El f¨²tbol y la muerte
?De verdad no puede detenerse el negocio futbol¨ªstico? ?Cierran escuelas y empresas pero sigue rodando la pelotita?
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Esta semana se habl¨® bastante de la haza?a de River Plate. El equipo de Buenos Aires ten¨ªa 20 enfermos de covid, entre ellos los cuatro porteros, y fue obligado a jugar contra un equipo colombiano, Independiente de Santa Fe, con una alineaci¨®n de circunstancias, un centrocampista medio cojo bajo los palos y un banquillo de suplentes vac¨ªo. Aun as¨ª, gan¨®. Pura ¨¦pica.
La aut¨¦ntica haza?a, sin embargo, fue la de Conmebol. La Confederaci¨®n Sudamericana de F¨²tbol impuso la celebraci¨®n del partido sin medidas paliativas y logr¨® una espectacular audiencia televisiva: nadie quiso perderse ese espect¨¢culo ag¨®nico. Medios de todo el mundo se hicieron eco del acontecimiento. A falta de vacunas, bueno es el contempor¨¢neo opio del pueblo. Olv¨ªdense de la pandemia. Miren la pelotita.
Ni el coronavirus ni las convulsiones sociales importan. Una semana atr¨¢s, el encuentro entre Am¨¦rica de Cali y Atl¨¦tico Mineiro brasile?o, en Medell¨ªn, tuvo que interrumpirse cinco veces porque los gases lacrim¨®genos que la polic¨ªa disparaba fuera del estadio ca¨ªan en pleno c¨¦sped y los futbolistas se ahogaban. Pero se jug¨®. El negocio no puede parar.
Colombia y Argentina deb¨ªan compartir la sede de la pr¨®xima Copa Am¨¦rica de selecciones. Colombia pidi¨® un aplazamiento porque su situaci¨®n interna resultaba inmanejable y Conmebol, por supuesto, se neg¨®. La Copa Am¨¦rica, cuyo inicio est¨¢ previsto para dentro de tres semanas, qued¨® exclusivamente en manos de Argentina.
Argentina vuelve a partir de este fin de semana al punto cero de la pandemia. Sufre una crisis sanitaria pavorosa: est¨¢ entre los cinco pa¨ªses del mundo con m¨¢s contagios y m¨¢s muertes por 100.000 habitantes, peor que Brasil y peor que la India. Los hospitales bordean el colapso. No hay vacunas. El presidente, Alberto Fern¨¢ndez, anunci¨® el jueves que, 14 meses despu¨¦s del primer (y largu¨ªsimo) confinamiento estricto, hab¨ªa que volver a lo mismo. Todos encerrados.
El mismo presidente Fern¨¢ndez hab¨ªa dicho dos d¨ªas antes que Argentina estaba perfectamente preparada para acoger la Copa Am¨¦rica en solitario. Y la cosa sigue en pie. Da igual que las supuestas ¡°burbujas¡± que protegen a los futbolistas muestren agujeros de un tama?o patag¨®nico y que los contagios sean incesantes. Lo de River constituye un ejemplo, pero cabe recordar que su rival colombiano del mi¨¦rcoles era favorito porque ten¨ªa solamente cinco enfermos de covid. Da igual tambi¨¦n que, a¨²n sin p¨²blico en los estadios, el ¡°circo¡± que rodea la Copa Am¨¦rica incluya miles de personas, desde transportistas y t¨¦cnicos televisivos hasta m¨¦dicos y personal de seguridad, que se mover¨¢n y distribuir¨¢n virus.
Omitamos el historial de corruptelas que caracteriza a Conmebol. Aceptemos incluso la improbable posibilidad de que la sensatez se imponga en el ¨²ltimo minuto y la Copa Am¨¦rica se suspenda. ?De verdad no puede detenerse ahora mismo el negocio futbol¨ªstico? ?Pueden cerrar las escuelas y las empresas pero ha de seguir rodando la pelotita? En el triste oto?o argentino, con la enfermedad rampante y la perspectiva de una cat¨¢strofe econ¨®mica a punto de estallar, el presidente cierra el pa¨ªs y al tiempo abre la puerta al jolgorio futbolero.
Quiz¨¢ sea mejor poner la vista en un bal¨®n que en la perspectiva de la ruina, la muerte o el confinamiento infinito. Pero este disparate del f¨²tbol habr¨ªa que repensarlo un d¨ªa de estos.
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