Vivir y trabajar en el espejismo de la autopromoci¨®n: por qu¨¦ los aut¨®nomos sonre¨ªmos tanto
Eventuales del sector creativo y cada vez m¨¢s profesionales liberales a?aden a su jornada un turno extra: la exposici¨®n casi permanente. En la econom¨ªa de la atenci¨®n, el verdadero lujo es no aparecer
La periodista Patricia di Filippo, de 24 a?os, consigui¨® hace poco un trabajo asalariado en una agencia de comunicaci¨®n tras unos a?os escribiendo art¨ªculos en diversos medios como aut¨®noma. Reci¨¦n contratada, corri¨® a celebrarlo en Twitter: ¡°Lo que m¨¢s feliz me hace es decir adi¨®s a la autopromo que tanto apuro y repel¨²s me da pero que tan necesaria es cuando eres freelance. No m¨¢s ¡®he escrito esto¡¯, no m¨¢s autoRTs cuando intentas hacer despuntar un art¨ªculo que crees que val¨ªa la pena y nadie ha le¨ªdo, NO M?S¡±.
Su tuit refleja una realidad m¨¢s trascendente de lo que parece y muy extendida. Para muchos trabajadores aut¨®nomos, los del sector creativo en el sentido m¨¢s amplio (dise?adores, ilustradores, publicistas, periodistas, realizadores¡), pero tambi¨¦n para abogados, arquitectos o gestores, mantenerse a flote en la econom¨ªa de los peque?os encargos, la llamada gig economy, exige un plus de autopromoci¨®n constante.
El objetivo es doble: dar valor a la obra ya hecha y conseguir nuevos microempleos. A la larga, esta sonrisa perpetua, parecer infatigable y siempre accesible, resulta en cuadros de ansiedad, fatiga e insatisfacci¨®n. A nivel macro, adem¨¢s, la maniobra tiene un efecto perverso: el trabajador precario se afana, gratis, en dar visibilidad a una empresa que no le contrata.
Aunque reconoce que autopromocionarse en redes le daba ¡°una verg¨¹enza casi paralizante¡±, Di Filippo ni se planteaba dejar de hacerlo cuando era freelance. No le quedaba otra. ¡°Ten¨ªa que empujar incluso las cosas de las que no estaba del todo satisfecha, porque si tu art¨ªculo tiene visitas sabes que te van a volver a llamar. M¨¢s que f¨ªsico, eso me provocaba un agotamiento moral, mental", dice.
Al fin y al cabo, para Di Filippo ¡°era m¨¢s cansado trabajar diez o m¨¢s horas que coger determinado art¨ªculo y adaptarlo a un tuit, una story de Instagram y un post de Facebook para promocionarlo¡±. "Igual suena un poco snowflake [copo de nieve, el t¨¦rmino derogatorio que se utiliza para ridiculizar la supuesta hipersensibilidad de las generaciones millenial y z] pero todo ese esfuerzo me generaba problemas de confianza, ego y autoestima¡±, explica. Cuando s¨ª estaba orgullosa de un art¨ªculo pero ¨¦ste no consegu¨ªa muchos likes y retuits, autom¨¢ticamente pensaba: ¡°tan bueno no ser¨¢, si nadie lo ha le¨ªdo¡±.
La vida en el escaparate
Facebook, Instagram y Twitter se han convertido en el escenario principal en el que se ejerce esa jornada laboral extra que consiste en mover el g¨¦nero, realzar el propio perfil y practicar el coraz¨®n y el retuit selectivo a otros usuarios bien conectados que puedan proporcionar nuevos trabajos en el futuro, por v¨ªa directa o indirecta. ¡°Yo llevo en las redes desde 2005, cuando me abr¨ª Fotolog¡±, cuenta la ilustradora y realizadora audiovisual Marta Puig, que firma sus trabajos como Lyona.
¡°Siempre vivo con la sensaci¨®n de que voy a pasar de moda, de que la gente se va a cansar de m¨ª. Parece que hay que estar siempre en el candelero¡±, a?ade Puig. No puede evitar estar al tanto de cu¨¢ntos likes consigue cada publicaci¨®n en Instagram. ¡°La gente no tolera el spam y como hago cosas muy distintas, genero desconcierto. El otro d¨ªa colgu¨¦ un videoclip que he hecho con Coque Malla y perd¨ª 50 seguidores. La mayor parte de mis seguidores quiere ilustraciones y solo ilustraciones¡±.
¡°No puedes regalar nada porque luego se te exige¡±, resume Celia Carbonell, abogada de Elda (Alicante) especializada en derecho penal y defensa de los consumidores. Ella empez¨® a colgar publicaciones diarias de informaci¨®n jur¨ªdica en Facebook y a hacer directos semanales sobre distintos temas profesionales como promoci¨®n para el despacho, que comparte con dos socios, y porque se le daba bien la comunicaci¨®n. Pero lo que arranc¨® como un gesto espont¨¢neo se ha convertido en una obligaci¨®n autoimpuesta que no sabe c¨®mo frenar. ¡°La semana pasada, en pleno confinamiento, no hice directo de Facebook porque estamos desbordados de trabajo y muchos seguidores empezaron a reclam¨¢rmelo y a preguntarme por qu¨¦ no hab¨ªa avisado¡±.
