Capitalismo fatuo
Un 60% de los espa?oles apuntan que el capitalismo genera m¨¢s perjuicios que beneficios
El bar¨®metro de la confianza de la consultora Edelman, uno de los m¨¢s reconocidos del mundo, mostr¨® hace poco que m¨¢s de la mitad de las personas encuestadas opinaban que el capitalismo actual genera m¨¢s perjuicios que beneficios (un 60% en Espa?a), y m¨¢s del 70% lo consideran un sistema injusto. Una de las piezas fundamentales de ese capitalismo es la empresa. La pandemia ha suspendido un debate que se hab¨ªa abierto justo antes de que ¨¦sta se iniciase sobre la naturaleza y el papel que las corporaciones han de tener en las sociedades del siglo XXI.
Todo comenz¨® en los a?os setenta del siglo pasado. Un art¨ªculo escrito en la revista de The New York Times por el entonces profesor de la Universidad de Chicago Milton Friedman (todav¨ªa no le hab¨ªan concedido el Nobel) defendi¨® que el ¨²nico prop¨®sito de una empresa debe ser la maximizaci¨®n del valor para el accionista, sin ninguna otra consideraci¨®n. La r¨ªgida tesis de Friedman, que se extendi¨® como la p¨®lvora en las escuelas de negocios y en el seno de la cultura empresarial, romp¨ªa con un aspecto central del contrato social de la posguerra: las empresas se legitimaban socialmente al atender tambi¨¦n al bienestar de sus empleados, clientes, proveedores, el entorno ambiental y la sociedad en general.
Dos profesores de Pol¨ªtica Econ¨®mica, Xos¨¦ Carlos Arias y Ant¨®n Costas, hacen un balance cr¨ªtico de esta visi¨®n friedmanita en su ¨²ltimo libro, Laberintos de la prosperidad (Galaxia Gutenberg): es una din¨¢mica que con toda seguridad guarda relaci¨®n con las tendencias de estancamiento a largo plazo del capitalismo contempor¨¢neo; tiene consecuencias sobre la estabilidad de numerosas empresas, con frecuencia puestas en riesgo por el af¨¢n de sus ejecutivos de redoblar sus gratificaciones inmediatas; hay efectos redistributivos nefastos, al haber contribuido decisivamente a la concentraci¨®n de riqueza en el c¨¦lebre 1% de la poblaci¨®n.
Las ideas de Friedman fueron hegem¨®nicas mucho tiempo. En 2019 aparecieron varios intentos de cambiar el capitalismo de los accionistas por otro tipo de capitalismo. La Academia Brit¨¢nica asumi¨® la iniciativa de m¨¢s de 30 acad¨¦micos de ciencias sociales dirigida por el profesor de Oxford Colin Mayer para redefinir las empresas del siglo XXI y construir confianza entre la empresa y la sociedad. Se empez¨® a hablar de la necesidad de un nuevo contrato social entre la empresa, el Estado y la sociedad. En agosto de ese a?o, m¨¢s de 180 primeros ejecutivos de muchas de las m¨¢s poderosas corporaciones estadounidenses, reunidos en la Business Roundtable, afirmaron en un manifiesto que las empresas deben liderar ¡°el beneficio de todas las partes interesadas, clientes, trabajadores, proveedores, comunidades y accionistas¡±.
Este ideario no era compartido por todos los empresarios. El Consejo de Inversores Institucionales (CII), organizaci¨®n compuesta por propietarios o emisores de activos que incluye a m¨¢s de 135 fondos de pensiones p¨²blicas con m¨¢s de cuatro billones de d¨®lares bajo su gesti¨®n, emiti¨® un comunicado en el que dec¨ªa que las juntas y los directivos deben concentrarse en el valor para los accionistas a largo plazo, y que para lograrlo ¡°es fundamental respetar a las partes interesadas, pero tambi¨¦n tener una clara responsabilidad ante los propietarios de la empresa¡±. Rendir cuentas a todos significa no rendir cuentas a nadie.
?Por qu¨¦ apareci¨® ese movimiento? Sus cr¨ªticos entend¨ªan que pod¨ªa ser un giro preventivo por el cual los representantes de las grandes empresas intentaban adelantarse al enorme malestar existente en la sociedad; se tratar¨ªa de restar argumentos a la posibilidad de intervenci¨®n de los poderes p¨²blicos en el establecimiento de nuevas reglas de convivencia. Podr¨ªan ser solo fuegos de artificio, declaraciones en el aire, mera ret¨®rica.
Luego apareci¨® la covid y estas iniciativas pasaron a mejor vida. Se sabe de empresas que han seguido aplicando la biblia friedmanita de que todo lo que no sea el beneficio inmediato no importa en absoluto, orillando crisis tan significativas como la ambiental, la desigualdad econ¨®mica y el colapso institucional que representan a este tiempo. Para ellas, todo cambio del capitalismo es fuego fatuo.
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