C¨®mo un veterano del jazz de 81 a?os firm¨® el disco m¨¢s laureado de 2021
El legendario Pharoah Sanders y el productor de electr¨®nica treinta?ero Floating Points firman el disco que ha puesto a toda la cr¨ªtica de acuerdo: es, seg¨²n medios especializados y grandes cabeceras generalistas, lo mejor del a?o que ha terminado. Varios expertos nos explican por qu¨¦
¡°??l podr¨ªa ser su abuelo! Y sin embargo se entienden perfectamente¡±, exclama Jos¨¦ Miguel L¨®pez cuando intenta explicar algunas de las particularidades que encierra uno de los discos m¨¢s valorados del 2021 que acaba de terminar. Posiblemente la ¨²ltima obra de consenso que ha dado la historia de la m¨²sica reciente. Habla de Promises, firmado a cuatro manos por el productor de electr¨®nica Floating Points (35 a?os) y el saxofonista ...
¡°??l podr¨ªa ser su abuelo! Y sin embargo se entienden perfectamente¡±, exclama Jos¨¦ Miguel L¨®pez cuando intenta explicar algunas de las particularidades que encierra uno de los discos m¨¢s valorados del 2021 que acaba de terminar. Posiblemente la ¨²ltima obra de consenso que ha dado la historia de la m¨²sica reciente. Habla de Promises, firmado a cuatro manos por el productor de electr¨®nica Floating Points (35 a?os) y el saxofonista Pharoah Sanders (81 a?os), acompa?ados por la London Symphony Orchestra. L¨®pez, m¨ªtico presentador de Radio 3 con m¨¢s de once mil programas a sus espaldas y toda una vida al micr¨®fono, tiene claro que esta pieza, con una duraci¨®n de 46 minutos y 9 movimientos, no es una casualidad.
¡°Han dado en la diana. Es una obra sublime. La estructura ya es llamativa, con una secci¨®n de cuerdas que toca con enorme intensidad. Y luego la calidez del saxo. Es una combinaci¨®n que no me extra?a que haya sido valorada por otros muchos¡±, observa la voz que estuvo al frente de Disc¨®polis durante 34 a?os. Promises, que se mueve c¨®modo entre el jazz espiritual, el ambient y la electr¨®nica m¨¢s expansiva, ha conquistado las listas de medio mundo, alz¨¢ndose a los primeros puestos de revistas especializadas y publicaciones de prestigio. Mojo, Time, Paste, The Guardian, New York Times, Vinyl Factory, Uncut, New Yorker y Wire lo han colocado entre los tres mejores del a?o, la mayor¨ªa en el n¨²mero uno.
Otros espacios, como Pitchfork, Los Angeles Times, The Washington Post o The Telegraph, en su top 5. Y una amplia selecci¨®n de medios, donde est¨¢n BBC, Financial Times, Le Figaro, Liberation o EL PA?S, han considerado que hab¨ªa que mencionarlo entre lo m¨¢s rese?able del a?o. ?De verdad es para tanto?
Mucho consenso y alguna duda
¡±A m¨ª no me parece tan redondo¡±, apunta Alex S¨¢nchez, cr¨ªtico de Babelia para las obras de cariz m¨¢s experimental, donde podr¨ªa englobarse este trabajo. ¡°Digamos que es un disco accesible, pero si sirve para que la gente conozca la trayectoria de Pharoah Sanders, perfecto¡±. S¨¢nchez pone el dedo en la llaga en un formato y un sonido, a rebufo de lo que se hac¨ªa en la d¨¦cada de los setenta ¨Cel llamado jazz espiritual de sellos como Strata East o Black Jazz, que en estos ¨²ltimos a?os, a ra¨ªz de la obra de autores como Kamashi Washington o reediciones de incunables de Alice Coltrane, vuelve a ser de inter¨¦s¨C. ¡°El jazz espiritual est¨¢ de moda y hay una cierta tendencia, tambi¨¦n en la m¨²sica cl¨¢sica, hacia sonidos m¨¢s amables o escuchables¡±, reflexiona.
