Mario Obrero: ¡°Los hombres no tenemos que ser los adalides del feminismo, nos toca estar en una segunda fila¡±
Este chaval de Getafe se ha convertido, a sus 18 a?os, en uno de los poetas con m¨¢s futuro de Espa?a y en el m¨¢s joven ganador del premio internacional de poes¨ªa de Loewe
Mario Obrero (Madrid, 2002) escribi¨® su primer poema a los siete a?os porque se le acab¨® la bater¨ªa de la Nintendo en el coche. Memoriz¨® los primeros versos de otro a los ocho y se alz¨® con el Premio Nacional de Poes¨ªa Joven F¨¦lix Grande con el poemario Carpinter¨ªa de arm¨®nicos a los catorce. En 2019 se fue a EE UU a estudiar con una beca y all¨ª construy¨® Peachtree City, el poemario con el que, a sus diecisiete a?os, se convirti¨® en el poeta m¨¢s joven de la historia en recibir el Premio Internacional de Poes¨ªa Fundaci¨®n Loewe. Al conversar, en su memoria conviven las voces de sus antepasados, como su bisabuelo que no se exili¨® por miedo a cruzar el Ebro sin saber nadar, y las de todos los poetas que habitan las p¨¢ginas de los libros que le alimentan desde ni?o.
Criado en el barrio madrile?o sector III de Getafe y defensor ac¨¦rrimo de la educaci¨®n p¨²blica, acaba de hacer las maletas para estudiar Filosof¨ªa y Letras en la Sorbona de Par¨ªs. En persona tiene el peso ingr¨¢vido de sus recientes dieciocho a?os de vida sobre su espalda, una mirada limpia y una voz dulce. As¨ª es Mario, el futuro m¨¢s presente de la poes¨ªa espa?ola.
?Qu¨¦ recuerda del d¨ªa que compuso su primer poema? Trataba sobre el camino de las gotas de lluvia sobre el cristal y lo escrib¨ª cuando se me acab¨® la bater¨ªa de la Nintendo. Y adem¨¢s, tiene una lectura de subvertir las l¨®gicas capitalistas: frente a la Nintendo, uno saca un l¨¢piz y un boli.
Algo tendr¨ªa que ver la educaci¨®n que recib¨ªa en casa. Ese fue el primer impulso, pero ya exist¨ªa la pulsi¨®n, el zumbido de tener una madre profesora con esa preocupaci¨®n vital por cuidar al pr¨®jimo, algo que las maestras, y m¨¢s en la escuela p¨²blica, hacen cada d¨ªa. Y a mi padre no le gusta la poes¨ªa, pero tiene una sensibilidad que habilita y capacita. Es importante cuando la poes¨ªa se trae de manera familiar, pero tambi¨¦n cuando se respeta. Hay ciertos momentos que uno escribe con su boli y su cuaderno, pero es una ¡°soledad de pu?os encendidos¡±, que dec¨ªa Ernestina de Champourc¨ªn. La poes¨ªa necesita de muchas miradas y, sobre todo, de muchos o¨ªdos. Y eso lo he tenido en mi familia y mis compa?eras.
?No le han mirado nunca como el bicho raro de clase? No. La sensibilidad po¨¦tica est¨¢ presente en los lugares menos esperados. Yo no he nacido en la Residencia de Estudiantes, ni he ido al Colegio Estudio, ni he estudiado en un m¨¦todo Montessori, sino que he ido al colegio p¨²blico Concepci¨®n Arenal y al Instituto P¨²blico IES La Senda en mi barrio de Getafe. Y no ha hecho falta m¨¢s porque la sensibilidad po¨¦tica est¨¢ en mis compa?eras que escuchan rap, cantan y bailan.
?Le gusta el rap? A m¨ª no, pero en el rap trabajan el lenguaje desde un sitio no dogm¨¢tico, de querer hacer algo que no sea la realidad, de subvertir la l¨®gica que les han ense?ado y hacer algo distinto. En ese anhelo de cambio y disidencia tambi¨¦n est¨¢ la poes¨ªa. Est¨¢ en Le¨®n Felipe y en todas las poetas que nos ha precedido y que nos suceder¨¢n.
