El ¡®caso Richard Gere¡¯: c¨®mo el activismo pol¨ªtico rob¨® a Hollywood a una de sus grandes estrellas
A pesar de haber sido un icono de Hollywood, hace mucho tiempo que el actor no protagoniza un ¨¦xito en la gran pantalla. El activismo pol¨ªtico y, sobre todo, su implicaci¨®n en el conflicto del T¨ªbet son desde hace d¨¦cadas su prioridad
Hoy, s¨¢bado, un juez decidir¨¢ si Richard Gere declara contra el exministro de Interior italiano Matteo Salvini en el juicio por su actuaci¨®n en el bloqueo del barco Open Arms. El actor se hab¨ªa ofrecido, porque, como ha ocurrido otras veces, as¨ª da visibilidad internacional a los casos que le interesan. No es la primera vez, ni de lejos, que el protagonista de Pretty Woman (1990) se implica pol¨ªticamente. Por ejemplo, tras iniciar una relaci¨®n con la espa?ola Alejandra Silva ¨Csu tercera esposa tras Cindy Crawford y Carey Lowell¨C su vinculaci¨®n con Espa?a es m¨¢s estrecha y se ha reunido con el presidente Pedro S¨¢nchez y con la exalcaldesa madrile?a Manuela Carmena para solicitar una soluci¨®n al problema de los sin techo. Tambi¨¦n ha visitado al presidente mexicano L¨®pez Obrador y ha criticado a Donald Trump. ¡°Es un idiota¡±, declar¨® el actor, que en su momento tambi¨¦n tuvo palabras poco amables para los Bush y Reagan por sus pol¨ªticas en Centroam¨¦rica, el apoyo al genocidio guatemalteco de principos de los ochenta o la invasi¨®n de Panam¨¢.
Pero ninguna problem¨¢tica le ocupa tanto tiempo como la del T¨ªbet. Desde que conoci¨® los campos de refugiados de la zona, Gere trabaja para promover los derechos humanos y la democracia de esta regi¨®n. El actor es uno de los budistas m¨¢s famosos de Hollywood e ¨ªntimo amigo del Dalai Lama, que fue el primero en conocer y bendecir el primer embarazo de su esposa. ¡°No lo pod¨ªa mencionar sin antes hab¨¦rselo dicho a Su Santidad Dalai Lama¡±, afirm¨® Silva en sus redes sociales.
A pesar de sus ¨¦xitos en la gran pantalla, hace mucho tiempo que Gere no protagoniza una pel¨ªcula de Hollywood. ?Los motivos? Dos, principalmente. El m¨¢s importante, que no lo necesita. Al contrario que otros actores de su generaci¨®n, como Robert de Niro, Gere tiene una econom¨ªa saneada, como declar¨® a The Hollywood Reporter: ¡°No estoy interesado en interpretar a un Jedi marchito en la pel¨ªcula del a?o. Tuve el ¨¦xito suficiente en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas como para permitirme ahora hacer pel¨ªculas m¨¢s peque?as¡±.
El segundo motivo tiene que ver con su activismo en favor del T¨ªbet, que se remonta a los Oscars de 1993. Al presentar el premio a la mejor direcci¨®n art¨ªstica, en lugar de un texto de 30 segundos sobre c¨®mo los grandes pintores de la historia habr¨ªan sido directores art¨ªsticos, Gere aprovech¨® para dirigirse al l¨ªder chino Deng Xiaoping. ¡°Qu¨¦ horrenda, horrenda situaci¨®n de derechos humanos hay en China¡±, se lanz¨®, para seguidamente exhortar al dirigente a que se llevar¨¢ a sus tropas y sacara a los chinos del T¨ªbet ¡°para que la gente vuelva a vivir como personas libres e independientes¡±. El director de la Academia, Gil Cates, mont¨® en c¨®lera. ¡°Que alguien a quien invito a presentar un premio use ese tiempo para postular una creencia pol¨ªtica personal, creo que no solo es indignante, es desagradable y deshonesto¡±, se quej¨® amargamente. Y a?adi¨®: ¡°?A alguien le importan los comentarios de Richard Gere sobre China?¡±.
Le importaba a China, que estaba en plena promoci¨®n de Pek¨ªn como la sede de los Juegos Ol¨ªmpicos de 2000. Tener en ese momento a una estrella de Hollywood despotricando sobre uno de sus conflictos m¨¢s enquistados ante una audiencia millonaria no era su mejor carta de presentaci¨®n. Finalmente, gan¨® S¨ªdney.
