El libertarismo extremo llega a Espa?a
Las posturas de Trump acerca de la crisis del coronavirus han encontrado un campo de cultivo f¨¦rtil en Espa?a. Surgen grupos que se escudan en el concepto de libertad para cargar contra medios de comunicaci¨®n, pol¨ªticos y expertos
Las restricciones aplicadas por Gobiernos de todo el mundo para atajar la pandemia del coronavirus han causado, con el tiempo, protestas en muchos pa¨ªses. Las primeras en Espa?a se desataron el 10 de mayo, en la calle de N¨²?ez de Balboa, en el barrio de Salamanca de Madrid. Luego ha habido m¨¢s, al margen de las de sectores profesionales: extrema derecha, negacionistas e incluso vandalismo. Tambi¨¦n las marchas convocadas por Vox. Todas tienen una palabra en com¨²n en sus lemas: libertad. Es una idea llamativa, que choca contra la del inter¨¦s general en la lucha contra un virus, y algo ex¨®tica en el panorama pol¨ªtico espa?ol, muy ajeno a la reivindicaci¨®n a ultranza de la libertad individual, tan sentida en Estados Unidos. Pero tambi¨¦n se ha incorporado al discurso de la oposici¨®n, que lleva meses acusando al Gobierno de aprovechar la pandemia, incluso, para instaurar un r¨¦gimen autoritario. Este jueves, en el Congreso, los diputados de PP, Vox y Ciudadanos gritaban ¡°libertad¡± ante la aprobaci¨®n de la nueva ley de educaci¨®n. En Espa?a se gritaba ¡°libertad¡± en las calles en la Transici¨®n y el s¨ªmbolo era la canci¨®n Libertad sin ira, de Jarcha, que llamaba a la reconciliaci¨®n. Ahora se pide, con ira, libertad.
¡°Mi hip¨®tesis es que se han americanizado los modos de vida, y tambi¨¦n las ideas¡±, opina Daniel Innerarity, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Pol¨ªtica y autor de Pandemocracia. Una filosof¨ªa de la crisis del coronavirus (Galaxia Gutenberg, 2020). ¡°Ha ido llegando la influencia de los think tanks americanos. Tambi¨¦n se pega, por ejemplo, si ves pel¨ªculas de Clint Eastwood, que son muy buenas y tienen un fondo pol¨ªtico claro, muy republicano, libertario. Esa idea de la libertad sin reglas, asumir los propios riesgos, sospechar del paternalismo del Estado¡¡±. Lo m¨¢s extremo del libertarismo estadounidense, que culmina en Trump, va llegando a Espa?a. ¡°El americano no ha completado la transferencia de su soberan¨ªa al Estado: tiene armas en casa, no quiere una sanidad p¨²blica¡ Y, como en las pel¨ªculas de Clint Eastwood, eso es compatible con la idea de la compasi¨®n ocasional, y con la revuelta contra la injusticia¡±.
En realidad se trata de un debate crucial, de dos tradiciones culturales, europea y anglosajona, un Estado protector o reducido al m¨ªnimo, y la distinci¨®n ya cl¨¢sica que estableci¨® Isaiah Berlin en 1958, en plena Guerra Fr¨ªa, entre libertad positiva y negativa. Que los dem¨¢s no puedan hacer contigo lo que quieran, que no haya dominaci¨®n y tu libertad est¨¦ protegida. O que uno pueda hacer lo que quiera y vea las normas como una restricci¨®n de la libertad. ¡°Aqu¨ª estamos m¨¢s pr¨®ximos a la tradici¨®n francesa, donde el Estado decide mucho y se equilibra la libertad individual con el bien com¨²n¡±, explica Ignacio S¨¢nchez-Cuenca, director del Instituto Carlos III-Juan March de Ciencias Sociales de la Universidad Carlos III de Madrid. ¡°Las sociedades cat¨®licas son las menos individualistas. Las protestantes, que ten¨ªan una relaci¨®n directa con Dios, han tenido formas de individualismo m¨¢s fuertes. Ahora en Espa?a hay una influencia de los extremismos de Trump. Es un poco impostado, pero quiz¨¢ es la semilla de algo¡±.
