como modelo¡±. En concreto con la marca de ropa juvenil Reserved. Para entonces su hermano Romeo, de entonces 12 a?os, ya era imagen de Burberry, que volver¨¢ a aparecer en esta historia. En concreto, en el p¨¢rrafo siguiente.
¡°As¨ª funciona Gran Breta?a¡±
De la moda pas¨® a la fotograf¨ªa. Enero de 2016. Brooklyn Beckham, que est¨¢ a punto de cumplir 17 a?os, ya no es ni futbolista ni modelo sino fot¨®grafo. En concreto, para una l¨ªnea de perfumes de Burberry. Y esta vez, el p¨²blico respondi¨®. Un hashtag (#ThisIsBrit, o sea, una especie de derrotista ¡°As¨ª funciona Gran Breta?a¡±) se hizo viral en las redes sociales para denunciar un caso de lo muchos consideraron nepotismo. Entre ellos el fot¨®grafo Chris Floyd, que en un reportaje de The Guardian afirm¨®: ¡°David y Victoria Beckham representan la fuerza de voluntad y el trabajo duro. Especialmente ella, que ha escalado esa monta?a sola. Pero de repente aparece su hijo de 16 a?os y lo convierte en puro nepotismo. Es todo lo contrario a lo que representan sus padres¡±.
Huge fan of Brooklyn Beckham's terrible photographs and even worse captions pic.twitter.com/012PeCcED4
— Alice Jones (@alicevjones) June 23, 2017
No import¨® demasiado. El ruido de la campa?a hizo que en junio de 2017, poco despu¨¦s de cumplir 18 a?os, el titular fuese: ¡°Brooklyn Beckham publica su primer libro de fotograf¨ªa¡±. Se llamaba lo que yo veo (as¨ª, en min¨²sculas, what i see en su t¨ªtulo original) y ¨¦l mismo aparec¨ªa en la portada. Consist¨ªa en im¨¢genes informales tomadas tomadas por Beckham en su d¨ªa a d¨ªa con pies escritos por ¨¦l, que, con lo poco que explicaban, posiblemente explicaban demasiado. ¡°Tan dif¨ªciles de fotografiar, pero incre¨ªbles de ver¡±, escrib¨ªa Beckham sobre la foto de un elefante donde apenas se ve¨ªa al elefante. ¡°Me gusta esta foto: est¨¢ desenfocada, pero puedes suponer que est¨¢n pasando muchas cosas¡±, rezaba otro pie de foto. La publicaci¨®n del libro fue acompa?ada de una exposici¨®n de las im¨¢genes en la casa de subastas Christie¡¯s, con un completo men¨² de celebridades invitadas. A pesar de la aparente falta de pretensiones de las fotograf¨ªas y del glamur de la ocasi¨®n, las burlas no se hicieron esperar. Penguin, la editorial del libro, defendi¨® en el diario The Independent que se trataba de ¡°un libro hecho por un adolescente para otros adolescentes¡±.
Nigiris a precio de plutonio
Cookin¡¯ with Brooklyn (Cocinando con Brooklyn) se puede ver a trav¨¦s del perfil oficial de Brooklyn Beckham en Facebook. Son v¨ªdeos de unos diez minutos en los que Brooklyn visita a un cocinero reputado en su restaurante (como Nobu Matsuhisa, el chef japon¨¦s de los ricos y famosos) y luego reproduce lo que ha aprendido para alguno de sus amigos, su prometida, su hermano Romeo o una celebridad global como Sebasti¨¢n Yatra. La pol¨¦mica surge cuando se filtra que cada episodio ha costado 100.000 d¨®lares estadounidenses y que no todo lo que aparece ha sido cocinado por el joven influencer.
Mikel L¨®pez Iturriaga, periodista y director de El Comidista, considera que ¡°si es cierto que cada episodio ha costado 100.000 d¨®lares, no lucen mucho. Ese dineral no se ve ni en la producci¨®n, ni en el guion, ni en los escenarios, ni en los invitados, ni en la posproducci¨®n, ni en nada. Igual Brooklyn ha despachurrado tanto pescado fresco a precio de plutonio para hacer un nigiri decente que el presupuesto se ha disparado¡±.
