?Qui¨¦n se cree la versi¨®n oficial? Ya no confiamos en nadie
La confianza, ese pegamento que mantiene en pie a la sociedad, se desmorona. Y eso es gasolina para aumentar los miedos y las tensiones
Cada vez que usted paga con un billete se est¨¢ dando un acto de confianza: usted conf¨ªa en que ese papel de colores emitido por la F¨¢brica Nacional de Moneda y Timbre tenga un determinado valor. La persona que le cobra conf¨ªa en lo mismo. Cada vez que usted lee una noticia y la da por buena est¨¢ confiando en un medio de comunicaci¨®n y en un periodista. Cada vez que usted toma un medicamento est¨¢ confiando en la ciencia y en la industria farmac¨¦utica. Cuando dejamos los asuntos p¨²blicos en manos de los pol¨ªticos confiamos en que los gestionar¨¢n, al menos, con honestidad (cosa que no siempre ocurre). Aunque no reparemos en ello a menudo, la confianza es el pegamento invisible que mantiene en pie a la sociedad, a la democracia, a la econom¨ªa¡ y hasta a la comunidad de vecinos. ¡°Es la confianza, m¨¢s que el dinero, la que hace girar el mundo¡±, se?al¨® el economista Joseph Stiglitz. Pero, a veces, la confianza falla. Ahora est¨¢ fallando.
El ¨ªndice de confianza en Espa?a es de 45 sobre 100, un suspenso, seg¨²n el Bar¨®metro de la Confianza 2021 de la consultora global Edelman. La menor confianza es la que se tiene en el Gobierno (34 sobre 100) y en los medios (42). Aprueban, aunque con baja nota, las empresas (52) y las ONG (51). Se desconf¨ªa de l¨ªderes pol¨ªticos, religiosos y empresariales, y mucho de los periodistas (tal vez haya lectores que, en un curioso giro, desconf¨ªen de este mismo texto). Los cient¨ªficos conservan cierta credibilidad, en comparaci¨®n con los anteriores. Aunque la crisis de confianza ya estaba antes, sobre todo desde la Gran Recesi¨®n, la pandemia la ha empeorado. ¡°Estamos asistiendo al hundimiento de la confianza; ese hundimiento es gasolina para miedos y tensiones sociales¡±, seg¨²n la consultora.
Lo vemos a nuestro alrededor: polarizaci¨®n, conspiranoia, pseudociencia, opciones reaccionarias y totalitarias, negacionismos de toda ¨ªndole, desafecci¨®n por los partidos pol¨ªticos, los sindicatos y hasta por la propia democracia. La arquitectura oculta de la sociedad se debilita: ¡°Hemos estado experimentando una disminuci¨®n de la igualdad econ¨®mica, el deterioro del compromiso en la plaza p¨²blica, un tejido social que se deshilacha y un descenso al narcisismo cultural¡±, escribe el soci¨®logo estadounidense Robert Putnam, estudioso del capital social y la confianza de la Universidad de Harvard, autor del libro The Upswing.
La confianza es tan crucial que puede relacionarse directamente con el desarrollo econ¨®mico de un pa¨ªs, como hizo el economista del Banco Mundial Steve Knack: la diferencia de riqueza entre Estados Unidos y Somalia podr¨ªa explicarse por la diferencia en la confianza que se da en cada uno de estos pa¨ªses. La confianza es alta en el norte de Europa, menor en el sur y el este, y baja en Latinoam¨¦rica o ?frica. Tambi¨¦n es alta en China. Se ha hablado de una econom¨ªa de la confianza, y es que la confianza es fundamental para las actividades econ¨®micas, para invertir, para obtener cr¨¦ditos, para comprar y vender. En algunos comercios de barrio todav¨ªa existen aquellos viejos carteles que dicen ¡°hoy no se f¨ªa, ma?ana s¨ª¡±. Sin confianza no hay negocios.
