El Estado maltrata a los discapacitados
Las personas con discapacidades se han visto empujadas a la indigencia en Gran Breta?a. Es lo que sostiene la periodista Frances Ryan en su ¨²ltimo libro, del que ¡®Ideas¡¯ adelanta un extracto
El maltrato activo, deliberado y persistente de las personas discapacitadas en Gran Breta?a ha superado los niveles cr¨ªticos. En el curso de una d¨¦cada, las personas con discapacidades, enfermedades cr¨®nicas y problemas de salud mental se han visto empujadas a la indigencia, expulsadas de los lugares de trabajo y privadas del derecho a vivir en sus propias casas. Las conquistas por las que lucharon generaciones de activistas de la discapacidad han sufrido un r¨¢pido retroceso, mientras que la promesa de que el gran Estado del bienestar brit¨¢nico siempre proteger¨ªa a las personas discapacitadas se ha demostrado que es poco m¨¢s que una fantas¨ªa.
Por regla general, las sociedades aceptan que tienen la obligaci¨®n colectiva de proporcionar una red de protecci¨®n a los ciudadanos en periodos de mala salud o discapacidad ¡ªpor ese motivo tenemos el NHS, las prestaciones por discapacidad y las leyes de igualdad¡ª. No solo se trata de que Gran Breta?a est¨¢ eludiendo esas responsabilidades. Se trata adem¨¢s de que hemos alcanzado un punto en el que pr¨¢cticamente estamos disfrutando con ello, en el que un c¨®ctel de austeridad y un prejuicio arraigado hacia las personas discapacitadas han conducido a esa especie de negligencia a gran escala que, en sus formas extremas, equivale al maltrato. A todos los efectos, el Estado brit¨¢nico se ha vuelto precisamente contra las personas que m¨¢s necesitan su ayuda.
El aumento de delitos de odio contra las personas discapacitadas en los ¨²ltimos a?os ¡ªde los que no se han librado ni siquiera las ni?as y ni?os discapacitados¡ª muestra, en sus aspectos m¨¢s extremos, las actitudes t¨®xicas que brindan su apoyo a tales recortes sin precedentes. Las personas que ocupan los ¨²ltimos pelda?os del escalaf¨®n social han sido sagazmente enga?adas por quienes ocupan los m¨¢s altos. Denigrar a las personas discapacitadas como vagas, farsantes y anormales dificulta empatizar con ellas (...)
Los ministros se preparan para demoler a¨²n m¨¢s la red de protecci¨®n de la que dependen millones de familias de personas discapacitadas de clase trabajadora y, por a?adidura, en el momento del descomunal cambio del Brexit. Nunca el momento fue tan propicio para un nuevo tipo de pol¨ªtica de la solidaridad, una que reconozca la humanidad y la aportaci¨®n de las personas discapacitadas y reconstruya la confianza de la ciudadan¨ªa en un Estado del bienestar pr¨®spero.
Al fin y al cabo, algunas de las principales cuestiones a las que se enfrentar¨¢n las pol¨ªticas dom¨¦sticas en los a?os venideros tendr¨¢n un impacto excepcional sobre las personas discapacitadas, que repercutir¨¢ en la sociedad en su conjunto. Los ayuntamientos al borde de la bancarrota incluso est¨¢n incumpliendo sus obligaciones legales, dejando por los suelos el sistema de atenci¨®n social a las personas discapacitadas y las personas mayores. La escasez de viviendas sociales, unida a unas condiciones de vida sangrantes, ha creado una epidemia moderna de personas sin hogar y de inseguridad, donde los pensionistas discapacitados ocupan el extremo m¨¢s desfavorecido. La implantaci¨®n masiva del programa de cr¨¦dito universal, dotado de un presupuesto de miles de millones de libras, traer¨¢ consigo una indigencia generalizada e incluso un riesgo adicional de suicidio a medida que los recortes continuos de las prestaciones de la seguridad social y una atm¨®sfera cada vez m¨¢s hostil dejan abandonadas a las personas enfermas y discapacitadas.
