A Europa le salen competidores en la econom¨ªa verde
El viejo continente lleva ventaja respecto a otras potencias en materia de regulaci¨®n e incentivos para la transici¨®n ecol¨®gica
El Pacto Verde de la Uni¨®n Europea, la repentina fe medioambiental de China y los reverdecidos laureles de la Casa Blanca tras la llegada de Joe Biden convertir¨¢n la lucha contra el cambio clim¨¢tico en el eje central de la pol¨ªtica interior y exterior de las tres principales potencias econ¨®micas del planeta durante los pr¨®ximos a?os. El mundo entra en 2021 en una d¨¦cada crucial que marcar¨¢ su ambici¨®n en la reducci¨®n de emisiones, con 2030 como meta intermedia, y determinar¨¢ si es posible alcanzar la neutralidad clim¨¢tica de las principales econom¨ªas entre 2050 y 2060.
La UE llega en buena posici¨®n a la transformaci¨®n industrial, tecnol¨®gica y social que requerir¨¢ o desencadenar¨¢ la revoluci¨®n medioambiental en marcha. Los indicadores muestran que Europa ha cubierto ya parte del recorrido. Las emisiones de gas con efecto invernadero se han reducido un 24% entre los a?os 1990 y 2019, y los 27 socios de la Uni¨®n se han comprometido a redoblar los esfuerzos y llegar al 55% dentro de una d¨¦cada. Las energ¨ªas renovables ya cubr¨ªan el a?o pasado el 19,4% del consumo energ¨¦tico europeo, muy cerca del objetivo de 20% marcado para este a?o.
En los ¨²ltimos a?os, adem¨¢s, la necesidad de renovar los sistemas de producci¨®n y los modelos de consumo ya no provoca grandes divisiones en el seno del Consejo Europeo, donde se sientan los 27 gobiernos. Nadie cuestiona el cambio ¡ªni siquiera aquellos pa¨ªses m¨¢s dependientes del carb¨®n¡ª, seg¨²n reconocen fuentes diplom¨¢ticas, y los debates, en ocasiones largos y tortuosos, se centran m¨¢s bien en el ritmo de las reformas y en su financiaci¨®n.
El arranque temprano en la carrera medioambiental y su creciente consenso en materia energ¨¦tica e industrial brindan a Europa la oportunidad de reclamar una posici¨®n de liderazgo a nivel mundial y de apuntar el camino que otros actores globales, como Estados Unidos o China, deber¨¢n probablemente seguir desde el punto de vista regulatorio o de incentivos econ¨®micos para la transici¨®n ecol¨®gica.
Bruselas ya ha ejercido en gran parte ese papel de referencia mundial al lograr mantener en pie, con la ayuda de Pek¨ªn, el Acuerdo de Par¨ªs sobre el clima de 2015, amenazado de muerte tras la retirada de Donald Trump. La Uni¨®n Europea se mantuvo imperturbable ante la espantada de Washington y reafirm¨® su compromiso con los objetivos de descarbonizaci¨®n pactados en la capital francesa. China sigui¨® la estela de la UE. Ambas potencias han sido los principales art¨ªfices de que Joe Biden haya podido prometer el regreso, el a?o que viene, a un acuerdo que ha sobrevivido al vendaval de Trump.
El vicepresidente primero de Comisi¨®n Europea y m¨¢ximo responsable del Pacto Verde, Frans Timmermans, celebra que la UE ya no sea el abanderado internacional casi en solitario de la lucha contra el cambio clim¨¢tico. ¡°Si alguien puede ganarnos, pues estupendo, aunque no veo que vaya a ocurrir¡±, se?alaba Timmermans en una reciente entrevista con EL PA?S en relaci¨®n a los objetivos ambiciosos que se est¨¢n marcando Reino Unido, China y, previsiblemente en los pr¨®ximos meses, EE UU.
Europa no tiene motivos para confiarse. Por muy verde que sea, la revoluci¨®n en marcha es industrial y determinar¨¢, con toda probabilidad, la clasificaci¨®n mundial de potencias econ¨®micas de mediados del siglo XXI. La UE ha mostrado en los ¨²ltimos a?os cierta facilidad para perder terreno en ¨¢reas donde marchaba en cabeza ¡ªcomo la telefon¨ªa m¨®vil¡ª o para dejar pasar el tren ¡ªcomo en el caso del Internet 2.0 y la gigantesca y lucrativa explotaci¨®n de datos digitales¡ª. La UE tendr¨¢ que lidiar con la competencia internacional, sea de EE UU, China o cualquier otra naci¨®n. El gigante asi¨¢tico ya es l¨ªder en varias tecnolog¨ªas y sus empresas producen m¨¢s del 70% de las placas solares, el 69% de las bater¨ªas de litio o el 45% de las turbinas e¨®licas. En las pr¨®ximas d¨¦cadas, por tanto, no bastar¨¢ con fijarse ambiciosos objetivos. Tambi¨¦n ser¨¢ crucial mantener la competitividad en los nuevos filones econ¨®micos que sacar¨¢ a la luz la revoluci¨®n verde.
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