Venga, nos arriesgamos
Puede que esta Navidad sea un l¨ªo monumental, pero es entra?able que una vez m¨¢s se vaya contra la racionalidad, que triunfe el amor a la l¨®gica, que prime el instinto familiar
El jueves sali¨® un mont¨®n de gente de Madrid, de estampida por el puente, antes de que cerraran la comunidad el viernes. Tambi¨¦n hay quien miente en el centro de salud, diciendo que tiene s¨ªntomas para que le hagan la PCR, porque si no en Madrid no se la hacen a nadie, ni aunque te acuestes con un positivo, lo que viene a ser un contacto estrecho. Solo te la hacen si tienes s¨ªntomas, no quieren ni ver a los asintom¨¢ticos, no sea que den positivo. As¨ª es f¨¢cil bajar las cifras de casos, claro. Solo te queda gastarte 150 euros por lo privado, y as¨ª es f¨¢cil que ellos suban sus cifras, las de caja, claro. Siempre relaciono una cosa con la otra, pensar mal es tremendo. En casa somos cinco y hacernos todos una PCR nos cuesta m¨¢s que el avi¨®n, y para eso te lo gastas en angulas, as¨ª que nos estamos planteando mentir tambi¨¦n, aunque ahora que lo he dicho mi m¨¦dico nunca me creer¨¢, ya ni aunque sea en serio. Que todo se base en la confianza mutua y el sentido com¨²n ajeno no da mucha tranquilidad, y en esto incluyo el fiarnos de algunas de nuestras esclarecidas autoridades, pensando que saben lo que hacen. Fernando Sim¨®n se escandalizar¨ªa si supiera el plan de Navidades de algunos de mis conocidos, o allegados, que se van a recorrer media Espa?a para estar Nochebuena con unos y Nochevieja con otros, y en medio parar¨¢n en Segovia a comprar unas yemas, aunque ya les dije que creo que eso es en ?vila, pero, total, el caso es salir. ?Reacci¨®n en cadena de la polimerasa, eso significa PCR, y suena tan incomprensible como las reacciones en cadena que tenemos.
Puede que esta Navidad sea un l¨ªo monumental, pero no s¨¦, es entra?able que una vez m¨¢s se vaya contra la racionalidad, que triunfe el amor sobre toda l¨®gica, que prime el instinto familiar, la tradici¨®n milenaria de celebrar el solsticio de invierno, y que la autoridad decida que el turr¨®n es el turr¨®n, y a la porra todo. Dos semanas de recreo. Como si toda Espa?a estuviera en un concurso, tuviera que elegir y dijera: venga, nos arriesgamos. No me digan que, tras nueve meses de pandemia y con lo que llevamos encima, no es un logro que a¨²n sepamos hacer como si nada. Es que imaginen lo contrario, este Gobierno comunista prohibi¨¦ndonos celebrar la Navidad, no se lo perdonar¨ªamos jam¨¢s, jam¨¢s. No hab¨ªa otra, esa es la verdad. Ning¨²n partido dice nada porque cree que nosotros, el pueblo, queremos eso y luego no les votar¨ªamos, qu¨¦ cosas, qu¨¦ concepto tienen de nosotros, o c¨®mo nos conocen.
Si esto fuera una partida de ajedrez con el virus, el bicho estar¨ªa descolocado ante nuestros movimientos, pregunt¨¢ndose a qu¨¦ demonios estamos jugando, con una estrategia absurda, o genial, o suicida, o seg¨²n los ratos. Somos imprevisibles en t¨¦rminos cient¨ªficos. En la pandemia buena parte del tiempo la raz¨®n es lo de menos. No triunfa solo el amor, tambi¨¦n el dinero, que, como dec¨ªa Woody Allen, no da la felicidad, pero proporciona una sensaci¨®n asombrosamente parecida. No deja de ser llamativo que ni un solo pol¨ªtico, ni el m¨¢s rojazo, ni el m¨¢s loco, diga una palabra poniendo en duda el consumo, que gastar menos y no endeudarse quiz¨¢ no sea tan malo. Aqu¨ª temblar¨ªa el misterio, no solo el navide?o, porque a esto s¨ª que nadie da alternativas, si no nos fundimos la pasta el sistema se cae, la austeridad no era esto. Esto ya es un capitalismo un¨¢nime, digan lo que digan los ministros m¨¢s perroflautas y quienes ven una dictadura bolchevique cada tarde. No s¨¦ ni si la Iglesia se atrever¨¢ a pedir una Navidad m¨¢s espiritual y menos consumista, ser¨ªa antisistema, casi bolivariana.
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