La pol¨ªtica de la pandemia y Europa
La crisis del coronavirus probablemente conduzca a una mayor solidaridad en la UE
El asteroide cay¨® en el planeta y de pronto todo cambi¨®. Pero es invisible: se necesita un microscopio, m¨¢s que un telescopio, para verlo.
Con la covid-19, el mundo enfrenta varias crisis en una: la crisis sanitaria global ha desencadenado una crisis econ¨®mica, otra en la sociedad civil y una ¨²ltima en la vida cotidiana. Est¨¢ por verse si causar¨¢, como consecuencia, inestabilidad pol¨ªtica, ya sea en el interior de los pa¨ªses o a nivel internacional. Pero est¨¢ claro que la pandemia ha cambiado dr¨¢sticamente la vida como la conocemos. Si bien es imposible predecir su final y sus consecuencias, s¨ª se pueden prever ciertos cambios importantes.
La crisis no es solo compleja, de gran alcance y amenazante para los cimientos de las sociedades individualistas y para la econom¨ªa global. Es tambi¨¦n muchas veces m¨¢s peligrosa y extensa que la crisis financiera de 2008. A diferencia de entonces, el coronavirus amenaza millones de vidas en todo el planeta y sus efectos no se centran en un solo sector de la econom¨ªa.
La mayor parte de la actividad econ¨®mica se est¨¢ congelando en el mundo, dejando el escenario listo para una recesi¨®n global. Aparte de los fallecidos y la estabilidad de los sistemas de salud, la gran pregunta ahora es cu¨¢n grave ser¨¢ la desaceleraci¨®n econ¨®mica y las consecuencias permanentes que tendr¨¢.
De manera similar, solo podemos especular sobre los efectos que tendr¨¢ en regiones ya fr¨¢giles, particularmente los campos de refugiados. Ir¨¢n parece encaminado a una crisis humanitaria importante, en la que los m¨¢s pobres y vulnerables ser¨¢n los m¨¢s afectados. M¨¢s all¨¢ de eso, todav¨ªa es muy temprano para cualquier evaluaci¨®n remotamente realista de las consecuencias humanitarias de la covid-19.
Sin embargo, las experiencias pasadas indican que golpes importantes como este s¨ª tienden a perturbar los sistemas pol¨ªticos y las relaciones internacionales. En particular, las democracias occidentales pueden ver cuestionada su forma de gobierno. Es posible que los principios de derechos humanos se contrapongan a imperativos econ¨®micos. La pandemia invita adem¨¢s a un conflicto generacional entre j¨®venes y mayores, y entre autoritarismo y democracia liberal.
Y, aun as¨ª, es posible un escenario alternativo en el que la crisis de la covid-19 permita el ascenso de una nueva solidaridad. No olvidemos que un terremoto y el posterior tsunami en el oc¨¦ano ?ndico en diciembre de 2004 cre¨® las condiciones para poner fin a la guerra civil en Aceh, Sumatra del Norte.
En el corto plazo, los pa¨ªses m¨¢s afectados por la pandemia se convertir¨¢n en econom¨ªas de crisis: los gobiernos emprender¨¢n enormes niveles de gasto y otras medidas no convencionales para evitar un colapso total. Queda por verse la efectividad de tales medidas, pero es evidente que la relaci¨®n entre la econom¨ªa y el Estado sufrir¨¢ un cambio fundamental.
En un claro desv¨ªo de las pol¨ªticas predominantes en las ¨²ltimas d¨¦cadas, ya estamos siendo testigos de un retorno a un Estado con amplias prerrogativas (el llamado ¡°gran Gobierno¡±). Todos miran al Estado para que inyecte enormes sumas de dinero a la econom¨ªa y rescate (o nacionalice) compa?¨ªas y sectores en peligro que se consideren esenciales. La escala masiva de intervenci¨®n estatal tendr¨¢ que ir reduci¨¦ndose una vez la crisis haya pasado, pero c¨®mo hacerlo ser¨¢ un tema de debate. Idealmente, los gobiernos transferir¨¢n los ingresos generados por la reprivatizaci¨®n a un fondo de riqueza soberana, d¨¢ndole al p¨²blico una parte de la liquidaci¨®n postcrisis.
