Un pa¨ªs da?ado, pero institucionalmente firme
Espa?a no presenta s¨ªntomas tangibles de encaminarse hacia una quiebra de su actual entramado institucional
Espa?a est¨¢ conmocionada tras dos monumentales e inesperados mazazos: una epidemia que no cesa y un desplome sin precedentes de nuestra econom¨ªa y del empleo. Y en este extra?o verano, el caso del rey em¨¦rito supone, seg¨²n algunos, un motivo adicional de inseguridad: la posibilidad de una crisis (o incluso quiebra) institucional. Con las opiniones ciudadanas recogidas diariamente por Metroscopia durante los cinco meses de pandemia, el balance de urgencia que cabe alzar respecto del estado de ¨¢nimo actual de la sociedad espa?ola quedar¨ªa articulado en torno a los tres siguientes ejes.
1. Intenso y persistente temor al contagio
A finales de febrero, el 39% de los espa?oles se declaraba preocupado por contraer el coronavirus. A mediados de abril, era un 83%. Este porcentaje baj¨® al 67% a principios de junio, pero a finales de julio subi¨® hasta quedar de nuevo en un 84%. El alivio fue, pues, ef¨ªmero y la renovada preocupaci¨®n por la epidemia puede incrementarse dentro de poco, pues dos de cada tres espa?oles dan por seguro que una segunda oleada en oto?o se sumar¨¢ a la actual, a¨²n no controlada. Un sombr¨ªo panorama. No puede por ello extra?ar que para un 77% de los espa?oles el destino prioritario del dinero que llegue de Europa deba ser nuestra admirable, pero maltrecha (y maltratada) sanidad p¨²blica. La reconocida competencia e ilimitada entrega de los profesionales que la integran no puede seguir siendo el principal capital de nuestro sistema de salud: necesita muchos m¨¢s medios personales y materiales.
2. Confianza en las empresas, pero creciente temor a perder el trabajo
De forma un¨¢nime (m¨¢s del 90%) los espa?oles reconocen el impecable funcionamiento durante esta emergencia nacional de las empresas de abastecimiento de agua, de suministro el¨¦ctrico, de telefon¨ªa e Internet y de alimentos y productos b¨¢sicos. Este reconocimiento sin duda explica el sustantivo repunte en nuestra sociedad de la imagen de las empresas. As¨ª, ahora un 92% de los espa?oles afirma que, en adelante, debe promoverse la iniciativa privada; un 93% considera indispensable la colaboraci¨®n p¨²blico-privada para la reconstrucci¨®n de nuestra econom¨ªa; y un 70% se declara contrario a cualquier control p¨²blico de las empresas (su nacionalizaci¨®n solo deber¨ªa ser temporal y para reflotarlas).
Sin embargo, esta renovada confianza en el sector econ¨®mico-empresarial en nada altera la generalizada convicci¨®n de que la ralentizaci¨®n de la econom¨ªa (como modo de afrontar la epidemia) ha propiciado una espiral de desempleo que puede alcanzar niveles in¨¦ditos, con el consiguiente da?o a las condiciones de vida de muchos hogares. Seg¨²n los datos de Metroscopia, en solo un trimestre (abril-junio) las familias que cabe considerar como acomodadas han bajado del 26% al 20% y las modestas han subido del 48% al 61%. Y el deterioro no ha hecho m¨¢s que empezar. A la ansiedad sanitaria se suma as¨ª para muchos espa?oles la angustiada certeza de un inminente y generalizado descenso en su calidad de vida.
3. ?Crisis institucional?
?Pierde apoyo popular el actual Gobierno? No: su presidente tiene la aprobaci¨®n del 50% de la ciudadan¨ªa (32 puntos m¨¢s, sobre censo, respecto del 18% que el pasado noviembre le vot¨®). Los espa?oles detectan aciertos y errores en el modo en que Pedro S¨¢nchez ha pilotado esta crisis, pero creen que son muy similares a los que perciben en quienes gobiernan pa¨ªses comparables al nuestro. Y en todo caso, la idea mayoritaria es que un Gobierno alternativo no lo hubiera hecho mejor. La doble crisis que pesa sobre Espa?a no pasa, por ahora, factura alguna al actual Ejecutivo.
?Es inminente una crisis de Estado, como secuela ineludible del caso del rey em¨¦rito? Tampoco. Los espa?oles comparten masivamente (80%) la idea de que los errores y culpas son de las personas que los cometen, no de sus descendientes, ni de las instituciones que representan. As¨ª, un 87% de los espa?oles piensa que los actos que se imputan a Juan Carlos I solo da?an su imagen personal; y un 81% cree que marcar¨¢n el recuerdo que quede de su reinado. Su otrora elevada y sostenida popularidad, aparentemente inquebrantable, est¨¢ fuertemente ensombrecida. No necesariamente para siempre: por ejemplo, pocas figuras p¨²blicas fueron tan vituperadas en activo como Adolfo Su¨¢rez ni tan alabadas tras fallecer.
En cuanto a la Corona como instituci¨®n, ha sufrido un deterioro muy leve con este asunto. En nuestro actual sistema pol¨ªtico, la figura del Rey es la que aporta legitimidad, con el buen desempe?o de sus funciones, a la Corona; y no al rev¨¦s. Juan Carlos?I es ya rey em¨¦rito: la Corona la desempe?a Felipe VI. Y la imagen p¨²blica del actual Rey suscita los mismos elevados niveles de aprobaci¨®n ciudadana que, con ligeras oscilaciones ocasionales, han podido detectar a lo largo del tiempo los sucesivos sondeos de Metroscopia. En todo caso, un dato especialmente significativo es que, para el 71% de los espa?oles, el hecho de que se pueda investigar (y, si procediera, llevar ante los tribunales) a quien fue rey durante casi cuatro decenios constituye una prueba de la solidez de nuestro actual andamiaje pol¨ªtico-institucional ¡ªes decir, de la propia Monarqu¨ªa parlamentaria¡ª.
En suma: Espa?a se tambalea, est¨¢ doble y fuertemente asustada, pero ¡ªcontra lo que muchos temen y algunos parecen desear¡ª no presenta s¨ªntoma tangible alguno de encaminarse hacia una quiebra del actual entramado institucional.
Jos¨¦ Juan Toharia es catedr¨¢tico em¨¦rito de Sociolog¨ªa y presidente de Metroscopia.
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