Javier Bl¨¢nquez, periodista musical y autor y editor de una de las biblias de la electr¨®nica, Loops 1 y Loops 2, da otras claves de su posible inclusi¨®n en tantas y variadas listas: ¡°Intervienen tres factores que puede que hayan ayudado a que el disco tuviera tan buenas cr¨ªticas. Por un lado est¨¢ el que participe un productor de electr¨®nica de prestigio, pero que no haga un disco centrado en ese g¨¦nero. Segundo, que a su lado est¨¢ una gloria del jazz, que muchos conocen de su relaci¨®n con John Coltrane. Y tercero, que todo ello sea arropado por una orquesta sinf¨®nica¡±, resume Bl¨¢nquez, que tambi¨¦n valora el que sea un LP bien armado y bien estudiado. ¡°Es un disco que antes de salir ya se hab¨ªa vendido porque hay en ¨¦l dos figuras detr¨¢s que nadie cuestiona¡±.
Javi Bayo, dise?ador, DJ, coleccionista y tambi¨¦n selector de grandes recopilatorios (entre ellos el volumen Am¨¦rica invertida para Vampisoul), opina: ¡°La fantas¨ªa de combinarlos en un proyecto ¨²nico ha cautivado a la gente. Y est¨¢ muy bien que los dos se hayan atrevido a hacerlo¡±. Pero tambi¨¦n resalta la dificultad de gustar a sus seguidores, ¡°porque crea un territorio a medio camino entre los dos mundos¡±.
Pharoah Sanders es una instituci¨®n dentro del universo del jazz, sus primeras grabaciones junto a figuras como Ornette Coleman, Sun Ra o John Coltrane ya pertenecen a la historia del movimiento. Posteriormente, obras como Karma, Tauhid o Thembi lo colocaron como un verdadero innovador dentro de las corrientes m¨¢s meditativas del g¨¦nero. Por otro lado, Sam Sepherd, bajo el alias Floating Points, ha facturado algunos de los tracks m¨¢s sobresalientes de la electr¨®nica de esta ¨²ltima d¨¦cada: lo mismo se acercaba al house o al tecno que se adscrib¨ªa al ambient jazz con discos aclamados por la cr¨ªtica como Elaenia, el ¨¢lbum que motiv¨® a Sanders a colaborar con ¨¦l.
En Espa?a se ha dicho de Promises que ¡°la m¨²sica que derrama, tranquila y everencial, se encuentra entre la m¨¢s hermosa y deslumbrante que se ha podido escuchar en los ¨²ltimos a?os, un r¨ªo arm¨®nico que fluye y crece con una naturalidad tan asombrosa que parece producto de un sue?o amasado por benevolentes dioses¡± (Juan Cervera, en Rockdelux). Tambi¨¦n que ¡°se trata de una fusi¨®n m¨¢s que un choque, una simbiosis y en absoluto una colisi¨®n, aparentemente milagrosa, entre dos lenguajes que se lic¨²an en un minimalismo que desaf¨ªa nuestro actual concepto del tiempo, jibarizado por la fugacidad del clic, del like, del meme y de las moner¨ªas de quince segundos (Carlos Perez de Ziriza, en Mondosonoro).
Para Carles Novellas, presentador del programa Paralelo 3 en Radio 3, el disco desprende calidez y suena estupendamente, ¡°pero tambi¨¦n tengo que decir que me aburre bastante y que no lo he disfrutado como otros discos recientes en una l¨ªnea m¨¢s o menos similar. El de Nala Sinephro es el primero que me viene a la cabeza¡±. Su an¨¢lisis con respecto al gusto imperante tambi¨¦n es cr¨ªtico: ¡°Vivimos en un momento de estandarizaci¨®n de los gustos y la apuesta de medios y prescriptores por sonidos y esquemas conocidos. En ese sentido, tambi¨¦n sabemos que la reivindicaci¨®n de m¨²sicos veteranos de culto (Scott Walker, Gil Scott-Heron) funciona muy bien a nivel cr¨ªtico, y de ah¨ª a la viralizaci¨®n en redes y el entusiasmo generalizado hay solo un paso¡±.
Un disco antiestr¨¦s
De todos modos, el que se alineen de una forma tan clara los astros no es lo normal, ni tampoco resulta sencillo. A esto habr¨ªa que sumar el momento pand¨¦mico en el que sucede, con un cierta querencia hacia el recogimiento. ¡°He sufrido de ansiedad debido a la pandemia y su m¨²sica, pl¨¢cida en la escucha, me ha ayudado a sobrellevarlo mejor¡±, indica Arnau Sabat¨¦ desde el departamento de contrataciones internacionales del Primavera Sound. Para Frankie Piz¨¢, en la direcci¨®n creativa del mismo festival barcelon¨¦s, la accesibilidad es un punto que pone en valor. ¡°No se trata de un ¨¢lbum de Albert Ayler o Anthony Braxton, que tienen una curva de acceso y disfrute muy alta. Es una suite accesible y di¨¢fana, sin demasiadas aristas, donde ambos artistas conviven de forma l¨²dica y sin que nada parezca accesorio¡±, observa el que fuera tambi¨¦n creador de la web especializada Concepto Radio.