Hasta entonces, se esperar¨¢ que el ¡°gran Gobierno¡± (sea en la forma de la Comisi¨®n Europea o las autoridades nacionales) se vaya preparando para el pr¨®ximo desastre. En vez de cogernos completamente desprevenidos, ser¨¢ necesario asegurar la provisi¨®n de insumos m¨¦dicos esenciales, equipos de protecci¨®n personal, desinfectantes, capacidad de laboratorio adecuada y unidades de cuidados intensivos, entre otros.
Pero eso no es todo. La estabilidad, eficiencia, capacidad y costes de los sistemas actuales de atenci¨®n sanitaria seguir¨¢n siendo un asunto prominente. Esta crisis ha demostrado que no es verdaderamente posible privatizar la salud. De hecho, la salud p¨²blica es un bien com¨²n b¨¢sico y un factor crucial para la seguridad estrat¨¦gica.
Tambi¨¦n habr¨¢ una mayor y m¨¢s constante atenci¨®n al sector farmac¨¦utico, en especial para la provisi¨®n nacional de medicamentos cruciales y el desarrollo de otros nuevos. Muchos pa¨ªses ya no estar¨¢n dispuestos a depender de cadenas de suministro internacionales que se puedan interrumpir f¨¢cilmente en una emergencia.
Con esto no quiero sugerir que la econom¨ªa de mercado llegar¨¢ a su fin. Pero es esencial que el Estado se plante de igual a igual ante el colectivo empresarial, al menos cuando se trata de temas estrat¨¦gicos. Por ejemplo, la crisis impulsar¨¢ una importante reforma de la soberan¨ªa digital en Europa. Su modelo no ser¨¢ el de la China autoritaria, sino el de la Corea del Sur democr¨¢tica, que ha logrado estar a la delantera en el ¨¢mbito digital.
Sin embargo, hasta ahora la UE no ha desempe?ado un papel prominente en la respuesta global a la covid-19, lo cual no debe sorprender: en las crisis que amenazan la propia existencia, la gente tiende a volverse hacia lo que conocen mejor, y lo que conocen mejor es el Estado naci¨®n. Pero si bien los Estados naci¨®n de Europa pueden desempe?ar un papel de gesti¨®n inmediata a la crisis, no pueden solucionarla.
Despu¨¦s de todo, el mercado ¨²nico, la moneda conjunta y el Banco Central Europeo son los ¨²nicos mecanismos que pueden prevenir un colapso econ¨®mico y hacer posible una eventual recuperaci¨®n en Europa. Es probable que la crisis del coronavirus obligue a los europeos a acercarse cada vez m¨¢s en una actitud de solidaridad incluso m¨¢s profunda.
?Cu¨¢l es la alternativa? ?Un regreso al mundo donde cada uno se defiende por s¨ª mismo? Para los gobiernos de los Estados miembros de la UE eso equivaldr¨ªa a un suicidio pol¨ªtico y econ¨®mico.
La pandemia de la covid-19 es la primera crisis del siglo veintiuno que afecta verdaderamente a toda la humanidad. Pero le seguir¨¢n otras crisis, y no en la forma de un virus. De hecho, si miramos hacia adelante, la crisis que estamos viviendo es un anuncio de la que padeceremos si no afrontamos el cambio clim¨¢tico.
La ¨²nica forma de enfrentar las amenazas generalizadas a la humanidad es mediante una mayor cooperaci¨®n y coordinaci¨®n entre gobiernos e instituciones multilaterales. Por nombrar solo una, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud ¡ªy las Naciones Unidas en t¨¦rminos m¨¢s amplios¡ª se deben fortalecer al m¨¢ximo. El coronavirus es un recordatorio de que somos ocho mil millones de seres humanos viajando en un mismo barco.
Traducido del ingl¨¦s por David Mel¨¦ndez Tormen
Joschka Fischer, ministro de Relaciones Exteriores y vicecanciller de Alemania entre 1998 y 2005, fue l¨ªder del Partido Verde alem¨¢n durante casi 20 a?os.
Copyright: Project Syndicate, 2020. www.project-syndicate.org
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