Castillo de naipes
La realidad empieza a evidenciar al presidente del Per¨² como lo que es: un representante de la izquierda m¨¢s folcl¨®rica, conservadora e ideologizada
El bicentenario estrena presidente luego de una larga y dolorosa campa?a en la que tuvimos que elegir entre 18 candidatos, cifra generosa en contraposici¨®n a la mezquina oferta de atributos personales y partidarios. La clase pol¨ªtica en el Per¨², como la del mundo entero ¡ªsospecho¡ª, se hunde en una suerte de pozo mediocre donde los electores debemos tomar partido m¨¢s por temor y rechazo a los otros que por afinidad con uno.
As¨ª, la segunda vuelta nos puso entre las dos peores opciones: un partido marxista-leninista presidido por un presunto delincuente y el partido que fren¨® toda posibilidad de reforma durante los ¨²ltimos a?os, dirigido por otra presunta delincuente.
La coyuntura electoral se resum¨ªa en una estad¨ªstica: el Per¨² es el pa¨ªs que suma m¨¢s muertes por covid por n¨²mero de habitantes: casi 200.000 personas perdieron la vida en lo que va de la pandemia, el doble de v¨ªctimas que dej¨® el terrorismo y la guerra con Chile juntos.
Para quienes apostaron por ¨¦l, el triunfo de Pedro Castillo supon¨ªa un hito hist¨®rico y simb¨®lico, al ser el primer campesino y maestro rural en llegar a la presidencia del Per¨². Para otros era solo el precio a pagar para terminar con el largo juego del fujimorismo.
Pero la realidad empieza a evidenciarlo como lo que es, m¨¢s all¨¢ de expectativas y temores: el representante de la izquierda m¨¢s folcl¨®rica, conservadora e ideologizada, una que es transparente y frontal en su plan totalitario y sus nexos con el socialismo latinoamericano.
Muchos lo sospechamos desde antes, pero es la democracia la que nos puso ac¨¢. Y eso es algo que la ¨¦lite de derecha, tan ¡°dem¨®crata¡± hoy, debe aceptar.
En su primer discurso como presidente, Castillo insisti¨® en la creaci¨®n de una Asamblea Constituyente para cambiar la Constituci¨®n en medio de una crisis sanitaria y econ¨®mica sin precedentes (solo un 11% de los peruanos considera relevante una nueva Constituci¨®n).
Veinticuatro horas m¨¢s tarde, liquid¨® su capital pol¨ªtico al presentar un gabinete liderado por un militante de su partido abiertamente mis¨®gino, homof¨®bico y prosenderista, lo cual es inaceptable en un pa¨ªs profundamente marcado por el terrorismo. As¨ª, la alianza que lo llev¨® al poder se quebr¨® apenas asumi¨®. Ya el centro se reorganiza en su contra y cierta izquierda moderna empieza a marcar distancia.
El pa¨ªs con m¨¢s presidentes presos e investigados en Am¨¦rica Latina celebra as¨ª su bicentenario sin siquiera saber lo que le espera en los pr¨®ximos 20 d¨ªas. Castillo debi¨® tender alianzas y buscar consenso con el Congreso y los distintos actores pol¨ªticos, para resolver los principales problemas de un pa¨ªs en el que el n¨²mero de pobres se ha incrementado en 1,8 millones en el ¨²ltimo a?o y medio.
El reto es inmenso, porque tiene una deuda inaplazable con los m¨¢s d¨¦biles y olvidados, aquellos que lo eligieron. Hasta ahora hace todo lo contrario.
Todo indica que debajo del sombrero habr¨ªa un incompetente sin mayor sind¨¦resis. Y eso es en el mejor de los casos.
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