Hay algo desolador y al mismo tiempo esperanzador, y es que Gran Breta?a est¨¢ en perfectas condiciones de arreglar esta situaci¨®n. Lejos de ser algo ineludible, la desigualdad para las personas discapacitadas es evitable. La transformaci¨®n en los derechos de la discapacidad durante la segunda mitad del siglo XX fue resultado de una acci¨®n concertada para mejorar la vida de las personas discapacitadas. La otra cara de la moneda, el aumento de las dificultades para las personas discapacitadas durante la pasada d¨¦cada, es resultado directo de decisiones pol¨ªticas. Gran Breta?a puede impedir que las personas discapacitadas terminen pasando hambre, solo hace falta que tengamos voluntad de hacerlo.
Esa voluntad se est¨¢ formando. Aunque en Gran Breta?a, inmediatamente despu¨¦s del crac econ¨®mico global, el discurso sobre la austeridad como algo necesario e incluso moralmente justo obtuvo una aceptaci¨®n general (que, desgraciadamente, el Partido Laborista fue incapaz de desmontar), en los ¨²ltimos a?os hemos visto que este dogma empieza a perder fuerza. Si bien es cierto que la declaraci¨®n de Theresa May en la conferencia del Partido Conservador de 2018 en la que afirmaba que ¡°la austeridad ha terminado¡± fue en buena medida un desprop¨®sito ¡ªen los pr¨®ximos a?os se prev¨¦n m¨¢s recortes en profundidad¡ª, el hecho de que sintiera la necesidad de expresarlo es indicativo de algo. Los sondeos de opini¨®n muestran reiteradamente que la ciudadan¨ªa est¨¢ cansada de la austeridad. Por ejemplo, el estudio sobre las actitudes sociales de las y los brit¨¢nicos de 2017 mostraba que la tolerancia ciudadana hacia los recortes gubernamentales se estaba desplomando: un 48% de las personas entrevistadas estaba a favor de una subida de impuestos y un mayor gasto social, por encima del 32% al comienzo de la austeridad, en 2010. Se registraba en particular un fuerte aumento del apoyo al gasto p¨²blico en favor de las personas discapacitadas: un 67% estaba a favor de la financiaci¨®n de las prestaciones por discapacidad, en comparaci¨®n con un 53% en 2010. Hubo tambi¨¦n una moderaci¨®n de las actitudes hacia las personas beneficiarias de prestaciones: la proporci¨®n de las personas que cre¨ªan que los solicitantes estaban ¡°defraudando¡± al sistema cay¨® entre 2015 y 2017 desde el 35 al 22% ¡ªsu nivel m¨¢s bajo en treinta a?os¡ª.
Ha llegado el momento de aprovechar ese cambio para promover una red de protecci¨®n social rejuvenecida para el siglo XXI y, con esta, unos derechos de la discapacidad reforzados. La manera m¨¢s eficaz de abordar la desigualdad de las personas discapacitadas es considerarla en todos sus aspectos, atendiendo a las cuestiones de vivienda, empleo, seguridad social y atenci¨®n social, as¨ª como proponiendo una estrategia coordinada que no solo es justa moralmente, sino que al mismo tiempo responde al m¨¢s elemental sentido com¨²n. Se suele criticar a la izquierda por hacer promesas supuestamente extravagantes, mientras que los conservadores se presentan a s¨ª mismos como los ¨¢rbitros de la prudencia econ¨®mica. Este mito no ha gozado de una difusi¨®n tan eficaz como en la era de la austeridad, cuando la eliminaci¨®n a gran escala de las ayudas p¨²blicas se vendi¨® a la ciudadan¨ªa como una especie de gesti¨®n econ¨®mica inteligente. De hecho, aunque sosten¨ªan que ¡°no hab¨ªa dinero¡± para atender las necesidades de las personas discapacitadas, los sucesivos ministros de Hacienda brit¨¢nicos encontraron dinero para bajar los impuestos a las corporaciones y los ricos: las medidas de austeridad desde 2010 habr¨¢n terminado recortando 35.000 millones de libras anuales en prestaciones de la seguridad social para principios de la d¨¦cada de los veinte.
Frances Ryan es periodista, locutora y activista discapacitada. Este extracto pertenece a su libro ¡®Tullidos, austeridad y demonizaci¨®n de las personas discapacitadas¡¯, que la editorial Capit¨¢n Swing publica este lunes 23 de noviembre.
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