?Cu¨¢l fue el primer poema que memoriz¨®? A los nueve a?os me aprend¨ª algunos fragmentos de Cavalo morto de Juan Carlos Mestre: ¡°Cada amor que termina es un cementerio lleno de abrazos¡±.
Trae un ejemplar de su libro Peachtree City (Loewe Fundaci¨®n), ganador del Premio Loewe. Tiene una dedicatoria a mano para la poeta Guadalupe Grande. Guadalupe era mi amiga, falleci¨® el 2 de enero pero tuvo la oportunidad de leerlo. Me dej¨® contento saber que esos versos se fueron con ella. Perderla fue una tristeza para todos, pero para m¨ª ha sido la primera muerte cercana de una amiga, y adem¨¢s de una poeta. La diferencia entre que se muera una persona y una poeta es que t¨² puedes abrir su libro Hotel para Erizos y que te diga: ¡°La muerte hace ruido¡± o ¡°Todo lo que no existe es un mapa de la otra orilla¡±.
?Tiene presente la muerte? En primer lugar, como parte que articula el discurso vital. Y en segundo, c¨®mo no tener a la muerte presente siendo Espa?a el segundo pa¨ªs con m¨¢s fosas comunes y personas desparecidas despu¨¦s de Camboya. Son 114.226, seg¨²n el auto del juez Garz¨®n de 2009, y estamos seguras de que hay m¨¢s. Los trece de Priaranza, la Desband¨¢, la masacre de Badajoz, la c¨¢rcel que fue la plaza de toros de Santander¡ ?Son tantas las cosas que marcan a este pa¨ªs en relaci¨®n con la muerte! Y se ha generado una charla tan profunda entre las asesinadas y las vivas, que me parece inevitable no tener esa cercan¨ªa hacia aquellas que siguen en una fosa.
?La poes¨ªa tiene memoria? La poes¨ªa es estar, haber estado y seguir estando. La memoria atemporal de la poes¨ªa no es un invento actual. Y eso hace que cuando Roc¨ªo Monasterio profiere insultos racistas en la Asamblea de Madrid hacia Serigne Mbay¨¦, la poes¨ªa se acuerde de Mar¨ªa Zambrano en su casa de Roma, de Luis Cernuda muri¨¦ndose en M¨¦xico, de Concha M¨¦ndez llorando en la Habana y de tantas otras exiliadas, emigrantes, externalizadas y minorizadas. Esa memoria que tiene la poes¨ªa surge en las poetas y en la sociedad civil.
Escribe como habla, transitando por el g¨¦nero masculino y femenino. Y creo que hubo confusiones en el jurado del premio Loewe por saber qu¨¦ tipo de persona era yo: si una profesora, una alumna, un hombre... Eso es de lo m¨¢s bonito que humildemente puedo conseguir con la poes¨ªa. Generar esa ¡°escarcha de la duda¡±, que dec¨ªa Guadalupe Grande, es un regalo.
?Es producto de la educaci¨®n que has recibido? Es por la capacidad l¨²dica del lenguaje. Con el lenguaje se juega porque lo hacen y lo eligen quienes lo hablan. Si podemos hablar en femenino adelante, si podemos ensanchar los horizontes de lo imaginable a por ello. Y tambi¨¦n hay una cuesti¨®n pol¨ªtica. Pero yo, como hombre, me gusta posicionarme muy detr¨¢s. No tenemos que ser nosotros los adalides del feminismo. Si la lucha feminista existe y sigue existiendo es por mujeres maravillosas y valientes. En ese aspecto nos toca aprender mucho, reeducarnos a¨²n m¨¢s y estar en una segunda fila. Yo utilizo el femenino sin pretensi¨®n de ocupar el lugar que tienen Virginia Wolf, Federica Montseny o Mary Beard. La lucha va por otras v¨ªas y yo aprendo de ellas.
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