Al margen de lecturas de profundidad, resulta revelador preguntar a los protagonistas. Por ejemplo, a Sonsoles Queipo de Llano, la vecina de la calle de N¨²?ez de Balboa que impuls¨® las protestas a partir del 10 de mayo al colgar v¨ªdeos en Instagram. Licenciada en Econ¨®micas, ahora estudiante de Psicolog¨ªa, 25 a?os, confiesa: ¡°Sinceramente, hasta que pas¨® lo de N¨²?ez de Balboa yo viv¨ªa desconectada de la pol¨ªtica a prop¨®sito¡±. Cuando relata c¨®mo sucedi¨®, la chispa de su despertar pol¨ªtico es muy concreta: la llegada de la polic¨ªa. Es una met¨¢fora perfecta, la representaci¨®n del monopolio de la violencia del Estado. Los agentes aparecieron tras la denuncia de un vecino de una concentraci¨®n no autorizada, un grupo de gente que escuchaba m¨²sica de un balc¨®n. ¡°Para m¨ª la polic¨ªa siempre ha sido buena, pero de repente nos trataban como criminales. Fue una sensaci¨®n superdesagradable, como de decepci¨®n¡±, explica. ¡°La sensaci¨®n que tuvimos todos fue de estar encerrados, de impotencia, y no solo en mi calle, me escribi¨® gente de toda Espa?a¡±. Recibi¨® unos 400 mensajes. Frente a la sensaci¨®n de que las decisiones importantes est¨¢n en manos de los pol¨ªticos, ella afirma: ¡°Tenemos m¨¢s poder del que nos hacen creer¡±.
Queipo de Llano ¡ªno es familiar directa del general franquista¡ª aclara que no es negacionista, de hecho pas¨® el virus en septiembre y ahora dona anticuerpos: ¡°Lo que discuto es que la manera en que se han hecho las cosas sea la ¨²nica. Valoro m¨¢s el sentido com¨²n que las normas impuestas. La contraposici¨®n entre libertad y sanidad es una enorme mentira que nos han contado: elegir entre libertad o salvar vidas¡±. Esta activista considera que ha habido muchas medidas ¡°no justificadas¡± y, al margen del color del Gobierno que est¨¦ en el poder, cree que la clave es ¡°la transparencia y la claridad¡±. En el caso de Espa?a, opina que eso no se ha cumplido: ¡°El Gobierno ten¨ªa un protocolo contra pandemias de 2005 que pod¨ªa haber aplicado y no aplic¨® [se refiere a un plan nacional existente de respuesta ante una pandemia de gripe], y tuvo informaci¨®n que no traslad¨® a la ciudadan¨ªa¡±.
As¨ª da forma a otra de las claves que observa el fil¨®sofo Daniel Innerarity, una crisis general y profunda de confianza: ¡°Tenemos un gran problema de descapitalizaci¨®n de la confianza social y p¨²blica, nadie se f¨ªa de nadie¡±. Sonsoles Queipo de Llano dice que ¡°los pol¨ªticos han perdido la confianza, viven desconectados de la realidad¡±. Y considera: ¡°El principal objetivo de la pol¨ªtica es dividir, izquierda y derecha, fachas y progres, y, mientras los ciudadanos estamos divididos con estas guerras, los pol¨ªticos hacen lo que quieren¡±. Frente a esto surgen f¨®rmulas no tradicionales, porque ?qu¨¦ hace ella ahora? ¡°Yo lo llamo mi voluntariado pol¨ªtico. Me he formado una barbaridad estos meses en pol¨ªtica, derecho. Sirvo de altavoz para protestas, solidaridad, organizar, coordinar¡±. Se mueve en Instagram. Tiene un grupo de unos 50 voluntarios. ¡°Tenemos que recuperar la sociedad civil, podemos cambiar las cosas¡±.
Otra cosa interesante que pas¨® despu¨¦s entronca con la rebeli¨®n vecinal de N¨²?ez de Balboa: ha nacido una asociaci¨®n llamada Polic¨ªas por la libertad. Su portavoz es Sonia Vescovacci, 41 a?os, polic¨ªa nacional en excedencia que hac¨ªa v¨ªdeos de denuncia de problemas internos del cuerpo. En septiembre se convirti¨® en la cara de la asociaci¨®n, con 300 inscritos. De distintas fuerzas de seguridad, aseguran, y hasta bomberos. En esencia, muestran su disconformidad con tener que hacer cumplir leyes que creen injustas y poner multas. De hecho, asesoran para recurrirlas. ¡°Es verdad que tenemos que cumplir unas leyes, pero no podemos cumplir cualquier ley, a cualquier precio¡±, dice ella en uno de sus v¨ªdeos. Y un agente an¨®nimo resume: ¡°Todo esto lo est¨¢n creando los pol¨ªticos. Yo no me hice polic¨ªa para que la gente me tuviera miedo si no ha hecho nada, por no ponerse una mascarilla, que no vale para nada, por respirar. Yo me hice polic¨ªa para defender la libertad¡±.
