Hombres, mujeres: qu¨¦ poco sabemos del amor
Una autora instruida que escribe sobre el sentimiento rom¨¢ntico sigue siendo sospechosa, se?ala la activista bell hooks en su ¨²ltimo ensayo. Quiz¨¢ porque lo que dice amenaza la visi¨®n masculina dominante
Siempre que hablo del tema del amor con alguna persona de mi generaci¨®n se pone nerviosa o tuerce el gesto, sobre todo cuando abordo la falta de amor. Con mis amigos he charlado muchas veces sobre ello, y m¨¢s de uno me ha sugerido que consulte a un terapeuta. A m¨ª me parece que algunos se han hartado de mi insistencia en el tema y, seguramente, creen que si hablara con un especialista les dar¨ªa un respiro. Sin embargo, la mayor¨ªa de la gente tiene miedo de lo que pueda salir cuando se explora el significado del amor en la vida cotidiana. Cuando una mujer soltera de cuarenta a?os plantea la cuesti¨®n del amor, la primera suposici¨®n, derivada de una forma de pensar sexista, es que est¨¢ ¡°desesperada¡± por encontrar un hombre. Nadie cree que tenga un apasionado inter¨¦s intelectual en el asunto. Nadie percibe su esfuerzo por entender el significado metaf¨ªsico del amor en la vida cotidiana como el fruto de un compromiso filos¨®fico riguroso (¡)
En la cultura popular, el amor es un campo abonado por la fantas¨ªa. Quiz¨¢ por eso la especulaci¨®n te¨®rica sobre el amor ha estado durante mucho tiempo dominada por los hombres; la fantas¨ªa ha sido siempre su terreno, tanto en la esfera de la producci¨®n cultural como en la vida cotidiana. La fantas¨ªa masculina es vista como capaz de crear una nueva realidad, mientras que la fantas¨ªa femenina se considera pura evasi¨®n. De ah¨ª que la novela rom¨¢ntica siga siendo el ¨²nico ¨¢mbito en el que las mujeres hablan de amor con cierto grado de autoridad. En cambio, cuando los hombres se apropian del g¨¦nero sentimental, su trabajo recibe mucho m¨¢s reconocimiento que el de las mujeres. Uno de los ejemplos m¨¢s significativos de ello es una novela como Los puentes de Madison. Si hubiera sido una mujer la que hubiera escrito esta sentimental y superficial historia de amor (en la que, sin embargo, no faltan los elementos emotivos), dudo mucho que hubiera podido convertirse en un ¨¦xito tan clamoroso y traspasar los l¨ªmites tradicionales del g¨¦nero como lo hizo.
Por supuesto, el p¨²blico que consume libros de amor es mayoritariamente femenino. Sin embargo, el sexismo masculino no basta para explicar por qu¨¦ hay tan pocos libros de amor ¡ªy sobre el amor¡ª escritos por mujeres. Podr¨ªa decirse que las mujeres est¨¢n ansiosas por escuchar lo que los hombres tienen que decir sobre el sentimiento amoroso. Una perspectiva sexista puede hacer que una mujer considere que ya sabe lo que va a decirle otra mujer. Es posible que tal lectora piense que puede obtener mucho m¨¢s leyendo lo que los hombres escriben sobre el tema.
De joven, cuando le¨ªa alg¨²n libro sobre el amor, no paraba mientes en el g¨¦nero del autor. Como lo que quer¨ªa era entender de qu¨¦ hablamos cuando hablamos de amor, lo consideraba un detalle insignificante. Pero cuando me puse a pensar seriamente en el asunto y a escribir sobre ¨¦l, empec¨¦ a preguntarme si hab¨ªa alguna diferencia entre escritores y escritoras. Revisando la literatura sobre el amor, me di cuenta de que son muy pocos los escritores, sean hombres o mujeres, que hablan de la influencia ejercida por el patriarcado y de c¨®mo la dominaci¨®n masculina sobre las mujeres y los ni?os es un obst¨¢culo para el amor. Crear amor, de John Bradshaw, es uno de mis libros favoritos. El autor tiene el arrojo de establecer un v¨ªnculo entre la supremac¨ªa masculina (la institucionalizaci¨®n del patriarcado) y la falta de amor en las familias. Bradshaw, famoso por su obra sobre el ¡°ni?o interior¡± ¡ªseg¨²n la cual toda persona lleva en su interior el ni?o que ha sido¡ª, est¨¢ convencido de que el fin del patriarcado ser¨¢ un paso importante en el camino del amor. Pero su libro no ha recibido la misma atenci¨®n y reconocimiento que las obras de otros hombres que escriben sobre el mismo tema sin cuestionar la definici¨®n sexista de los roles de g¨¦nero.
