Caroline Fourest: ¡°La lucha de razas ha suplantado a la lucha de clases¡±
La periodista y activista francesa, lesbiana, feminista y laicista sin pelos en la lengua, defiende el derecho a la individualidad m¨¢s all¨¢ de los prejuicios
Caroline Fourest es blanca y occidental, pero tambi¨¦n mujer y homosexual. Dos factores que han sido a menudo, a lo largo de la historia, motivo de discriminaci¨®n m¨¢s persistente incluso que la raza. Es por ello, y por muchos otros motivos ¡ªcomo que buena parte de sus amigos y antiguos compa?eros, los miembros de la redacci¨®n de Charlie Hebdo, fueran masacrados por yihadistas por defender la libertad de expresi¨®n¡ª, que a esta ensayista, periodista y cineasta francesa (Aix-en-Provence, 46 a?os) curtida en muchas batallas por la igualdad le resulta ¡°insoportable¡± que una parte de la izquierda est¨¦ ¡°revirtiendo las categor¨ªas de la derecha identitaria para hacer una izquierda identitaria¡±. De ah¨ª surge el ensayo Generaci¨®n ofendida. De la polic¨ªa cultural a la polic¨ªa del pensamiento (publicado a principios del trimestre por Pen¨ªnsula), donde fustiga a esa nueva generaci¨®n de izquierda woke, ¡°moralista e identitaria¡± originada en Norteam¨¦rica ¡°que exige un trato particular en nombre de la identidad¡±, donde la ¡°lucha de razas ha suplantado a la lucha de clases y la interseccionalidad ha reemplazado a la convergencia de luchas¡±. Es una cr¨ªtica feroz, hecha con una visi¨®n de izquierdas, dice desde Par¨ªs, porque ¡°los progresistas no podemos dejar esa cr¨ªtica en manos de los conservadores, de antifeministas o racistas, porque esa es una de las grandes razones de su ¨¦xito actual¡±. ¡°Mientras la izquierda identitaria siga ridiculizando el antirracismo de manera tan liberticida y sectaria, la derecha identitaria ganar¨¢ las mentes, los corazones, las tripas y luego las elecciones¡±, advierte apuntando a la victoria de Trump y al ascenso en Francia del ultra ?ric Zemmour.
Pregunta. ?Qu¨¦ problema tiene con el discurso woke?
Respuesta. El problema es que plantea tan mal todas las preguntas que acaba dividiendo el campo de la igualdad, en vez de hacerlo avanzar. La obsesi¨®n identitaria es nueva en la izquierda, siempre fue el capital comercial de la derecha racista. Desde la izquierda, recordar que se pertenece a una minor¨ªa discriminada no es un planteamiento identitario, es igualitario. Calificar a alguien, su carrera, su combate, sus ideas, sobre la ¨²nica base de su color de piel¡, si ese es el logro del antirracismo, entonces hemos hecho algo mal. El mundo por el que lucho es justamente lo contrario, es interesarnos por las ideas de la gente, por lo que proponen, por lo que valen intelectual y humanamente, olvidando, un poco al menos, el factor identitario, su color de piel, su religi¨®n o su sexualidad. Los h¨¦roes de los derechos civiles o los que lucharon a favor del matrimonio homosexual en Europa no ganaron ese combate excluyendo a los otros de las luchas, sino convenci¨¦ndolos, haci¨¦ndoles comprender que ese mundo iba a ser mejor para todos, no solo para unos pocos.
P. Pero hay algunas cr¨ªticas razonables, voces que antes no se o¨ªan. No toda la correcci¨®n pol¨ªtica es mala, ?no? ?D¨®nde est¨¢n los l¨ªmites?