Al tel¨¦fono, Vescovacci explica: ¡°Como polic¨ªas que somos debemos velar por libertades y derechos, y vemos que se vulneran art¨ªculos de la Constituci¨®n y estamos colaborando en que los ciudadanos no sean libres. Esto es un estado de excepci¨®n encubierto, sin base legal¡±. Subraya que no son negacionistas, pero cuestionan la eficacia cient¨ªfica de, por ejemplo, las mascarillas: ¡°El uso prolongado tiene efectos secundarios, eso no lo dice la tele: da?os f¨ªsicos y psicol¨®gicos, ansiedad, reducci¨®n de ox¨ªgeno, dermatitis, afecta al desarrollo neuronal¡¡±. Dice que maneja estudios que lo demuestran. De nuevo emerge la crisis de confianza, porque cuestiona la asunci¨®n de que las autoridades y los expertos saben lo que hacen. ¡°Ese es el problema, que presupones, no te pones a investigar por tu cuenta¡±, asegura Vescovacci. En esa b¨²squeda de una verdad alternativa dan voz, por ejemplo, a Josep P¨¤mies, un controvertido agricultor de Lleida que preside una asociaci¨®n de medicina alternativa y vende un producto de clorito de sodio, MMS, prohibido en Europa, contra el coronavirus. ¡°Estamos abiertos a cualquier tipo de ideolog¨ªa y a comprobar las cosas por nosotros mismos. Tengo compa?eros que consumen MMS y les va muy bien. Nos clasifican por ser diferentes de lo que sale en el telediario¡±.
La protesta bajo un solo concepto simple, libertad, permite una ideolog¨ªa inaprensible. Contra medios, pol¨ªticos y expertos, que no son de fiar. Y la movilizaci¨®n personal es emocionante, imposible antes de las redes sociales. ?C¨®mo aterrizan esas ideas libertarias en Espa?a? ¡°Con Zapatero ya empez¨® un poco, la resistencia al poder cuando el poder es de la izquierda¡±, opina Innerarity. Hasta llegar ahora al PP, que sostiene que esto es una dictadura. Dentro del partido, el PP madrile?o ha sido siempre con diferencia el m¨¢s neoliberal, con las pol¨ªticas de privatizaci¨®n de Esperanza Aguirre. Y Pablo Casado viene de ah¨ª.
En realidad, el primer paso en esta batalla cultural, tras un mes de confinamiento, el 23 de abril, lo dio la Fundaci¨®n Internacional para la Libertad (FIL), con el manifiesto Que la pandemia no sea un pretexto para el autoritarismo, encabezado por su presidente, Mario Vargas Llosa, y firmado por 150 personalidades, entre ellos Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y Albert Rivera. Dec¨ªa as¨ª un pasaje: ¡°En Espa?a (¡) dirigentes con un marcado sesgo ideol¨®gico pretenden utilizar las duras circunstancias para acaparar prerrogativas pol¨ªticas y econ¨®micas que en otro contexto la ciudadan¨ªa rechazar¨ªa resueltamente¡±. Esa tesis pas¨® r¨¢pidamente a la oposici¨®n y luego a la calle. El 16 de mayo apareci¨® una gran lona que cubr¨ªa un edificio de Madrid, con Pedro S¨¢nchez como el Gran Hermano. Se ha hecho normal escuchar el t¨¦rmino orwelliano.
Ignacio Urquizu, soci¨®logo, alcalde socialista de Alca?iz, Teruel, autor de ?C¨®mo somos? (Deusto, 2019), un an¨¢lisis del hombre medio en Espa?a, cree que una clave es la digitalizaci¨®n. M¨¢s ahora que estamos todos encerrados en casa, con menos intercambio de ideas personalmente. ¡°Todos nos hemos digitalizado y estas ideas est¨¢n ah¨ª, en los digitales, en las redes, no las ves tanto en los peri¨®dicos y medios cl¨¢sicos de derechas. En 2004 yo viv¨ªa en Estados Unidos, y las cosas raras que ve¨ªas en blogs de gente muy extrema han acabado llegando aqu¨ª. Lo lideran algunos digitales, emisoras. Por eso te encuentras con conocidos que de pronto manejan esas consignas. Es una derecha m¨¢s pr¨®xima a Vox que al PP. Y es curioso, porque esa derecha m¨¢s anglosajona, m¨¢s republicana, con una idea distinta de libertad de un conservador franc¨¦s o alem¨¢n, aqu¨ª la introduce Aznar¡±. Apunta que el expresidente no hizo tanto un viaje al centro, sino a Estados Unidos. Una inmersi¨®n en universidades y centros de referencia ultraconservadores, como el Cato Institute, de Washington.
