?Qu¨¦ menos!
El poder de Facebook o Google es objeto de cientos de estudios acad¨¦micos, pero de muy pocos informes en los parlamentos
Si alg¨²n d¨ªa los poderes pol¨ªticos de Estados Unidos y de la Uni¨®n Europea deciden poner un l¨ªmite a la acumulaci¨®n de informaci¨®n y de poder que llevan a cabo compa?¨ªas como Facebook (a cuyo grupo empresarial pertenecen tambi¨¦n Instagram y WhatsApp), no ser¨¢ gracias a la iniciativa de sus diputados o senadores, ins¨®litamente paralizados ante semejante acopio de influencia y dominio. Ser¨¢ gracias a la decisi¨®n y coraje de personas como ...
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Si alg¨²n d¨ªa los poderes pol¨ªticos de Estados Unidos y de la Uni¨®n Europea deciden poner un l¨ªmite a la acumulaci¨®n de informaci¨®n y de poder que llevan a cabo compa?¨ªas como Facebook (a cuyo grupo empresarial pertenecen tambi¨¦n Instagram y WhatsApp), no ser¨¢ gracias a la iniciativa de sus diputados o senadores, ins¨®litamente paralizados ante semejante acopio de influencia y dominio. Ser¨¢ gracias a la decisi¨®n y coraje de personas como Frances Haugen, una mujer de 37 a?os, ingeniera empleada en la empresa, que se apropi¨® de documentaci¨®n relevante de la compa?¨ªa y se la cedi¨® a un peri¨®dico para garantizar su publicaci¨®n. Ese material es el que obliga ahora al Senado de Estados Unidos a abrir una de las pocas investigaciones (todav¨ªa muy parcial) que ha puesto nerviosos a los dirigentes del monstruo tecnol¨®gico que se ha desarrollado en torno a Mark Zuckerberg.
Pocas horas despu¨¦s de que Haugen hiciera p¨²blica su identidad como la persona que denunci¨® pr¨¢cticas t¨®xicas de Facebook, alegando que busca beneficios por encima de la seguridad de sus usuarios, y que The Wall Street Journal publicara la documentaci¨®n que sosten¨ªa esa acusaci¨®n, la compa?¨ªa sufri¨® una ca¨ªda no suficientemente explicada: ¡°Un cambio de configuraci¨®n que tuvo efecto cascada¡±, seg¨²n los portavoces de la empresa. El ¡°apag¨®n¡±, que dur¨® m¨¢s de seis horas y se produjo justo cuando comenzaba el mayor escrutinio al que ha estado nunca sometido Facebook, demostr¨® indirectamente su enorme poder¨ªo y el da?o y las p¨¦rdidas econ¨®micas que puede provocar en decenas de miles de empresas en todo el mundo. Sus cifras son tan enormes que resultan dif¨ªciles de manejar: tiene registrados 2.700 millones de usuarios, y no solo en el mundo m¨¢s desarrollado o tecnificado. Arrasa, por ejemplo, en Am¨¦rica Latina, con cerca de 180 millones de personas apuntadas en Brasil.
Haugen dijo lo que casi ning¨²n pol¨ªtico se atreve a decir: que Facebook realiza pr¨¢cticas ¡°que se pueden percibir como una traici¨®n a la democracia¡±. Por ejemplo, asegur¨® que la compa?¨ªa desactiv¨® inmediatamente despu¨¦s de las elecciones norteamericanas todos los controles de desinformaci¨®n, lo que permiti¨® que se desatara r¨¢pidamente una violenta campa?a de mentiras a favor de Trump, que finaliz¨® el 6 de enero con el violento asalto al Capitolio. La compa?¨ªa, siempre seg¨²n documentos facilitados por Haugen, da un tratamiento especial a celebridades, pol¨ªticos y usuarios que considera de alto perfil y no se someten a controles.
Facebook se basa esencialmente en una cosa: acumular experiencias humanas que transforma en datos que predicen comportamientos. Pero como se?al¨® en la BBC la soci¨®loga Shoshana Zuboff (Estados Unidos, 1951), autora del concepto ¡°capitalismo de vigilancia¡±, Facebook es sobre todo ¡°un escandaloso, osado y reprensible ejemplo del nuevo orden econ¨®mico global¡± y debe ser contemplado, como otras compa?¨ªas similares ?(Google, Amazon), como antit¨¦ticas con la democracia.
Otra soci¨®loga experta en comunicaci¨®n, profesora en el London College of Communication, Zoetanya Sujon, insiste en la misma idea: ¡°Lo que vemos es que las vidas humanas se han convertido en un recurso natural para la extracci¨®n de datos¡±. Y advierte a los usuarios que sean muy esc¨¦pticos ante los anuncios de Facebook de que va a dar un ¡°giro a favor de la privacidad¡±. ¡°Despu¨¦s de a?os de invasiones de privacidad y de muchos usos indebidos y abusos de los datos personales, no es f¨¢cil reconstruir la confianza¡±, escribe Sujon. ¡°As¨ª como en la ¨¦poca colonial los imperios conquistaban pueblos enteros, apropi¨¢ndose del territorio y de los recursos naturales, el colonialismo de datos se apropia de informaci¨®n extra¨ªda de comportamientos humanos¡±, puntualiza.
El extraordinario poder alcanzado por Facebook, Google o Amazon es objeto de cientos de estudios acad¨¦micos, econ¨®micos, sociol¨®gicos, psicol¨®gicos o pol¨ªticos en todo el mundo, pero de muy pocos informes en los parlamentos de esos mismos pa¨ªses. La disculpa suele ser que un solo pa¨ªs no puede enfrentarse a semejantes monstruos tecnol¨®gicos. Al margen de que esa aceptaci¨®n puede provocar la desa?fecci¨®n a la democracia, lo que es evidente es que los parlamentos y los gobiernos s¨ª pueden hacer campa?as para explicar a sus ciudadanos qu¨¦ est¨¢ sucediendo y c¨®mo pueden intentar protegerse. Qu¨¦ menos, cuando hay ciudadanos, como la se?ora Haugen, que se juegan su trabajo y su futuro profesional por cumplir con esa tarea.
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