R. Lo interesante es que esa l¨ªnea est¨¢ en movimiento, por eso hay que profundizar en estos temas y no dejarlos en manos de simplistas. Vivimos en una ¨¦poca de gran polarizaci¨®n donde tienes, de un lado, a una derecha conservadora que clama contra lo pol¨ªticamente correcto en cuanto se le pide no incitar al odio. Pero tampoco quiero ¡ªy ese es el debate en la diferencia entre libertad de expresi¨®n e incitaci¨®n al odio¡ª que se pueda prohibir el debate de ideas, la cr¨ªtica a las religiones, a los valores, diciendo que es racismo. Camus dec¨ªa que ¡°nombrar mal las cosas es a?adir desgracias al mundo¡±. Sobre lo pol¨ªticamente correcto, hay que hacer bien la distinci¨®n entre un humor de dominio y humillaci¨®n que no se echar¨¢ de menos porque es un arma de dominaci¨®n y un humor expiatorio que sirve para liberarnos de nuestros miedos y permitirnos seguir pensando libremente. La frontera es sutil, pero por eso tenemos que hablar de ello, debatirlo. No es lo mismo re¨ªrse de jud¨ªos, musulmanes, homosexuales o mujeres que re¨ªrse de la religi¨®n, del fanatismo religioso, de los racistas, mis¨®ginos y sexistas.
Hay antirrascistas que reducen al otro a una parte de su identidad; no han deconstruido lo que reprochan a los racistasCaroline Fourest
P. Usted defiende el derecho a la indiferencia frente al derecho a la diferencia. ?Qu¨¦ quiere decir?
R. El derecho a la diferencia es el credo de la izquierda identitaria, que viene a decir: porque soy minoritario, tengo derecho a existir en nombre de la diversidad y a obtener un espacio en nombre de la diversidad; me ten¨¦is que respetar porque soy diferente. Es muy simp¨¢tico y sencillo de entender, por eso ha atra¨ªdo a muchos que son nuevos en el combate por la igualdad. Salvo que ?qui¨¦n decide qui¨¦n es el m¨¢s diferente o m¨¢s v¨ªctima y que, por tanto, tiene m¨¢s derecho a un espacio? ?C¨®mo se elige entre una persona discapacitada, un negro, un homosexual? El derecho a la diferencia acaba siempre poniendo a competir a las minor¨ªas y por dividir, en vez de unir. El derecho a la indiferencia es mucho m¨¢s filos¨®fico: tengo el derecho a convertirme en quien quiera, t¨² no me lo puedes impedir por mi apariencia, mi sexo o mi religi¨®n. Es reclamar el derecho a la individualidad m¨¢s all¨¢ de prejuicios, y para m¨ª es eso el objetivo ¨²ltimo del antirracismo. Ese horizonte no pone a nadie a competir con nadie, libera a todo el mundo, nos une en un mismo esfuerzo que consiste en dejar de juzgarnos sobre criterios tan primitivos como lo que percibimos del otro. Dejemos a cada uno el derecho de autoenunciarse, de enunciar su complejidad, y dejemos de reducirlo a lo que percibimos. Ver hoy en d¨ªa a los antirracistas reducir al otro a una peque?a parte de su identidad es insoportable, quiere decir que no han deconstruido lo que reprochan a los racistas.
P. Usted escribe que ¡°de tanto defender la censura, la etnia, la religi¨®n y el particularismo¡±, la izquierda identitaria ¡°le est¨¢ cediendo¡± a la derecha ¡°el bello rol de defender la libertad¡±. ?Son igual de peligrosas?
R. No suponen el mismo peligro, pero las dos participan de una visi¨®n extremadamente simplista de la identidad y del debate intelectual, y eso hay que desbaratarlo mediante la complejidad, los matices, por el razonamiento y el humor. Hay que repensar la educaci¨®n para que sea una forma de ant¨ªdoto a la simplificaci¨®n, quiz¨¢s haya que empezar a estudiar filosof¨ªa y dial¨¦ctica m¨¢s j¨®venes, para estar inmunizados contra el remolino simplificador de la globalizaci¨®n de la formaci¨®n. Es un verdadero desaf¨ªo, las democracias est¨¢n muriendo debido a la polarizaci¨®n y la desinformaci¨®n, y si no nos resistimos a ese simplismo de ideas e identidades, son los tiranos simplificadores los que van a ganar.
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