Si queremos crear una cultura del amor, debemos realizar cambios profundos en nuestra manera de pensar y de actuar. Los hombres que escriben sobre el amor siempre aseguran que lo han recibido, y hablan desde esa posici¨®n, que les da lo que llaman ¡°autoridad¡±. Las mujeres hablan muy a menudo desde una posici¨®n de carencia, desde la posici¨®n de quienes no han recibido el amor que deseaban. En la actualidad, una mujer que habla de amor sigue siendo sospechosa. Quiz¨¢ porque todo lo que una mujer instruida puede decir sobre el tema constituye una amenaza y un desaf¨ªo directo a las visiones ofrecidas por los hombres (¡)
Muchos de los ensayos de autoayuda sobre el amor escritos en los ¨²ltimos tiempos por autores de g¨¦nero masculino ¡ªdesde Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus hasta Amar y despertar de John Welwood¡ª adoptan una perspectiva feminista sobre los roles de g¨¦nero; pero, al final, los autores siguen aferrados a unos sistemas conceptuales que sugieren la existencia de diferencias inherentes y profundas entre hombres y mujeres. Sin embargo, todas las pruebas que obran en nuestro poder indican que, si bien es cierto que la perspectiva masculina a menudo difiere de la femenina, estas divergencias se deben a caracter¨ªsticas aprendidas, no a rasgos innatos o ¡°naturales¡±. Si fuera cierto que los hombres y las mujeres son opuestos absolutos que habitan universos emocionales diferentes, los hombres nunca se habr¨ªan convertido en la autoridad suprema sobre el amor. Dados los estereotipos de g¨¦nero que atribuyen los sentimientos y la emocionalidad a las mujeres y la racionalidad y la ausencia de emoci¨®n a los hombres, los ¡°hombres de verdad¡± no entablar¨ªan jam¨¢s un di¨¢logo sobre el amor.
Aunque se considera a los hombres como las ¡°autoridades¡± reconocidas en el asunto, son muy pocos los que se expresan sin reservas, diciendo claramente lo que piensan sobre el amor. La verdad es que, en la vida cotidiana, tanto hombres como mujeres hablan relativamente poco de ello. El silencio nos protege de la incertidumbre. Queremos saber qu¨¦ es el amor, pero tememos que el deseo de conocerlo en profundidad nos acerque cada vez m¨¢s al abismo de su carencia (¡) Queremos saber lo que significa amar, lo que podemos hacer en nuestra vida cotidiana para amar y ser amados. Queremos saber c¨®mo convencer a los incr¨¦dulos para que abran las puertas de su coraz¨®n y dejen entrar el amor. Pero la intensidad de este deseo no afecta a la inseguridad de nuestra sociedad sobre el sentimiento amoroso. Todo el mundo asegura que el amor es importante, pero nos bombardean por doquier con muestras de su fracaso (¡)
Otra fuerza impulsora que hallamos en EEUU es la obsesi¨®n sexual. No hay ning¨²n aspecto de la sexualidad que no sea estudiado, discutido, demostrado. Hay cursos de introducci¨®n a cualquier dimensi¨®n de la sexualidad, incluso a la masturbaci¨®n. Pero no hay escuelas de amor. Se da por sentado que todo el mundo sabe instintivamente c¨®mo amar. Y seguimos considerando que la familia es la primera escuela de amor, aunque todo parece contradecir dicha asunci¨®n. Los que no aprenden a amar en la familia tambi¨¦n esperan conocer el amor rom¨¢ntico. Pero el amor a menudo se nos escapa, y, de hecho, nos pasamos toda la vida tratando de borrar el da?o causado por la crueldad, el abandono y las diversas formas de falta de amor que se experimentan en la familia de origen y en las relaciones sentimentales en las que no sabemos c¨®mo actuar.
Solo el amor puede curar las heridas del pasado; sin embargo, a menudo esas heridas son tan profundas que uno acaba echando el cerrojo al coraz¨®n, y parecemos incapaces de dar amor o de aceptar el que se nos da. Para abrir el coraz¨®n al poder del amor, para recibir su gracia, debemos tener el valor de admitir que sabemos muy poco sobre el tema, tanto en la teor¨ªa como en la pr¨¢ctica.
bell hooks (seud¨®nimo de Gloria Jean Watkins, siempre escrito en min¨²sculas) es escritora y activista, autora de ¡®?Acaso no soy yo una mujer? Mujeres negras y feminismo¡¯ y ¡®Revolutionary parenting¡¯ (Crianza revolucionaria). Este texto es un extracto de su libro ¡®Todo sobre el amor¡¯, que Paid¨®s publica este 3 de marzo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.