¡®American gigolo¡¯: c¨®mo Richard Gere convirti¨® el desnudo masculino en un icono
Pocas veces una pel¨ªcula, que cumple 40 a?os, re¨²ne tantos y tan variados iconos del pop: los trajes de Armani, la m¨²sica de Blondie, el cuerpo del actor estadounidense...
La escena dura dos minutos y medio. Un Richard Gere con 30 a?os, desnudo de cintura para arriba, con el torso absolutamente depilado, abre vestidores de trajes, cajones de corbatas y armarios de camisas mientras elige las combinaciones con las que va a seducir a sus clientas. De fondo suena la esponjosa The love I saw in you was just a mirage, de Smokey Robinson & The Miracles. Es la presentaci¨®n de Julian Kaye, el protagonista de American gigolo, interpretado por Richard Gere, probablemente el m¨¢s famoso hombre de compa?¨ªa de la historia de cine.
Richard Gere sobre su desnudo integral: ¡°Hasta donde yo recuerdo, no estaba en el guion. Sucedi¨® de forma natural mientras rod¨¢bamos¡±
Claro, que no todo iban a ser fiesta y vestidores infinitos. El director y guionista del filme, Paul Schrader (Michigan, 1946) viv¨ªa en zonas mucho m¨¢s oscuras que las del personaje que hab¨ªa creado. Hab¨ªa triunfado con el guion de Taxi driver (Scorsese, 1976). Escrib¨ªa historias de individuos atormentados y solitarios. Tipos como ¨¦l. Seg¨²n confes¨® a Peter Biskind en Moteros tranquilos, toros salvajes: ¡°Cuando me las arreglaba con medio gramo en un fin de semana, era muy divertido. Pero cuando aumente? y empece? a tomar un gramo al di?a, ya no teni?a gracia. Escribi?a toda la noche, y al ver por la man?ana que so?lo teni?a pa?gina y media, me daba cuenta de que no estaba produciendo. Teni?a problemas motores¡±. Pero de eso se dar¨ªa cuenta un poco despu¨¦s. Mientras, escrib¨ªa una nueva colaboraci¨®n con Martin Scorsese, la monumental Toro salvaje y, al mismo tiempo, su propio proyecto personal, American Gigolo, la historia de un hombre que se prostituye y se ve inmerso en un crimen.
El atractivo sospechoso tendr¨ªa el rostro de Richard Gere (Pensilvania, 1949). El actor era por aquel entonces un semi desconocido. Estaba muy lejos de convertirse en la s¨²per estrella ochentera que luego fue. Hab¨ªa tenido un papelito en D¨ªas del cielo, de Terrence Malick (1978) y poca cosa m¨¢s. De hecho, los productores no contaban con ¨¦l, sino con John Travolta. Pero Schrader quer¨ªa a Gere porque le hab¨ªa encantado en D¨ªas del cielo, en su encarnaci¨®n del turbio y falso incestuoso. Adem¨¢s, a Travolta el guion le daba mucho reparo. No era solo que el antih¨¦roe, Julien Kaye, se prostituyera. Es que adem¨¢s flirteaba con una homosexualidad de la que Travolta hu¨ªa a causa de los rumores sobre su propia identidad.
Lo reconoce el propio Gere, en declaraciones a Entertainment Weekly: ¡°El guion jugaba con un componente gay y yo no conoc¨ªa nada de la comunidad gay¡±. Gere pronto comprendi¨® que Julian Kaye iba a lanzar su carrera. En una entrevista con Rolling Stone durante el rodaje, afirma: ¡°Cuando acept¨¦ el papel no ten¨ªa claro que quisiera convertirme en un sex symbol. Pero supongo que, si quieres triunfar como estrella de cine, de rock o lo que sea, en parte quieres ser deseado. Y supongo que eso es algo b¨¢sicamente sexual. No dir¨ªa que hice la pel¨ªcula espec¨ªficamente por esa raz¨®n, pero es una parte de por qu¨¦ quieres triunfar, para ser observado y apreciado¡±.