Precisamente una de las cr¨ªticas que ha recibido es que, para tratarse de un programa de gastronom¨ªa, las recetas en las que se embarca son bastante poco sofisticadas. Chulet¨®n, salchichas con pur¨¦ de patatas, arroz frito¡ Un comentario bajo una de sus ¨²ltimas publicaciones ¨Cun v¨ªdeo de San Valent¨ªn con su prometida, Nicola Peltz, en el que cocinan una pizza¨C pregunta: ¡°?Qu¨¦ va a ser esta vez? ?Un s¨¢ndwich de mantequilla de cacahuete con mermelada? ?Un huevo duro? ?Sopa de lata?¡±.
La pol¨¦mica lleva irremediablemente a pensar en el programa de Paris Hilton para Netflix, En la cocina con Paris Hilton, que tiene un planteamiento muy similar pero un desarrollo muy diferente. La heredera se r¨ªe de s¨ª misma y no pretende fingir que es una experta. El espectador se siente c¨®mplice de la parodia. Sin embargo, a pesar de que ha dicho que todav¨ªa no es concinero, y que este es ¡±el principio de su viaje con la comida¡±, el mayor de los hermanos Beckham da la impresi¨®n de presentarse como prescriptor. Como un experto que ha seleccionado cuidadosamente la experiencia, que comparte su sabidur¨ªa con sus invitados y el p¨²blico para acabar cocinando salchichas con pur¨¦ de patatas en una cocina profesional donde cabr¨ªa un regimiento.
¡°Un programa en el que alguien que no tiene ni pajolera idea aprende a cocinar puede ser interesante¡±, a?ade Iturriaga. ¡°El p¨²blico que no tiene ni idea de cocinar puede sentirse identificado con un conductor de ese tipo, y acercarse a un mundo en principio hostil como el de las cazuelas. El planteamiento del programa no me parece mal: aprende primero con un chef, y luego cocina ¨¦l solo con colegas. Otra cosa es el resultado final, en el que Brooklyn demuestra no tener ni sentido del humor, ni complicidad, ni espontaneidad, ni flow... nada que le permita competir en un mundo en el que miles de personas hacen v¨ªdeos de cocina m¨¢s interesantes que los suyos con una mil¨¦sima parte de su presupuesto¡±.
Los comentarios que Brooklyn comparte con sus espectadores no consiguen levantar el vuelo: ¡°Me gusta mucho el chulet¨®n, lo como constantemente. A veces una vez a la semana, otras veces dos o tres¡±, dice en un momento. Si realmente siente entusiasmo por lo que aprende, es imposible percibirlo en el producto final. Tambi¨¦n es dif¨ªcil cuantificar el ¨¦xito del programa. Con aproximadamente un mill¨®n de visionados por episodio en una plataforma impopular entre su target de edad, no puede considerarse un fracaso, pero dista de ser un ¨¦xito. En comparaci¨®n, los famosos y polarizantes v¨ªdeos de Chefclub obtienen a menudo siete y ocho millones de visualizaciones, y los m¨¢s vistos alcanzan los 24. Creadores menos prominentes que Beckham como Aj¨ª Causa, que se especializa en cocina peruana y no tiene raperos famosos como invitados, no tiene problemas para llegar a los tres millones con muchos de sus v¨ªdeos.
Pese a todo, tampoco se puede criticar que, teniendo oportunidades, Brooklyn Beckham las aproveche. En un mundo en el que el acceso al p¨²blico es m¨¢s f¨¢cil que nunca y muchas veces viene dado por la audiencia directa a la que llega cada persona, el delf¨ªn de los Beckham no hace m¨¢s que utilizar lo que le viene de serie. Lo ¨²nico doloroso es ver a alguien darse un batacazo. Y el despilfarro de recursos. ¡°En un mundo ideal, los 100.000 d¨®lares que supuestamente cuestan los v¨ªdeos de Brooklyn o el dineral que habr¨¢ enterrado Netflix en En la cocina con Paris Hilton se destinar¨ªan a hacer programas de cocina con un poco m¨¢s de fuste¡±, opina L¨®pez Iturriaga. ¡°Pero tampoco creo que un show tan intrascendente como el de Brooklyn quite espacio a nadie, y menos a¨²n con la escas¨ªsima audiencia que est¨¢ teniendo en relaci¨®n con su presupuesto¡±.
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