El ¡®segundo viol¨ªn¡¯ del marxismo
Se ha cumplido el bicentenario del nacimiento de Engels, pionero del ecologismo actual
En los ¨²ltimos tiempos han aparecido varias biograf¨ªas nuevas de Karl Marx. Es evidente que las ¨²ltimas crisis econ¨®micas han incrementado el inter¨¦s por su obra. Parad¨®jicamente se ha dedicado mucha menos atenci¨®n a quien se autodenomin¨® segundo viol¨ªn del marxismo, Friedrich Engels, a pesar de que en el a?o que ahora termina se ha cumplido el bicentenario de su nacimiento. Engels figura menos que antes con voz propia en los mapas de la historia y parece haber una relaci¨®n inversa en la apreciaci¨®n intelectual entre uno y otro: el valor de Engels cae en la misma medida que sube el de Marx. Es injusto.
?Por qu¨¦? Su figura y obra merecen mucha atenci¨®n. Mientras Marx centraba sus textos en la econom¨ªa pol¨ªtica y la cr¨ªtica al capitalismo, Engels se extend¨ªa en distintos grados en temas como la naturaleza (fue pionero del ecologismo), el urbanismo, el feminismo, la tecnolog¨ªa, el darwinismo, etc¨¦tera, sin dejar de ser el albacea intelectual de Marx. Se dec¨ªa de ¨¦l que era el primer marxista. Es significativa su aproximaci¨®n al pensamiento ecol¨®gico, cuando conect¨® la revoluci¨®n industrial con la destrucci¨®n y el da?o al medio ambiente. En algunos de sus textos se?al¨® c¨®mo la propiedad privada, el af¨¢n de lucro y la degradaci¨®n de la naturaleza iban de la mano en muchas ocasiones. Escribi¨®: ¡°A cada paso se nos recuerda que de ninguna manera dominamos la naturaleza como un conquistador a un pueblo extranjero, como alguien que est¨¢ fuera de la naturaleza, sino que nosotros, con carne, sangre y cerebro, pertenecemos a la naturaleza y existimos en ella, y que todo nuestro dominio sobre ella consiste en el hecho de que tenemos la ventaja sobre todas las dem¨¢s criaturas de poder aprender sus leyes y aplicarlas correctamente¡±. Tambi¨¦n dice algo que le conecta directamente con la realidad de hoy d¨ªa: los ciudadanos pueden trabajar en armon¨ªa con la naturaleza y como parte de ella, pero para controlar esta relaci¨®n se requiere ¡°una revoluci¨®n completa del modo de producci¨®n hasta ahora existente y con ¨¦l de todo nuestro orden social contempor¨¢neo¡±. Premonitorio.
Engels mantuvo econ¨®micamente a la familia Marx, lo que permiti¨® que ¨¦ste escribiese su obra magna, El capital. Cuando Marx muere habi¨¦ndose publicado s¨®lo el primer tomo de este libro, Engels se sumerge en la multitud de notas abigarradas que deja y logra la publicaci¨®n del segundo y tercer tomos. En este sentido se puede considerar El capital un texto inacabado. Marx reconoci¨® a su compa?ero el car¨¢cter de precursor cuando le escribe: ¡°Como sabes, siempre llego tarde a todo e, invariablemente sigo tus pasos¡± (Engels antes de Marx, de Nicol¨¢s Gonz¨¢lez Varela, El Viejo Topo). Y Engels le correspondi¨® puntualizando la superioridad intelectual de Marx y su mayor originalidad en las ideas que expon¨ªa.
Durante toda su vida Engels vivi¨® una contradicci¨®n que siempre le recordaron sus cr¨ªticos: la de ser un rico empresario con una f¨¢brica textil en M¨¢nchester y, al mismo tiempo, un revolucionario debelador del capitalismo y representante org¨¢nico de los trabajadores. Siendo consciente de la divisi¨®n de la sociedad en clases, escribi¨® La situaci¨®n de la clase obrera en Inglaterra (1845), que ya incorporaba una fuerte acusaci¨®n a la burgues¨ªa brit¨¢nica ¡ªa la que sin duda ¨¦l pertenec¨ªa¡ª por sus m¨¦todos de trabajo. En ese libro casi inici¨¢tico est¨¢n muchos de los conceptos e ideas (alienaci¨®n, divisi¨®n de clases, inestabilidad intr¨ªnseca del capitalismo¡) que luego formaron parte del corpus central del marxismo. Sin embargo, ¨¦l nunca reconoci¨® esa contradicci¨®n entre su estilo de vida de aut¨¦ntico gentleman (su bi¨®grafo, el historiador Tristram Hunt, le calific¨® de ¡°gentleman comunista¡±) y sus ideales igualitarios.
Poco antes de morir, le dijo al economista alem¨¢n Werner Sombart que todo el pensamiento de Marx, m¨¢s que una doctrina, era un m¨¦todo; que m¨¢s que dogmas prefabricados ofrec¨ªa ayudas para proseguir las investigaciones y las normas para llevarlas a cabo. Conviene no olvidar a este personaje central en la historia de las ideas cuyo bicentenario, desgraciadamente, ha pasado bastante inadvertido.
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