Por qu¨¦ los mayores piensan que los j¨®venes de hoy en d¨ªa lo hacen todo peor. As¨ª opera la ¡®juvenofobia¡¯ en la crisis del coronavirus
La desconfianza mutua entre j¨®venes y mayores crece con crisis como la que estamos viviendo. Una investigaci¨®n acad¨¦mica sostiene que cuanto m¨¢s autoritario es el adulto, m¨¢s piensa que el joven es irrespetuoso
A los que una vez fueron j¨®venes, y ya no lo son, les cuesta entender a las nuevas generaciones. Los que llevan menos tiempo en el mundo tratan de diferenciarse y pueden llegar a repudiar a sus mayores. Entre la juvenofobia y el individualismo ¡ªagravados por la grave crisis y el aceler¨®n tecnol¨®gico¡ª, la desconexi¨®n intergeneracional puede causar graves disfunciones en la sociedad.
¡°Por un lado, la sociedad es juven¨®fila, porque encumbra la juventud¡±, explica Carles Feixa, catedr¨¢tico de Antropolog¨ªa de la Universidad Pompeu Fabra. ¡°Por otro lado, la sociedad es juven¨®foba. Critica, generaci¨®n tras generaci¨®n, los cambios que traen los j¨®venes, sus pensamientos, est¨¦ticas y estilos de vida¡±. Durante la pandemia vemos c¨®mo con frecuencia se ha tachado a la chavaler¨ªa, sin matices, de irresponsable ante una enfermedad que, adem¨¢s, tiene un importante sesgo generacional: afecta mucho m¨¢s a los mayores que a los j¨®venes. La sociedad tampoco es ejemplar en el trato a las personas mayores, a menudo apartadas e invisibilizadas.
El sentimiento de desconfianza es mutuo: los j¨®venes de entre 15 y 29 a?os en Espa?a suspenden a la democracia con un 4,6 sobre 10, seg¨²n un bar¨®metro del Centro Reina Sof¨ªa sobre Adolescencia y Juventud de 2019. Un 66% de ellos reconoce que desconf¨ªa de los partidos pol¨ªticos, de acuerdo con el mismo estudio. Tienen la impresi¨®n de que las generaciones precedentes han roto el contrato social mediante el cual a trav¨¦s del esfuerzo y la aceptaci¨®n de las normas se pod¨ªa conseguir una vida decente. Y de que les dejan el planeta hecho unos zorros. A los miembros de la generaci¨®n del baby boom, ya talluditos y ocupantes durante los ¨²ltimos a?os de los puestos de poder, los j¨®venes les espetan, despectivamente, la expresi¨®n ¡°OK, boomer¡±. El c¨¦lebre youtuber El Rubius, que tiene ingresos millonarios y es ejemplo para millones de j¨®venes, ha causado un esc¨¢ndalo al decidir tributar en Andorra. Muchos han visto en ello (a pesar de que hay casos similares en todas las edades) un ejemplo de la desconexi¨®n de cierta juventud individualista con la causa com¨²n.
¡°Ya tenemos indicios bastante significativos y fiables de que la brecha generacional est¨¢ aumentando considerablemente¡±, asegura la soci¨®loga Almudena Moreno, de la Universidad de Valladolid. ¡°Las distancias en perspectivas vitales, en formas de relacionarse, son cada vez mayores: eso produce incomunicaci¨®n y reacciones antag¨®nicas¡±. El hecho de que la pareja se forme cada vez m¨¢s tarde y los hijos lleguen a mayor edad hace que esa distancia crezca. De la brecha generacional se lleva hablando desde los a?os sesenta, cuando los baby boomers y sus expresiones sub- y contraculturales (mayo del 68, tribus urbanas) comenzaron a rebelarse contra el pl¨¢cido mundo de sus mayores. Desde entonces las generaciones se han ido sucediendo, a veces de forma algo confusa: generaci¨®n X, xennials, mileniales, generaci¨®n Z¡, y las ¨¦pocas de grandes cambios aumentan las diferencias entre ellas.
