Reforzar el futuro
Es necesario un dise?o de las retribuciones futuras m¨¢s complejo que el que se realiz¨® en la reforma de 2013
Durante los ¨²ltimos a?os, las enormes inconsistencias de la reforma del sistema de pensiones abordada en 2013 han reorientado el debate sobre el futuro del modelo espa?ol de pensiones p¨²blicas hacia las v¨ªas de transformaci¨®n abiertas en la reforma llevada a cabo dos a?os antes, en 2011. Las inconsistencias de la estrategia de 2013 no solo descansaban en la forma en que se adopt¨®, sin apelaci¨®n alguna al di¨¢logo pol¨ªtico y social, o en las dificultades pol¨ªticas a la hora de sostener en el tiempo una pol¨ªtica de pensiones que, de una u otra forma, se apoyaba en la congelaci¨®n de facto de su cuant¨ªa al margen de la evoluci¨®n de los precios, sino en sus propios contenidos de fondo.
Especial: El nuevo contrato social
Al centrar la reforma de 2013 en la congelaci¨®n de facto de la cuant¨ªa o incluso en su reducci¨®n, al aplicarse una versi¨®n muy restrictiva y un¨ªvoca del factor de sostenibilidad (que hac¨ªa descansar sobre la cuant¨ªa de la pensi¨®n futura, reduci¨¦ndola, todo incremento registrado en la esperanza de vida en el momento de la jubilaci¨®n) se consolidaba una estrategia tendente a rebajar el gasto a plazo del sistema a base de reducir la cuant¨ªa media de la pensi¨®n percibida. Al propiciar un ajuste semejante la pregunta a responder no resid¨ªa solo en las razones por las que Espa?a, a diferencia de la mayor¨ªa de las principales econom¨ªas europeas, no pod¨ªa garantizar una actualizaci¨®n razonable de la cuant¨ªa de sus pensiones, sino, sobre todo, para qu¨¦ queremos un sistema de pensiones que congele la cuant¨ªa inicial de la pensi¨®n durante todo el resto de la vida de los jubilados, los actuales y los futuros. Unos jubilados que vivir¨¢n en media m¨¢s de 20 a?os tras haber alcanzado la edad de retiro y que se encontrar¨ªan con que su pensi¨®n podr¨ªa verse reducida su capacidad de compra en alrededor del 40% durante la ¨²ltima etapa de su vida.
Son tales razones las que ha hecho posible volver a reencontrar, en un espacio de consenso, el camino emprendido en la reforma de 2011. Retomar aquella estrategia es, en lo esencial, continuar con las pol¨ªticas que la sustentaron entonces: di¨¢logo social y pol¨ªtico; actualizaci¨®n peri¨®dica de la cuant¨ªa de acuerdo con la evoluci¨®n de los precios; alargamiento progresivo del periodo de c¨®mputo hasta alcanzar en un plazo razonable el conjunto de la vida laboral; dise?o de un factor de sostenibilidad m¨¢s complejo que el que se realiz¨® en 2013 (que se limitaba a reducir la pensi¨®n a medida que crece la esperanza de vida), nuevas medidas de est¨ªmulo a la prolongaci¨®n de la edad de jubilaci¨®n y, junto a ello, poner en pie una estrategia financiera a medio plazo que establezca las condiciones para una asunci¨®n progresiva del nivel actual de d¨¦ficit (en buena medida no directamente vinculado a las prestaciones contributivas del sistema) por parte de los ingresos del Estado, para evitar que el nivel actual de las cotizaciones sociales no tenga que crecer adicionalmente. Por supuesto, ello podr¨ªa ser compatible con una operaci¨®n de intercambio de cotizaciones entre protecci¨®n de los desempleados y pensiones que permitiera aumentar la cotizaci¨®n por contingencias comunes (la que financia las pensiones contributivas) y reducir el nivel de la cotizaci¨®n por desempleo (que antes de la actual crisis presentaba un escenario de super¨¢vit a plazo). Se trata de reformas de calado, no cabe ninguna duda, pero creo que dise?adas con inteligencia y explicadas con convicci¨®n pueden reunir, a diferencia de lo sucedido en 2013, un amplio grado de respaldo social.
Valeriano G¨®mez es economista y exministro de Trabajo.
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