?Cu¨¢les son las causas de esta creciente desconfianza? Son variadas. Por ejemplo, la corrupci¨®n pol¨ªtica y la creciente desigualdad implican que la ciudadan¨ªa no se f¨ªe de una pol¨ªtica trufada de enga?o o de un sistema econ¨®mico que no parece ofrecer opciones vitales dignas para todos. La revoluci¨®n tecnol¨®gica nos hace sentir en manos de fuerzas enormes que no llegamos a comprender. La precariedad laboral y las migraciones tambi¨¦n nos hacen percibir un entorno demasiado cambiante e inestable. ¡°Pero sobre todo la suscitan la frustraci¨®n de expectativas y el reconocimiento de una vulnerabilidad creciente: pandemias, desempleo, etc¨¦tera¡±, se?ala el fil¨®sofo Carlos Pereda, investigador em¨¦rito del Instituto de Investigaciones Filos¨®ficas de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM) y autor de Sobre la confianza (Herder).
¡°Las frustraciones individuales¡±, contin¨²a Pereda, ¡°son las escuelas m¨¢s eficaces de la producci¨®n de desastres. Las redes sociales, si bien ayudan a desconfiar de falsos prestigios y de monumentos con pies de barro, tambi¨¦n multiplican la incredulidad sin argumentos, no pocas veces la incredulidad m¨¢s boba¡±. El virus de la desconfianza se hace evidente a la vez que se propaga en plataformas como Twitter. Muchas personas encuentran dif¨ªcil obtener informaci¨®n fiable en internet, al tiempo que crece la creencia de que las instituciones son proclives a difundir falsedades. Se desconf¨ªa de la ¡°versi¨®n oficial¡± de los hechos.
Adem¨¢s de esta desconfianza institucional, podr¨ªamos hablar de otra: la desconfianza social. ?Se f¨ªa usted de alguien que le pide un favor por la calle? ?Conf¨ªa en su compa?era de trabajo, en su vecino? Ambos tipos de confianza est¨¢n vinculados, y la mayor¨ªa de los estudios se?alan que es la desconfianza institucional la que precede a la que se da entre las personas. ¡°Una de las bases de la confianza social es que si cuentas con buenas instituciones, que sancionan los comportamientos oportunistas, ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil confiar en los dem¨¢s. Si por el contrario las instituciones son corruptas o ineficientes (ambas cosas van de la mano), es menos probable que conf¨ªes en los dem¨¢s¡±, se?ala el soci¨®logo Francisco Herreros, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC. A la inversa, como en un c¨ªrculo virtuoso, aquellos pa¨ªses donde m¨¢s se conf¨ªa entre personas muestran una mayor confianza en las instituciones. Una vez m¨¢s, estos pa¨ªses son los escandinavos. Los pa¨ªses m¨¢s desiguales generan mayor desconfianza social, porque la competici¨®n social es m¨¢s dura: est¨¢n m¨¢s cerca del s¨¢lvese quien pueda.
La confianza social que, como se ve, ha de construirse de manera colectiva tiene muchas ventajas: all¨ª donde se da hay mejor calidad de gobierno, mayor crecimiento econ¨®mico, menores ¨ªndices de pobreza y m¨¢s robustos Estados de bienestar. ¡°En l¨ªneas generales, las sociedades ricas en confianza social funcionan mejor porque cuando los ciudadanos conf¨ªan unos en otros, se reducen costes de transacci¨®n, y la cooperaci¨®n es m¨¢s sencilla¡±, explica Herreros.
Y ser desconfiados no significa que seamos m¨¢s avispados o aut¨®nomos, que debamos vanagloriarnos de que no nos den gato por liebre, como pudiera parecer. ¡°La desconfianza en las instituciones no fortalece la autonom¨ªa individual. Por el contrario, es el caldo de cultivo de la desorientaci¨®n social y de la raz¨®n arrogante, esos pr¨®logos irresistibles del autoritarismo¡±, concluye Pereda.
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