Las crisis econ¨®micas son especialmente perjudiciales para la juventud, que ve su futuro truncado antes de poder asentarse. Y la sucesi¨®n de varias crisis en cortos espacios de tiempo puede conducir al des¨¢nimo, el nihilismo y la apat¨ªa. En la Gran Recesi¨®n de 2008 naci¨® el t¨¦rmino despectivo nini para definir a aquellos que ni estudiaban ni trabajaban, se habl¨® de ¡°generaci¨®n perdida¡± y una parte del talento joven tuvo que emigrar.
La constante aparici¨®n de tecnolog¨ªas contribuye a la desconexi¨®n: los j¨®venes generan nuevas culturas y formas de comunicarse; los mayores van a rebufo, varados en sus propios espacios, tratando de no perder comba. Es dif¨ªcil seguir el ritmo del mundo y sus innovaciones. Las cosas van tan r¨¢pido que no ser¨ªa raro que la incomprensi¨®n entre unos y otros se diera cada vez a edades m¨¢s tempranas.
¡°La brecha intergeneracional es natural ¡ªaunque el t¨¦rmino ¡®brecha¡¯ tiene connotaciones beligerantes y genera una profec¨ªa autocumplida de conflicto, no hay que caer en el alarmismo¡ª. Cada generaci¨®n tiene que diferenciarse de las otras¡±, dice el soci¨®logo Mariano S¨¢nchez, decano de la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa de la Universidad de Granada y director de la c¨¢tedra Macrosad de Estudios Intergeneracionales. El contacto intergeneracional en Espa?a, se?ala, tiene mucho m¨¢s peso dentro de la familia que fuera. No obstante, existen cada vez m¨¢s iniciativas que promueven este tipo de relaciones, necesarias ya que vivimos en una sociedad que segrega por edad desde el sistema educativo.
¡°Los chavales de hoy en d¨ªa¡¡±
El mundo no es lo que era y las nuevas generaciones lo hacen todo peor. En ingl¨¦s a esta ilusi¨®n se le llama kids these days effect (¡°el efecto los chavales de hoy en d¨ªa¡¡±). Las personas m¨¢s autoritarias tienden a pensar que los j¨®venes son menos respetuosos, mientras que las personas m¨¢s inteligentes y lectoras tienden a pensar lo contrario, seg¨²n una investigaci¨®n de la Universidad de California. ?La raz¨®n? Un problema de memoria: comparamos nuestro yo actual con el de los j¨®venes sin recordar c¨®mo ¨¦ramos nosotros a su edad. Esto genera distorsiones: ni los j¨®venes son como se cree que son ni los mayores eran como piensan que eran.
¡°Cuando una sociedad critica a sus j¨®venes, en el fondo est¨¢ hablando de sus propios miedos¡±, explica Jorge Benedicto, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la UNED y expresidente del Comit¨¦ de Investigaci¨®n en Estudios de Juventud. Por ejemplo, asegura Benedicto, cuando se dice que los j¨®venes no participan en la vida pol¨ªtica, una sociedad democr¨¢tica revela el miedo a la debilidad de sus instituciones.
El panorama no pinta bien para los j¨®venes: malas perspectivas laborales, bajas posibilidades de emancipaci¨®n, ingresos menores que los de sus mayores y mucho mayor riesgo de caer en la pobreza, etc¨¦tera. Es el reflejo de un fracaso de la sociedad en su conjunto: preocupada por no entender ni controlar el mundo en que vivimos, busca un otro al que culpar, ya sean los j¨®venes, los migrantes u otros colectivos.
¡°Si no nos ocupamos de las nuevas generaciones, su descontento puede ser el sost¨¦n del populismo que venga¡±, advierte Benedicto. Es necesario un nuevo pacto entre generaciones, y pol¨ªticas que acaben con la precariedad y permitan a los j¨®venes acceder a un trabajo y una vivienda dignos. Un manifiesto de la Red de Estudios sobre Juventud y Sociedad publicado en noviembre denunci¨® la que consideran una injusta culpabilizaci¨®n de la juventud en la pandemia y reivindic¨® el esfuerzo que muchos de ellos han hecho para tratar de paliarla. As¨ª concluye: ¡°La pandemia supone un gran reto para nuestras sociedades, pero tambi¨¦n es una oportunidad para plantear un nuevo contrato intergeneracional, que pueda servir no solo para superar la crisis, sino tambi¨¦n para afrontar el futuro con mayor cooperaci¨®n entre las generaciones¡±.
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