Otros puntos que no deben pasarse por alto son su cercan¨ªa a g¨¦neros en boga y su filiaci¨®n a un sello de renombre. Piz¨¢ lo comenta de forma precisa: ¡°No es una novedad que el jazz vive una remodelaci¨®n de sus ideales, ¨¦tica y est¨¦tica a trav¨¦s sobre todo de la tracci¨®n que est¨¢n generando en Reino Unido artistas como Shabaka Hutchings. Hace algunos a?os nadie se hubiera imaginado a alguien como el saxofonista colaborando con Louis Vuitton; ni a Kamaal Williams o Yusef Dayes. En este sentido, el jazz contempor¨¢neo, con nuevos c¨®digos, est¨¢ consiguiendo desquitarse de su rostro m¨¢s anticuado y reintroducirse en la corriente lifestyle dominante. Creo que este hecho tiene mucho que ver con que exista un inter¨¦s renovado por Pharoah Sanders y antepasados de, precisamente, Shabaka Hutchins¡±.
La lectura de c¨®digos contempor¨¢neos, adscribi¨¦ndose a estos sonidos, tradiciones y nombres, han ayudado a que Promises sea visto como de una modernidad inusitada, tanto para expertos como para ne¨®fitos. El sello de David Byrne, Luaka Bop, que ya se hab¨ªa encargado de reescribir la historia de glorias como William Onyeabor, Tim Maia o, hace mucho m¨¢s tiempo, Os Mutantes, recoge el testigo de este tipo de figuras, pero actualizando la forma de hacerlo. No es una reedici¨®n, sino una obra original.
Minimalismo instrumental
¡±Me resulta valiosa su capacidad de ir a contracorriente en un momento donde los discos ya casi no se escuchan de forma seguida. Es una obra pensada para disfrutarse desde el principio y hasta el final. Con el cl¨ªmax en su parte central¡±, recalca el periodista musical Pablo Gil. Su car¨¢cter minimalista, repetitivo y, por momentos, casi insistente sobre la misma base es otra de las caracter¨ªsticas que conquistaron a Gil. Algo sobre lo que Giovanni Russonello quiso poner el acento en su rese?a para The New York Times en el momento de la aparici¨®n de Promises, la semana del 25 de marzo: ¡°Durante la mayor parte de la pieza, se repite un motivo sencillo ¨Cuna sinuosa frase de solo unas notas, tocada en un clavic¨¦mbalo, un piano y un sintetizador, subiendo y desapareciendo al ritmo del aliento de una enorme persona dormida¨C a medida que una progresi¨®n arm¨®nica de dos acordes es recurrente a su alrededor¡±.
Que un disco instrumental haya conseguido tal unanimidad tambi¨¦n deber¨ªa hacernos reflexionar. Lara L¨®pez, que ha estado vinculada a este tipo de imaginarios desde hace m¨¢s de tres d¨¦cadas ¨CDi¨¢logos 3 o N.A. forman parte de su carrera, adem¨¢s del que realiza actualmente en RNE, M¨²sicas Posibles¡ª recuerda como no hace tanto las composiciones y artistas instrumentales, con querencia por el abatimiento y la placidez, no se ten¨ªan en cuenta. ¡°Este tipo de m¨²sica antes era considerada menor. Hab¨ªa muchos cr¨ªticos que la dejaban de lado y hasta la miraban con desd¨¦n. Los gustos han cambiado y ahora se piensa, acertadamente, que son bellos¡±.
Por ¨²ltimo, Marcos Gendre, autor de Miles Davis: El Big Bang oce¨¢nico, da en la diana cuando resume todo lo dicho anteriormente: ¡°Este disco se puede vender como una experiencia, como un choque generacional. Es realmente como lo han vendido y como realmente ha funcionado. Y es as¨ª como encuentra su espacio a nivel masivo¡±. A su lado, tambi¨¦n menciona el trabajo de pioneros como Max Richter o muy previamente artistas aliados del sentimiento de la discogr¨¢fica ECM. Una mirada al pasado que, parece, es la ¨²nica forma de avanzar hac¨ªa el futuro. Calmada, sigilosa y sin levantar la voz.
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