Carbonell tambi¨¦n es esclava de la sonrisa perpetua del aut¨®nomo. Incluso si un cliente le llama en un horario a todas luces no laboral, un viernes a las diez de la noche o un s¨¢bado a las nueve de la ma?ana, no contesta como querr¨ªa hacerlo (¡°gracias, pero llame en otro momento¡±) por miedo a perder a ese cliente y a los que puede espantar esa persona insatisfecha. ¡°A veces me llaman al m¨®vil. Si no lo cojo, me env¨ªan un whatsapp y si no contesto, me escriben por Messenger. Me siento rodeada¡±, dice. Justo antes del estallido de la crisis del COVID-19 hab¨ªa tomado la decisi¨®n de dejar la profesi¨®n y plantearse opositar o reconducir su carrera, y, aunque ahora se ha volcado en ayudar a sus clientes, a¨²n piensa que en ese cambio de vida porque la mezcla de exposici¨®n constante, autopromoci¨®n y accesibilidad completa los siete d¨ªas de la semana la han dejado exhausta.
Twitter suele ser el campo de trabajo de guionistas, copies de publicidad y periodistas ¨Da ver qui¨¦n consigue el giro m¨¢s ingenioso¨D e Instagram el de los creadores visuales. Recientemente, el vi?etista Juanjo S¨¢ez colg¨® un post en esa red social declar¨¢ndose, a su pesar, ¡°trabajador de Instagram¡±. ¡°Yo caigo igual que todos ¨Ddec¨ªa¨D estoy enganchado a las tragaperras del like¡±.
Aun as¨ª, el problema no se circunscribe ah¨ª. Antes de que el coronavirus terminase con los espacios p¨²blicos de relaci¨®n, el freelance se vend¨ªa y se visibilizaba tambi¨¦n fuera de internet, en fiestas, ferias, congresos y eventos del gremio, a las que tampoco nadie iba a divertirse. Lo explica Patricia Escalona, autora y editora, que tras trabajar muchos a?os en el sector, siempre con contratos, en empresas como Ediciones B y Roca Editorial, pas¨® a trabajar como aut¨®noma tras el descalabro del ¨²ltimo sello en el que trabaj¨®. Le entr¨® entonces el cl¨¢sico miedo a desaparecer, una afecci¨®n muy propia de tiempos en los que, literalmente, se ofrece ¡°visibilidad¡± a cambio de algunos empleos, en lugar de euros. ¡°Nadie me ve¨ªa en las ferias editoriales, as¨ª que pensaba que ten¨ªa que hacerme presente. Iba a cada acto, a cada presentaci¨®n. Nunca he querido mezclar amistad y trabajo, pero te ves forzada¡±.
El lujo es el tiempo
La escritora y profesora universitaria Remedios Zafra titul¨® el libro con el que gan¨® hace dos a?os el premio Anagrama de ensayo El entusiasmo, en referencia a ese ¨ªmpetu voluntarioso que sostiene al nuevo precariado. En un texto publicado dentro de la antolog¨ªa Working Dead (Ajuntament de Barcelona), dedicado a diversas patolog¨ªas del nuevo panorama laboral, pasa lista a todos esos ¡°profesores contratados por horas e interinos, escritores apasionados, falsos aut¨®nomos, poetas, ilustradoras, colaboradores de posgrado, cr¨ªticos culturales, doctorandas embarazadas, investigadores en formaci¨®n¡±, trabajadores entusiastas todos, que mantienen, cuando se encuentran, conversaciones que tratan de la ansiedad y la desilusi¨®n, ¡°del desajuste entre lo que mostramos y el c¨®mo vivimos¡±.
Zafra adelanta que en su pr¨®ximo ensayo, que se publicar¨¢ este a?o tambi¨¦n en Anagrama y a¨²n no tiene t¨ªtulo definitivo, reflexiona sobre esa ¡°sonrisa impostada de los trabajos creativos¡±. En ellos, cree Zafra, el agotamiento y la desilusi¨®n ya no son efectos secundarios indeseables sino una parte consustancial del nuevo mercado. ¡°La tecnolog¨ªa no duerme ni las opiniones descansan, cualquier momento est¨¢ abierto al trabajo, que parece pegado a la yema de los dedos. La angustia que genera estar jug¨¢ndose el futuro o depender de colaboraciones o trabajos temporales acent¨²a este desasosiego de estar visible¡±, subraya.
El tiempo, dice, ¡°es el nuevo lujo de los ricos¡± y estar offline, ¡°algo que solo puedes permitirte si no dependes de una cadena de colaboraciones¡±. Ni siquiera as¨ª. El que tiene contrato fijo tambi¨¦n tiene que demostrar su val¨ªa por encima de la de sus compa?eros a diario, a medida que las empresas van adoptando sistemas de competencia interna. A pesar de eso, Zafra recomienda frenar como primer paso para retomar el control de la maquinaria.
La autora de El entusiasmo coincide en su diagn¨®stico con la artista y escritora Jenny Odell, criada y formada en Silicon Valley, que conforma en su libro How to do nothing (Melville House Publishing) un manual para ¡°resistir la econom¨ªa de la atenci¨®n¡±. All¨ª aboga por ir bastante m¨¢s all¨¢ del d¨¦tox digital temporal, esas vacaciones de redes que se toman algunos, y lo recomienda ¡°no solo para artistas y escritores sino para cualquiera que perciba la vida como algo m¨¢s que un instrumento, y que por tanto no puede ser optimizada¡±.
En la pr¨¢ctica, Zafra admite que lo lleva regular. Ha conseguido minimizar su presencia en redes, pero le cuesta (o le costaba, cuando los eventos) m¨¢s resistir las invitaciones a actos y colaboraciones. ¡°Es m¨¢s dif¨ªcil decirle que no a un compa?ero que a alguien desconocido¡±, dice. De manera que llama a un ¡°frenar colectivo, una movilizaci¨®n en red, o cuando menos un generar contagio¡±, dejar descansar todos un rato la sonrisa profesional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.