Michael J. Sandel, el fil¨®sofo que rompe con el discurso del ¡®si quieres, puedes¡¯
Estrella del pensamiento contempor¨¢neo, cuestiona el relato de ganadores y perdedores. Su inter¨¦s por la filosof¨ªa naci¨® en Fuengirola
Espa?a ocupa un sitio especial en la biograf¨ªa de Michael J. Sandel (Mine¨¢polis, 1953), el profesor de Harvard que ha convertido sus cursos universitarios en libros de ¨¦xito. En una casita alquilada en Fuengirola, en el invierno de 1976, ley¨® por primera vez a Immanuel Kant, a Hannah Arendt y a John Rawl, que despertaron su inter¨¦s por la filosof¨ªa. En Espa?a recibi¨® en 2018 el premio m¨¢s importante de su carrera, el Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, y espa?oles son desde hace bien poco su mujer, Kiku Adatto, investigadora en Harvard, y sus dos hijos apenas treinta?eros. ¡°Kiku es de origen sefard¨ª, sus antepasados proceden de Sevilla¡±, cuenta Sandel por videoconferencia, y ella y sus dos hijos acaban de obtener la nacionalidad espa?ola.
Sandel estuvo en diciembre en Madrid para hablar de su ¨²ltimo libro, La tiran¨ªa del m¨¦rito (Debate 2020), que ya va por la quinta edici¨®n, superando en lectores a obras anteriores como Justicia o Lo que el dinero no puede comprar, de la misma editorial. Se trata de un libro sumamente cr¨ªtico con la meritocracia, un sistema visto hasta ahora como muy superior al que deja en manos de afinidades pol¨ªticas, apellidos y enchufes variados el ascenso social. El autor cree que no hay duda de que representa una mejora sobre la corrupci¨®n y los prejuicios. ¡°Lo malo es que ha sentado un principio de ¡®merecimiento¡¯ que ha erosionado la cohesi¨®n social¡±, afirma.
Los triunfadores acaban creyendo que merecen su ¨¦xito, y eso les llena de soberbia, mientras los perdedores asumen que merecen su fracaso, y eso da paso a un sentimiento de humillaci¨®n. La realidad es que son m¨²ltiples los factores que intervienen en el desarrollo de cada vida. Y la suerte es, a menudo, fundamental. El culto a los triunfadores ha contaminado adem¨¢s a los partidos de izquierda, seg¨²n Sandel. En EE UU, destaca, el Partido Dem¨®crata es el partido de la gente con estudios universitarios y muchos trabajadores se han sentido abandonados. Y otro tanto ocurre en muchos pa¨ªses europeos. Por eso insiste en que es urgente devolver la dignidad al trabajo, hasta al m¨¢s humilde.
No es raro que Sandel haya dedicado un libro a la meritocracia. ?l mismo es un refinado producto de la educaci¨®n elitista. Graduado en la Universidad de Brandeis, cerca de Boston; doctorado en Filosof¨ªa Pol¨ªtica en Oxford, donde estudi¨® con una beca Rhodes; profesor de Harvard desde 1980 (actualmente es catedr¨¢tico en la Facultad de Derecho), y galardonado con importantes premios. ¡°Me declaro culpable¡±, dice bromeando. Por eso, hace unos a?os, puso su curso Justicia totalmente gratis en la Red y se encontr¨® con que millones de personas lo siguieron. Su objetivo con ese experimento era ver si las nuevas tecnolog¨ªas pueden convertir la ense?anza en un bien p¨²blico. El proyecto le ha proporcionado una de las mayores satisfacciones de su vida, en la que parece haberle sonre¨ªdo casi siempre la fortuna.
Nacido en una familia jud¨ªa de Mine¨¢polis, el mayor de cuatro hermanos (tres chicos y una chica), su vida dio un vuelco cuando, por el trabajo de su padre en la industria discogr¨¢fica, dej¨® la fr¨ªa ciudad de Minnesota por la soleada Los ?ngeles. Un gran cambio no s¨®lo de clima, sino de cultura, aunque Sandel guarda muy buenos recuerdos de ambos. Desde los ventanales de su escuela, la Palisades ?High School, Michael ve¨ªa el Pac¨ªfico. El tiempo soleado invitaba a pasar horas en la calle y a hacer mucho deporte.
Desde muy joven, la pol¨ªtica le atrajo enormemente. Y a los 21 a?os la suerte le permiti¨® cubrir para el diario de Texas Houston Chronicle, en calidad de periodista en pr¨¢cticas, los ¨²ltimos episodios del esc¨¢ndalo Watergate que acabar¨ªa con la dimisi¨®n del presidente Richard Nixon. Fue una experiencia extraordinaria que estuvo a punto de encaminar sus pasos al periodismo pol¨ªtico, pero el inter¨¦s por la filosof¨ªa acabar¨ªa imponi¨¦ndose. Por entonces se dio cuenta de que todas las cuestiones que le interesaban eran tambi¨¦n inevitablemente filos¨®ficas. Pero ha procurado siempre ense?ar una filosof¨ªa conectada con los problemas a los que se enfrenta la gente en sistemas democr¨¢ticos.
Y parece que lo ha conseguido. Antiguos colaboradores de Harvard, como Andrew Schroeder, han subrayado que uno de sus puntos fuertes es su capacidad de acercar a los alumnos el mundo abstracto de las ideas filos¨®ficas con innumerables ejemplos de la vida cotidiana. ¡°Es una voz imprescindible en un mundo de ¡®ganadores¡¯ y ¡®perdedores¡±, se?ala por correo electr¨®nico la rectora de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, Amaya Mendikoetxea. ¡°Nos muestra que ni el fracaso ni el ¨¦xito, entendidos desde un punto de visto socioecon¨®mico, son responsabilidad exclusiva del individuo¡±.
Por eso, Sandel se esfuerza en poner en marcha un debate p¨²blico sobre el bien com¨²n, que ha desaparecido, dice, del debate pol¨ªtico infestado de frases tecnocr¨¢ticas o mero griter¨ªo hueco. Su deseo es promover un discurso p¨²blico centrado en los valores, en el que abordemos cosas como: ?qu¨¦ sentido tiene la justicia?, ?qu¨¦ podemos hacer para superar la desigualdad?, ?qu¨¦ nos debemos los unos a los otros en tanto que conciudadanos? Ser¨ªa la mejor forma ¡°de honrar nuestro pluralismo¡±, dice, convencido de que as¨ª se superar¨ªa tambi¨¦n la polarizaci¨®n que sufrimos.
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