El socialismo y la democracia
En el Congreso del PSOE est¨¢n presentes las distintas almas del socialismo espa?ol
La izquierda pierde su sentido si no se reconsidera en cada momento. Su sentido principal es cambiar el statu quo, pero ello conlleva muchas m¨¢s exigencias y cr¨ªticas que conservarlo; tal vez por ello la izquierda sea tan inconformista consigo misma y, en ocasiones, es acusada de ¡°traici¨®n a los principios¡±. Esta reflexi¨®n corresponde al soci¨®logo Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall, uno de los principales te¨®ricos del socialismo espa?ol, en su ¨²ltimo libro (La democracia y la izquierda, Galaxia Gutenberg), que ha sido publicado pocos meses antes de los trabajos te¨®ricos para el 40? Congreso del PSOE, que se celebra este fin de semana.
Este c¨®nclave se desarrolla en un contexto muy diferente a los anteriores. En primer lugar, en medio de un renacimiento de la socialdemocracia, que ha ganado las elecciones en Alemania y est¨¢ gobernando en el norte de Europa y en Espa?a y Portugal. Segundo, con un partido org¨¢nicamente pacificado despu¨¦s de las tensiones pasadas. Por ¨²ltimo, con un Ejecutivo y un grupo parlamentario que han tenido que ponerse las ¡°anteojeras bipartidistas¡± (Maurice Duverger) para administrar el pa¨ªs en el seno de un Gobierno de coalici¨®n.
La ponencia marco ¡ªun documento de 304 p¨¢ginas a un espacio, publicado en la p¨¢gina web del PSOE¡ª traza un parteaguas: hasta 2017 el socialismo espa?ol defin¨ªa la justicia social como una lucha por la igualdad de oportunidades a trav¨¦s de los mecanismos redistributivos del Estado de bienestar. El nuevo proyecto parte de la afirmaci¨®n de que las sociedades desarrolladas son cada d¨ªa m¨¢s desiguales porque antes del proceso de redistribuci¨®n, en la propia realidad de la producci¨®n, el capital se est¨¢ llevando la mayor parte de las rentas y aumenta la polarizaci¨®n entre una minor¨ªa a la que las cosas le van bien, y una mayor¨ªa que se ha estancado o retrocedido. As¨ª, la lucha contra la desigualdad, sin abandonar la consolidaci¨®n del Estado de bienestar, se ha convertido en un elemento central de la pol¨ªtica.
Es muy sugerente comparar transversalmente esta ponencia ¡ªa la que en el congreso se le a?adir¨¢n innumerables enmiendas¡ª con algunos de los dilemas que sugiere Maravall en su libro. Por ejemplo, para muchos el socialismo es el heredero leg¨ªtimo de un liberalismo que se toma en serio sus principios; para otros muchos, el socialismo es el antagonista del liberalismo. ?C¨®mo es posible que se puedan defender ambas posiciones en el seno del mismo partido? Las dos almas del socialismo. Hay socialistas que defienden que, en definitiva, el socialismo es la profundizaci¨®n de la democracia. La defensa de los principios heredados del liberalismo se ha ejercido, de forma sistem¨¢tica, a partir del programa de Bad Godesberg del Partido Socialdem¨®crata Alem¨¢n (SPD), en noviembre de 1959, dirigido por Willy Brandt. Otro de los popes del socialismo, el austriaco Bruno Kreisky, dec¨ªa: ¡°El socialismo es democracia, ilimitada en los aspectos pol¨ªtico, econ¨®mico y social¡±.
Hay elementos muy oportunos de la ponencia marco. Por ejemplo, frente a la escasa reflexi¨®n de la socialdemocracia sobre las consecuencias de la internacionalizaci¨®n de la econom¨ªa (que se manifest¨® en su nulo papel de alternativa en los a?os de la Gran Recesi¨®n), hay una propuesta de una nueva versi¨®n de la globalizaci¨®n: debe ser gobernada ante la evidencia de que la existente ha multiplicado los perdedores y no es un proceso beneficioso por definici¨®n. Al mencionar a los sectores que est¨¢n en la c¨²spide de la clasificaci¨®n social no se nombra como en el pasado a los bancos o las multinacionales en general, sino a los fondos de inversi¨®n y las grandes empresas tecnol¨®gicas que han dado lugar al ¡°capitalismo de vigilancia¡±.
Pr¨¢cticamente al tiempo que el Congreso del PSOE, se ha oficiado la Universidad de Oto?o de Unidas Podemos y la convenci¨®n del PP. Si se entra en sus p¨¢ginas web se ver¨¢ en la primera un manifiesto titulado Defender lo logrado, ir a por m¨¢s, y absolutamente nada en la del PP, a pesar de que su reuni¨®n se titulaba Una semana por las ideas.
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