Una visi¨®n agradable y blanda del genocidio de los sioux
Se proyecta "Bailando con lobos", de Costner
El actor estadounidense Kevin Costner protagoniza, adem¨¢s de coproducir y dirigir, una de las pel¨ªculas favoritas para la pr¨®xima edici¨®n de los Oscar: un western de ambici¨®n ¨¦pica y elegiaca, titulado Bailando con lobos, al que se considera uno de los platos fuertes de la Berlinale. En casi tres horas, Costner alcanza gran belleza en algunas im¨¢genes y una m¨¢s que estimable intensidad sentimental. Pero una vez m¨¢s, y como siempre que Hollywood ha intentado reconstruir el destino de los sioux, la atroz negrura de este destino es escamoteada.
El cine norteamericano sigue sin atreverse a llegar al fondo de uno de los m¨¢s abominables genocidios de la historia del crimen pol¨ªtico. Las indudables virtudes visuales de Bailando con lobos no llegan a compensar esta carencia. En el cine de Estados Unidos, los nombres de Washita y Wounded Knee, entre docenas, siguen siendo un tab¨², y Costner no tiene la osad¨ªa de romperlo. Su obra, siendo interesante, da menos de lo que ofrece. La acusaci¨®n de blandura, formulada por algunos cr¨ªticos estadounidenses, es justa.En Bailando con lobos Costner hace un trabajo, en producci¨®n, interpretaci¨®n y direcci¨®n, de m¨¦rito. Se inspira, y extrae de ella algunas de sus mejores esencias, en la tradici¨®n del western ¨¦pico, sobre todo en la extraordinaria Cheyenne Autumn, de John Ford, aunque ciertamente se queda muy por debajo. Tambi¨¦n hay elementos deducidos de otros formidables westerns, como Flecha rota, de Delmer Daves, y Jerem¨ªah Johnson, de .Sidney Pollack. Finalmente, y en lo relativo a la calculada morosidad de la acci¨®n, podemos encontrar tambi¨¦n huellas del esplendor de Ra¨ªces profundas, la obra maestra de George Stevens, pero muy lejos tambi¨¦n de la elegancia del estilo de ¨¦ste.
Cuenta el filme la historia de la progresiva conversi¨®n de un teniente del ej¨¦rcito de Estados Unidos, tras la guerra de Secesi¨®n, a la visi¨®n del mundo de una tribu de sloux con la que,
desde un solitario fort¨ªn fronterizo en el que tiene como ¨²nica compa?¨ªa un lobo, entra en contacto, dialoga, convive y finalmente adopta como patria, capturado por la hondura de una cultura que comprende mucho mejor que la suya los misterios de la naturaleza.
Ecologismo
Estamos por ello ante un western generoso y de orientaci¨®n ecol¨®gica. No es el primero de este tipo, pero s¨ª el que m¨¢s parece querer entrar en el espinoso asunto de la cada d¨ªa m¨¢s evidente superioridad intelectual y moral de los pueblos americanos abor¨ªgenes sobre sus sojuzgadores de piel blanca. ?stos cometieron el error, de consecuencias mort¨ªferas, de identificar civilizaci¨®n y avance tecnol¨®gico con cultura, cuando ambos t¨¦rminos est¨¢n lejos de significar siempre la misma cosa.?sta es a grandes rasgos la zona profunda de Bailando con lobos. A ella hay que a?adir algunas buenas secuencias de cadencia solemne y grandes vuelos l¨ªricos, como la de los bisontes. Tambi¨¦n puede a?adirse a este cap¨ªtulo de virtudes el tratamiento humor¨ªstico de la Iniciaci¨®n del soldado en los vericuetos de la visi¨®n del mundo propia del indio y tan ajena a ¨¦l. Finalmente, la serie de escenas en las que Kevin Costner va ganando poco a poco la confianza del lobo solitario que merodea , conforma con las otras un conjunto de estampas muy bonitas, pero bastante m¨¢s epid¨¦rmicas de lo que a primera vista parece. Poseen efecto deslumbrador y esto es peligroso, pues puede ser fuente de enga?o. En este caso, lo es.
Se trata de enga?o por omisi¨®n, cosa frecuente en el cine: empleo hip¨®crita de las elipsis. La sinceridad del filme no llega al fondo de lo que cuenta, sino que se limita a insinuarlo con un final al mismo tiempo feliz y doloroso, cuya ambivalencia equivale aqu¨ª a escamoteo. La cultura del pueblo sioux, aqu¨ª cantada, fue literalmente exterminada, arrancada a cuajo de la piel de las praderas. Y esta terrible operaci¨®n genocida, que culmin¨® en la matanza de Wounded Knee a finales del siglo pasado y que incluy¨® a mujeres, ancianos y ni?os, muchos de ellos con un tiro en la nuca, se queda en Bailando con lobos en una dulce elipsis. Imperdonable carencia en una obra que ambiciona penetrar en el destino de un pueblo, pero neg¨¢ndose a visualizar ese destino. Es posible que las retinas del p¨²blico de la Am¨¦rica posreaganiana no est¨¦n capacitadas, despu¨¦s de] ba?o de patrioter¨ªa, para soportar ese ba?o de sangre. Se ha escrito mucho sobre el genocidio de los sioux, pero ¨¦ste jam¨¢s se ha visto. El cine de Hollywood ha penetrado sin miedo en las tinieblas de Treblinka, y en ellas ha arrojado luz. Pero hay que insistir en ello: las sombras de Washita y Wounded Knee, como las matanzas apaches y el terrible asunto de la muerte del gran Mangus Colorado, entre infinidad de casos, siguen en la sombra.
S¨®lo un buen actor
Como m¨ªnimo, hay que decir que el honesto, pero todav¨ªa de cortos alcances como cineasta, Kevin Costner, ha perdido una ocasi¨®n inmejorable para ganar unas cuantas estatuillas del t¨ªo Oscar y al mismo tiempo ganarse un lugar propio en la historia del cine. Ganar¨¢ dentro de unas semanas varios oscars, pero seguir¨¢ siendo lo que hasta ahora ha sido: un buen actor y nada m¨¢s.Cuando se afronta una historia como la que ha elegido, los resultados, las evidencias, han de estar a la altura de las ambiciones. Lo contrario es cobard¨ªa, como cobard¨ªa es que Costner no haya volado a Berl¨ªn para defender su trabajo, excus¨¢ndose con una carta tan hip¨®crita como su a veces bella pel¨ªcula.
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