Mirar con un ojo cerrado
El d¨¦ficit no impidi¨® a Roosevelt el ¡®new deal¡¯ o a Kennedy mandar el hombre a la Luna
Sufrir diariamente un centenar de muertos, o 200 o 500, como efecto m¨¢s nocivo de la pandemia del coronavirus, esto s¨ª que es una crisis. Que casi cinco millones de espa?oles no puedan trabajar aunque quieran, eso es una crisis. Que el total de ciudadanos en situaci¨®n de pobreza severa (los que viven con menos de 16 euros al d¨ªa) superen al final de este a?o los cinco millones, o que los pobres relativos (con 24 euros al d¨ªa) lleguen al 23% del total de la poblaci¨®n, es una crisis. Que el salario m¨ªnimo anual sea de 13.300 euros mientras los principales ejecutivos del Ibex 35 cobran 138 veces lo que sus empleados peor pagados (179.400 euros), es motivo de una crisis. Etc¨¦tera.
Que el d¨¦ficit del Estado del a?o pasado casi llegue al 11%, y la deuda p¨²blica ascienda hoy al 120% del Producto Interior Bruto, no es una crisis sino que son desequilibrios macroecon¨®micos a los que alg¨²n d¨ªa (no ahora) habr¨¢ que dar soluci¨®n. Como ambos porcentajes sirven para financiar el gasto p¨²blico, el catedr¨¢tico de Historia Francisco Com¨ªn los pon¨ªa en contexto en este mismo peri¨®dico: el porcentaje de gasto p¨²blico sobre el PIB se dispar¨® durante el a?o pasado del 42% a aproximadamente el 51%; s¨®lo en periodos de guerras o turbulencias econ¨®micas, pol¨ªticas o sociales se han alcanzado tasas del gasto p¨²blico superiores en relaci¨®n al PIB. Ni durante la democracia ni con el franquismo se registraron ritmos de incremento superiores. Habr¨ªa que retroceder a la Guerra Civil para hallar alzas mayores. Voluntaria u obligadamente se est¨¢ desarrollando ante nuestros ojos, sin teorizaci¨®n previa alguna, un cambio de paradigma en la pol¨ªtica econ¨®mica.
Estos d¨ªas se ha publicado en Espa?a un libro bien interesante por pol¨¦mico: El mito del d¨¦ficit, de la profesora norteamericana Stephanie Kelton (Taurus). Por la formaci¨®n neocl¨¢sica de la mayor parte de los economistas en activo es dif¨ªcil que ellos compartan las tesis de Kelton. Incluso bastantes de aquellos que rompieron con esa ortodoxia y se adentraron en alguna de las escuelas del keynesianismo no logran compartir las tesis de la Teor¨ªa Monetaria Moderna (TMM) que desarrolla esta profesora que ha sido economista jefe del Comit¨¦ de Presupuestos del Senado de EE UU, y sus colegas de la Universidad de Misuri-Kansas City como Randall Wray, William Black o Michael Hudson.
El libro combate al menos media docena de mitos que, seg¨²n la autora, recaen sobre la maldad ontol¨®gica de los d¨¦ficits p¨²blicos; por ejemplo, la idea (tantas veces repetida entre nosotros) de que el Gobierno debe dise?ar los Presupuestos como lo har¨ªa una familia o un hogar, lo que no tiene en cuenta que el Gobierno tiene el poder de emitir moneda (los pa¨ªses que tienen soberan¨ªa monetaria: EEUU, Canad¨¢, Australia, Jap¨®n, Canad¨¢¡). O que los d¨¦ficits representan una carga para las siguientes generaciones, abrumadas por una deuda disfrutada por sus predecesores; o que son perjudiciales porque expulsan a la inversi¨®n privada, ya que no la financian; o que el aumento de los derechos socioecon¨®micos siempre conlleva dificultades que acaban llevando al d¨¦ficit el debate. Mariana Mazzucato, otra economista muy relevante, ha escrito que despu¨¦s de leer el libro de Kelton ¡°nunca volver¨¢n a pensar en el presupuesto p¨²blico como quien maneja una econom¨ªa dom¨¦stica¡±.
La TMM es una teor¨ªa econ¨®mica que defiende que un Estado soberanamente monetario tiene una capacidad ilimitada para pagar los bienes que desee comprar o cumplir con los pagos prometidos. La insolvencia y la bancarrota de ese Estado no son posibles ya que siempre puede pagar. Los l¨ªmites del d¨¦ficit no est¨¢n en la capacidad del Estado para gastar dinero, sino en resistir las presiones inflacionistas. Los d¨¦ficits no impidieron que Franklin Delano Roosevelt pusiera en pr¨¢ctica el new deal, ni tampoco disuadieron a John F. Kennedy de impulsar un programa para enviar al hombre a la Luna, ni jam¨¢s privaron a algunos pol¨ªticos de cualquier parte de apoyar conflictos, olvid¨¢ndose de la tabarra del equilibrio presupuestario.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.