Es solo una an¨¦cdota, pero en 2007 Aznar hizo aquel sonado discurso sobre el vino, hablando de las multas de tr¨¢fico: ¡°A m¨ª no me gusta que me digan: ¡®No puede ir usted a m¨¢s de tanta velocidad, no puede usted comer hamburguesas de tanto, debe usted evitar esto y adem¨¢s a usted le proh¨ªbo beber vino¡±. El polit¨®logo Ignacio S¨¢nchez-Cuenca coincide en que a trav¨¦s de Aznar, de su Fundaci¨®n para el An¨¢lisis y los Estudios Sociales (FAES), se ha ido metiendo esa cu?a. ¡°Y no me parece mal, aunque quienes lo introduzcan en las protestas puedan ser los m¨¢s locos¡±. Y cambia el foco: ¡°Porque tambi¨¦n me sorprende el poco debate que ha habido en Espa?a cuando nos han dicho que no salgamos de casa, se ha aceptado muy r¨¢pido. La sociedad civil tiene una deferencia muy grande hacia el Estado, se deja pastorear. No deja de ser saludable que haya debate¡±.
El director de FAES, Javier Zarzalejos, se r¨ªe, y replica: ¡°No, no, en FAES de libertarios y ultraliberales tenemos muy poco. Liberales, s¨ª. Pero este individualismo es m¨¢s producto del cultivo del pensamiento de la izquierda, la idea de la absoluta capacidad de determinaci¨®n del individuo es muy del 68, prohibido prohibir, un individualismo radical, no aceptar restricciones jur¨ªdicas ni morales. FAES trata de reivindicar la libertad, y otros, la soberan¨ªa de la subjetividad¡±.
A Zarzalejos, que estuvo ocho a?os con Aznar en La Moncloa y ahora es eurodiputado del PP, no le han sorprendido las protestas. Cree que es normal ¡°teniendo en cuenta que hemos tenido que afrontar conceptos culturales muy duros: estado de alarma, confinamiento¡, y veremos qu¨¦ pasa con la vacuna¡±. ¡°Tienen ribetes folcl¨®ricos, ultras, negacionistas, de conspiranoia vinculada con estrategias masivas de desinformaci¨®n¡ Pero me parece que lo importante es la disciplina social que hemos tenido la mayor¨ªa¡±. Ve m¨¢s bien en estas protestas ¡°un pandem¨®nium de posiciones estrictamente antigubernamentales, de hartazgo¡±, pero no cree que vayan a cristalizar en nada. ¡°Esa idea de libertad que se reclama en el fondo es de pura subjetividad, no una reclamaci¨®n de una libertad que est¨¢ institucionalizada, en el sistema. Es una reivindicaci¨®n m¨¢s del tipo: para qu¨¦ usted me tiene que decir a m¨ª lo que tengo que hacer. De soberan¨ªa del sujeto m¨¢s que de la libertad¡±.
En este sentido Innerarity se?ala que hay resortes prepol¨ªticos, muy de andar por casa, en derecha e izquierda: ¡°Por ejemplo, a una?persona de izquierdas le molesta sentirse excluida de los procesos de decisi¨®n. Pero a una de derechas le molesta m¨¢s que alguien le diga lo que tiene que hacer. En un atasco siempre hay uno que se queja de que no hay polic¨ªa y otro que dice: esto es porque hay un polic¨ªa. Uno piensa que donde no hay autoridad van mal las cosas y otro que donde hay demasiada es un problema¡±.
Respecto a la actitud de la oposici¨®n, Zarzalejos cree que su deber es hacer de contrapeso a un Gobierno que ¡°ha hecho cosas muy cuestionables, ha tenido un comportamiento arrogante y ha sido muy poco transparente¡±. ¡°En una situaci¨®n muy seria no ha habido un juego limpio institucional que pudiera generar confianza, ha minimizado el Parlamento¡±. S¨ª cree que en la calle puede haber un efecto reflejo de EE UU, ¡°pero con una diferencia importante, esto no es una proposici¨®n pol¨ªtica, es simplemente una narrativa populista¡±. ¡°La americanizaci¨®n sin americanos puede ser una imitaci¨®n caricaturesca¡±, resume. Explica que en EE UU hay una tradici¨®n que no reivindica tanto la individualidad como la comunidad local, que se autorregula: ¡°Eso en Espa?a no existe. Aqu¨ª el Estado nos gusta bastante. El espa?ol medio, seg¨²n los estudios, cree que tiene la obligaci¨®n de resolverle la vida¡±.
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