En 1997, Gere fue apartado de la promoci¨®n de El laberinto rojo. ¡°Todos estaban contentos. Y de repente, sin aviso previo, me llamaron para que lo dejara. La productora MGM estaba cerrando un acuerdo comercial con los chinos y estos les dijeron que si se estrenaba la pel¨ªcula, no habr¨ªa acuerdo¡±. Se paraliz¨® la promoci¨®n y el thriller de Jon Avnet pas¨® sin pena ni gloria. Los tent¨¢culos del boicot chino son tan largos que, en 2008, Fiat tuvo que pedir perd¨®n a China por grabar un anuncio en el que Gere conduc¨ªa uno de sus coches por el T¨ªbet.
Richard Gere se ha visto obligado a dar un giro a su carrera, pero el actor es un hombre acostumbrado a los retos. Sus inicios son una sucesi¨®n de papeles arriesgados en pel¨ªculas inc¨®modas, como el agresivo Tony de Buscando a Mr. Goodbar o el hermano al borde del incesto en D¨ªas de cielo. Cuando empezaba a hacerse un nombre en Hollywood, protagoniz¨® Bent en Broadway, una historia de amor homosexual en un campo de concentraci¨®n de la que cualquier proyecto de estrella habr¨ªa huido.
Como huy¨® John Travolta de American gigolo tras detectar el subtexto homoer¨®tico de la pel¨ªcula de Paul Schrader. Algo que no preocup¨® al director, que siempre hab¨ªa tenido en mente a Gere como el prostituto Julian Kaye. Al contrario que Travolta, Gere no se asust¨® y fue un paso m¨¢s all¨¢ protagonizando uno de los primeros desnudos integrales de la historia del cine comercial. ¡°Hasta donde yo recuerdo, no estaba en el guion. Sucedi¨® de forma natural mientras rod¨¢bamos¡±, confes¨® el actor en una entrevista. Aquel papel le convirti¨® en un sex symbol a su pesar. ¡°Se hab¨ªa convertido, al menos en apariencia, en otra persona: un gal¨¢n inquietante, perfecto para finales de los sesenta. Gere era un poco Brando, un poco Dean, una bocanada de Clift, y todos, hombres y mujeres, quer¨ªan llev¨¢rselo a casa¡±, escribi¨® Michael Gross en Esquire.
Aquel ¨¦xito coincidi¨® con su conversi¨®n al budismo y su primera visita a Nepal, de la que volvi¨® transformado. Lo que encontr¨® en aquel viaje f¨ªsico y espiritual le ayud¨® a dejar atr¨¢s al joven impetuoso que se refugiaba en el alcohol y las drogas, que perdi¨® un papel por pelearse con Sylvester Stallone y ense?¨® su pene a una reportera del Ladies Home Journal despu¨¦s de que esta le preguntase si era gay y si le molestaba que lo viesen como un objeto sexual. ¡°?Quieres ver un objeto sexual?¡±, le respondi¨® mientras se bajaba la bragueta.
Cuando todav¨ªa no se hab¨ªa desvanecido el impacto de American Gigolo, lleg¨® Oficial y caballero. Gere acept¨® protagonizar la que result¨® ser la tercera pel¨ªcula m¨¢s taquillera de 1982 ¨Cdespu¨¦s de ET y Tootsie¨C por los 350.000 d¨®lares que le ofrec¨ªan. Parec¨ªa destinado a ser la estrella incontestable de los ochenta, pero entonces llegaron fracasos como Cotton club, de Francis Ford Coppola, o Atrapados sin salida, que fracas¨® tan estrepitosamente que el cr¨ªtico del Washington Post, Paul Attanasio, pidi¨® que Gere no protagonizase otra pel¨ªcula. ¡°Este negocio es una monta?a rusa. Una vez que subes, no puedes bajarte y hay muchos picos y valles. Cuando llegas al valle, a los vampiros les gusta machacarte. Pero tan pronto como ganas dinero, vuelven a aparecer, tan amables como antes¡±, reconoci¨® el actor en sus inicios.
Su carrera estaba en su punto m¨¢s bajo cuando reapareci¨® en Asuntos sucios interpretando por primera vez al antagonista de la pel¨ªcula. La cr¨ªtica se rindi¨® ante el nuevo y maduro Gere, que realmente era el mismo al que hab¨ªa odiado apenas un par de a?os antes, pero con las sienes plateadas. Despu¨¦s lleg¨® Pretty woman y los noventa fueron suyos. Se mantuvo en primera fila con pelotazos como Novia a la fuga, trabaj¨® con Robert Altman y no tuvo problema en ceder el papel de guapo a Olivier Martinez en Infiel o bailar en Chicago. Desde entonces, y casi dos d¨¦cadas despu¨¦s, Richard Gere no ha vuelto a protagonizar ning¨²n ¨¦xito rotundo, pero ha cosechado las mejores cr¨ªticas de su carrera con pel¨ªculas discretas como Norman: el hombre que lo consegu¨ªa todo o La cena.
Al Gere que pasados los setenta se reinventa de nuevo le interesa m¨¢s que el foco se centre en su trabajo solidario.
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