Y todo el mundo miraba, observaba y apreciaba a Gere, el nuevo sex symbol, en parte, por c¨®mo vest¨ªa. En un momento del filme, Richard Gere se dirigi¨® al equipo y, hastiado por lo bonito y sexy que era su traje, solt¨®: ¡°?Qui¨¦n act¨²a en esta escena, la americana o yo?¡±. Fue la primera colaboraci¨®n entre Giorgio Armani y el cine (despu¨¦s vendr¨ªan Uno de los nuestros o Gattaca), y catapultar¨ªa al milan¨¦s como el gran dise?ador de ropa masculina. En una reciente entrevista en GQ, Schrader ha confirmado el papel esencial del vestuario en el filme: ¡°Para m¨ª, la ropa y el personaje eran lo mismo. Quiero decir, es un t¨ªo que se mete una raya de coca para decidir qu¨¦ se pone¡±. Lo curioso del caso es que el responsable de que Armani formase parte del proyecto fue John Travolta. Como el protagonista de Grease era el elegido en un primer momento, ¨¦l decidi¨® que quer¨ªa vestir de Armani. Cuando Travolta se ech¨® atr¨¢s, ya era tarde para recomponer el estilismo, as¨ª que se decidi¨® seguir vistiendo al protagonista de Armani.
Y llegamos al meollo del asunto. Gere estar¨ªa muy guapo vestido, pero el p¨²blico lo prefer¨ªa desnudo. En un determinado momento del filme, Julian Kaye se levanta de la cama tras hacer sus deberes y filosofa mientras cotillea a trav¨¦s de los listones de una persiana veneciana, en el set dise?ado por el maestro italiano Ferdinando Scarfiotti. La escena dura apenas un minuto, apenas unos cuantos fotogramas, pero en ella Richard Gere muestra su virilidad sin tapujos.
Seg¨²n declar¨® el actor a Entertainment Weely, fue una decisi¨®n propia, fruto probablemente del olfato de Gere sobre la importancia del proyecto: ¡°Hasta donde yo recuerdo, no estaba en el guion. Sucedi¨® de forma natural mientras rod¨¢bamos¡±. Fue un momento singular de la historia de Hollywood. Hasta entonces (e incluso hoy), el cine comercial estadounidense hab¨ªa sido reacio a mostrar desnudos frontales masculinos. Ya nadie se acordaba de un filme de culto como Mujeres enamoradas, rodado en 1969 por un marciano brit¨¢nico llamado Ken Russell, en el que Oliver Reed y Alan Bates peleaban a calz¨®n quitado. Era otro tipo de masculinidad, claro. M¨¢s brutal y menos apol¨ªnea. American gigolo supuso un momento crucial en la historia del destape y de la normalizaci¨®n del cuerpo masculino en la pantalla. Un peque?o paso para nuestra libido, un gran salto para acabar con el tab¨² del sexo masculino en el cine comercial.
Y mientras Richard Gere se pon¨ªa y quitaba ropa en la pantalla, sonaba por los altavoces Call me, de Blondie. En realidad, Giorgio Moroder, el productor musical y mito rompepistas, quer¨ªa que quien le pusiera m¨²sica fuera Stevie Nicks, de Fleetwood Mac, pero ella se neg¨®, as¨ª que hubo que recurrir a Debbie Harry y su banda. Blondie ya eran famosos, porque hab¨ªan triunfado con Heart of glass y con ese gran disco que es Parallel lines (1978). Pero Call Me los convirti¨® en leyenda, siendo su single m¨¢s exitoso. Moroder, eso s¨ª, acab¨® harto del comportamiento de los neoyorquinos, seg¨²n ha declarado a Billboard: ¡°Siempre hab¨ªa peleas. Ten¨ªa que grabar un ¨¢lbum con ellos despu¨¦s de esa canci¨®n. ?bamos al estudio y el guitarrista ten¨ªa bronca con el teclado. Llam¨¦ a su manager y me desped¨ª¡±. A Moroder, con todo, Call me lo convenci¨® de que el cine era una plataforma casi tan buena como la radio: en 1983 compondr¨ªa Flashdance¡ What a feeling, para Irene Cara, y reventar¨ªa las listas de ¨¦xito y los calentadores de piernas de medio universo.
Blondie, la sacrosanta encarnaci¨®n del pop ochentero, era la guinda del pastel. Pocas veces una pel¨ªcula re¨²ne tantos y tan variados iconos pop: de los trajes de Armani a la m¨²sica de Blondie compuesta por Giorgio Moroder y, por supuesto, el cuerpo de Richard Gere. Todo ¨¦l.
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